amante agradecido a las lisonjas mentirosas de un sueño quevedo

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Universidade Federal do Rio de Janeiro Faculdade de Letras Departamento de Letras Neolatinas Disciplina: Literatura Espanhola IV Professora: Maria do Carmo Cardoso da Costa Nome: Andrea Pereira Ferreira DRE: 109064492 Amante agradecido a las lisonjas mentirosas de un sueño ¡Ay, Floralba! Soñé que te... ¿Dirélo? Sí, pues que sueño fue: que te gozaba. ¿Y quién, sino un amante que soñaba, juntara tanto infierno a tanto cielo? Mis llamas con tu nieve y con tu yelo, cual suele opuestas flechas de su aljaba, mezclaba Amor, y honesto las mezclaba, como mi adoración en su desvelo. Y dije: «Quiera Amor, quiera mi suerte, que nunca duerma yo, si estoy despierto, y que si duermo, que jamás despierte». Mas desperté del dulce desconcierto; y vi que estuve vivo con la muerte, y vi que con la vida estaba muerto. En este soneto se puede verificar muchas características generales oriundas del barroco, como: contrastes, oposiciones y dilemas. El hombre del barroco buscaba la salvación de Dios a la vez que quería disfrutar de los placeres del mundo, y fue a partir de este momento, en el que surgieron los conflictos, ya que la iglesia católica condenaba los placeres carnales. Por ello, hay rasgos notables de pesimismo, conceptismo, culteranismo, fugacidad del tiempo y la brevedad de la vida. En el título se puede señalar una poesía amatoria o erótica con las palabras “amante” y “sueño”. Al principio del poema, hay evocación, suspiro al nombre “Florabla”, lo que se cree que sea

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Page 1: Amante agradecido a las lisonjas mentirosas de un sueño quevedo

Universidade Federal do Rio de JaneiroFaculdade de LetrasDepartamento de Letras NeolatinasDisciplina: Literatura Espanhola IVProfessora: Maria do Carmo Cardoso da CostaNome: Andrea Pereira FerreiraDRE: 109064492

Amante agradecido a las lisonjas mentirosas de un sueño

¡Ay, Floralba! Soñé que te... ¿Dirélo?

Sí, pues que sueño fue: que te gozaba.

¿Y quién, sino un amante que soñaba,

juntara tanto infierno a tanto cielo?

Mis llamas con tu nieve y con tu yelo,

cual suele opuestas flechas de su aljaba,

mezclaba Amor, y honesto las mezclaba,

como mi adoración en su desvelo.

Y dije: «Quiera Amor, quiera mi suerte,

que nunca duerma yo, si estoy despierto,

y que si duermo, que jamás despierte».

Mas desperté del dulce desconcierto;

y vi que estuve vivo con la muerte,

y vi que con la vida estaba muerto.

En este soneto se puede verificar muchas características generales oriundas del barroco, como: contrastes, oposiciones y dilemas. El hombre del barroco buscaba la salvación de Dios a la vez que quería disfrutar de los placeres del mundo, y fue a partir de este momento, en el que surgieron los conflictos, ya que la iglesia católica condenaba los placeres carnales. Por ello, hay rasgos notables de pesimismo, conceptismo, culteranismo, fugacidad del tiempo y la brevedad de la vida.

En el título se puede señalar una poesía amatoria o erótica con las palabras “amante” y “sueño”. Al principio del poema, hay evocación, suspiro al nombre “Florabla”, lo que se cree que sea un amante, es decir, sería un sueño erótico, en el que se describe a la mujer, en primera persona, las sensaciones de ese sueño que puede haber sido real o no. A continuación del mismo verso “Soñé que te... ¿Dirélo?”, el verbo soñar indica una separación entre el imaginario y la realidad, y cuando el yo lírico dice que soñó representa que está recordándose del sueño y se lo cuenta a Floralba, su amada. La confusión que hay en “¿Dirélo?”, deja al lector un aire de duda, suspense, parece un mensaje implícito. Si se parte de la suposición de que el yo lírico pertenece al amor cortés, se puede justificar tal confusión, ya que el yo lírico

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pide al amante para guardar el secreto del amor. Tras la pregunta viene la repuesta del yo lírico en “Sí, pues que sueño fue: que te gozaba”, en la que se puede notar que trata de justificar su indiscreción, ya que el hombre no tiene el control de sus sueños. El acto de soñar representa la imposibilidad del yo lírico de realizar este deseo con Floralba. Además un rasgo fuertemente conceptista surge en la palabra “gozar” en la que hay mucha ambigüedad y se puede analizarla de dos maneras: el gozar a Dios o el gozar a una mujer, a partir de este punto de vista, es posible notar que la palabra denota dos lugares opuestos, el cielo donde vive Dios y al plano terreno donde las personas poseen deseos.

Aún en el primer cuarteto hay una pregunta retórica en ¿Y quién, sino un amante que soñaba, juntara tanto infierno a tanto cielo?, en la que expone que solamente un amante puede unir dos lugares tan opuestos como el infierno y el cielo durante un sueño, pues durante el gozo de la mujer hay un acercamiento del gozo divino.

En el segundo cuarteto empieza con la oposición entre el fuego y el hielo en “Mis llamas con tu nieve y con tu yelo”, en el que el fuego representa la pasión que lleva a la persona a punto de quemarse, remetiendo la pasión a los deseos sexuales y los sentimientos hacia Floralba, lo que más llama la atención es que Florabla se mantiene fría y con desdén al compararla como una nieve. Al final del segundo cuarteto en “cual suele opuestas flechas de su aljaba, mezclaba Amor, y honesto las mezclaba, como mi adoración en su desvelo”, las flechas a las que el yo lírico se refiere son las que el cupido, representante del amor, utiliza para unir la pareja, en la que se puede llevar como interpretación las flechas opuesto como el cuerpo y el alma, que se concretizan el amor durante la unión del deseo carnal y del amor espiritual. Se puede señalar que durante el primer cuarteto el yo lírico habla sobre el deseo carnal y en el segundo cuarteto hablar sobre el amor espiritual, lo que representa un gran juego con el lector al cambiar la dirección del soneto hacia un aire más espiritual.

En el primer terceto “Y dije: Quiera Amor, quiera mi suerte, que nunca duerma yo, si estoy despierto, y que si duermo que jamás despierte”, se puede notar que hay un deseo de prolongación, lo que es un elemento fundamental en el poema de sueño erótico y además una incertidumbre por no saber si el yo lírico está dormido o despierto, lo que nos presenta más un tipo de paradoja “dormir” “despertar”, que representa el goce y la felicidad que el yo lírico comparte con la amada.

Por fin el último terceto “Mas desperté del dulce desconcierto, /Y vi que estuve vivo con la muerte, / y vi que con la vida estaba muerto” es posible verificar que el yo lírico se despierta del sueño, es decir, comprende lo que el sueño se le revela el amor a la amada que es la realidad de la vida. Para el yo lírico el sueño significa la muerte y estar despierto representa la vida. Lo que más llama atención es la cuestión de que mientras estaba durmiendo vivía ya que amaba y gozaba a Floralba.

En resumen, lo que más es interesante en este soneto es que Quevedo juega con los conceptos del cristianismo, pues para la iglesia católica el acto sexual es solamente para la reproducción y no para el placer; lo que hace el autor cambiar estos juicios para la unión del amor y del deseo sexual sin contraponerse con los preceptos de la iglesia.

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