análisis estructural del relato

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I , \ Roland BARTHES, A.J.GREIMAS, Umberto ECO , Jules GRITTI, Violette MORIN , Christian METZ, Gérard GENETTE , Tzvetan TODOROV , Claude BREMOND análisis este). ,cUtral del relato . " premia la red de jonás 1991 : .. :. '

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análisis estructural del relato

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  • I ,

    \

    Roland BARTHES, A.J.GREIMAS, Umberto ECO , Jules GRITTI, Violette MORIN ,

    Christian METZ, Grard GENETTE , Tzvetan TODOROV , Claude BREMOND

    anlisis este). ,cUtral del relato

    . " premia la red de jons 1991

    : ~ .~ ;: .. :. '

  • FRONTERAS DEL RELATO

    GERARE> GENNETI'E

    . . Si, acep~amos,. ~or onvenoiS atenernos al campo de la ex re-~1O~ ,htedrana, defimrer:t0~ SIn i6cuItad el relato como la repre~enaCIOn e. ~ .aconteclml~n:to o de una serie de acon tecimientos ~ea]dsl o) ficbcl,OS, po~ medio del lenguaje, y ms particulannen~ ~ e en~~aJe escrIto. Esta "ci''' . . (y corriente) ~lene el !Den to de l~ ~v?encia y e la simplicidad ; su principal

    mconvel:l1ent: es qUlza, Justamente, e l e ncerrarse y encerrarnos en la eVl?en Cl8, el ocultar a nu~stros ojos lo que precisamente, en

    COD8 ye el ,. i . ,0 ran o en Cle~to m? o as llanteras oe su ejercicio las condi ~ d~~nes de. s,u eXI,stencl 8. Definir positivam ente el rela'to es acre-1 ar, qwza pehgro~mente. la idea o la sensacin de que el

    relato fluye ~sp0F1:taneame~,te, que nada hay ms natural que co.ntar una historia, combmar un conjunto de acciones en un f!11to, un cuento, una epopeya, una novela. La evolucin de la literatura y de la conci.encia literaria desde hace medio siglo ha a tencin, el contrario e a raer temdo. entre otras felices la d t ~;d~~Q~

    ,

    sas y a veces ilustrado este

    fondo

    DIEGESIS y MIMESIS

    tal como La marquesa .qu punto, bajo formas diver-

    la hteratura moderna vivido e cOmo elIa se ha se ha

    incitamos a buscar en cierta forma ne.

    f Una., lililiiiiiCiiii!eRiII es la que seala Aristteles en al/lU. nas rases rpidas de la Potica. Para Aristteles . es uno de los "'-.z~n.-= .. ,',

    ..unwo poetica (mimesis); el 196

    otro es la prl!8e!ltaciD ~ de los acontecimientos hecha por actores qu a an o actan ante el pblico.1 Aqu se instaura la distincin clsica entre poesa narrativa dramtica. Esta distincin ya haba sido el libro III de La Repblica, con . que por una parte Scra tes (es decir, para l, el defecto) que, por otra parte, tena en cuenta as-pectos de di recta (dilogos) que puede presentar un poema no como los de Homero. Hay, pues, en los orgenes de la tradicin clsica, dos divisiones aparentemente contradictorias en que' el relato se opondra a la imitacin, en una como su anttesis y en la ot ra como uno de sus modos.

    Para el campo de lo que l IIama . por oposicin a " 808., q-u~estgn \:l ... ~) se ivi-

    e , . en imitacin propiamente dicha simp e re ato ( ., '). Por simple rela to, Platn lo que el poeta cuenta: hablando en su propio nombre, sin tratar de hacernos creer que es otro quien habla: 2 as, cuando Ho-mero, en el canto 1 de la ]liada, nos dice a propsito de Crises: Luego Crises, sacerdote de Apolo, el que hiere de lejos, desean-do redimir a su hija, se present en las veloces naves aqueas con un inmenso rescate y las nfulas de Apolo, el que hiere de lejos, que pendan de ureo cetro en la mano; y suplic a todos los aqueos, y particularmente a los dos atridas, caudillos de pue-bJos .3 Por e! contrario , la imitacin consiste, a partir del verso siguiente, en que Homero hace hablar a Crises mismo o, ms bien, segn Platn , habla simulando haberse vuelto Crises y es-forzndose por darnos, lo ms posible, la ilusin de que no es Homero quien habla sino el viejo, sacerdote de Apolo. He aqu el texto del discurso de Grises: Atridas, y tambin vosotros, Aqueos de las hennosas grel;las, puedan los dioses, habitantes del Olimpo, concederos el destruir la ciudad d.e Priamo y regre-sar luego sin dao alguno a vuestros hogares. i Pero a mi~ puedan vosotros asimismo devolverme mi hija! Y por ello, aceptad este rescate que os traigo, Por respeto a l hijo de Zeus, el arquero Apolo . Ahora bien, a grega Platn, H omero hubiera podido igual. mente proseguir su relato en una forma puramente na rrativa, contando las palabras de Crises en luga r de t ranscribirlas, lo cual, para el mismo pasaje, hubiera dado en estilo indirecto y en prosa: Lleg el sacerdote y suplic a los dioses que pennitieran a los aqueos apoderarse de Troy~ y les concediesen un regreso feliz. P idi tambin, invocando el' nombre del dios, que aceptaran un rescate y le devolvieran a su hija. 4 Esta divisin terica, que opone en el interior de la diccin potica, los dos modos puros y heterogneos del relato y de la imitacin, . y fun-damenta una que com-prende los dos por el an t iguo ditirambo teatro), ms un

    197

  • mixto o. ms precisamente, que es el de 1'ti!E~ como acabamos de verlo en e de la !liada. "1

    clasificacin de S es a primera vista completa-mente diferente puesto re llce toda poesa a la imitacin, distinguiendo solamente el que Platn llama propiamente imitacin y el lama, c,cmo Platn, . . Por otra parte, identi-fIcar ple~a~en~, n . slo. CO~O ~latn. el gnero dramtico COn el modo lmJta~JVo, SinO ~amblen sm tener en cuenta en principio su car~cter mIxto, el genero con el modo narrativo puro. Esta

    re~uccln puede responder, al hecho de que Aristteles define mas est~c};amente que Platn, el modo imitativo por las condicio~ ';les . ~scemcas de la representacin dramtica. Tambin puede Justificarse por el hecho de que la obra pica, cualquiera sea la parte Q,!e comprendan los dilogos o discursos en estilo directo, y aun SI estB: parte supera a . la del relato, sigue siendo esencial-mente narrativa porque los dIlogos estn en ella necesariamente

    encuad~ados y provocados por . partes. narrativas que constituyen, en sentido P!OPlO, ~l ~ondo v, SI se qUIere, la trama de su discurso. Por lo dernas, ArIstotele,s .reconoce a Homero una superioridad sobre los ot~os poetas eplcos porque interviene personalmente lo menos posible e~ su poema: poniendo la mayora de las veces en escena personajes caractenzados, conforme a la funcin del poeta, qu: es ~ l!l de imitar lo ms posible.5 Con ello, parece re~0.n0cer Implci tamente el carcter imitativo de los dilogos ho-I1.1encos y, por ende, el carc,tc:r mixto de la diccin pica, narra-tiva c!l su fondo pero dramatIca en su mayor extensin . l..a di-ferenCia entre las . , se reduce, pues, a una Simple : estas dos cla-sificaciones coinciden sin duda en lo esenCIa, es decir. . a-m~ . n . siendo considerado e pn-

    mero por a m os filsofos corno ms plenamente imitativo que el segundo : acuerdo sobre los hechos, en cierto modo subrayado por el puesto que Platn condena a los po.etas en tanto imitadores. comenzando por los dramatur-

    go~ . y sm except uar a H omero, juzgado incluso demasiado mi-metIco .para. un poeta narrativo y no admite en la Ciudad ms que. a un Pc;>eta ideal cuya diccin austera sera lo menos mimtica poslbl~; mlentra~ que Aristteles, simtricamente, coloca a la tragedIa por enClma de la epopeya y elogia en Homero todo lo que acerca su escritura a la diccin dramtica. Ambos sistemas son, :oues. idnticos, a de una inversin de valores' para Pllrtn '

    se ve a que otra manera.

    obstante, e:; necesario aqu una observacin de la q~e .. n! PJatn ni 'Aristteles parecp.n ,haberse Dreocupado y que restttUlra al relato todo su valor y toda su importancia. La imi-

    196

    tacin directa, tal como se palabras. En tanto consiste

    acciones, pero

    da en escena, consiste en gestos y en gestos, puede evidentemente re-

    al . con-

    en (es una obra la parte de directa se esto! , ,

    'edad"..repreoentaiiva, 6f qtf ~ -: . , . , ccun:" ,- -- , Se puede deCIr

    que os versos 12 a 16 de la Ilada, citados. ms arriba, nos dan una representacin verbal de los actos de Cnses, pero no podemos decir lo mismo de los cinco siguientes; stos no representan el discurso de Crises: si se trata de UI). discurso rea~ente P~0l!~ciado, lo repiten literalmente, y si se trata de un diSCUrso hCttCl~, lo constituyen, tambin literalmente; en ambos ca~os, el trabajO de la representacin es nulo ; en ambos casos, l~s CinCO verso:; de Homero se confunden rigurosamente con el diSCUrso de Cnse~: no sucede evidentemente lo mismo con los cinco versos narrati-vos anteriores y que no se confunden ~e nin~U?a manera con los actos de Crises: la palabra perro, dIce Wllliams James, no muerde . Si se llama imitacin potica al hecho de representar por medios verbales una realidad no verbal, y, excepCIOnalmente, verbal (como se llama imitacin pictrica al hecho de repres.entar por medios pictricos una reali~.d no excepcIOnal~

    pictrica), hay que adnutu que

    = un

    ciertos procedimientos . medio de una naturaleza muerta. no la pmtura de una valva . ~e . ostra sino una valva verdadera. Hemos usado esta comparaclOn simpista para hacer tangible el pt(Iflllid_ ' . ' d

    ' . al que nos h emos habltua o tanto que ya no percibimos pi los

  • !le" t ' , e que imit>r"'O~ ~:::;=:::. ro ntl!Ni!lfi i.tem jI!!!'"I1f!~ ~,!,,~'~. Aun si admitimos (lo es que imaginar actos e imaginar

    mental,

    . . ausentes cuando poeta o hi"tc>r,d,n, se hmltan a t ranscribir un discurso. Es posible, por cierto (e mcluso se debe) . cuestionar esta distincin entre el ~cincn)entah to~presentaci - el'blII -..,n-tr7 el '" _ ;y.:. !p."",!~ J pero esto .equivale a cuestionar la teora mlsn:a de la lmJ taCl(~n, que concibe a la ficcin potica como un simulacro de reahdad, tan trascendente al discurso que lo lleva a cab.o c \le:iCODta' b ... (qUlza porque los objetos pueden existir sin movimiento, pero no el movimien-

    201

  • to sin objetos). Pero esta situacin de principio indica ya, de he-cho, la naturaleza de la telacifi:~qu ti- a 18~S=-do&Qunciones en la inmensa. mayora de .10s te-!,tos literarios: la descripcin podra consegUIrse mclepend.1entemente de la narracin, pero de hecho no se la encuentra nunca, por as- decir, en estado puro; la na-'JI X rracin s puede existir sin descripcin, pero esta dependencia. no le impide asumir constantemente el primer papel. ;ti:i es, - almen~ narra_ - - -ce - peLO - pte metidll n neiparla;J Existen ge-neros narrativos, como la epopeya, el cuento, la novela corta la novela, dond~ la descripcin puede ocupar un luga.r muy gra~de . y aun matenalmente el ms grande~ sin dejar de ser, como por vocacin, un simple auxiliar del rela to. En cambio, no eXisten r gneros descriptivos y cuesta imaginar, fuera del terreno didcti- IJ co (o de ficciones semididcticas como las de J ulio Vern~ una I obra en la que el relato se comportara como auxiliar de ]a des- -cripcin.

    El estudio de t ivo se reduce

    las relaciones entre Jo narrativo y 10 descrip-en 10 esencia l, a ~88:f1lJt01t8 te-gf~~::;~.::~~:~~1~~~decir, el papel .iu~ado por los pasajes o los aspectos la economa genera] del relato. Sin intentar en trar nl~a,di~~~Ji~d::e'r:e~ste~ estudio, destacaremos a l menos, dentro '! clsica (de Homero hasta el fin del relativamente distin-

    ~L Es que retrica tradicional coloca a la descripcin, a l mismo

    . ttulo que las otras figuras de estilo, entre los orna mentos del discurso : ]a descripcin extensa y detallada aparece aqu como una pausa y una recreacin en el relato, con una funcin pura-mente esttica, como la de la escultura en un edificio clsico. El ejemplo ms clebre es quiz la descripcin del escudo de Aquiles en el canto XVIII de la Ilada_7 E s sin duda en es~ fun cin de decoracin que piensa BoBeau cuando recomienda la riquezJ. y la pompa en este gnero de fragmentos. La poca ba-rroca se ha destacado por una 'suerte de proliferacin del ex-cursus descriptivo, muy visible por ejemplo en el Moiss salvado de Saint-Amant y que termin por destruir el equilihrio del poe-ma narrativo en su declinacin. . .

    ir:!!:!!!,g~ n funcin de la descripcin, la ms manifiesta hoy porque se mpuso, con Balzac, en la t radicin del gnero novelstico, :natu-.a:1 " l

  • quiera la ?e~ reportaje radiofnico, es rigurosamente sincrnica al acontecllmento qu~ relata, y l~ va~ed.ad de relaciones que pueden mantener el tI~mpo de la h.stona y el del relato tennina d7 redue!T la especIflcldad de la representacin narrativa. Aris-toteles oose~a ya. que una de las ventajas del relato sobre la r~presentaclOn e~cemca es el poder tratar varias acciones simul-t~nea~:, 8 pero tIene que trata'rlas sucesivamente y por esto su sltu~cIOn. s~s. recursos y sus limites son anlogos a los del len-guaJe descnpbvo.

    Parece que

    ni P

  • efectivamentt:: en ~Igunos -e;iem~lt'Js privilegiados, como los que t?ma Ben~emste mIsmo al hIstorIa dor Glou y a Balza-.:. Reprodu-cimos aquI el. extracto de Gambara, que hemos de considerar con alguna atencin:

    Despus, de .dar una \'uelta por la gar~ ria , el jO\'en mini alternativamente el cielo ,Y, BU reloJ, ruzo UII gesto ~e impa:;iencia, entr a Ulla cigarreria, alli encendi un

    cl~arro, fue a pararse ante un ~~Jo y ech una mirada a su \,estiment&, un poco mas .ostentosa Que lo Que permltlan en Francia las leyes del buen gusto. Se aco-modo el cuello y el chaleco de terciopelo negro varias veas t'rU7:ado por una. de esos gruesa~ ca~eDas de oro fabricadas en G t!1l0\'8j lu ego, tras haberse echado sobre el hombro .IZQUle;rlo la .capa formoa rle tercio{)elo, ple;:andolll con e legancia, reinicio su ~seo Slll dejarse dl~tra~r por las miradas burguesas que recibia, C uando

    n~~~os , C?menznron H Ilumm,nrse y la noche le pareci suficientemente oscu ra, dinglO hacl~ la plaz~ de Pala ls-Royal como un hombre que temiera ser reconocid pues bordeo la plaza hasta la fuenle para ganar al abrigo de los riacres la en trad a la calle Froidruanteau::.,

    En este ttmdo _u:EQZa, la diccin propia del relato es en ~ierto ~odo. lit transitividad absoluta del texto, la~Cia. per-.ecta ( SI d~Jamos de lado algunas alteraciones sobre s que vol-veremos mas tarde) - adru sin da ...... ci6n mism~ , por ~upre8in .. :r.ig~ rosa d t elerenci a . nstancia X del discurso que la constituye. El texto est all ante nuestros ojos, sin ser proferido por nadie y ninguna (o ca'si ninguna) de

    l~ s informacion~s que contiene exige, para comprendida o apre-clad,a, s~~ refenda a su fuente, evaluada por su distancia o por su relac(:~n al locutor y al acto de la locucin. Si comparamos

    u~ enun

  • nmero de excJusiones Y'::d e=condicioes estrictivas (rechazo del presente, de la primera persona, etc.). El discu J'S(r-:puede eontal':tl ~n=dejar. de r. disc so, e relato no ued e dis("urrir~ sin slip' d s mismOlfl:.E.ero tampoco-=puede abstenerse:rd 110 sin.,q;aer.: en la:;:sequeda Y.i a "ndigenci . es por esto que el elato o exist , m s de~en .... nin una arte en su fOrnla=::ri uresa. La menor observacin genera. e menor a .le 1VO un p oco mas que descrip-t ivo, la ms discreta comparacin, el ms modesto quizs:. , la ms inofensiva de las articulaciones lgicas in troducen en su tra-ma un tipo de trmino que le es extrao y como refractari o. Se necesita ran para estudiar el detane de estos accidentes a veces microscpicos. numerosos y minuciosos anlisis d trminos uno de los objetivos de este estudio podra ser el d inventanar y 1 clasi fi car los menios por los que la litera tura arrativa (yen par ticular novelst ica) ha intentado or aniz de una manera aceptable, en el interior de su ropia e XlS, as Ttca as-re aoo- I nes ue se dan entre J3 earigeppat e reJa.o:y IM necesiaad-es

    e iscurso. -- abemos, en efecto , que la:dto~el un ogt~resolve: e-:\lJlla

    manera onvinGent~. definitiva el problema planteado_po stas l"g.la~s. A veces, como sucedi en la poca d sica, en un Cervantes, un Searron . un Fielding, el-&uto~0'3rra'Ctor, asunJiendo complaciente su propio discurso, inter-v1ene-en lat-o "r- 'd. nWa ndiscre.GWa 'nteJ:pelando leetOF en un tono de con-;;ersacin familia.r; otr~s veces, po~ el contrario, como se 1.0. ve b Incluso en la m15ma epoca, traDs{e toda las HJ"fOn~88blbda' .

    . des el di~sl"rso n ersnna principa u hablac es decir que a la vez (!Oni:a r '. mentar.' os acontec~mieJII.tos, en -primera persona: es el caso de las novelas picarescas, del Lazarillo a Gil BIas y de otras obras ficticiamente autobiogrficas como Manon Lescaut o La vida de Afariana: incluso a veces, no pu-diendo resolverse ni a hablar en su propio nombre ni a confiat esta tarea a un solo personaje, lG. discuI' 1 ir c. verso dores, ya sea en fonna de cartas, como lo a hecho a menudo la novela del sif!lo XVIII (La nueva Eloisa, as relacio-nes peligrosas ) ; ya sea. al modo ms fluido y ms s~"til de Joyce y de un Faulkner, haciendo asumir sucesivamente el-liela &1 is-cu - -nt eno llS rincipa!es r-sonajes. El nico momento en que el equilibrio ent re relato y discurso parece haber sido asumido con una buena conciencia, sin escrpulos ni ostentacin es el si~lo XIX. la edad clsica de I la Tolstoi; vemos, por el contra-n o, hasta qu ha acentuado la con-ciencia de Ja I materialmente imposibles ciertos tipos de elocucin para los escritores ms lcidos y ms rigurosos.

    E s bien relato a su 208

    sabido, por ejemplo. cmo ms alto grado de pureza

    p.I esfuerzo por elevar al ha Hevado a algunos es-

    critores americanos, como Hammeth o Hemingway, a excluir de l la exposicin de las motivaciones psicolgicas siempre dif~i1 de realizar sin recurrir a consideraciones generales ~e . ~ono dlS' cursivo, ya que las calificaciones implican una apre~laclOn I?er.so- ? nal del narrador, nexos lgicos, etc., hasta JeduCl 1 d:u~eIn nOlUilistica-a-es sueesi ntreeo:rtada reses reves, .sm ar-ticulaciones que Sartre reconoca en 1943 en El extranJero de Camus y q~e h emos vuelto a encont.rar diez .aos ms tarde. en Robbe.Grille!. Lo que a menudo se mterpreto comO una, a.phca-cin de las teoras behavioristas a la literatura no era qUlza s.mo el efecto de una sensibilidad particularmente aguda p~ra cier-tas incompatibilidades d el lenguaje. Todas las fluctuaC10?eS de la estructura novelstica contempornea sm duda merecenan ser analizadas desde est e punto de vista y, en partic~l.ar, la tenden-cia quizs inversa de la precedente, y m.am(lesta por com-pleto en un Sallers o en un Thibaudeau por ejemplo, a i realvuyr be. ela scurso rese de escrito .... e 1 acto de escb' _ (l caul CW.c __ g_ .1

    t.em~n """" ..... Jo l. 17 Todo sucede aqu como si la literatura hubiera o desbordado les recursos su modo y

    el relato l en de reconocerle, es ya

    otros, una cosa del pasado, mos apresura rnos a considerar en su ocaso an tes de abandonado completamente nuestro horizonte.

    Facultad d~ Let'HU U CiefU,-Itu IImn,uoo& . pcm,.

    1. "~4X a . -l. !roS R . :J. lltu1. 1. 12-16. 4-. SOS '! .

    NOTAS

    para nos-que debe-que haya

    5. 1460 I! ti . La encon tramos. sin elTlburgo, en Blea u a I'n-psi lo de la t=popeyn: En la

    narrlu:ion ~I "vos y concisos: ell lus Ilescrill( innes. ricol' y solemnt=s ... (A,t 1'"! I.iquf'. l11. 257258). . .. J" O

    7. Al lTlf!.nos I "(HlIO la ha iule rpretlllll) ,. imitado In lr/llhcwlI C asIC/l. . b sc.,,:cmos. ndt>ma s. 1111(" la df'$l.' riJ)(!in tieude a llu a '1I1illlar~' v. J)t"l r In tanlO. n llarral!\LZUr.;(:.

    H. , ,,,IjI} h . O. 1447 h .

    209

    Genette-001Genette-002Genette-003Genette-004Genette-005Genette-006Genette-007Genette-008