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SEÑORA PRESIDENTE DEL TRIBUNAL TERCERO DE SENTENCIA Apelación Restringida OTROSI.- VICTOR HUGO MEDRANO CUETO; dentro el proceso penal seguido por el Ministerio Público y posterior querella de MARIO SALAZAR BALDELOMAR; presentándome ante Ud. Con respeto digo: Habiendo su tribunal pronunciado la sentencia de 17 de Octubre de 2008, la cual de manera ilegal ha sido “complementada” mediante auto de 29 de Octubre del presente año, y en virtud de que ambas resoluciones son atentatorias a mis intereses, en aplicación de lo previsto por los arts. 407 al 415 del Código de Procedimiento Penal, en término hábil interpongo recurso de apelación restringida por inobservancia y errónea aplicación de la ley, impetrando al tribunal superior anule totalmente la sentencia recurrida, disponiendo consecuentemente la reposición del juicio por otro tribunal, sea en consideración de los siguientes argumentos de hecho y derecho: 1.- LEGITIMIDAD.- La determinación de la responsabilidad penal del imputado debe ser el resultado de un justo y debido proceso y la sentencia debe reflejar aquello como resultado de una actividad procesal licita en lo formal debe ser lo suficientemente explícita para que sea comprensible por el común de la ciudadanía y, especialmente las partes (lo que por cierto no sucede en el presente caso), en el fondo debe expresar la aplicación correcta de la ley procesal y material, en este caso esas exigencias no se cumplen. El tribunal ni siquiera ha actuado en pleno, ha sido digitado por la Presidenta del Tribunal quien a nombre del Tribunal en

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SEÑORA PRESIDENTE DEL TRIBUNAL TERCERO DE SENTENCIA

Apelación Restringida

OTROSI.-

VICTOR HUGO MEDRANO CUETO; dentro el proceso penal seguido por

el Ministerio Público y posterior querella de MARIO SALAZAR BALDELOMAR;

presentándome ante Ud. Con respeto digo:

Habiendo su tribunal pronunciado la sentencia de 17 de Octubre de 2008, la

cual de manera ilegal ha sido “complementada” mediante auto de 29 de Octubre

del presente año, y en virtud de que ambas resoluciones son atentatorias a mis

intereses, en aplicación de lo previsto por los arts. 407 al 415 del Código de

Procedimiento Penal, en término hábil interpongo recurso de apelación restringida

por inobservancia y errónea aplicación de la ley, impetrando al tribunal superior

anule totalmente la sentencia recurrida, disponiendo consecuentemente la

reposición del juicio por otro tribunal, sea en consideración de los siguientes

argumentos de hecho y derecho:

1.- LEGITIMIDAD.-

La determinación de la responsabilidad penal del imputado debe ser el

resultado de un justo y debido proceso y la sentencia debe reflejar aquello como

resultado de una actividad procesal licita en lo formal debe ser lo suficientemente

explícita para que sea comprensible por el común de la ciudadanía y,

especialmente las partes (lo que por cierto no sucede en el presente caso), en el

fondo debe expresar la aplicación correcta de la ley procesal y material, en este

caso esas exigencias no se cumplen. El tribunal ni siquiera ha actuado en pleno,

ha sido digitado por la Presidenta del Tribunal quien a nombre del Tribunal en

pleno fue tomado una serie de decisiones (puesto que a lo largo de todo el juicio el

otro juez técnico Dr. Mario Murillo Mérida estuvo dormitando), habiéndose además

actuado en base a prejuicios en contra mía, vulnerándose por parte del Tribunal

de forma recurrente la CPE y las leyes de la república.

De acuerdo a las previsiones contenidas por los artículos 5, 84, 394 y 407 y

siguientes del Código de Procedimiento Penal me hallo legitimado para presentar

recurso de apelación restringida, por lo que en ejercicio de ese derecho

FORMALIZO Y FUNDAMENTO APELACION RESTRINGIDA CONTRA LA

SENTENCIA PRONUNCIADA POR ESTE TRIBUNAL DE FECHA 17 DE

OCTUBRE y AUTO COMPLEMENTARIO DE 29 DE OCTUBRE, AMBOS DEL

PRESENTE AÑO.

2.- RESOLUCIONES IMPUGNADAS.-

Este Tribunal de Sentencia ha pronunciado la sentencia de FECHA 17 DE

OCTUBRE y AUTO COMPLEMENTARIO DE 29 DE OCTUBRE, AMBOS DEL

PRESENTE AÑO, en base a prueba cuestionada, que desde todo punto de vista

resulta insuficiente para crear convicción y que es producto de actividad procesal

defectuosa absoluta y relativa, por lo que para fines consiguientes identifico ambas

resoluciones como objeto principal del presente recurso.

Sin embargo, habiéndose instalado el juicio oral en fecha 9 de Octubre de

2008, oportunidad en la que se tramitaron excepciones e incidentes, es que tengo

a bien apelar de dichas resoluciones las cuales rechazan el incidente de nulidad

Absoluta y las excepciones de prescripción y falta de acción, por lo que identifico a

las mismas como objeto accesorio del presente recurso.

3.- FUNDAMENTOS DE HECHO.-

Sin embargo que el presente recurso es de puro derecho, a fin de

contextualizar el mismo es que presento los siguientes argumentos y fundamentos

de hecho:

a) El 17 de Mayo de 1976, se procede al registro de una compra venta efectuada

por Maria Filomena Pérez y Otros a favor de Rodolfo y Víctor Hugo Medrano

Caballero, del inmueble motivo de conflicto habiéndose procedido a su registro

a Fs. 234 y Ptda. 684, correspondiendo a cada uno 50% de acciones y

derechos.

b) Posteriormente el 30 de Septiembre de 1988, Celestino Rodolfo Medrano

Caballero, transfiere su 50% de acciones y derechos sobre el inmueble

señalado a favor de Víctor Hugo Medrano Caballero, procediéndose al registro

de dicha transferencia a Fs. Y Ptda. 2333.

c) El 8 de Noviembre de 1999, el Banco Unión S.A. mediante escritura pública

No. 1048/99 concede un préstamo a favor de Víctor Hugo Medrano Caballero

y Nilda Deysi Cueto de Medrano, para la compra de una mercadería que era

del propio Banco, la cual nunca fue entregada, otorgándose en garantía la

parte del inmueble que fue adquirido a Celestino Rodolfo Medrano Caballero,

es decir la que se halla registrada Fs. Y Ptda. 2333.

d) En fecha 11 de Marzo de 2004, la señora Martha Rodríguez otorgo un

préstamo a favor de Víctor Hugo Medrano Caballero, por la suma de 20.000.-

$us, habiéndose dado en garantía LA PRIMERA HIPOTECA de la parte que

inicialmente fue adquirida por mi padre es decir el 50% de acciones y derechos

del inmueble cuyo registro se halla bajo Fs.234 y Ptda. 684, persona a quien

conocimos a través de una “intermediaria” de nombre Luz Marina Zurita Vda.

De Quilla (declaraciones testificales de esta, Mario Salazar y mía).

e) Ante la oportunidad de llevar adelante un negocio, consulte a Luz Marina Zurita

Vda. De Quilla si existía la posibilidad reemplazar la deuda que se tenía con

Martha Rodríguez y ampliar el crédito, quien me manifestó que podría

conseguirme 30.000.- $us con un interés mensual del 3%, contactándose esta

con Mario Salazar para tal fin (declaraciones testificales declaraciones

testificales de esta, Mario Salazar y mía).

f) Habiendo acordado los términos del préstamo, esta señora nos llevo a la

oficina de su abogada e hija Dra. Yolanda Liboria Quilla Zurita, quien previas

las formalidades de ley y de efectuar verificaciones e inclusive de visitar el

inmueble, me refirieron que ellos iban a confeccionar la minuta de préstamo,

como que así fue tal cual se evidencia de la escritura pública No. 313/2004 de

3/04/2004 (prueba No. M.P. 1.1), documento que fue elaborado por la Dra.

Yolanda Liboria Quilla Zurita, abogada particular de Mario Salazar

Baldelomar, en el que figuramos como deudores y garantes Victor Hugo

Medrano Caballero, Victor Hugo Medrano Cueto y Nilda Deysi Cueto de

Medrano, habiéndose otorgado en garantía la parte del inmueble adquirida a

Celestino Rodolfo Medrano Caballero de propiedad patrimonial es decir

anterior al matrimonio de Victor Hugo Medrano Caballero, ubicado en la zona

de Santo Domingo (central este), Calle Pacheco No. 323, inmueble

debidamente registrado en Derechos Reales a Fs. 234 y Ptda. 684 del Libro

Primero de Propiedad de la Provincia Quillacollo, de fecha 17 de mayo de

1976. Garantía que se halla registrada sobre dicho bien a Fs. 1079 y Ptda.

1079 del Libro 2do de Gravámenes de la Provincia Quillacollo, de fecha 19 de

Abril de 2004, SIENDO ACTUALMENTE LA PRIMERA HIPOTECA. (PRUEBA

DF-MC 1.14).

g) En virtud de que Mario Salar conocía de la acreencia que tenia Martha

Rodriguez, (declaraciones testifícales Mario Salazar, Luz Marina Zurita Vda. De

Quilla, Yolanda Liboria Quilla Zurita y mia) y conforme lo acordado mediante

Escritura Pública No. 313/2004, de 3 de Abril de 2004, se procede a la

devolución del capital a la señalada persona, con parte del dinero prestado por

Mario Salazar, por lo que este recibe de parte de Martha Rodríguez, la

escritura de cancelación de hipoteca y la documentación del inmueble que se

hallaba en su poder, es decir que el dinero recién fue entregado en fecha

21/04/2004, oportunidad en la que solo entregaron la suma de 8.200.-$us,

puesto que se descontaron 900.- $us por intereses adelantados y otros 900.-

$us, por concepto de una comisión que los intermediarios cobraban y el saldo

de 20.000.-$us fueron pagados en su integridad a Martha Rodríguez.

h) Para fecha 22 de Junio de 2004, solo contábamos con 12.000- $us, sin

embargo para evitarnos conflictos con el prestamista contrajimos otros créditos

de parientes y amigos para proceder a la devolución de la totalidad del dinero,

por lo que en dicha fecha a horas 13:30 a petición de Mario Salazar me reuní

con este en la zona sud de la ciudad por inmediaciones del Avión, procediendo

en dicha oportunidad a pagarle la totalidad de los 30.000.- $us adeudados, una

vez recibido el dinero, este a solicitud mía procedió a suscribir dos recibos, uno

por concepto de intereses pagados con anterioridad y el otro por concepto de

pago de la totalidad del capital, manifestándome que al día siguiente me

entregaría el titulo del crédito. (declaración testifical Víctor Hugo Medrano

Cueto).

i) Pese los extremos relatados, asumiendo una actitud extorsiva el señor Mario

Salazar Baldelomar, en 28/10/200, es decir 6 meses después de efectuado el

préstamo inicio demanda coactiva en nuestra contra persiguiendo el pago de

la totalidad de la obligación, que como se dijo precedentemente ya había sido

pagada, demanda que radico por ante el Juzgado 2do de Partido en lo Civil de

Quillacollo, en la que dicha autoridad judicial mediante sentencia de 1ero de

Noviembre de 2004, declara probada la demanda.

j) En virtud de que se encontraba pagada la obligación en fecha 8/11/04 Victor

Hugo Medrano Caballero y Nilda Deysi Cueto de Medrano, presentan

excepción de pago documentado, por lo que el juez de la causa dispuso que

por la P.T.J. se realice una pericia grafotecnica sobre las firmas y rubricas que

cursaban en los dos recibos. Efectuada la misma por el Tte. Cristian Mercado

Carrasco, este concluyo que las firmas y rubricas son de Mario Salazar

Baldelomar, sin embargo el juez que conoció del proceso rechazo la excepción

de pago documentado, por cuanto los recibos no contaban con reconocimiento

de firmas.

k) En virtud de lo señalado en fecha 20 de Septiembre de 2005, Víctor Hugo

Medrano Cueto inicia emplazamiento a reconocimiento de firmas y rubricas en

contra de Mario Salazar Baldelomar, el cual se tramito por ante el juzgado

Segundo de Partido en lo Civil de la Capital. Apersonado el emplazado por

ante el juez, este rechazo su firma y rubrica en los recibos, emplazamiento en

el que ambas partes produjeron en calidad de prueba nuevamente peritajes

grafologicos, los cuales fueron contradictorios; por lo que el Juez Dr. Omar

Morales Delgadillo dispuso que el Jefe de Laboratorio de Criminalística, Cap.

Ricardo Berdeja, lleve adelante una pericia grafologíca, quien concluyo

también que las firmas y rubricas que cursan en ambos recibos son autenticas.

l) Es considerando este resultado pericial que en fecha 2 de Mayo de 2006, el

Juez Segundo de Partido en lo Civil, pronuncia resolución dando por

reconocidas las firmas y rubricas que cursan en ambos recibos, resolución que

motivo recurso de apelación de parte de Mario Salazar Baldelomar, la cual fue

resuelta mediante Auto de Vista de 2 de Agosto de 2006, pronunciado por la

Sala Civil Primera, instancia que confirmo el auto apelado.

m) Encontrándose reconocidos en firmas y rubricas los recibos de fechas 22/06/04

UNICAMENTE Victor Hugo Medrano Cueto en fecha 09/10/06 plantea

excepción sobreviviente de pago documentado, la cual fue resuelta mediante

auto de 13 de Octubre de 2006, declarándose probada la misma,

consecuentemente extinguida la obligación emergente, disponiéndose el

archivo de obrados.

n) A instancia del demandante por recurso de apelación planteado por este, el

señalado auto que declara probada la excepción sobreviniente de pago

documentado ha sido anulado recientemente por la Corte Superior del Distrito,

mediante resolución de fecha 16/07/08, disponiéndose consecuentemente el

rechazo de la excepción de pago documentado.

4. FUNDAMENTOS DE DERECHO.-

Conforme lo establece el artículo 407 del Código de Procedimiento Penal, el

recurso de apelación restringida procede contra las sentencias en la que se haya

incurrido en inobservancia o errónea aplicación de la ley.

El Tribunal Constitucional, en su Sentencia No. 338/2006-R de 10 de Abril,

refiere que el primer supuesto se presenta, cuando la autoridad judicial no ha

observado la norma o, lo que es lo mismo, ha creado cauces paralelos a los

establecidos en la ley. En el segundo caso, si bien se observa la norma, la

autoridad judicial la aplica de forma errónea.

La inobservancia de la ley o su aplicación errónea pueden ser tanto de la

ley sustantiva como de la ley adjetiva. La norma sustantiva puede ser

erróneamente aplicada cuándo: 1) haya errónea calificación de los hechos

(tipicidad) 2) haya errónea concreción del marco penal; o 3) haya errónea fijación

de la pena.

El Tribunal aclara los supuestos de errónea aplicación de la ley adjetiva,

que son: 1) los defectos de procedimiento en general; y 2) los expresamente

establecidos en los artículos 169 y 370 del Código de Procedimiento Penal,

excepto el inciso 1ero de este artículo.

De otro lado la Sentencia Constitucional No. 1480/2005-R, de 22 de

noviembre, ha establecido que con relación al defecto o error de procedimiento,

será calificado como lesivo al debido proceso solo en aquellos casos en lo que

tenga relevancia constitucional, es decir, cuando los defectos de procedimiento

provoquen indefensión material a la parte procesal que los denuncia y sean

determinantes para la decisión judicial adoptada en el proceso judicial.

A su turno la Exma Corte Suprema de Justicia, con relación a este recurso

ha señalado, en su Auto Supremo Nº 104 de 20 de febrero de 2004, lo siguiente:

"Que, de acuerdo con la nueva concepción doctrinaria, la apelación

restringida es el medio legal para impugnar errores de procedimiento o de

aplicación de normas sustantivas en los que se hubiera incurrido durante la

sustanciación del juicio o la sentencia no siendo la resolución que resuelve la

apelación restringida el medio impugnativo idóneo para revalorizar la prueba o

revisar cuestiones de hecho a cargo de los jueces o Tribunales inferiores, sino

para garantizar los derechos y garantías constitucionales, los Tratados

Internacionales, el debido proceso y la correcta aplicación de la ley. Por ello, no

existiendo doble instancia en el actual sistema procesal penal, el Tribunal de

Alzada se encuentra obligado a ajustar su actividad jurisdiccional ya sea a anular

total o parcialmente la sentencia y ordenar la reposición del juicio por otro Juez o

Tribunal, cuando no sea posible reparar directamente la inobservancia de la ley o

su errónea aplicación y cuando sea evidente que para dictar una nueva sentencia

no sea necesaria la realización de un nuevo juicio, se entiende por no requerir la

práctica de prueba de ninguna naturaleza, podrá resolver directamente"

A objeto de otorgarle coherencia al presente recurso, protesto utilizar el

método cronológico, es decir voy a desarrollar cada una de las vulneraciones ya

sean a la normativa adjetiva, sustantiva y/o de orden constitucional, conforme se

han ido sucintado en el desarrollo dialéctico del proceso.

4.1.- VICIOS ANTERIORES Y DURANTE LA SUB ETAPA DE ACTOS

PREPARATORIOS DEL JUICIO.-

4.1.1.- DEL DICTAMEN PERICIAL DEL IDIF.-

Conforme se desprende de la revisión de antecedentes, mediante memorial

de fecha 13 de junio de 2008, amparado en las previsiones contenidas en los

artículos 5, 8, 12, 169-3, 277 y 306 del CPP y 72 de la LOMP, plantee incidente de

nulidad absoluta, el cual fue respondido de manera escrita por el Representante

del Ministerio Público, mediante memorial de 20 de Junio de 2008, en el que por

cierto resumiendo señala, que no se habría vulnerado derecho alguno por cuanto

en la etapa preparatoria, no se producen pruebas y que en ultima instancia es en

juicio oral que yo podría producir la misma.

En audiencia de juicio oral de fecha 9 de Octubre de 2008, ratifique y amplié

el incidente señalado, con el argumento de que al concluirse la etapa preparatoria

se habrían vulnerado mis derechos constitucionales, como el debido proceso, el

de seguridad jurídica, derecho a la defensa e igualdad jurídica, y el principio de

publicidad, por cuanto el Ministerio Público de manera desleal y premeditada

habría escondido un elemento de convicción consistente en el dictamen pericial

evacuado por los peritos Franklin y Luigui Vargas, ambos dependientes del IDIF,

bajo el único argumento de que había sido presentado el dictamen a destiempo,

aspecto que puede evidenciarse meridianamente del decreto emitido por el fiscal

de materia, de fecha 17 de septiembre de 2007 en el que manifiesta en sus partes

pertinentes que: "(...) motivo por el que ante nueva solicitud de apertura de sobre

se rechaza dicha petición mediante decreto fiscal de 07/09/07 bajo el

razonamiento lógico y jurídico de que la apertura del sobre que contiene

dicho dictamen pericial conllevaría necesariamente el riesgo de que sea

utilizada por cualquiera de las partes para influir subjetivamente en la

autoridad o autoridades que deban pronunciarse con respecto al caso que

nos ocupa; (..).

Que como consecuencia de este ilegal accionar presente sendos

memoriales y reclamos por ante el Juez cautelar habiendo este ilegalmente

deslindado responsabilidad de control jurisdiccional y finalmente de objeción, el

cual fue tramitado en aproximadamente en 2 meses, expediente que fue utilizado

muy hábilmente por el Ministerio Público, por cuanto existiendo conminatoria del

juez cautelar, presenta pliego acusatorio mediante requerimiento de fecha 27 de

septiembre de 2007, es decir sin esperar la resolución de parte de Fiscalía de

Distrito a la objeción presentada por esta parte a la negativa de apertura del sobre

que contenía el dictamen del IDIF.

Pasados los 2 meses, y ya habiéndose presentado acusación, el Fiscal de

Distrito, finalmente resuelve la objeción planteada por esta parte con relación a la

exclusión ilegal a la prueba pericial, en la que efectuando una adecuada aunque

retardada interpretación; es decir una interpretación sistemática e integradora

tanto de las normas Constitucionales así como del Código de Procedimiento Penal

y la Ley Orgánica del Ministerio Publico, declara HA LUGAR la objeción

formulada y dispone que: "(…) El Fiscal Dr. Juan Pedro Ortuño proceda a la

apertura del sobre que contiene el dictamen pericial de referencia poniendo en

conocimiento de las partes, aclarando que ante la existencia física de ese

documento, su licitud o ilicitud, podrá ser definida en su momento si corresponde,

por el órgano jurisdiccional”.

Luego de “debatir el tribunal” (en realidad no había debate, por cuanto el Dr.

Murillo dormitaba en el juicio, por lo que toda la audiencia era controlada por la

Presidente), rechaza el incidente de nulidad absoluta argumentado que no se

habría acreditado vulneración a derechos y garantías Constitucionales, por cuanto

mi persona habría hecho uso de todos los recursos que la ley me franquea, HA

CONSIDERADO EL TRIBUNAL EN PLENO QUE NO EXISTE DICHOS

DEFECTOS ABSOLUTOS QUE AMERITAN LA NULIDAD DEL PRESENTE

PROCESO CONFORME SEÑALA EL ART. 179 DEL CPP. (6ta plana de acta de

juicio oral).

Es decir con este tipo de resoluciones se están convalidando

arbitrariedades y abusos de parte del Ministerio Público, lo que se halla

definitivamente proscrito en un Estado de Derecho, lo contrario importa dar luz

verde a los agentes de investigación que comentan abusos, torturas y violaciones

a los derechos humanos.

El día 15 de Octubre de 2008, la defensa pide el ingreso a juicio oral del

perito Franklin Vargas (plana 30 de Acta), quien ingresa a la audiencia de juicio

oral, y es motivo de interrogatorio tal cual se desprende del acta, pese este

extremo en Acta de Juicio se consigna –textual-: “El Tribunal dice que al no estar

el perito referido se llame al otro perito”, aspecto que puede ser atribuible a que en

definitiva, ninguno de los miembros del Tribunal atendía al desarrollo de la

audiencia (por cuanto uno dormitaba), en fin, luego de prestar su declaración, y a

momento de que la defensa pretende la judicialización de la prueba pericial DF-

MC 2.3 (consistente justamente en el dictamen pericial), el Fiscal de Materia Dr.

Soria, plantea exclusión probatoria, argumentando que: “el informe proviene de un

medio ilícito y no cumple formalidades, presentado fuera de término, pide se

excluya la prueba obtenida a ultranza”; observando además la existencia de

irregularidades en las actas de juramento de los peritos.

Paradójicamente y contrariando la resolución que resolvió el incidente de

nulidad de fecha 9 de Octubre de 2008, en esta oportunidad el Tribunal pronuncia

auto indicando QUE HAY DEFECTOS ABSOLUTOS INSUBSANABLES EN LA

PERICIA POR LO QUE EXCLUYE LA PRUEBA.

En virtud de este reconocimiento expreso de parte del Tribunal, presento

nuevamente incidente de Nulidad Absoluta del proceso hasta el estado en que se

tome juramento nuevamente a los peritos y se presente la pericia conforme a

derecho en etapa preparatoria, sin embargo mostrando una absoluta parcialidad a

favor de la parte acusadora, el Tribunal sin fundamentar su resolución declara

improcedente e ilegal el incidente. Por lo que luego de impugnar la misma,

hacemos reserva de apelación.

Disposiciones Legales Violadas.-

Es de conocimiento de este Tribunal que un derecho humano consagrado

por el Articulo 10 de la Declaración Universal de los de los Derechos Humanos,

articulo 8 de la Convención Americana de Derechos Humanos o Pacto de San

José de Costa Rica y Articulo 14 de Pacto Internacional de Derechos Civiles y

Políticos, es el derecho al debido proceso, también previsto en la Constitución

Política del Estado, Art. 16 como la garantía constitucional del debido proceso.

Dicho derecho según ha definido el Tribunal Constitucional en su SC 369/99- R de

26 de noviembre de 1999, “exige que los litigantes tengan el beneficio de un juicio

imparcial ante los Tribunales y que sus derechos se acomoden a lo establecido

por disposiciones jurídicas generales aplicables a todos aquellos que se hallen en

una situación similar, es decir implica el derecho de toda persona a un proceso

justo y Equitativo”, y algo más importante aún, según ha señalado el Tribunal

Constitucional en su SC 1276/2001-R de 5 de diciembre de 2001, el derecho al

debido proceso comprende “el conjunto de requisitos que deben observarse en

las instancias procésales a fin de que las personas puedan defenderse

adecuadamente ante cualquier tipo de acto emanado del Estado que pueda

afectar sus derechos”, el debido proceso es un derecho que tiene por finalidad

establecer un proceso justo, como ha definido el Tribunal Constitucional en su

SC 222/2001-R de 22 de marzo, “el debido proceso de ley, consagrado por el Art.

16.IV constitucional, persigue evitar la imposición de una sanción sin el

cumplimiento de un proceso previo, en el que se, observen los Derechos y

Garantías consagrados por la Constitución y las Leyes”.

En cuanto se refiere a la seguridad jurídica, el Tribunal Constitucional en

sus sentencias constitucionales Nos. 0753/2003-R y 0163/2005-R, entre otras, ha

establecido que este derecho es entendido como: "la condición esencial para la

vida y el desenvolvimiento de las naciones y de los individuos que la integran" y

"representa la garantía de aplicación objetiva de la Ley, de modo tal que los

individuos saben en cada momento cuáles son sus derechos y sus

obligaciones, sin que el capricho, la torpeza o la mala voluntad de los

gobernantes pueda causarles perjuicio"; es decir, en lo que concierne al ámbito

judicial, "el derecho a la certeza y la certidumbre que tiene la persona frente a las

decisiones judiciales, las que deberán ser adoptadas en el marco de la aplicación

objetiva de la Ley y la consiguiente motivación de la Resolución".

Como es de conocimiento de vuestras autoridades el derecho a la defensa

tiene la finalidad de que una persona encausada imputada o procesada, encare el

proceso en igualdad de condiciones con quien le acusa o procesa, además de que

se le brinden todas las garantías constitucionales durante el desarrollo del

proceso. El Tribunal Constitucional, refiriéndose al derecho a la defensa en su SC

1534/2003-R, de 30 de octubre, la ha definido como la: (...) potestad inviolable del

individuo a ser escuchado en juicio presentando las pruebas que estime

convenientes en su descargo, haciendo uso efectivo, de los recursos que la ley le

franquea. Asimismo, implica la observancia del conjunto de requisitos de cada

instancia procesal en las mismas condiciones con quien lo procesa, a fin de

que las personas puedan defenderse adecuadamente ante cualquier tipo de acto

emanado del Estado que pueda afectar sus derechos.”

La Constitución Política del Estado en su artículo 16 establece de manera

clara, que: "El derecho a la defensa en juicio es inviolable", precepto que desde el

punto de vista teleológico ha sido creado para poner de relieve esta garantía

fundamental que debe ser interpretada siempre conforme al principio de

favorabilidad antes que restrictivamente.

El Código Procesal en su artículo 5, establece:

“Se considera imputado a toda persona a quien se atribuya la comisión de un

delito ante los órganos encargados de la persecución penal. El imputado podrá

ejercer todos los derechos y garantías que la Constitución, las Convenciones y los

Tratados internacionales vigentes y este Código le reconozcan, desde el primer

acto del proceso hasta su finalización”.

La finalidad de esta norma es justamente la de garantizar que el imputado

desde un inicio del proceso inclusive en sede administrativa, pueda hacer uso a su

derecho inviolable a la defensa, derecho que no podría materializarse sin la

existencia del principio de publicidad, el cual esta relacionado con la posibilidad de

poder tener conocimiento del contenido de las cuestiones que conforman las

actuaciones penales, teniendo una doble dimensión: publicidad para las partes y

publicidad para la sociedad, entendiéndose a la primera como la posibilidad que

deben tener estas de conocer el contenido integral de todos los elementos

que conforman los actuados procesales, cuestión que se plantea

fundamentalmente en la etapa preparatoria en la cual es la Fiscalia y/o la Policía

quienes tienen el manejo del cuaderno de investigación, quienes eventualmente y

de manera ilegal pueden privar al imputado de la posibilidad de saber el resultado

de algún elemento de convicción, como ha sucedido en el presente caso.

La Constitución (art. 116-X) reconoce como principios rectores de carácter

procesal: “la gratuidad, publicidad, celeridad y probidad en los juicios, (que) son

condiciones esenciales de la administración de justicia..”

La publicidad, se halla reconocida por la mayoría de Convenios y Pactos

Internacionales de Derechos Humanos, es una conquista del pensamiento liberal y

se opone a lo que se conoce como “justicia de gabinete”.

El artículo 281 del Código de Procedimiento Penal, prevé: “Cuando sea

imprescindible para la eficacia de la investigación, el juez a solicitud del fiscal

podrá decretar la reserva de las actuaciones, incluso de las partes, por una sola

vez y por un plazo no mayor a diez días”

Es decir que de manera excepcional y en los casos previstos por el art. 116

del CPP, el juez cautelar puede ordenar la reserva de las investigaciones, sin

embargo fuera de estas previsiones, opera la regla general de que el imputado

tiene acceso pleno al cuaderno de investigaciones, a partir de que exista en su

contra imputación genérica o formal, conforme lo previsto por el artículo 5 CPP y

con ello, estar al tanto del contenido de las actuaciones en procesales.

Así lo ha entendido el Tribunal Constitucional, cuando dispone en su

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0842/2006-R, de 29 de agosto de 2006, lo

siguiente:

“Este Tribunal, con relación al manejo del cuaderno de investigación por los

fiscales y la importancia de la exhibición del mismo cuando lo requieran tanto el

imputado como la víctima, en resguardo del principio de publicidad de las

actuaciones del proceso en la etapa preparatoria, señaló que: “(...)si bien no

existe ninguna disposición que indique el manejo del mismo, el art. 9 de la LOMP,

nos refleja la única prohibición para la negativa de exhibición de un documento

relativo a la investigación o información acerca de ella, en los demás casos,

deberá entenderse que bajo el principio general del derecho de publicidad, todo

actuado que corresponda a la investigación como a los actuados en el juicio oral,

deberán estar a la vista tanto del imputado, así como de la víctima, pues de no ser

así se estaría lesionando no sólo el citado principio de rango fundamental, sino

también el derecho al debido proceso en su elemento del derecho a la defensa.

Que, en esa misma perspectiva, la Constitución, el Pacto de San José de Costa

Rica, el Código de Procedimiento Penal y la Ley Orgánica del Ministerio Público,

reconocen y garantizan los derechos tanto de la víctima como del imputado; la

primera para que tenga acceso a todo cuanto se desarrolle en la investigación y

en el juicio, y al imputado a fin de que pueda asumir su plena y efectiva

defensa, aportando sus pruebas de descargo como desvirtuando las de

cargo, a cuyo efecto necesariamente debe contar con lo recabado en el

cuaderno de investigación.

Que, en ese entendido, negar u ocultar información acerca de la

investigación en la etapa preparatoria como durante el juicio oral, implica

una evidente vulneración a los derechos fundamentales que le asisten a

todo imputado o a la víctima como también a cualesquier otra persona que con

interés legítimo tenga el derecho de acceder al cuaderno; pues en concreto

respecto al imputado el art. 293 del CPP en su segundo párrafo prescribe: "El

imputado y su defensor podrán intervenir en todas las diligencias practicadas por

la policía y tendrán acceso a todas las investigaciones realizadas, salvo cuando

se hallen bajo reserva, según lo establecido en este Código.

Que, el razonamiento expuesto, también se sustenta en las previsiones de los

arts. 116 y 281 del CPP, que están citados en el art. 9 referido, pues en el art.

116, se desarrollan cuáles son los casos en que se puede alegar reserva, en los

demás casos, la publicidad es una condición esencial de la misma, pues así se

colige también del art. 281 que dice: "Cuando sea imprescindible para la eficacia

de la investigación, el juez a solicitud del fiscal podrá decretar la reserva de las

actuaciones, incluso para las partes, por una sola vez y por un plazo no mayor a

diez días" (SC 1339/2002-R, de 1 de noviembre)”.

De otro lado, cabe referir que el Dr. William Herrera Añez, en su libro el

Proceso Penal Boliviano, refiere que uno de los principios que rigen el proceso

penal, es el de “Igualdad de Armas”, estableciendo que este significa que el

sistema penal debe establecer las condiciones legales de tal forma, que en la

contienda jurídico-penal ambas partes (MP e imputado) tengan las mismas

posibilidades de hacer valer sus pretensiones procesales. Cabe aclarar que este

principio no postula que las partes procesales sean iguales, porque no lo son ni

podrán serlo (el Estado, representado por el Fiscal, siempre tendrá mejores

condiciones y posibilidades de acusar que el imputado de defenderse). Lo que

busca este principio es que el fiscal y el imputado tengan las mismas

posibilidades, tanto de sustentar la acusación, cuanto de buscar como desvirtuar

tal pretensión. La convergencia de ambos derechos viene a configurar lo que se

conoce como proceso contradictorio.

Con relación a la temática motivo de análisis la Corte Suprema de Justicia

ha señalado, en su Auto Supremo No. 368 de 17 de septiembre de 2005, el cual

hago referencia en calidad de precedente contradictorio, lo siguiente:

“DOCTRINA LEGAL APLICABLE: que, los actos procesales o las

resoluciones jurisdiccionales que contravienen los principios que rigen a la

actividad jurisdiccional y el debido proceso son tenidos como defectos absolutos

no susceptibles de convalidación; el Tribunal de Apelación se encuentra en el

deber de advertir y observar los mismos, para salvaguardar el derecho de las

partes, el debido proceso; garantizando con sus actos una efectiva tutela judicial;

asimismo, el principio de independencia permite a la autoridad jurisdiccional a quo

o ad-quem, en una cuestión determinada, interpretar la Ley según su saber,

entender, experiencia y conciencia para dilucidar y resolver el hecho.

La concurrencia de un defecto absoluto durante el desarrollo del proceso o

en la sentencia, merece la intervención inmediata, oportuna y efectiva del Tribunal

de Apelación, con el objeto de cuidar que los principios que rigen el proceso y la

actividad jurisdiccional no sean resentidos, ni las partes tengan la sensación de

incertidumbre sobre la administración de justicia penal.”

Resumiendo; al concluir la etapa preparatoria y dentro el mismo juicio oral,

tanto el Ministerio Público, cuanto el Tribunal de Sentencia No. 3, han aplicado de

manera errónea y/o inobservado los artículos 3, 5, 8, 9, 12, 13, 116, 169-3, 277,

281 y 306 del CPP y 5 de la LOMP; violentando de manera grosera el Articulo 10

de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, articulo 8 de la

Convención Americana de Derechos Humanos o Pacto de San José de Costa

Rica, Articulo 14 de Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, y

finalmente el artículo 16 de la Constitución Política del Estado, no otra cosa

significa el hecho de que el Ministerio Público haya ocultado ELEMENTOS DE

CONVICCIÓN a esta parte como es el dictamen pericial del IDIF, con la única

finalidad de que no pueda hacer uso de los mismos en juicio oral, mostrando con

esta actitud, deslealtad procesal, que importa inobservancia de los artículos 5, 8,

44, 76 de la LOMP y 5, 8, 9, 12, 13, 116, 169-3, 277, 281, 297 y 306 del Código

de Procedimiento Penal.

Por otra parte el Tribunal de Sentencia, violentando el principio de

imparcialidad previsto por el artículo 3ero del CPP, pretende validar ilegalidades

cometidas por el Ministerio Público, sin embargo para este cometido ingresa en

una serie contradicciones que delatan justamente este accionar parcializado. Es

así como señalamos precedentemente que, a momento en que se resuelve el

incidente de nulidad absoluta planteado por esta parte, señala: “HA

CONSIDERADO EL TRIBUNAL EN PLENO QUE NO EXISTE DICHOS

DEFECTOS ABSOLUTOS QUE AMERITAN LA NULIDAD DEL PRESENTE

PROCESO CONFORME SEÑALA EL ART. 179 DEL CPP. (6ta plana de acta de

juicio oral)”; sin embargo a momento en que tiene que resolver el incidente de

exclusión probatoria, contrariamente refiere: “QUE HAY DEFECTOS

ABSOLUTOS INSUBSANABLES EN LA PERICIA POR LO QUE EXCLUYE LA

PRUEBA”. No solo eso, sino que cuando el Tribunal, resuelve el nuevo incidente

de nulidad absoluta planteado por esta parte y motivado por esta última

resolución, sin fundamentar su decisión declara improcedente e ilegal el incidente,

señalando en audiencia la Presidenta, cuando impugnamos de dicha resolución,

que NUNCA REFIRIO QUE EXISTIERON DEFECTOS ABSOLUTOS. (consta en

grabación de juicio oral).

En consideración que estos errores de procedimiento han violentado

groseramente mis derechos constitucionales al debido proceso, en su faz derecho

a la defensa, a la seguridad jurídica, al principio de publicidad, aspectos que no

son subsanables en instancia de apelación, por lo que corresponde al Tribunal de

Alzada, anular la sentencia ordenando juicio de reenvío.

4.1.2.- DE LOS VICIOS DE LA ACUSACION PÚBLICA Y PARTICULAR.-

Según la norma procesal penal la etapa preparatoria, entre otras opciones

puede concluir con la acusación del imputado, que viene a ser la resolución fiscal

debidamente fundamentada que permite ingresar a juicio oral.

La acusación, forma parte del derecho a la tutela judicial efectiva y al debido

proceso, constituyendo el requerimiento conclusivo, en una resolución por la que

el Fiscal de Materia (titular de la acción pública) atribuye al imputado la comisión

de un determinado delito, habida cuenta de que la etapa preparatoria ha

proporcionado fundamentos para su enjuiciamiento oral y público.

Como toda resolución de fondo, TIENE QUE SER DEBIDAMENTE

FUNDAMENTADA, presupuesto formal por excelencia cuya inobservancia acarrea

nulidad, tal cual lo ha establecido el Tribunal Constitucional en la SC 1523/2004-R,

de 28 de septiembre, la cual prevé:

“…toda decisión emitida dentro de un proceso penal que no implique cuestión de

mero trámite sino que concierna al fondo de lo que se investiga debe ser

necesariamente motivada o lo que es lo mismo, debidamente fundamentada, lo

que significa, que tanto el fiscal o los jueces que conozcan el proceso, sea en

control jurisdiccional o para resolver el fondo, deberán dictar sus requerimientos o

resoluciones cumpliendo las exigencias de la estructura de forma como de

contenido de las mismas. En particular en lo relativo al contenido de fondo, no sólo

deberán circunscribirse a relatar lo expuesto por las partes sino también citar las

pruebas que aportaron las partes, exponer su criterio sobre el valor que le dan a

las mismas luego del contraste y valoración que hagan de ellas dando aplicación a

las normas jurídicas aplicables para finalmente resolver.

Si no proceden de esa forma y dictan una resolución sin respetar la

estructura señalada, resulta obvio que su decisión será arbitraria y

considerada subjetiva e injusta, pues el sujeto procesal a quien no le sea

favorable no podrá entender y menos saber la razón jurídica de la decisión”

El artículo 341-2 y 3 del Código de Procedimiento Penal, señala con nitidez

cual el contenido que debe tener una acusación, estableciendo con claridad que

entre los elementos de esta, están justamente una relación precisa y

circunstanciada de los delitos atribuidos; y fundamentación de la acusación con

expresión de los elementos de convicción que la motivan.

Así mismo el artículo 73 de la LOMP, establece que los fiscales formularan

sus requerimientos y resoluciones de manera fundamentada y especifica. En el

caso de la acusación, que debe superar con creces a la imputación formal, en

cuanto a la certeza de la existencia del hecho y la participación del imputado, el

fiscal debe examinar y adecuar esos hechos a los tipos penales, señalando

claramente cada uno de ellos en la fundamentación de su requerimiento

conclusivo.

La necesidad de especificar los hechos, individualizar el grado de

participación y tipificar racional y adecuadamente la conducta del imputado, ha

quedado establecida en la jurisprudencia sentada por el Tribunal Constitucional,

en la SC No. 760/2003-R, de 4 de Junio, la cual si bien es cierto trata de la

imputación formal, es aplicable al presente caso con mayor razón al requerimiento

conclusivo de acusación:

“En el caso de autos, la Fiscal recurrida imputó a la representada del recurrente de

complicidad en el delito de tráfico (art. 76 con relación al art.48 L1008); sin

embargo, en la parte motiva del escrito de imputación formal, que lleva el rótulo de

"FUNDAMENTACIÓN DE HECHO Y DERECHO", no especifica cuáles son los

hechos que determinan que se le atribuya su participación en el delito en

grado de cooperación (complicidad); tampoco especifica en cuál de las 14

modalidades típicas previstas en el art. 33.m de la Ley 1008 se subsume el hecho

principal en el que la imputada prestó su cooperación; la inobservancia de estas

exigencias básicas y esenciales del debido proceso de ley, importan una

violación a los derechos y garantías del imputado, al estar ausente la

garantía de certeza en la imputación, establecida en el art. 302.3 CPP, que es

la que circunscribe en forma provisional el objeto del proceso, situación que

restringe gravemente el derecho a la defensa, ya que el procesado en tales

circunstancias no puede conocer con certidumbre los hechos que

configuran el ilícito que se le imputa y, consiguientemente, no puede

preparar su defensa en forma adecuada (amplia e irrestricta), como proclama

el orden constitucional (art. 16.II). Debe tenerse presente que lo que se le imputa a

un procesado no son figuras abstractas, sino hecho concretos que acaecen en el

mundo exterior, que se subsumen en una o más de las figuras abstractas

descritas como punibles por el legislador. Es cierto que la ley le otorga al Fiscal

un amplio margen de discrecionalidad; sin embargo, tal discrecionalidad

encuentra su límite en la exigencia de fundamentación, dado que

discrecionalidad no supone arbitrariedad, menos ausencia de control.”

La fundamentación jurídica viene a ser una consecuencia lógica de haberse

establecido que se ha consumado un hecho delictivo concreto y consiste en

subsumir la conducta del imputado en un determinado tipo previsto por el Código

Penal.

La falta de fundamentación según la SC. 537/2004-R, de 14 de Abril,

vulnera el derecho a la seguridad jurídica que entre otras cosas, representa la

garantía de la aplicación objetiva de la ley, que trasladado al ámbito procesal

penal, importa el derecho a la certeza y la certidumbre que tiene la persona frente

a las decisiones fiscales y judiciales.

Con relación a la temática motivo de análisis la Corte Suprema de Justicia,

en su Auto Supremo No. 340 de 28 de agosto de 2006, Sala Penal II, el cual lo

menciono en calidad de precedente contradictorio, ha señalado lo siguiente:

“Se considera defecto absoluto, cuando el tenor de la resolución (Auto de Vista) es

contradictorio, incongruente e incompleto traduciéndose en "defecto absoluto" no

convalidante de acuerdo a lo establecido en el artículo 169 3) del Código de

Procedimiento Penal porque deja en indefensión a las partes así como viola el

Derecho Constitucional a la Seguridad Jurídica establecida en el artículo 7

Constitucional.

El juicio oral, público y contradictorio conforme dispone el artículo 1 del Código de

Procedimiento Penal, se halla tutelado por las garantías constitucionales y las

normas procesales que son de orden público y de cumplimiento obligatorio,

consecuentemente el Tribunal de alzada velando por su observancia y la

economía procesal, debe emitir sus fallos fundadamente y en forma clara que

pueda comprender el texto un ciudadano común (…)”

En virtud que tanto la acusación pública cuanto la particular adolecen de ser

vagas, imprecisas y contradictorias, aspecto que ha merecido sendos reclamos

de esta parte mediante memoriales de fechas 13/11/07 (Otrosí) y 4/01/08 dirigido

al Tribunal 3ero de Sentencia, e incidente de nulidad planteado en audiencia de

juicio oral, excepción de falta de acción y reclamo de manera oral de mi parte

antes de prestar mi declaración oportunidad en la que reclame se me aclaren los

hechos motivo de juicio oral, los cuales no han sido atendidos por el tribunal 3ero

de Sentencia, lo que me ha mantenido hasta la fecha en completo estado de

incertidumbre sobre el alcance de los hechos verdaderamente acusados, y

consecuentemente en estado de indefensión, corresponde aclarar cuál es marco

en el cual debió desenvolverse el juicio oral, es decir los hechos que según mi

humilde entender son acusados por el Ministerio Público y por el querellante y que

han merecido actividad probatoria de defensa, así como las omisiones en las que

han incurrido ambas acusaciones.

DE LOS HECHOS ACUSADOS (BASE FACTICA).-

DE LA FALSEDAD Y SU USO.-

a) Luego de llevarse a cabo la etapa preparatoria llena de una serie de vicios y

arbitrariedades, el Ministerio Público presenta acusación en fecha 27 de

Septiembre de 2007, en contra de VICTOR HUGO MEDRANO CABALLERO,

DEYSI CUETO DE MEDRANO y VICTOR HUGO MEDRANO CUETO, por la

presunta e imaginaria comisión de los delitos de uso de instrumento falsificado

con relación a falsificación de documento privado, estafa y estelionato,

tipificados por los artículos 203 con relación al 200, 335 y 337 del Código

Penal, sin fundamentar debidamente en dicho requerimiento el grado de

participación de cada uno de los imputados, así como tampoco señalar

de manera concreta los hechos atribuidos, aspecto que en definitiva ha

significado una vulneración al derecho a la defensa, extremo que desde un

inicio fue reclamado al tribunal de Sentencia, motivando incidente de nulidad

de obrados, el cual fue rechazado por el Tribunal.

b) Posteriormente el querellante presenta acusación particular en fecha 29 de

Octubre de 2007, en contra de VICTOR HUGO MEDRANO CABALLERO,

DEYSI CUETO DE MEDRANO y VICTOR HUGO MEDRANO CUETO, por la

presunta e imaginaria comisión de los delitos falsedad material e ideológica,

uso de instrumento falsificado, estafa y estelionato, previstos por los artículos

198, 199, 203, 335 y 337 del Código Penal.

c) De la revisión de las dos acusaciones se puede evidenciar con meridiana

claridad que el núcleo del conflicto desde un inicio de las

investigaciones, es la supuesta falsificación del recibo No. 000222 de 22

de Junio de 2004, por la suma de 30.000.- $us, dinero que según el

querellante nunca habría recibido, así como el uso de ese recibo dentro el

proceso coactivo iniciado por Mario Salazar.

d) Con relación a este aspecto el Ministerio Público en diversas partes de su

acusación refiere, en su fundamentación fáctica, lo siguiente: “un documento

falsificado consistente en un recibo de caja … que dicho documento fraguado

hace constar la supuesta devolución o pago de la deuda (tercera plana

acusación…). Más adelante señala el Ministerio Público (4ta plana) : “ que

jamás habría recibido la suma de $us 30.000.- por concepto de pago de

capital, que nunca habría firmado el recibo de caja No. 000222 por $us.

30.000.- de 22 de junio de 2004, que dichas firmas y rubricas fueron fraguados

y falsificados, que las manuscrituras caligráficas de ambos recibos no le

corresponden (…)

e) Por otro lado el Ministerio Público deja traslucir sus verdaderas intenciones

cuando en la plana 7 de la acusación señala (textual): “VICTOR HUGO

MEDRANO CABALLERO, NILDA DEISY CUETO DE MEDRANO y VICTOR

HUGO MEDRANO CUETO, NO HAN CUMPLIDO CON LA OBLIGACION DE

PAGAR LA DEUDA”.

f) Finalmente en su RELACION SUCINTA DE DERECHO (9 plana) el Ministerio

Público, refiere textualmente lo siguiente: VICTOR HUGO MEDRANO CUETO,

al haber procedido a utilizar el recibo de caja No. 000222 de 22/06/04 por $us

30.000.- con firmas y rubricas falsificadas de Mario Salazar Baldelomar,

ante autoridades judiciales, junto a sus padres VICTOR HUGO MEDRANO

CABALLERO y NILDA DEISY CUETO DE MEDRANO, (..) sin haber oblado el

monto adeudado por concepto de capital a favor del acreedor y coactivamente,

habrían adecuado su conducta a la presunta comisión del delito de uso

de instrumento falsificado con relación a falsificación de documento

privado, tipificado por el art. 203 con rel. Al 200 del CP (….)”. NOTESE QUE

NO SE MENCIONA EN QUE FECHA SUPUESTAMENTE FUE USADO EL

RECIBO Y POR QUIENES EN CONCRETO.

g) A su turno el querellante presenta acusación particular también señalando que

se había fraguado el recibo de 30.000.- $us de 22 de Junio de 2004, refiriendo

concretamente: “(5ta Plana) El recibo No. 000222 de fecha 22 de Junio de

2004 en el que se falsifica mi firma, cuyo tenor indica pago (devolución) de

capital según documento de préstamo No. 313/2004 (…) debajo de la firma

falsificada se hace constar que queda pendiente la devolución del documento

original del préstamo, (…)”

h) Sin embargo tal cual se desprende de dicha acusación particular esta parte

pretende forzar la subsunción de los hechos a otros tipos penales mas graves

al tratar de hacer creer que al haber emplazado a reconocimiento de firmas y

rubricas a Mario Salazar, se habría cometido falsedad material, ideológica y

uso de instrumento falsificado de documento público, aspecto que es

ratificado al dar lectura de la Fundamentación de la Acusación Particular,

puntos 3, 4 y 5.

i) El punto 3ero de dicha fundamentación refiere que habríamos cometido el

delito de falsedad ideológica de documento público, por el siguiente

extremo: “Los imputados en la escritura de préstamo de fecha 3 de abril de

2004, insertan declaraciones falsas no solo sobre la situación o estado real del

inmueble ofrecido en garantía sino sobre el registro del mismo. Declaran que

no pesa gravamen o hipoteca cuando existen más de seis gravámenes con

anterioridad a la suscripción del préstamo”

j) Por otra parte dicha fundamentación en su punto 4, refiere que con el fin de

burlar la devolución de los dineros, habríamos procedido a la falsificación

del recibo de caja No. 000222 de 22 de Junio de 2004, sin embargo en la

acusación no se establece a ciencia cierta quién y cuándo habría

supuestamente falsificado dicho instrumento, que por cierto es un

documento privado y no público.

k) Finalmente el punto 5to de dicha fundamentación refiere, que al haber

utilizado este documento público falso (el recibo), en los diferentes

procesos civiles obteniendo la extinción de la acción a través de la

interposición de excepción sobreviniente de pago documentado, el cual

supuestamente habría sido usado de manera reitera y repetida. NINGUNA DE

LAS DOS ACUSACIONES SEÑALA EN QUE FECHAS, CIRCUNSTANCIAS

Y POR QUIENES FUERON USADOS LOS RECIBOS.

l) Es decir con relación a los delitos de falsedad se tiene que el Ministerio

Público y la acusación particular han acusado por el supuesto hecho de

que VICTOR HUGO MEDRANO CABALLERO, NILDA DEISY CUETO DE

MEDRANO y VICTOR HUGO MEDRANO CUETO, habríamos hecho uso en

reiteradas oportunidades NO PRECISAN QUIENES Y CUANDO Y EN QUE

CIRCUNSTANCIAS, del recibo No. 000222 de 22 de Junio de 2004, por la

suma de 30.000.- $us, siendo este, según ellos falso.

m) Sin embargo con relación a la falsedad ideológica, el Ministerio Público no

acusa este delito y la acusación particular si lo hace, pero de documento

público haciendo referencia a la escritura de préstamo de fecha 3 de abril

de 2004, tal cual se desprende del punto 3ero de la fundamentación de la

acusación particular.

DE LA ESTAFA.-

Con relación a este tipo penal, cabe señalar que ambas acusaciones la

pública y la particular, sin hacer precisión del grado de participación criminal y

dominio del hecho, mencionan que habría incurrido en este tipo penal por cuanto

supuestamente se habría hecho constar en el testimonio de escritura pública No.

313/2004 de 3 de Abril de 2004 (documento elaborado por la abogada del

querellante Dra. Yolanda Liboria Quilla), de préstamo de dineros suscrito con

Mario Salazar, en calidad de garantía del mismo un bien inmueble de una

extensión superficial de 594.- Mts2, con pleno conocimiento de que la escritura

pública registrada en Derechos Reales a fs. 234 y ptda. 684 del Libro 1ero de

Propiedad de la Provincia Quillacollo, inscrita en fecha 17 de mayo de 1976,

solamente reconocía el derecho propietario sobre el 50% de acciones y derechos

del inmueble de propiedad de mi padre, es decir 297.- mts2, habiendo inducido

con este accionar a error a Mario Salazar Baldelomar, es decir que el doble

registro que tiene el inmueble habría sido el medio engañoso o ardid utilizado,

para cometer la estafa, o en los términos de la acusación particular que habría

utilizado dos registros independientes “sobre un mismo inmueble”, para otorgar en

garantía a varios acreedores, habiendo hecho creer a Mario Salazar que sobre el

inmueble no pesaban gravámenes.

La acusación no es clara en cuanto a los otros elementos objetivos y

subjetivos de este tipo penal, a saber: error, disposición patrimonial y

especialmente en lo que se refiere al perjuicio y dolo; por tanto tampoco

señala si estos elementos han sido cometidos de manera conjunta por los

imputados, grado de participación y cual la sucesión dialéctica de los

hechos, con relación a estos elementos del tipo penal, a saber: el engaño, el

error, la disposición patrimonial y el perjuicio.

DEL ESTELIONATO.-

Finalmente ambas acusaciones también coinciden con relación a este

delito, al señalar que supuestamente habría cometido este ilícito por haber dado

en garantía, en su criterio, el mismo inmueble de 594.- mts2 como garantía de las

obligaciones contraídas con el Banco Unión en primera instancia y de Mario

Salazar Baldelomar en segunda instancia, tal cual se tiene de las escrituras 26/04

de 16 de Enero de 2004 y 64/04 de 4 de Febrero de 2004, además de señalar que

con el mismo bien habría garantizado una acreencia de Mariela Patricia Mendoza

y la Primera Hipoteca a favor de Martha Rodríguez.

Sin embargo, de manera muy conveniente ninguna de las

acusaciones refiere de manera expresa que el propietario del Bien dado en

garantía, es mi padre VICTOR HUGO MEDRANO CABALLERO, es decir es él

quien se constituye en garante hipotecario, por lo que nuevamente ambas

acusaciones adolecen de especificar mi grado de participación en este hecho

supuestamente delictivo, así como tampoco concretizan ni establecen el

imaginario perjuicio que se habría generado al querellante, por su puesto por ser

consistentes que a la fecha ILEGALMENTE HAN LOGRADO que continúe la

ejecución coactiva civil que tramita el querellante en contra nuestra, pese el

extremo de estar pagada la totalidad de la deuda.

Concluyendo, cabe señalar que los hechos denunciados a lo largo del

punto 5.1.2, motivo del presente recurso, importan errónea aplicación de la ley

adjetiva penal específicamente en sus artículos 323-1; 341-2-3 del Código de

Procedimiento Penal; 73 de la LOMP y 16 de la CPE, por cuanto ni la Acusación

Pública ni la Particular especifican con claridad los hechos, no individualizan el

grado de participación, así como tampoco tipifican de modo racional y

adecuadamente la conducta del imputado, por lo que ambas actuaciones

violentan groseramente mis derechos constitucionales al debido proceso, a la

seguridad jurídica, a la defensa, a la certeza y certidumbre con relación a los

hechos acusados aspectos que no son subsanables en instancia de apelación,

por lo que corresponde al Tribunal de Alzada, anular la sentencia ordenando juicio

de reenvío.

4.1.3.- DEL AUTO DE APERTURA DE JUICIO ORAL.-

Un presupuesto procesal imprescindible para poder iniciar el juicio viene a

ser la radicatoria y el auto de apertura del juicio. El artículo 340 de la norma

adjetiva penal, establece que el juez o el presidente del tribunal, dentro de las

cuarenta y ocho horas de recibida la acusación y ofrecidas las pruebas de cargo

por el fiscal, radicara la causa y notificara al querellante para que presente la

acusación particular y ofrezca las pruebas de cargo dentro del término de diez

días. La acusación del Ministerio Público y en su caso del querellante, incluyendo

el ofrecimiento de prueba de cargo, serán puestos en conocimiento del imputado,

para que ofrezca prueba de descargo dentro los diez días siguientes.

Vencido este plazo, el tribunal deberá dictar el auto de apertura del juicio,

debiendo señalar día y hora de audiencia para el verificativo del juicio oral. El Art.

342 del Código de Procedimiento Penal establece que la base del juicio constituye

la acusación ya sea la acusación fiscal o la particular e indistintamente ambos, en

caso de que ambas acusaciones sean contradictorias e irreconciliables el

tribunal precisara los hechos sobre los cuales se abre el juicio, en

consecuencia los hechos descritos en dicho actuado, es decir en la

acusación que el tribunal establezca en el auto de apertura de juicio, servirán

de base, marco o camisa de fuerza para la celebración de todo el juicio, el

pronunciamiento de la sentencia y, en su caso la posterior imposición de la pena,

en caso de probarse no solo la adecuación de la conducta del imputado al tipo

penal sino también la concurrencia de cada uno de los elementos constitutivos del

ilícito penal resultando en consecuencia dichos actuados procesales el límite para

el juzgamiento, conforme establece el Art.362 del Código Adjetivo de la materia;

estipulando de manera incontrovertible dicho artículo 342 que el Auto de Apertura

de Juicio NO SERA RECURRIBLE.

Con relación a este tema en concreto la Corte Suprema de Justicia, en su

AS No. 175 de 15 de mayo de 2006, el cual cito en calidad de precedente

contradictorio, ha establecido que:

“Que el principio de congruencia que señala el artículo 362 del Código de

Procedimiento Penal se refiere al hecho establecido en la acusación o

precisado en el auto de apertura del juicio y que la sentencia debe referirse

al mismo hecho; vale decir que se fija provisionalmente el hecho en la acusación

fiscal y/o particular, en caso de contradicciones irreconciliables es el Juez o

Tribunal de Sentencia, mediante el auto de apertura del juicio, que precisa el

hecho adecuando a uno o varios tipos penales, esta es la base material con

el que inicia el juicio”.

En fecha 3 de enero de 2008, el Tribunal 3ero de Sentencia pronuncia el

señalado auto de apertura de juicio oral, en el que atendiendo mi solicitud

plasmada en el Otrosí del memorial de esta parte de 13 de Noviembre de 2007, se

DISPONE LA APERTURA DE JUICIO ORAL, ordenándose expresamente lo

siguiente: AL EXISTIR CONTRADICCION ENTRE LA ACUSACIÓN FISCAL Y

PARTICULAR, CORRESPONDE DICTAR AUTO DE APERTURA DE JUICIO

ORAL SOBRE LA BASE DE LA ACUSACIÓN FISCAL .

Mediante memorial de fecha 4 de enero del presente año, nuevamente

reitero mis observaciones contenidas en el otrosí del memorial de 13/11/07,

manifestando expresamente que existe contradicción entre la acusación pública y

la particular, sin embargo el Tribunal SIN FUNDAR SU RESOLUCIÓN SIMPLE Y

LLANAMENTE SEÑALA en decreto de 5 de enero de 2008: “Estese al decreto de

RADICATORIA. (…)”.

Sin embargo de no ser recurrible, el mencionado auto a simple petición

infundada de la acusación particular de fecha 17/01/08, de manera ilegal y por

demás parcializada, el Tribunal 3ero de Sentencia mediante auto de 18 de enero

de 2008, modifica la parte resolutiva del indicado auto, disponiendo (textual):

“Revisando el auto de 3 de enero de 2008, se tiene que el Tribunal dispone la

apertura de juicio oral sobre la base de los tipos penales establecidos por el

Ministerio Público, revisados los antecedentes, se establece que es atendible

la petición de la acusación particular, por lo que se enmienda el auto de 3 de

enero de 2008 y se dispone la complementación de la parte resolutiva de dicho

auto, expresamente se ordena la apertura de juicio oral contra Víctor Hugo

Medrano Cueto, Víctor Hugo Medrano Caballero y Nilda Deysi Cueto de Medrano,

por la presunta comisión de los delitos de Uso de Instrumento Falsificado,

Falsificación de Documento Privado, Estafa, Estelionato, Falsedad Material y

Falsedad Ideológica, tipificados y sancionados por los arts. 203, 200, 335, 198 y

199 del Código Penal”.

De lo expuesto se puede establecer:

a) Que permanentemente he venido solicitando se aclaren las

contradicciones que existían entre la acusación pública y particular

(otrosí memorial de 13/11/07, memorial de 04/01/08, y de manera

verbal antes de presentar mi declaración).

b) Que EXISTIENDO CONTRADICCIONES ENTRE AMBAS

ACUSACIONES, el Tribunal 3ero de Sentencia mediante Auto

30/01/08, dispone la apertura de juicio oral sobre la base de la

acusación pública.

c) Que el señalado auto complementario de 30/01/08, no señala

expresamente si se han dejado sin efecto las contradicciones entre

las acusaciones y cómo? , o si estas no existen?, si conforme lo

prevé el artículo 125 del CPP, mediante el auto complementario se

aclaran expresiones oscuras, se suple alguna omisión o se está

corrigiendo un error material o de hecho.

El artículo 125 del Código de Procedimiento Penal, señala:

“El juez o tribunal de oficio podrá aclarar las expresiones oscuras, suplir alguna

omisión o corregir cualquier error material o de hecho, contenidos en sus

actuaciones y resoluciones, SIEMPRE QUE ELLO NO IMPORTE UNA

MODIFICACION ESENCIAL DE LAS MISMAS”.

De otro lado el artículo 124 del mismo cuerpo legal, establece con

meridiana claridad:

“Las sentencias y autos interlocutorios serán fundamentados. Expresaran los

motivos de hecho y de derecho en que se basan sus decisiones y el valor

otorgado a los medios de prueba.

La fundamentación no podrá ser reemplazada por la simple relación de los

documentos o la mención de los requerimientos de las partes.”.

Para motivar, según expresa el tratadista mexicano Javier Alba Muñoz,

debemos entender: “El razonamiento mediante el cual se da la explicación lógica

razonable del porque el acto de autoridad tiene su apoyo en la disposición legal”.

La importancia de la fundamentación de autos y resoluciones, queda de

manifiesto en la SC. No. 581/2005-R de 31 de mayo de 2005, la cual señala:

“Esta previsión legal, obliga a los juzgadores a motivar sus decisiones exponiendo

los fundamentos de hecho y derecho, pues en la medida en que lo hagan

correctamente, el justiciable tendrá la certeza de que la decisión que se le está

imponiendo es la justa y emergente de la interpretación correcta de las normas

adjetivas que sean aplicables a su caso, pues de lo contrario, se las impugnara

por ser arbitrarias e indebidas”

Así mismo, través de las Ss. Cs. Nos. 1369/2001-R de 19 de octubre;

752/2002-R de 25 de junio de 2002 y 1489/2004-R de 17 de septiembre, el

Tribunal Constitucional hace hincapié en que la fundamentación y motivación,

constituyen presupuestos esenciales del debido proceso, al señalar que “el

derecho al debido proceso, entre su ámbito de presupuestos exige que toda

resolución sea fundamentada”.

De las revisión de las resoluciones 5 de enero y 18 de enero de 2008, se

puede evidenciar que en el caso de la petición de la parte imputada el tribunal se

limita a señalar: “Estése al decreto de Radicatoria”; en cambio al resolver la

petición de la parte contraria, sin fundamentar ni legal ni fácticamente refiere el

Tribunal, en su auto de 18 de enero de 2008: “se establece que es atendible la

petición”. Y la pregunta lógica que surge es, por que en un caso es atendible la

petición y en otro, NO?. O es acaso la arbitrariedad u otro tipo de situaciones,

simple y llanamente la que justifica este accionar?. La respuesta a esta

interrogante debería estar plasmada en las resoluciones aludidas, sin embargo,

nuevamente el Tribunal nos mantiene en completo estado de incertidumbre, por

cuanto en ambas resoluciones no se puede establecer cual el razonamiento lógico

para que en un caso y en otro haya resuelto de una y de otra manera en el otro,

habiendo incurrido el tribunal al pronunciar el auto de 18/01/08, en la simpleza de

relatar la petición del querellante, y concluir que por si es procedente.

Este ilegal accionar del Tribunal 3ero de Sentencia definitivamente ha

importado violación a mis derechos constitucionales, tales como el debido proceso

y a la seguridad jurídica, importando errónea aplicación e inobservancia de la ley

adjetiva penal específicamente en sus artículos 3, 123, 124, 125, 342 y 362 del

Código de Procedimiento Penal; y 16 de la CPE, por cuanto una vez dictado el

Auto 3/01/08 el Tribunal por mandato del artículo 125 del CPP no podía

modificarlo en el fondo, y menos a través de una resolución infundada como es el

auto de 18/01/08, violaciones que no son subsanables en instancia de apelación,

por lo que corresponde al Tribunal de Alzada, anular la sentencia ordenando juicio

de reenvío.

5.2.- VICIOS EN LA SUB ETAPA DE JUICIO ORAL.-

5.2.1.-INTERVENCION DEL JUEZ.- (art. 169-1 CPP)

El artículo 169 del Código de Procedimiento Penal establece con meridiana

claridad en su inc. 1, que se constituye en defecto absoluto la no intervención del

Juez.

La inmediación del Tribunal con las partes y la actividad probatoria son o

deberían ser consecuencia lógica de la oralidad. El principio de inmediación el cual

se contrapone al de mediación, exige que el juez tenga contacto directo con los

medios de prueba y deba formar su convicción sobre lo visto y oído en audiencia.

El código procesal penal en su artículo 330, establece:

“El juicio se realizara con la presencia ininterrumpida de los jueces y de todas

las partes”.

Montero Aroca, al referirse a este principio señala:

“la inmediación hace referencia a que el juez forma la convicción directamente

sobre lo visto y oído (no sobre las actas en que se documenta la realización de los

actos de prueba), y de ahí la necesidad de que dicte sentencia quien ha presidido

la práctica de la prueba”.

La inmediación en lo formal significa que el Tribunal y las partes toman

conocimiento directo de la actividad probatoria; objetivamente el juez o tribunal

siempre debería estar en mejores condiciones de formar su convicción y resolver

la acción penal.

En contra posición al principio de inmediación se halla del de mediación, por

el que el Tribunal no participa directamente en el acto de la prueba, sino que solo

recibe los reportes escritos de lo practicado y basándose en ello fundamenta su

fallo, mientras que se está frente al principio de inmediación si se pone de

manifiesto que el Tribunal ha trabado contacto directo con todo el material

probatorio de forma tal que los jueces han participado personalmente en el

proceso de práctica de las pruebas, presenciando TODOS Y CADA UNO DE LOS

RESULTADOS.

Sin embargo las previsiones contenidas en los artículos 169 inc.1 y 330 del

Código de Procedimiento Penal, lamentablemente a lo largo de todo el juicio

oral, el juez técnico Dr. Mario Murillo Mérida, estuvo dormitando, vulnerando

de esta manera la normativa referida y el principio de inmediación, es decir que el

señalado juez no tuvo contacto directo con todo el material probatorio desfilado en

el juicio oral, por lo que haciendo uso del principio de mediación, tuvo que recurrir

a la información proporcionada por la Presidenta del Tribunal y de las actas y

anotaciones que se tenían del juicio para resolver los incidentes y lo que es más

grave para pronunciar sentencia.

Con relación a esta temática la Corte Suprema, ha establecido de manera

enfática en su AS. No. 237, de 1 de Agosto de 2005, que señalamos como

precedente contradictorio, lo siguiente:

“Ahora bien, respecto al principio de inmediación diremos que éste consiste en el

contacto permanente, la inmediata comunicación que debe existir entre las partes

en virtud a que, en la audiencia oral, el contacto es mucho más directo y actual.

Mixan Mass describe este principio cuando dice que la "In-mediación es una

condición necesaria para la concreción de visu y auditu de la oralidad en el mismo

lugar, acto y tiempo. Es la relación interpersonal directa, frente a frente, cara a

cara entre el acusado y el juzgador, entre el acusado y el acusador, entre el

acusado y los defensores y entre éstos y el juzgador y el acusado,

respectivamente, también entre el testigo y/o perito, el acusador y el juzgador,

entre el agraviado y el actor civil y el tercer civilmente responsable. Es decir, es

una relación interpersonal directa entre todos y entre sí y a su turno", (Guía de

actuaciones para la aplicación del Nuevo Código de Procedimiento Penal. J.

Morales Vargas. P. 28)”.

La norma procesal en su artículo 330, es clara cuando sentencia que el

juicio debe realizarse CON LA PRESENCIA ININTERRUMPIDA DE LOS JUECES

y de todas las partes, al haberse suplantado el principio de inmediación por el de

mediación no solamente importa la vulneración en si de este principio sino que

fundamentalmente importa violación al debido proceso, por lo que corresponde

anular la sentencia y disponer el juicio de reenvío.

5.2.2. PRODUCCION DE PRUEBA DE CARGO y DESCARGO.-

PRUEBA DOCUMENTAL DE CARGO.-

Gimeno Sendra, sostiene al referirse a los actos de prueba, que pueden

entenderse como la actividad de las partes procesales, dirigidas a obtener la

convicción del juez o tribunal decisor sobre los hechos por ellas afirmados, y

producida bajo la vigencia de los principios de contradicción, igualdad, y de las

garantías constitucionales tendentes a asegurar su espontaneidad, e introducida

en el juicio oral a través de medios lícitos de prueba.

Sin embargo corresponde hacer una distinción entre actos de investigación

y actos de prueba, por lo que cabe precisar que los primeros los realiza el fiscal y

la policía, y tienden al esclarecimiento y averiguación de los hechos tenidos como

delictivos y a determinar su autoría, lo cual se desarrolla dentro la etapa

preparatoria bajo la dirección funcional del Ministerio Público, tal cual

establecen los art. 277 y 297 del CPP, mientras que los actos de prueba sólo se

realizan en el juicio oral y público, y buscan el convencimiento del tribunal, sobre la

existencia o inexistencia de afirmaciones de hechos que han sido aportados al

proceso.

El Código de Procedimiento Penal, en su artículo 277, establece que la

etapa preparatoria tendrá por finalidad la preparación del juicio oral y público

mediante la recolección de todos los elementos que permitan fundar la acusación

del fiscal o del querellante y la defensa del imputado.

Como se ve la etapa preparatoria no solo tiene por finalidad preparar el

juicio oral y público mediante la recolección de todos los elementos que permitan

fundar la acusación fiscal o particular, sino que también articula la defensa.

El Tribunal Constitucional, en su SC 382/2002-R de 9 de Abril, ha señalado

que corresponde a los imputados, en la etapa preparatoria, recolectar todos los

elementos necesarios para fundar su defensa, como sujetos pasivos del proceso,

y tiene el derecho de ejercitar una amplia defensa y oponer las excepciones que

consideren convenientes con el objeto de obtener la tutela efectiva de los órganos

judiciales a través de una adecuada defensa.

El Código Procesal en su artículo 5, establece:

“se considera imputado a toda persona a quien se atribuya la comisión de un delito

ante los órganos encargados de la persecución penal. El imputado podrá ejercer

todos los derechos y garantías que la Constitución, las Convenciones y los

Tratados internacionales vigentes y este Código le reconozcan, desde el primer

acto del proceso hasta su finalización”.

La finalidad de esta norma es justamente la de garantizar que el imputado

desde un inicio del proceso inclusive en cede administrativa, pueda hacer uso a su

derecho inviolable a la defensa, derecho que no podría materializarse sin la

existencia del principio de publicidad, el cual esta relacionado con la posibilidad de

poder tener conocimiento del contenido de las cuestiones que conforman las

actuaciones penales, teniendo una doble dimensión: publicidad para las partes y

publicidad para la sociedad.

Publicidad para las partes es la posibilidad que deben tener estas de

conocer el contenido integral de todos los elementos que conforman los

actuados procesales, cuestión que se plantea fundamentalmente en la etapa

preparatoria en la cual es la Fiscalia y/o la Policía quienes tienen el manejo del

cuaderno de investigación, por lo que pueden privar al imputado de la posibilidad

de saber el resultado de algún elemento de convicción, como ha sucedido en el

presente caso.

La Constitución (art. 116-X) reconoce como principios rectores de carácter

procesal: “la gratuidad, publicidad, celeridad y probidad en los juicios, (que) son

condiciones esenciales de la administración de justicia..”

La publicidad, se halla reconocida por la mayoría de Convenios y Pactos

Internacionales de Derechos Humanos, es una conquista del pensamiento liberal y

se opone al o que se conoce como “justicia de gabinete”.

El artículo 281 del Código de Procedimiento Penal, prevé: “Cuando sea

imprescindible para la eficacia de la investigación, el juez a solicitud del fiscal

podrá decretar la reserva de las actuaciones, incluso de las partes, por una sola

vez y por un plazo no mayor a diez días”

Es decir que de manera excepcional y en los casos previstos por el art. 116

del CPP, el juez cautelar puede ordenar la reserva de las investigaciones, sin

embargo fuera de esta previsión, opera la regla general de que el imputado tiene

acceso pleno al cuaderno de investigaciones, a partir de que exista en su contra

imputación formal o genérica, conforme lo previsto por el artículo 5 CPP y con ello

a estar al tanto del contenido de las actuaciones en el contenidas.

Ahora bien, a fin de garantizar el debido proceso, a lo largo de toda la

normativa procesal penal, se trata sobre la prueba, reglamentando temas referidos

a su obtención, aducción, producción, confrontación y apreciación, es así que el

artículo 13 del Código de Procedimiento Penal, señala: Los elementos de prueba

solo tendrán valor si han sido obtenidos por medios lícitos e incorporados al

proceso conforme a las disposiciones de la Constitución Política del Estado y de

este Código. No tendrá valor la prueba obtenida mediante torturas, malos tratos

coaccioanes, amenazas, engaños o violación de los derechos fundamentales de

las personas, ni la obtenida en virtud de información originada en un

procedimiento o medio ilícito.

Según doctrina, prueba ilícita es la obtenida o practicada con violación de

los derechos fundamentales, sin importar el régimen legal o constitucional que la

consagre.

Entonces, la prueba ilícita se define a partir del desconocimiento del

sistema jurídico que consagra los derechos y libertades fundamentales, sin

importar la norma donde se encuentre consignado ese derecho o libertad

fundamental individual. Cuando se vulnera el debido proceso se produce

prueba ilícita, se subvierte el orden jurídico, generando caos, desorden, propicia

la des institucionalización de la sociedad; sus intereses más preciados, su

organización política y social en forma de Estado, y se afectan derechos y

libertades del hombre que eventualmente debe comparecer ante los organismos

de administración de justicia.

Frente al manejo de la prueba ilícita, toma especial relevancia el principio

de legalidad, entendido en su doble dimensión tanto de regulador de la actuación

de los funcionarios judiciales como de elemento constitutivo del derecho

fundamental del debido proceso, que condensa derechos y libertades

fundamentales de los que son titulares todos los ciudadanos. Las consultas

realizadas en contravención de los derechos y libertades fundamentales del

ciudadano no sirven de presupuesto ni de fundamento para actos procesales.

El sistema jurídico reglamenta la obtención, aducción, producción,

confrontación y apreciación de la prueba, garantía para el procesado, por lo que la

infracción a los derechos y libertades fundamentales, la torna en ilícita. Solo unas

vías, las legales son las utilizables para la obtención y la producción de la prueba

en la búsqueda de la verdad real.

Al respecto CAFFERATA NORES, dice entrando sobre el tema: “la

legalidad del elemento de prueba, será presupuesto indispensable para la

utilización en abono de un convencimiento judicial valido. Su posible ilegalidad

podrá obedecer a dos motivos: su irregular obtención o su irregular

incorporación al proceso.”

Habiendo hecho la respectiva distinción entre actos de prueba y de

investigación, cabe referir que el debido proceso es un derecho que se proyecta a

lo largo de todo el proceso penal desde el momento que se obtiene el estatus de

parte (art 5 CPP) en la etapa preparatoria, hasta que el imputado es absuelto o

condenado, inclusive a momento de cumplir condena. Siendo esto así cabe

reiterar que por mandato del artículo 297 de la Norma Procesal Penal, la Fiscalía

ejerce la dirección funcional de la actuación policial en la investigación del delito,

normativa que contrastada con el artículo 277 del CPP, se establece que, la etapa

preparatoria se desarrolla bajo la dirección funcional del Misterio Público, teniendo

la finalidad de LA PREPARACION DEL JUICIO ORAL y público, mediante la

recolección de todos los elementos que permitan fundar la acusación del fiscal o

del querellante y la defensa del imputado, teniendo para este cometido a su cargo

a la Policía Nacional y al Instituto de Investigaciones Forenses.

Con estos antecedentes de carácter doctrinal, cabe señalar que el artículo

172 del Código de Procedimiento Penal, estipula:

“Carecerán de toda eficacia probatoria los actos que vulneren derechos y

garantías consagradas en la Constitución Política del Estado, en las Convenciones

y Tratados internacionales vigentes, este Código y otras leyes de la República, así

como la prueba obtenida en virtud de información originada en un procedimiento o

medio ilícito. Tampoco tendrán eficacia probatoria los medios de prueba

incorporados al proceso sin observar las formalidades previstas en este Código”

De la revisión de la norma anotada se puede evidenciar que la misma

tiene básicamente tres acápites, a) el primero referido a la violación de derechos y

garantías constitucionales y derechos humanos en general; b) la segunda referida

a la prueba obtenida en virtud de información originada en un procedimiento o

medio ilícito; c) los medios de prueba incorporados al proceso sin observar las

formalidades prevista en el CPP.

Con el preámbulo señalado corresponde referir que en esta etapa procesal

el Tribunal Tercero de Sentencia, mantenido su línea de conducta parcializada a

favor de la acusación ha incurrido en una serie de arbitrariedades y abusos tal cual

paso a demostrar:

a) A momento en que el Ministerio Público pretendió la judicialización de la

prueba codificada como MP 1.1 (consistente en fotocopia legalizada de la

escritura pública No. 313/2004), esta parte amparada en lo previsto por el

artículo 172 CPP solicito la exclusión probatoria, por cuanto dicha prueba

documental habría sido irregularmente obtenida puesto que se expidió la

fotocopia legalizada sin orden fiscal, lo que importa que no han sido obtenida

en la etapa preparatoria contraviniendo el principio de publicidad y lo previsto

por los artículos 277, 281 y 297 del Código ritual penal. De otro lado la

fotocopia “legalizada” vulnera las previsiones contenidas en los artículos 1309

del Código Civil y 400 del Código de Procedimiento Civil, normativa que prevé:

“Hacen tanta fe como el original y siempre que sean expedidos por funcionario

autorizado, los testimonios en general, los documentos públicos originales o

privados reconocidos, o de cualquier otro documento o acto autentico de los

cuales esos funcionarios sean legalmente depositarios, o los tengan

consignados en sus registros o protocolos”. En el presente caso los

documentos señalados no han sido legalizados por el tenedor de los

mismos, que en todo caso es el Notario de Fe Pública, y además han sido

obtenidos sin orden fiscal, tal cual prevé la norma. Sin embargo lo expuesto el

Tribunal rechaza la exclusión probatoria, por lo que esta parte, hace reserva de

recurrir de apelación.

b) La prueba documental codificada como MP 1.7 consistente en la escritura

pública No. 239/2002, fue observada por mi persona, habiendo solicitado su

exclusión, por no cumplir con las normas procesales contenidas en el Código

Procesal Penal y sustantivas del Código Civil referidas precedentemente, por

cuanto esta prueba fue obtenida sin intervención fiscal, no existe orden

expresa del Ministerio Público, por lo que no ha sido obtenida en etapa

preparatoria, es decir viola el principio de publicidad y finalmente no es

legalizada por el tenedor del documento que es el Notario de Fe Pública. Sin

embargo la exclusión probatoria es rechazada, por lo que reservamos de

apelación.

c) En lo que se refiere a la prueba consignada como MP 1.10, consistente en dos

recibos, esta parte también ha solicitado su exclusión, por cuanto en la

obtención de la misma, no ha intervenido el fiscal, es decir no existe orden

expresa del Ministerio Público, lo que importa que también se habría vulnerado

el principio de publicidad.

En este estado cabe reiterar que por mandato del artículo 277 de la norma

procesal penal, la etapa preparatoria, tiene justamente la finalidad de preparar el

juicio oral y público, y que por mandato del artículo 281 del CPP, que regula el

principio de publicidad en la etapa señalada, EL FISCAL NO PUEDE DECRETAR

LA RESERVA DE LAS ACTUACIONES U OCULTAR ELEMENTOS DE

CONVICCION A LA PARTE IMPUTADA, sin embargo este extremo de la prueba

observada por esta parte se tiene que ninguna ha sido obtenida en la etapa

preparatoria, es decir el Ministerio Público no ha cumplido su finalidad cual es la

de ejercer la Dirección Funcional de las investigaciones y lo que es peor DE

FACTO HA DECRETADO LA RESERVA DE LAS ACTUACIONES, no otra cosa

significa la judicialización de elementos de convicción de cuya existencia esta

parte no tenia conocimiento, por cuanto reitero no fueron obtenidas en la etapa

preparatoria.

El artículo 169-1 del Código de Procedimiento Penal, con claridad establece

que son defectos absolutos y por tanto no susceptibles de convalidación la falta de

intervención del Fiscal, en aquellos actos en los que sea obligatoria. Ahora bien, si

se revisa la prueba judicializada por la propia Fiscalía, se puede constatar que de

todo el bagaje de prueba documental judicializada en proceso, solo ha sido

obtenida con orden fiscal la prueba signada como MP 1.4, de donde se tiene la

interrogante, Quien dirigió verdaderamente la etapa preparatoria?; porque el

Ministerio Fiscal oculto a la parte imputada estos elementos de convicción?.

De lo expuesto se puede evidenciar con meridiana claridad que el Ministerio

Público durante el desarrollo de la etapa preparatoria ha violentado el principio de

publicidad, y con ello mi derecho a la defensa, el debido proceso y la seguridad

jurídica, en contravención de lo dispuesto por los artículos 277, 281 y 297 del

Código Procesal, ha obtenido estos elementos de convicción sin su intervención,

ocultando a esta parte de la existencia de dichos elementos, acarreando por tanto

nulidad a todo el proceso por cuanto se tiene que no ha habido verdaderamente

dirección funcional de la investigación, por lo que dichas actuaciones a la luz del

artículo 169-1 son nulas, habiendo por tanto el Tribunal de Sentencia, al haber

convalidado estos actos ilegales inobservado las previsiones contenidas en los

artículos 5, 13, 116, 172, 277, 297 y 281 del Código de Procedimiento Penal; 1309

del Código Civil, 400 del Código de Procedimiento Civil; 16 y 116 de la

Constitución Política del Estado.

PRUEBA DE DESCARGO.-

PRUEBA TESTIFICAL.-

El Art. 171 del CPP establece:

“(Libertad Probatoria). El Juez admitirá como medios de prueba todos los

elementos lícitos de convicción que puedan conducir al conocimiento de la verdad

histórica del hecho, de la responsabilidad y de la personalidad del imputado.

Podrán utilizarse otros medios además de los previstos en este libro. Su

incorporación al proceso se sujetara a un medio análogo de prueba previsto. Un

medio de prueba será admitido si se refiere, directa o indirectamente, al objeto de

la investigación y sea útil para el descubrimiento de la verdad. El Juez limitara los

medios de prueba ofrecidos cuando ellos resulten manifiestamente excesivos o

impertinentes”.

El artículo reconoce el principio de la libertad probatoria, estableciendo que

el juez admitirá como medios de prueba todos los elementos lícitos de convicción

que puedan conducir al conocimiento de la verdad histórica del hecho, de la

responsabilidad y de la personalidad del imputado.

El Tribunal Constitucional en su SC. No. 119/2003-R, de 28 de enero, ha

establecido que la proposición u ofrecimiento de la prueba, así como su respectiva

producción dentro del proceso penal, son medios esenciales de defensa para el

procesado, puesto que con ello podrá desvirtuar la acusación que pesa en su

contra, de manera que EL PROCESADO TIENE DERECHO A PRESENTAR

PRUEBA AMPLIA Y PERTINENTE, lo que significa que el único limite a la

presentación y producción de la prueba de descargo es la validez, idoneidad y la

pertinencia de la misma. La omisión o rechazo inmotivado de una prueba

objetivamente conducente al descubrimiento de la verdad histórica del delito,

constituye una violación al debido proceso en su elemento del derecho a la

defensa y a la presentación de prueba amplia y pertinente.

Ahora bien, cabe reiterar que el artículo 172 del Código de Procedimiento

Penal, estipula:

“Carecerán de toda eficacia probatoria los actos que vulneren derechos y

garantías consagradas en la Constitución Política del Estado, en las Convenciones

y Tratados internacionales vigentes, este Código y otras leyes de la República, así

como la prueba obtenida en virtud de información originada en un procedimiento o

medio ilícito. Tampoco tendrán eficacia probatoria los medios de prueba

incorporados al proceso sin observar las formalidades previstas en este Código”

Con relación a la prueba de descargo, tanto testifical, documental cuanto

pericial, corresponde indicar que en definitiva el Tribunal Tercero de Sentencia ha

actuado de manera parcializada a favor de la parte acusadora, como paso a

demostrar.

a) Declaración DEL TESTIGO Winston Eliseo Osinaga Peñaranda; el día 14

de octubre del presente año, fue convocado a prestar declaración testifical

la referida persona, sin embargo el Fiscal de Materia presento exclusión

probatoria, argumentando que bajo la figura de declaración testifical, en

realidad lo que se pretendía era introducir prueba pericial. Luego de

pronunciarse esta parte el Tribunal de Sentencia 3ero, resuelve excluyendo

la testifical señalada, por lo que hacemos reserva de apelación.

De la revisión del artículo 172 del CPP, se puede establecer que: I.-

carecen de eficacia probatoria los actos que vulneren derechos y garantías

consagrados en la CPE y/o tratados internacionales. La declaración testifical

señalada no vulnera derecho humano alguno. II.- La prueba obtenida en virtud de

información originada en procedimiento o medio ilícito y/o medio de prueba

incorporado al proceso sin observar formalidades. En el presente caso no podía

existir medio de prueba o prueba alguna, por cuanto recién se pretendía la

introducción a juicio de la declaración testifical.

Es decir la norma analizada legisla con relación a vicios o medios de

prueba producidos de manera ilícita o sin cumplir formalidades, que se

hayan dado en el pasado, otorgando los artículos 352 y 173 de la norma adjetiva

penal, la posibilidad de que el Tribunal pueda moderar el interrogatorio, a través

de las objeciones oportunas y pertinentes de la acusación y de valorar la prueba

en sentencia, conforme a las reglas de la sana critica.

b) Yubitza Concepción Tames Escalera.- Habiendo sido propuesta, conforme

a derecho, el día 14 de Octubre presenta su declaración testifical, sin

embargo a momento en que la testigo comienza a verter información sobre

la supuesta reunión de 2 de Noviembre de 2005, tanto el Ministerio Público

cuanto la acusación Particular objetan el curso del interrogatorio, por cuanto

supuestamente a momento del ofrecimiento de esta testigo, no se habría

mencionado que declararía sobre este aspecto. Luego de rechazar esta

parte dicha objeción, el Tribunal resuelve declarando a lugar a la misma,

ordenando que la testigo no se refiera sobre los hechos acontecidos el día

2 de Noviembre de 2005.

La sentencia motivo del presente recurso, a momento de valorar las

pruebas testifícales de Mario Salazar, Yolanda Salazar de Terrazas, Marina Luz

Zurita, Yolanda Quilla, Carlos Iriarte, dan convicción que sus declaraciones son

creíbles cuando estos uniformemente señalan que el día 2 de Noviembre de 2005,

estuvieron en la casa de los esposo Medrano, es decir que la testigo Yubitza

Concepción Tames Escalera, al verter información referida a la supuesta reunión

de 2 de Noviembre de 2005, la misma no vulneraba derecho humano alguno y era

valida, idónea y pertinente, constituyéndose en prueba licita que podía ayudar al

conocimiento de la verdad histórica del hecho.

De lo anotado se tiene que el Tribunal 3ero de Sentencia, al haber dado

curso a las objeciones de la parte acusadora, lo único que ha logrado es violentar

mi derecho constitucional a la defensa, derecho que según el TC en su SC. No.

119/2003-R, de 28 de enero, encuentra el único limite a la presentación y

producción de la prueba de descargo en la validez, idoneidad y la pertinencia de la

prueba, por lo que el PROCESADO TIENE DERECHO A PRESENTAR PRUEBA

AMPLIA Y PERTINENTE.

Con relación al tema motivo de análisis la Corte Superior del Distrito Judicial

de Cochabamba, mediante auto de Vista de 8 de Junio de 2005, dentro el proceso

penal seguido por el Ministerio Público c/Boris Valdez y Otros, el cual señalo en

calidad de precedente contradictorio, ha establecido con meridiana claridad lo

siguiente:

“Ahora bien, el hecho de que el Tribunal de Sentencia a-quo haya admitido la

exclusión probatoria planteada por la representante del Ministerio Público respecto

a todos los testigos de descargo ofrecidos oportunamente por el imputado

conforme el articulo 340 del Código de Procedimiento Penal, importa no solo un

absoluto desconocimiento de la básica distinción doctrinal entre “actos de

investigación” y “actos de prueba”, sino que importa una evidente violación al

derecho de defensa del imputado en juicio garantizado por el parágrafo II del

art. 16 de la Constitución Política del Estado.”

Por tanto, al haberse excluido la prueba testifical de Winston Eliseo Osinaga

Peñaranda, la cual era valida, idónea y pertinente se ha violentado el debido

proceso en su elemento derecho a la defensa, inobservándose los artículos 1, 5,

8, 9, 171, 172, 173, 352 del Código de Procedimiento Penal.

De otro lado, al haber el Tribunal de Sentencia dado lugar a la objeción

planteada de parte de la acusación fiscal y particular con relación a la declaración

de Yubitza Concepción Tames Escalera se ha violentado el debido proceso en su

elemento derecho a la defensa, inobservándose los artículos 1, 5, 8, 9, 171, 172,

173 y 352 del Código de Procedimiento Penal.

Por lo que no siendo posible el saneamiento de ambos vicios procesales en

instancia de apelación, corresponde al Tribunal de alzada, anular la sentencia y

disponer el juicio de reenvío.

PRUEBA DOCUMENTAL.-

En consideración de haber sido ofrecidas las pruebas signadas como: DF-

MC 1.6; DF-MC 1.7; DF MC 1.8; DF-MC 1.9; DF-MC 1.15, pido su judicialización,

sin embargo nuevamente mostrando el Tribunal completa parcialización a favor de

la acusación incurre en una serie de arbitrariedades y abusos, excluyendo la

prueba referida, por no haber sido producida supuesta mente en etapa

preparatoria y sin orden fiscal, tal cual paso a demostrar:

La Prueba DF-MC 1.6 prueba consiste en todo el proceso de

emplazamiento de firmas iniciado en fecha 20 de Septiembre de 2005, por Víctor

Hugo Medrano Cueto en contra de Mario Salazar Baldelomar (querellante), el cual

se tramito por ante el juzgado Segundo de Partido en lo Civil de la Capital, tramite

en el que se declara como autentica y suya la firma de Mario Salazar cursante en

el recibo No. 000222 por 30.000 $us y que culmina con el Auto de Vista de 2 de

Agosto de 2006, pronunciado por la Sala Civil Primera, instancia que confirmo el

auto apelado.

Sin embargo de cumplir esta prueba las características de la validez,

idoneidad y pertinencia, el Ministerio Público solicita la exclusión probatoria de la

prueba DFMC 1.6, debido a que dichas pruebas se han introducido informes

periciales que no han sido sujetos a designación en el presente proceso ni en la

etapa preparatoria, que el artículo 329 del código de procedimiento penal

determina cual es el objeto del juicio, el mismo que ya ha sido ampliamente

debatido y asimismo, en consecuencia solicita que no se admita dicha prueba, en

especial los dictámenes periciales, por cuanto existen sentencias constitucionales

al respecto de que la prueba producida en materia civil no puede ser producidas

en material penal si es que no ha cumplido con la formalidades de ley, en

consecuencia pide la exclusión. Por su parte la acusación particular pide que

se rechace la prueba en si, ya que la misma no habría sido obtenida bajo

dirección fiscal y considerando que dicha prueba no ha cumplido con las

formalidades legales previstas para ser introducidas a la audiencia de juicio

oral, debe ser rechazada por ese principio de igualdad de las partes, la

defensa manifiesta que se allana a la petición del Ministerio Público con referencia

a la exclusión de los peritajes y que se de lectura a la prueba correspondiente.

Que así expuestos las fundamentaciones el Tribunal, señala que se tiene

que la prueba DFMC 1.6 consiste en un legajo de 228 páginas, realizado ante el

Juzgado Segundo de Partido en lo Civil, que al respecto y lo expuesto por las

partes, se tiene que el tribunal conforme lo señala el artículo 13 del código de

procedimiento penal, tiene como obligación el dar cumplimiento al principio de la

igualdad, las partes tienen igualdad de oportunidades para ejercer durante el

proceso las facultades y derechos que les asisten y el artículo 13 habla sobre la

legalidad de la prueba, que la defensa ampliamente ha fundamentado a tiempo

de pedir exclusiones probatorias a la acusación, manifestando que las

mismas deben ser obtenidas mediante la dirección fiscal es decir mediante

requerimiento fiscal, sean estas que se encuentren en cualquier juzgado, o

de partido o lo que fueren, necesariamente tienen que ser solicitada por el

Ministerio Público, así lo ha sostenido ampliamente la defensa, que amparado

por este principio de la igualdad, la legalidad, hechos que si afectan al debido

proceso, argumentos que ha repetido para la exclusión probatoria para la

acusación fiscal de las pruebas acompañadas, excluye la prueba

De la lectura de las partes pertinentes de la resolución de exclusión de la

prueba DFMC 1.6DF, así como también de las signadas como MC 1.7; DF MC

1.8; DF-MC 1.9; DF-MC 1.15 (la cual por cierto no cursa en acta, se debe recurrir

a grabación), se puede establecer con meridiana claridad LA COMPLETA

PARCIALIZACIÓN DEL TRIBUNAL, por cuanto tal cual señalamos al analizar la

prueba del Ministerio Público codificadas como MP 1.1; MP 1.7 y MP 1.10, esta

parte en juicio oral pidió su exclusión, por cuanto esta prueba producida por el

Ministerio Público, no cumplía el mandato de los artículos 277 y 297 del Código de

Procedimiento Penal, petición que como se tiene ya referido fue rechazada, sin

embargo este extremo cuando la defensa procura introducir la prueba codificada

como DFMC 1.6, MC 1.7; DF MC 1.8; DF-MC 1.9; DF-MC 1.15 se excluyen estas

por cuanto no fueron obtenidas por orden fiscal así como tampoco dentro la etapa

preparatoria, por lo que corresponde reiterar la distinción que debe hacerse entre

actos de investigación y actos de prueba, por lo que cabe precisar que los

primeros los realiza el fiscal y la policía, y tienden al esclarecimiento y

averiguación de los hechos tenidos como delictivos y a determinar su autoría, lo

cual se desarrolla dentro la etapa preparatoria bajo la dirección funcional del

Ministerio Público, tal cual establecen los art. 277 y 297 del CPP, mientras que

los actos de prueba sólo se realizan en el juicio oral y público, y buscan el

convencimiento del tribunal, sobre la existencia o inexistencia de afirmaciones de

hechos que han sido aportados al proceso, es en este estado que cabe reiterar el

criterio de la Corte Superior del Distrito Judicial de Cochabamba, mediante auto de

Vista de 8 de Junio de 2005, dentro el proceso penal seguido por el Ministerio

Público c/Boris Valdez y Otros, el cual señala: “el hecho de que el Tribunal de

Sentencia a-quo haya admitido la exclusión probatoria planteada por la

representante del Ministerio Público respecto a todos los testigos de descargo

ofrecidos oportunamente por el imputado conforme el articulo 340 del Código de

Procedimiento Penal, importa no solo un absoluto desconocimiento de la básica

distinción doctrinal entre “actos de investigación” y “actos de prueba”, sino que

importa una evidente violación al derecho de defensa del imputado en juicio..”

6. DEFECTOS DE LA SENTENCIA.- (Art. 370 CPP)

La reforma a la Constitución de 20 de febrero de 2004, en el art. 1.II,

proclama que Bolivia es un Estado Social y Democrático de Derecho, que sostiene

como valores superiores de su ordenamiento jurídico, a la libertad, igualdad y la

justicia.

Estos valores superiores han sido instituidos en nuestra constitución como

primordiales para la comunidad, y en ese sentido, son la base del ordenamiento

jurídico, y a la vez presiden su interpretación y aplicación.

Los valores superiores poseen una triple dimensión: a) fundamentadora del

conjunto de disposiciones e instituciones constitucionales, así como del

ordenamiento jurídico en su conjunto, al que se proyectan sus normas, principios y

valores, lo que determina que tengan una significación de núcleo básico e

informador de todo el sistema jurídico político; b) orientadora del orden jurídico

hacia fines predeterminados, que hacen ilegítimas las normas que persiguen fines

distintos o que obstaculicen la consecución de los valores que enuncia la

Constitución; c) crítica, pues sirve de parámetro para la valoración de conductas,

posibilitando el control jurisdiccional de las restantes normas del ordenamiento

jurídico para determinar si están conformes o infringen los valores constitucionales

(Antonio Enrique Pérez Luño).

Por tanto, los valores superiores deben ser considerados como mandatos

dirigidos, primero, al legislador, para que sean tomados en cuenta en la

elaboración de las leyes y, segundo, y de vital importancia en el presente caso, al

poder ejecutivo y judicial, para que sean considerados en la aplicación e

interpretación de esas normas, optando siempre por aquella aplicación e

interpretación que más favorable resulte a la efectiva concreción de esos valores

(Javier Santamaría Ibeas).

Uno de los valores superiores proclamados por la Constitución es la justicia,

que no sólo es un valor en sí, sino que es una medida de los demás valores

jurídicos. Se ha dicho que la justicia es uno de los factores que permite dotar al

concepto de derecho de todo su sentido, siendo el elemento que justifica y

fundamenta el ordenamiento jurídico. Pero también se ha manifestado que “es un

concepto abstracto, jurídicamente indeterminado, se perfila en muchas de sus

facetas a través de diversas modalidades que de él recoge la misma norma que lo

configura…” (STC 105/1994, de 11 de abril, Tribunal Constitucional de España)

En este entendido, el valor justicia, histórica, doctrinal y

jurisprudencialmente, ha sido vinculado, en su contenido, con otros valores,

principios y derechos, con los que indudablemente se encuentra relacionado. Así,

la justicia se ha identificado: con la igualdad, al entender que una norma es justa

cuando su contenido y aplicación a supuestos de hecho similares es igualitaria;

con el principio de legalidad, al deducir que una norma, resolución o acción es

justa si se adecua a las normas que le son aplicables; con la seguridad jurídica, en

cuanto ésta representa la garantía de la aplicación objetiva del ordenamiento

jurídico a los supuestos prácticos planteados; con el contenido de los derechos

humanos, al entender que es justo un ordenamiento jurídico cuando los reconoce

y establece el procedimiento eficaz para su protección; con la libertad, en tanto

sólo pueden ser consideradas justas las normas que respeten la libertad de los

individuos y establecen los mecanismos para que éstos actúen autónomamente y

participen en la organización del poder; con el principio de razonabilidad, en la

medida en que las autoridades judiciales corrigen el rigorismo del principio de

legalidad en la aplicación de las normas, otorgando así, un tratamiento más justo a

las personas.

Finalmente, la justicia, como valor absoluto de “dar a cada uno lo suyo”, se

encuentra íntimamente vinculada a la dignidad de la persona, en cuanto ésta tiene

un fin propio que cumplir, fin que es “intransferible y privativo” (Francisco

Fernández Segado) y que implica el desarrollo de las diferentes potencialidades

(psíquicas, morales, culturales, económicas y sociales).

La jurisprudencia del Tribunal Constitucional, ha entendido en la SC

0338/2003-R, de 19 de marzo, que “La dignidad humana, en su sentido moderno,

designa un conjunto de creencias, valores, normas e ideales que, de una manera

u otra, asumen como postulado que hay un valor intrínseco o una condición

especial de lo humano, lo que implica que hay una forma de existir superior que de

hecho está viviendo la gente.

La injusta sentencia motivo de impugnación vulnerando los principios y

derechos descritos precedentemente ha incurrido en una serie de vicios los

cuales se hallan previstos en los incisos 1, 3, 4, 5, 6, 8, 10 y 11 del artículo 370

incisos del Código Procesal, tal cual paso a demostrar:

Sustanciado el juicio oral el Tribunal de Sentencia Nº 3 por sentencia de 17 de

Octubre de 2008, la cual de manera ilegal ha sido “complementada” mediante auto

de 29 de Octubre del presente año, me declara autor de la comisión de los delitos

de Falsedad Ideológica, Estafa, Estelionato y Falsedad Ideológica de Documento

Privado y en consecuencia me condena a cumplir la pena de 7 años y 6 meses de

presidio. Al respecto es necesario puntualizar los siguientes vicios.

La sentencia aludida y su ilegal complementación vulneran, principios

básicos del derecho sustantivo penal ingresando por tanto dentro la previsión del

art. 370-1, como ser el de responsabilidad penal o de culpabilidad, el de

ofensividad o lesividad, y el principio de legalidad.

La resolución impugnada, no observa la previsión contenida en el artículo

Art. 13 del Código Penal, el cual de estipula claramente que: “No se podrá imponer

pena al agente, si su actuar no le es reprochable penalmente. La culpabilidad y no

el resultado es el límite de la pena”. Es decir, a través de este principio se

garantiza que la imposición de la pena solo deba realizarse cuando el hecho sea

reprochable al autor, tal cual refiere el A.S. No. 76 de 30 de enero de 2006, Sala

Penal II, el cual hago referencia en calidad de precedente contradictorio.

Es en virtud de esta norma (art 13 CP) que el juzgador está obligando

precisamente a analizar la conducta del imputado para imponer una condena,

extremo que no ha ocurrido en el presente caso, es preciso establecer

responsabilidades con relación a los hechos personales de cada uno, se debe

subordinar a los resultados que ofrezca cada uno de ellos.

Ni la acusación pública, particular y menos la sentencia, han precisado cuál

ha sido el grado de participación de mí persona, y sin embargo esta interrogante o

duda, ilegalmente se me impone sentencia condenatoria, por lo que se ha

vulnerado el debido proceso en su faz correspondiente al derecho a la defensa.

Refiriéndose a esta temática Auto Supremo No. 340 de 28 de agosto de

2006, Sala Penal II, el cual lo menciono en calidad de precedente contradictorio,

ha señalado lo siguiente:

“Se considera defecto absoluto, cuando el tenor de la resolución (Auto de Vista) es

contradictorio, incongruente e incompleto traduciéndose en "defecto absoluto" no

convalidante de acuerdo a lo establecido en el artículo 169 3) del Código de

Procedimiento Penal porque deja en indefensión a las partes así como viola el

Derecho Constitucional a la Seguridad Jurídica establecida en el artículo 7

Constitucional.

El juicio oral, público y contradictorio conforme dispone el artículo 1 del Código de

Procedimiento Penal, se halla tutelado por las garantías constitucionales y las

normas procesales que son de orden público y de cumplimiento obligatorio,

consecuentemente el Tribunal de alzada velando por su observancia y la

economía procesal, debe emitir sus fallos fundadamente y en forma clara que

pueda comprender el texto un ciudadano común (…)”

Para que una conducta sea típica es necesario que se lesione o ponga en

peligro el bien jurídico protegido por ley.

De la revisión de la acusación pública, particular y de la sentencia, no se

puede llegar a establecer cuál es la supuesta lesión al bien jurídico protegido que

es la fe pública y el patrimonio. En este estado no se debe perder de vista que el

derecho penal es de ultima ratio y que entre líneas lo que se trasluce es que a

través de este proceso se pretende el cobro de una deuda inexistente, la cual es

actualmente motivo de un proceso coactivo civil de parte del querellante, lo que es

inadmisible. Con relación a esta temática la CSJ, ha señalado en su AS No. 144

Sucre 22 de abril de 2006, el cual cito en calidad de precedente contradictorio:

“Si el Tribunal de Alzada en el marco constitucional del Art. 116-VI de la Carta

Fundamental del Estado, Art. 10 de la Declaración Universal de los Derechos

Humanos y Art. 3 del Código de Pdto. Penal, con legítima independencia y análisis

jurídico, forma convencimiento pleno que el hecho objeto de la acusación

particular no existió, no constituye delito o que la imputada no participó en él;

conclusión que se origina en los antecedentes que constituyen la base del

juicio, en el cual se halla plasmada la voluntad de las partes, de naturaleza

civil, en aplicación del principio doctrinal de la universalidad de la

administración de justicia por la cual ésta debe resolver el conflicto que las

partes han sometido a su conocimiento mediante el código procesal

correspondiente, resolviendo los extremos expuestos en el recurso de apelación

de defectos absolutos, previstos en los Arts, 370 incs. 1) y 6, y 169 inc. 3) del

citado Código Adjetivo Penal. Por lo señalado precedentemente cuando el

Tribunal Supremo advierte que en el proceso se han pronunciado fallos que

atentan contra el debido proceso, afectando en el fondo no sólo al principio de

legalidad formal sino material, corresponde regularizar el procedimiento,

disponiendo que la Sala Penal Segunda de la Corte Superior del Distrito de Potosí,

dicte un nuevo Auto de Vista aplicando la Doctrina Legal adoptada en el presente

Auto Supremo, garantizando a la vez los principios de universalidad, legalidad y

probidad jurisdiccional que debe caracterizar a todo Tribunal de Justicia.”

Con mucha mayor contundencia el AS Nº 241 de, 1 de agosto de 2005, ha

establecido con nitidez lo siguiente:

“La vía penal no puede ser utilizada para perseguir el cumplimiento de

obligaciones, pues el derecho penal sustantivo y adjetivo tiene como una de

sus principales característica ser de "Ultima Ratio", no pudiendo ser

utilizado a efecto de penalizar las obligaciones contractuales, lo contrario

significaría entrar en franca violación a los derechos consagrados en el

artículo 16 de la Norma Constitucional, de observancia preferente por el

propio mandato de su artículo 228 y del artículo 5 de la Ley de Organización

Judicial”.

De otro lado el Tribunal su substrae de hacer una consideración de los

hechos que supuestamente habría cometido de manera específica y concreta con

detalles de tiempo, lugar y circunstancias ingresando por tanto en la previsión del

artículo 370-3 del CPP, y por tanto tampoco establece con claridad los elementos

objetivos y subjetivos de cada tipo penal acusado, no desglosa cada elemento de

los tipos penales señalando específicamente cual mi participación.

Conforme la teoría del domino del hecho es autor quien justamente domina

este hecho o cuando existe un acuerdo previo común. El AS No. 59 de 27 de

enero de 2006, el cual cito en calidad de precedente contradictorio, sobre este

aspecto es claro al señalar:

“De acuerdo a la línea doctrinal sentada por la Corte Suprema de Justicia en

varios Autos Supremos la "teoría del dominio del hecho" respecto de la acción de

los agentes que da lugar a la vulneración de bienes jurídicos, que afirma que en

todos los delitos dolosos es autor quien tiene en sus manos el curso de los hechos

del suceder típico y antijurídico, lo que significa que para que el agente sea

considerado co-autor de un delito doloso es necesario que haya una resolución

conjunta para ejecutar el hecho por parte de los agentes, sin importar en el

momento del hecho la mayor o menor gravedad de su actuación por haber

previamente consentido en el accionar de todos en el logro común del resultado

antijurídico”.

La sentencia motivo de impugnación no señala quien de los tres imputados,

dominaba el curso de los hechos, no especifica si ha existido una resolución

conjunta para ejecutar los supuestos hechos delictivos, tampoco considera

adecuadamente la previsión del Art. 14, del Código Penal Boliviano con relación al

dolo sancionando un supuesto resultado, sin pronunciarse por el nexo lógico

obligado entre éste y la voluntad del autor.

El dolo consiste en causar intencionalmente el resultado típico, con

conocimiento y conciencia de la antijuricidad del hecho. La doctrina lo llama delito

intencional o doloso en cuyo caso deben concurrir dos elementos el ético y el

volutivo, en el presente caso, no se ha demostrado a través de ningún elemento

probatorio que permita razonar que mi persona actuó dolosamente.

En definitiva el Tribunal, ha aplicado el principio de solidaridad y

comunicación proscrito por el artículo 24 del Código Penal, el cual señala: “Cada

participante será penado conforme a su culpabilidad, sin tomar en cuenta la

culpabilidad de los otros”.

Ausencia de Fundamentación.-

Una de las garantías del debido proceso, esta cimentada precisamente en

la motivación de las resoluciones jurisdiccionales, esto porque la persona debe

tener conocimiento propio, del porque se le está condenado, cual es la conducta

punible sobre todo que norma se ha infringido y en qué forma. Asimismo, el debido

proceso está referido a que la tramitación del proceso, sea teniendo en cuenta las

disposiciones legales procesales, precisamente, por la significación de esta

garantía, se ha introducido en el Art. 124 del Código de Procedimiento Penal, que

expresamente, nos indica la importancia y la obligación de la fundamentación, que

esta debe necesariamente referirse a los motivos del hecho, la razón de derecho

sobre la que está basando la decisión y el valor otorgado a los medios de prueba.

Al respecto, me permito citar como precedente contradictorio el Auto de vista de

fecha 17 de diciembre de 2005 dictado por la Sala Penal Segunda del distrito

judicial de Cochabamba dentro el caso Nº 01381/2004 Ministerio Publico y Jorge

Guevara y Otros contra Mario Sejas Zaaa y Otros por el delito de Asesinato,

Amenazas e Instigación Pública a Delinquir en la parte in fine del tercer

considerando refiere:

“…Por ultimo dentro del caso es imprescindible separar responsabilidades

ya sea discriminado o diferenciando el grado de participación de cada uno de ellos

para individualizarlos plenamente. En este contexto la sentencia impugnada

mediante el recurso de apelación restringida al no valorar adecuadamente los

elementos de prueba incorporados en la etapa del juicio oral, ha caído en la esfera

de la insuficiencia para crear convicción de que los imputados sean autores de la

comisión del delito, si bien se demuestra que estuvieron en el lugar de los hechos,

no llega a demostrarse de manera plena la participación de cada imputado en el

hecho delictivo para poder condenárselos. Por lo que, habiéndose infringido

normas procesales que son de orden publico por lo tanto de carácter obligatorio,

se ha vulnerado el debido proceso, consiguientemente corresponde dar estricta

aplicación al Art.413 del Código de Procedimiento Penal”

Es lógico comprender que la resolución deberá contener la exposición clara,

lógica y completa de cada uno de los hechos y circunstancias que se dieren por

probados, fueren ellos favorables o desfavorables al imputado, y de la valoración

de los medios de prueba que fundamentaren dichas conclusiones de acuerdo a lo

dispuesto en las reglas de la sana critica y observando también la norma general

del Art. 124 del Código del Código Procedimiento Penal.

La resolución debe expresar en la fundamentación las motivaciones del

órgano judicial, no desde la perspectiva de su propio subjetivismo, sino a partir de

la aplicación de reglas lógicas que permitían comprender el razonamiento del fallo,

es decir que debe expresar el método intelectivo aplicado para la valoración de la

prueba, la fundamentación permitirá la reproducción del razonamiento utilizado por

el Tribunal para alcanzar dichas conclusiones, en su fundamentación el Tribunal

debió hacerse cargo de toda la prueba producida, incluso de aquella que hubiere

considerado poco confiable, no confiable o enervada, indicando en tal caso las

razones que hubiere tenido en cuenta para hacerlo.

De la revisión pormenorizada de la sentencia, se puede constar que el

Tribunal de Sentencia, omite en señalar cuáles son los hechos en concreto

supuestamente delictivos que se me atribuyen, ingresando dentro la previsión del

artículo 370-3 del CPP.

Por ejemplo el lo que se refiere al delito de Falsedad Ideológica, he

solicitado vía complementación expresamente a momento en que el Tribunal

resolvió la excepción previa de prescripción, que se establezca a ciencia cierta

quienes y en qué fecha han hecho uso del documento supuestamente falso, sin

embargo el Tribunal, rechaza la complementación, indicando que es motivo del

juicio.

De otro lado corresponde señalar que ni el propio Tribunal sabe con

relación a que documento se ha emitido sentencia condenatoria, no otra cosa

significa el hecho de haber emitido ilegalmente el auto complementario de 29 de

Octubre de 2008, por el que también se me condena por la supuesta falsedad

ideológica de documento privado (recibo caja No. 000222 de 22 de junio de 2004),

pero contrariamente se me absuelve del uso de dicho documento, es decir hice

uso o no del documento? Era falso o no, Y si era falso por que la absolución, con

relación a su uso?. Lo que sucede a ciencia cierta es que la defensa ha logrado

establecer de manera incontrovertible que el recibo de caja No. 000222 de

22 de junio de 2004, es autentico, por lo que no quedo otra que absolver

de la comisión de todos los hechos acusados con relación a falsedad del recibo

señalado, sin embargo la sentencia nacía con un vicio interno por cuanto toda la

fundamentación de hechos y producción de prueba apuntaba a la falsificación de

dicho instrumento, es por ello que ilegalmente después se complementa la

sentencia.

Ahora bien la sentencia impugnada me condena por la comisión del delito

de Falsedad Ideológica, es decir de documento público, sin embargo al tratar de

descifrar la resolución, no se encuentra una fundamentación lógica que haga

entrever que documento público es el supuestamente falsificado?, el Tribunal se

limita a señalar (plana 16) textual: “incurren en falsedad ideológica por que con

datos aparentemente legales es decir la primera transferencia de registrada de los

hermanos Medrano Caballero, registrada en DR bajo la partida No. 684 Fs. 234

que es del mismo bien introducen en un instrumento público verdadero introducen

declaraciones falsas concernientes a un hecho que el documento deba probar,

ocasionando perjuicio a Mario Salazar”.

Es decir, cual es el instrumento público que en la mente del Tribunal

habría sido falsificado ideológicamente por mi persona?. Cual el perjuicio?

En relación a la estafa, el Tribunal omite en su sentencia en especificar

quien y en qué circunstancias engaño a Mario Salazar induciéndole a error,

finalmente no establece con claridad cual el perjuicio. Con relación a esta temática

el AS Nº 241 de, 1 de agosto de 2005, el cual cito en calidad de precedente

contradictorio ha establecido con nitidez lo siguiente:

“Los jueces de grado poseen la obligación de valorar los elementos probatorios,

conforme al mandato del artículo 173 del Nuevo Código de Procedimiento Penal,

esto es con criterios de selectividad y eficacia, orientado a la búsqueda de la

verdad histórica del hecho dentro de parámetros de absoluta discrecionalidad

crítica y analítica, tomando en cuenta los elementos constitutivos del tipo penal al

que ha de subsumirse la conducta del incriminado, no siendo suficientes los

indicios o simples presunciones para la configuración del ilícito penal. La promesa

de procurar trabajo no puede ser tomada en cuenta como elemento constitutivo

del delito de estafa, pues para la configuración y materialización de tal ilícito penal

se hace necesario establecer el "núcleo del delito" constituido por el engaño

y el artificio que es el medio empleado en forma hábil y mañosa para lograr el

intento, siendo la forma artera para obtener algo. La estafa -al sentir del Tratadista

de Derecho Penal, Gastón Rios Anaya- es: "El típico delito fraudulento contra el

patrimonio, ya que el sujeto activo, mediante artificios y engaños, sonsaca dineros

y otras ventajas económicas a la víctima", de donde resulta que, imperiosamente,

debe comprobarse la doble relación causal que debe existir para que se configure

el delito de estafa: el ardid o engaño como causa del error y el error como causa

de la disposición patrimonial, sólo ante la comprobación incontrovertible de la

existencia de estos elementos podrá establecerse la presencia del dolo, pues en el

delito de estafa no puede aducirse culpa, toda vez que el tipo penal previsto en el

artículo 335 de la norma sustantiva se constituye en un delito eminentemente

doloso. Conforme refiere Benjamín Migue H. en su libro "Derecho Penal, Parte

Especial", nuestra legislación sintetiza los elementos de la estafa en los siguientes

elementos: a) existencia del engaño o artificios; b) relación de causalidad entre

conducta activa y resultado; c) el elemento psíquico, o sea la voluntad de engañar;

y d) el enriquecimiento del sujeto activo y la disminución del patrimonio de la

víctima.

Finalmente en relación al Estelionato, cabe repetir que la prueba codificada

como DF-MC1.14, es justamente un certificado de estado hipotecario del inmueble

que fue otorgado en garantía a favor de Mario Salazar, del cual se evidencia que

este tiene PRIMERA HIPOTECA, sin embargo como ya dije y pese el extremo de

haber sido judicializada la referida prueba, esta no fue valorada por el Tribunal.

Medios o elementos probatorios no incorporados legalmente al juicio.- (Art. 370-4

CPP) De la lectura del acta de Juicio Oral, se puede constar, que la prueba

signada como AP. 1.26, ha sido excluida, sin embargo este extremo al revisar al

sentencia, se puede constar que el 3er Considerando plana 16 de la Sentencia, se

describe este elemento probatorio como si hubiera sido judicializado, señalando

específicamente que dicha prueba es una fotocopia legalizada del Testimonio No.

240/2002 del contrato de los imputados con el Banco Unión. Por lo que el Tribunal

al haber considerado una prueba que no ha sido judicializada para pronunciar

sentencia condenatoria, ha incurrido en la previsión contenida en el artículo 370-4

del Código de Procedimiento Penal.

Valoración defectuosa de la Prueba e inobservancia de reglas de de liberación.-

(370-6 CPP) La valoración defectuosa de la prueba en la que incurre el Tribunal

por su prejuiciosa predisposición mental en nuestra contra ha llegado a extremos

exteriorizados en relativizar los elementos subjetivos de la culpabilidad, la regla de

que ésta y no el resultado determinan la responsabilidad penal del autor, el nexo

psicológico entre la acción y el resultado, como elemento subjetivo tiene

importantes elementos que se exteriorizan. Bajo la prisma de la presunción de

inocencia es a la parte acusadora a quien le corresponde asumir la carga de la

prueba incriminatoria, ya que no es posible exigirle al acusado que demuestre su

inocencia la que por mandato del mencionado principio viene sobreentendida,

pues si se le exigiera a la defensa la prueba de hechos negativos se vería

sometida a esta parte a la probatio diabólica que menciona GIMENO SENDRA.

Ante esta postura el C.P.P., obliga a que el juzgador beba dictar sentencia

solamente con el material aportado por las partes, de tal suerte que si la Fiscalía o

la Acusación Particular no es capaz de incorporar el suficiente arsenal probatorio

que demuestre su pretensión, no puede prevalecer el interés de búsqueda de la

verdad material por parte del Tribunal, el que esta en la obligación ineludible de

exonerar de cargos al imputado.

Es por lo expuesto que el juez debe forzosamente aplicar el Art. 173 del

CPP, el cual estipula:

“El juez o tribunal asignara el valor correspondiente a cada uno de los elementos

de prueba, con aplicación de las reglas de la sana crítica, justificando y

fundamentando adecuadamente las razones por las cuales les otorga determinado

valor, en base a la apreciación conjunta y armónica de toda la prueba esencial

producida”.

De lo expuesto se concluye que el Tribunal 3ero de Sentencia, se hallaba

obligado a valorar críticamente la prueba producida a efectos de llegar a una

determinada conclusión que sustente la hipótesis, sin embargo de la lectura

detallada de la sentencia se evidencia que este de manera expresa no valora la

prueba testifical de Yubitza Thames, refiriendo en concreto al concluir el ante

penúltimo considerando lo siguiente: “La prueba de cargo no ha desvirtuado los

hechos acusados, EL TRIBUNAL NO VALORA la testifical de Yubitza Thames, por

el principio de inmediación se ha advertido que Víctor Hugo Medrano Cueto, la

trataba de inducir cuando esta quiso sacar una invitación, (….).

De otro lado tampoco valora el Tribunal la prueba documental codificada

como DF-MC 1.14, consistente en un certificado de Derechos Reales, que

evidencia que sobre el inmueble que se otorgo a Mario Salazar, este tiene

PRIMERA HIPOTECA, prueba con la que se destruye cualquier antojadiza

intención de acreditar estelionato.

El hecho de que tribunal de sentencia no valore las pruebas en cuestión,

constituye una decisión arbitraria y atentatoria a la regla básica de la deliberación.

Al respecto me permito citar en calidad de precedente contradictorio el

Auto de Vista de 8 de junio de 2005, dictado por la Sala Penal Primera de la Corte

Superior de Justicia que refiere en su parte resolutiva IV.2.1 Resolución del

Tribunal de Alzada:

“Sobre esta cuestión, este tribunal de alzada ha emitido ya su decisión líneas

arriba al afirmar que el tribunal de sentencia a quo ha incurrido en defecto de

sentencia previsto en el numeral 10 del Art. 370 del Código de Procedimiento

Penal, relativo a la inobservancia de las reglas previstas para la deliberación. Si el

tribunal de sentencia admitió la prueba consistente en un video y la judicializo,

entonces estaba en la obligación de valorarla críticamente a efecto de llegar a una

determinada conclusión que sustente la hipótesis de las partes acusadoras o de la

parte imputada. La decisión del tribunal de sentencia de no valorar la prueba del

video en cuestión constituye una decisión arbitraria y atentatoria a la regla básica

de la deliberación cual es la valoración integral de la prueba producida en juicio tal

como prevé el Art. 359 del Código de Procedimiento Penal que no admite una

valoración parcial de la prueba producida en juicio.

Al no haber el Tribunal de sentencia a quo valorado la prueba del video no ha

concluido el desarrollo de la actividad probatoria que empieza con el ofrecimiento

de prueba y continua sucesivamente con su admisión, la producción de la misma y

termina con la valoración integral por el tribunal con sujeción a las reglas de la

sana critica racional. En consecuencia, la falta de valoración del video en cuestión

importa no solo un defecto de la sentencia previsto en el numeral 10 del Art. 370

del Código de Procedimiento Penal, sino un obstáculo para que este tribunal de

alzada pueda pronunciarse sobre la licitud o ilicitud, ya que al no haber concluido

el procedimiento probatorio en lo que respecta a la valoración del referido video no

existe material probatorio propiamente dicho sobre el cual emitir un juicio de valor”.

De otro lado el AS Nº 241 de, 1 de agosto de 2005, el cual cito en calidad

de precedente contradictorio, ha establecido con nitidez lo siguiente:

“Los jueces de grado poseen la obligación de valorar los elementos probatorios,

conforme al mandato del artículo 173 del Nuevo Código de Procedimiento Penal,

esto es con criterios de selectividad y eficacia, orientado a la búsqueda de la

verdad histórica del hecho dentro de parámetros de absoluta discrecionalidad

crítica y analítica, tomando en cuenta los elementos constitutivos del tipo penal al

que ha de subsumirse la conducta del incriminado, no siendo suficientes los

indicios o simples presunciones para la configuración del ilícito penal”

Inobservancia de las reglas de deliberación y redacción de la sentencia (Art. 370-

10 CPP)

Como referí líneas arriba el Tribunal de Sentencia, el Tribunal 3ero de

Sentencia, se hallaba obligado a valorar críticamente la prueba producida a

efectos de llegar a una determinada conclusión que sustente la hipótesis, sin

embargo de la lectura detallada de la sentencia se evidencia que este de manera

expresa no valora la prueba testifical de Yubitza Thames, refiriendo en concreto al

concluir el ante penúltimo considerando lo siguiente: “La prueba de cargo no ha

desvirtuado los hechos acusados, EL TRIBUNAL NO VALORA la testifical de

Yubitza Thames, por el principio de inmediación se ha advertido que Víctor Hugo

Medrano Cueto, la trataba de inducir cuando esta quiso sacar una invitación, (….).

De otro lado tampoco valora el Tribunal la prueba documental codificada

como DF-MC 1.14, consistente en un certificado de Derechos Reales, que

evidencia que sobre el inmueble que se otorgo a Mario Salazar, este tiene

PRIMERA HIPOTECA, prueba con la que se destruye cualquier antojadiza

intención de acreditar estelionato.

Finalmente y como corolario a esta sarta de violaciones cometidas por el

Tribunal 3ero de Sentencia se tiene que luego de pronunciase la sentencia de

fecha 17 de Octubre de 2008, en el que se me condena por la supuesta comisión

de los delitos de falsedad ideológica de documento público, estafa y estelionato y

se me absuelve con relación al delito de FALSIFICACIÓN previsto por el artículo

200 del CP, ilegalmente se complementa la sentencia mediante auto de fecha 29

de Octubre del presente año, por el que se modifica el fondo de la sentencia y

también se me condena por la comisión del delito de falsedad ideológica de

documento privado.

Con relación a esta temática el Código Procesal Penal en su artículo 361 es

claro, cuando dispone que la redacción y firma de la sentencia serán realizadas

inmediatamente después de la deliberación, debiendo el Juez o Tribunal

constituirse nuevamente en la sala de audiencia para la lectura de la sentencia, lo

que importa por un lado que el Tribunal con su accionar ha obrado arbitrariamente,

puesto que por mandato de los principios de inmediación, oralidad, y acusatorio.

Como una manifestación de más de la continuidad y eficiencia, el CPP,

establece que, concluido el debate y en la misma audiencia, el juez o tribunal

dictara sentencia.

El artículo 358 señala, como formalidades, que los miembros del Tribunal

pasarán de inmediato y SIN INTERRUPCION a debatir en sesión secreta, a la que

solo podrá asistir el secretario. Por mandato de esta norma la deliberación no

podrá ser suspendida, salvo grave enfermedad comprobada de alguno de los

jueces y en este supuesto, la interrupción no podrá durar más de tres días, luego

de los cuales se deberá reemplazar al juez o jueces enfermos y REALIZAR EL

JUICIO NUEVAMENTE.

En el presente caso se tiene que la sentencia es de 17 de Octubre y el

Auto de complementación de 29 de Octubre ambos de 2008, lo cual importa que la

deliberación ha sido interrumpida arbitrariamente por 12 días.

El artículo 125 del Código de Procedimiento Penal, señala:“El juez o tribunal

de oficio podrá aclarar las expresiones oscuras, suplir alguna omisión o corregir

cualquier error material o de hecho, contenidos en sus actuaciones y resoluciones,

SIEMPRE QUE ELLO NO IMPORTE UNA MODIFICACION ESENCIAL DE LAS

MISMAS”.

Como refiere la norma analizada la complementación y enmienda

corresponde apara aclarar hechos obscuros de la resolución, suplir alguna omisión

o corregir algún error material y no así para CAMBIAR EL FONDO DE LA

SENTENCIA, como sucede en el presente caso en el que se me condena por un

delito más, el pretender forzar una complementación haciendo creer que la

omisión era condenarme por el delito de falsedad ideológica, es nada más que

una arbitrariedad.

La ley de Organización Judicial con relación a la temática motivo de

análisis, señala con claridad lo siguiente:

“Art. 31.- La jurisdicción de un Tribunal o juez se suspende para todos los

asuntos que conocen o solo para determinado asunto. En el primer caso, por

cualesquiera de las causales que privan al juez de sus funciones, como la

suspensión motivada por acción penal, vacación y licencias y en el segundo

caso, por haber formulado excusa o haber sido recusado con causal o causales

justificadas y POR LA CONCLUSIÓN DEL PLEITO”.

La Corte Suprema de Justicia de la Nación al referirse a este tema, ha

señalado en su Auto Supremo Nº 131, de 13 de mayo de 2005, el cual señalo en

calidad de precedente contradictorio, lo siguiente:

Doctrina Legal Aplicable:

"(..) La segunda norma prescrita en los artículos 361 y 130 del nuevo Código de

Procedimiento Penal dispone que la redacción y firma de la sentencia serán

realizadas inmediatamente después de la deliberación, debiendo el Juez o

Tribunal constituirse nuevamente en la sala de audiencia para la lectura de la

sentencia. Que, cuando las circunstancias del hecho denoten complejidad del

proceso y por lo avanzado de la hora, la redacción y la lectura de la sentencia se

realizarán dentro el plazo máximo, improrrogable y perentorio de tres días,

computables desde la lectura de la parte resolutiva en la sala de audiencia. En el

caso de autos el juzgador da lectura a la parte resolutiva de la sentencia el día 23

de abril de 2004 y señala audiencia para el día 27 de abril y dar lectura íntegra a la

sentencia, luego el día 24 solicita licencia por los días 26 y 27 del mismo mes por

motivos familiares, dictándose la sentencia recién a los cinco días en fecha 29 de

abril de 2004. La lectura de la parte resolutiva garantiza la imparcialidad del

juzgador. La ley le impone el cumplimiento del principio de inmediatez en la

producción de la prueba, valoración de la misma y resolución del asunto, vale

decir, que la presencia de la autoridad jurisdiccional en los actos del juicio

garantiza su imparcialidad. La administración de justicia penal esta fuera de

cualquier duda cuando el Juez o Tribunal pronuncia la sentencia sobre la base de

su saber, y entender sin que interfiera en dicho acto jurisdiccional terceras

personas.

"Que, la sentencia no sólo esta conformada por la parte resolutiva que determina

la responsabilidad penal o la absolución del encausado sino que también es parte

el contenido que sustenta a la parte resolutiva; de manera que, la redacción no es

un simple hecho mecánico, sino el basamento donde se encuentra el fundamento

de hecho y derecho, esta motivación no sólo debe ser convincente para el

juzgador, cuanto para las partes que esperan que su litigio penal sea resuelto

sobre la base del respeto al debido proceso y que cada acto procesal cumpla con

el propósito para el cual fue creado. En el caso de autos el Juez o Tribunal, se

encuentran constreñidos a redactar y dar lectura a la sentencia en el plazo

máximo de tres días, lo que significa que puede darse lectura en un plazo menor,

pero no fuera del plazo máximo asignado.

(..) que, el respeto al debido proceso pasa por cumplir los actos procesales,

debiendo los sujetos procesales observar las acciones que les compete. En el

caso de autos, el sujeto procesal que dirime el conflicto penal es el juez o tribunal

de sentencia que se encuentra obligado ha cumplir con el plazo legal para

pronunciar sentencia; corrientemente, concluida la deliberación inmediatamente el

Juez o Tribunal deberá redactar y firmar la sentencia, sin interrupción dando

lectura en la misma audiencia. Sin embargo, por la complejidad del proceso y lo

avanzado de la hora, el Juez o Tribunal puede adoptar el mismo procedimiento

que para los casos normales, con la única diferencia de que la redacción y la

lectura de la sentencia, deberá realizarse en el plazo máximo de 3 días

computables a partir de la lectura de la parte resolutiva de la sentencia, momento

en que también las partes se darán por notificadas, en la sala de audiencia. El

incumplimiento de este plazo es causal de pérdida de competencia, porque

vulnera el debido proceso, aspecto que tiene mayor relevancia tratándose de

la responsabilidad del director del proceso que es el Juez o Tribunal de

sentencia. La vulneración del debido proceso por incumplimiento del plazo, la

redacción y lectura de la sentencia constituye defecto absoluto no siendo

susceptible de enmienda conforme prescriben los artículos 1, 130, 169 inciso 3 y

370 inciso 10 del Código de Procedimiento Penal concordante con el artículo 16-IV

de la Constitución Política del Estado (..)."

De lo analizado precedentemente se tiene que el Tribunal al haber

pronunciado sentencia el día 17 de Octubre y siendo complementada la misma por

auto de 29 de Octubre, sin embargo de haber perdido su competencia,

modificando el fondo de la resolución, ha violentado el debido proceso,

inobservado las normas contenidas en los artículos 1, 130, 169 inciso 3, 358, 361

y 370 inciso 10 del Código de Procedimiento Penal concordante con el artículo 16-

IV de la Constitución Política del Estado y el artículo 31 de la Ley de Organización

Judicial, por lo que no siendo subsanable este vicio procesal en apelación

corresponde al Tribunal de alzada, anular las resoluciones impugnadas,

ordenando el juicio de reenvió.

Errónea Fijación de la Pena.-

Conforme lo ha establecido la doctrina penal moderan y la jurisprudencia

del derecho comparado, la pena debe ser la contingencia social al déficit individual

de motivación jurídica en orden a un fin preventivo general; pues se sanciona para

mantener la confianza general de la norma. En este marco la condena debe ser

cualitativamente adecuada para conseguir la finalidad esto es que el juzgador

aplicando el principio de proporcionalidad, se obliga a ponderar la gravedad de la

conducta objeto de tutela y la consecuencia jurídica; es decir que la garantía en la

individualización e imposición de la pena debe estar dada por el juzgador.

Con relación a esta temática la Corte Suprema en su AS. Nº 99 Sucre de 24

de marzo de 2005, el cual cito en calidad de precedente contradictorio, señala:

“Constituye uno de los elementos esenciales del "debido proceso" la

correspondiente fundamentación de las resoluciones, las mismas que deben ser

motivadas, individualizándose la responsabilidad penal de cada uno de los

imputados, tomando en cuenta las atenuantes y agravantes que establece la ley

penal sustantiva, a objeto de imponer la pena.

La Corte Suprema de Justicia de la Nación, máximo intérprete de la "legalidad",

cumple una función unificadora de la jurisprudencia establecida en materia penal,

siendo de aplicación obligatoria la doctrina legal aplicable, por los tribunales

colegiados y unipersonales inferiores, lo contrario significaría ir en contra de los

fines del Derecho Procesal Penal que busca una justicia pronta, equitativa y justa.

Es evidente que el Supremo Tribunal de Justicia de la Nación ya ha establecido

una línea doctrinal respecto a los aspectos que se deben considerar para

establecer y determinar el cuantum de las sanciones para los autores del delito de

transporte de sustancias controladas, prevista en el artículo 55 de la Ley Nº 1008,

tomando en cuenta las atenuantes y agravantes, habiendo establecido en varios

autos supremos la determinación, como lo ha señalado el recurrente, en la

jurisprudencia vinculatoria presentada en el recurso, considerando que si bien es

cierto que las penas son indeterminadas, siendo la valoración y apreciación

privativa de los jueces de instancia e incensurable en casación, esto no les

exonera de la obligación de considerar y tomar en cuenta las agravantes o

atenuantes que existiesen en favor o en contra del imputado, contenidas en los

artículos 37, 38, 39 y 40 del Código Sustantivo Penal, expresando invariablemente

y de manera obligatoria los fundamentos en que basan su determinación, la

omisión constituye defecto absoluto y por tanto insubsanable, como lo previene el

artículo 370 inciso 1) del Código de Procedimiento Penal, así como vulneración a

los derechos y garantías reconocidas en la Constitución, tratados y convenios

internacionales, como lo determina el inciso 3) del artículo 169 del Procedimiento

Penal.

Según Franz Von Liszt, "La pena es un mal que el juez penal inflige al delincuente

a causa del delito, para expresar la reprobación social con respecto al acto y al

autor" y para Pisa, además de significar un mal para el delincuente, "es un medio

de tutela jurídica" afirmando que "No es el Estado el que puede decirle al

delincuente: tengo derecho de corregirte, pues de ello sólo puede jactarse el

superior de un claustro; es el culpable el que tiene el verdadero derecho de decir

al Estado: estás en la obligación de irrogarme una pena que me enmiende y no

tienes potestad de someterme a una pena que me degrade y me torne más

corrompido de lo que soy" (Fernando Villamor Lucia, Derecho Penal Boliviano,

Parte General página 198), evitando, como dice Beristain, que "la queja que

continuamente brota de las prisiones , donde yacen miles de hombres sepultados

vivos por otros hombres, en nombre de la justicia, en nombre de la libertad,

constituyendo su imposición el alfa y omega de todo el Derecho Penal" siendo

esencial el equilibrio y la proporcionalidad que debe existir entre la culpabilidad y

la punición que constituye uno de los rasgos esenciales del derecho penal" en el

que la imposición de la pena tiene como finalidad, además de la retribución por el

daño causado, la readaptación y reinserción del delincuente al medio social,

tomando en cuenta que el nuevo sistema acusatorio penal es "garantista" y

preserva los derechos fundamentales tanto del imputado y de la víctima y a

ambos, así como a la sociedad en su conjunto les interesa la correcta aplicación

de la ley, el respeto irrestricto de los derechos y garantías constitucionales y

procesales, porque así se garantiza la paz social y la pervivencia del Estado Social

y democrático de derecho, debiendo, en la imposición de la pena,

inexorablemente, aplicar lo dispuesto en los artículos 37, 38, 39 y 40 del Código

Penal”.

Finalmente y a objeto de acreditar la total desproporcionalidad con la que

ha actuado el Tribunal, acompaño en calidad de prueba la sentencia de 12 de

Enero de 2005, dentro el proceso penal seguido por el Ministerio Público en contra

de Boris Valdez, en el que el Tribual 3ero de Sentencia, condena a los acusados

de homicidio a 4 años de Reclusión.

PETITORIO.-

En virtud de lo expuesto en consideración de los defectos absolutos

denunciados que importan vulneración al derecho fundamental al debido proceso,

seguridad jurídica y a la defensa, así como de los defectos absolutos de la

Sentencia, lo que hace imposible proceder a la rectificación de los mismos tal cual

prevé el artículo 414 del CPP, es que en aplicación de lo previsto por el artículo

413 de la norma citada impetro al Tribunal de Alzada que resuelva el presente

recurso declarando procedente la apelación disponiendo la nulidad total de la

sentencia pronunciada por el Tribunal 3ero de Sentencia, así como de su auto

complementario, debiendo ordenarse la reposición del Juicio por otro Tribunal de

Sentencia de la Capital.

OTROSI.- Al amparo del Art. 410 del Código de Procedimiento Penal ofrecemos

en calidad de prueba:

Testifical:

A objeto de acreditar que el Juez Técnico Dr. Mario Murillo Mérida, estuvo

dormitando a lo largo de todo el juicio oral, es que ofrezco en calidad de testigos a:

1. Harold Alexander Medrano Cueto, mayor de edad, hábil por derecho.

2. Cinthia Sangueza, mayor de edad, hábil por derecho.

Documental.

A fin de que sus probidades puedan establecer que evidentemente el Tribunal

3ero de Sentencia, excluyo prueba documental de esta parte, que tenía iguales

características que la judicializada por el Ministerio Público, ofrezco las literales:

1. Acta de Notario de Fe Pública Dra. Lenka Orellana, de entrega de prueba

documental, por parte Secretaria del Tribunal 3ero de Sentencia a favor de

Victor Hugo Medrano Cueto.

2. Prueba signada como DF- MC 1.6, consistente en emplazamiento de firmas

seguido por Victor Hugo Medrano c/ Mario Salazar.

3. Prueba DF-MC 1.7, consistente en copias fotostáticas debidamente

legalizadas del trámite de emplazamiento de firmas seguido por Victor Hugo

Medrano c/ Mario Salazar.

4. Prueba DF-MC 1.8, consistente en resolución de primera instancia de del

trámite de emplazamiento de firmas seguido por Victor Hugo Medrano c/

Mario Salazar.

5. DF-MC 1.9, consistente en Auto de Vista dentro el trámite de

emplazamiento de firmas seguido por Victor Hugo Medrano c/ Mario

Salazar.

6. DF-MC 1.15, consistente en escritura pública No. 303/2007 y aclaratorio de

2 de Abril de 2007.

7. DF-MC 2.3, consistente en fotocopia legalizada del dictamen pericial del

IDIF.

8. Memoriales de Mario Salazar que evidencia que continua la ejecución

dentro el proceso coactivo iniciado por el en contra de Víctor Hugo Medrano

Caballero.

Otros elementos probatorios.-

Ofrezco los 3 Cd. Que contienen la grabación inextensa del juicio Oral.

MAS OTROSI.- Al amparo del Art. 408 parte final del Código de Procedimiento

Penal impetro al tribunal de alzada señalar audiencia de producción de prueba y

ampliación de fundamentación oral de este medio de impugnación.

OTROSI 3.- Notificaciones se comisione a funcionario público.

Cochabamba 24 de noviembre de 2008