altas potencias aegidi. julius
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Altas potencias.
Por. Julius Aegidi.
Tomado del, (Allg. Hom. Zeit., Vol. LXVI, 7) 1863
Traducción. Lic. Hom. Francisco Navarro Rincón.
Guadalajara Jalisco.
El Dr. Von Grauvogl en la reunión de la unión central de
médicos homeópatas, el año pasado se expreso de la
siguiente manera:
“La eficacia de las altas potencias se hace cada día mas
manifiesta; por lo tanto todo el escepticismo
gradualmente tiene que desaparecer.”
De esto podemos razonablemente esperar que un hombre
docto, con una devoción verdadera y sincera a la ciencia,
cuyas investigaciones científicas nos deje en deuda ya por
sus más valiosos resultados, no descanse satisfecho con esta
simple opinión sino que proceda con cuidadosos
experimentos llevados a cabo por el mismo, para
establecer, sobre una base certera, el valor o la inutilidad
de las altas potencias.
Si los hombres “Sin fe” solo consintieran a proseguir dicho
experimento circunspectamente y con perseverancia la
“Lógica de los hechos” seguramente caería sobre su
propio peso e influiría en su escepticismo que se expresaría a
favor de las altas potencias. Pero ellos no se deben a este
trabajo, que les parece del todo superfluo, pero que no podría
fallar, en ningún caso, para aumentar sus reservas de
conocimiento.
Siguiendo el repetido concejo de mi viejo y experimentado
amigo Von Boenninghausen, resolví en 1853 instituir en mi
practica los experimentos con las altas potencias de
Lehrmann (200). Con la mayor atención a todas las
condiciones necesarias, las administre primero en casos
crónicos, después de varios resultados favorables en estos,
comencé a tratar casos agudos con ellas también, y
observe, incluso en los casos más formidables y difíciles,
no solo un decidido sino que a menudo un efecto
curativo inesperadamente rápido. Obtuve sin embargo, la
más grande convicción del valor de estos preparados
probándolos sobre mi durante mi larga y grave enfermedad
hace dos años, y logre lo que las potencias bajas y
trituraciones eran incapaces de hacer.
Un reporte detallado, que me había propuesto hacer el año
pasado, de mis resultados con los usos de las altas potencias
de Lehrmann, (el número de pacientes tratados con ellas
asciende ya a más de 4.800) que a consecuencia de mi
enfermedad no he sido capaz de completar, sin embargo
debe aparecer si una mejor salud me permite el arduo trabajo
que la tarea requiere.
Aunque no pertenezco al número de los que solo utilizan las
altas potencias, que afirman que siempre alcanzan su fin con
estas y todas las otras preparaciones son superfluas. En
muchos casos las bajas potencias y trituraciones son
indispensables, en aquellos, por ejemplo; en los que no hay
susceptibilidad a la acción de las altas potencias. Por lo tanto
toda la escala de potencias debe estar al orden del médico
homeópata.
En las investigaciones científicas, no se trata de “Fe” no
hay necesidad de tener “Fe” donde el asunto le concierne
al “Conocimiento.”
El cazador, ciego por amaurosis, que después de un
tratamiento de tres meses, con altas potencias, me asegura
con alegría que ya puede reconocer la liebre que pasa por su
estación, algo que era incapaz de hacer desde hace dos
años, que ahora me lee, aunque lentamente, un documento
ante sus ojos que hace 4 meses era totalmente incapaz de
descifrar – este hombre ciertamente no contribuyo en nada al
fortalecimiento de mi “Fe” sino que a través de estos hechos
yo adquirí el conocimiento de que la enfermedad de mi
paciente se había mejorado, cuya causa se encuentra al final
del proceso curativo.
Las altas potencias pertenecen ahora al terreno de lo posible,
eficacia activa de la que la sabiduría de las escuelas no tiene
ningún concepto. Toda la burla y el desprecio que sin
embargo puede ser lanzado sobre ellas, no traen ningún
prejuicio a la verdad, ya que esta es indestructible.
El editor del “Zeitschrift fur Homoeopathische Klinik,” se queja
de que el numero de las fuerzas que están trabajando a favor
de la homeopatía en su vecindario ha disminuido en serio, y
esta, “de una manera a moda progresiva tanto que las
perspectivas hacia un futuro son inquietantes.”
¿Dónde radica la culpa de esto?
Si miramos a nuestro alrededor en el mundo, encontraremos
que dondequiera que la homeopatía pueda apuntar a
numerosas curaciones, también puede celebrar grandes
triunfos, el número de sus adherentes y clientes aumenta y su
campo es cada vez mayor en general. Pero veremos también
que los médicos homeópatas que, expensas de su esfera de
acción, han extendido al extranjero el buen nombre de la
homeopatía, por medio de curaciones numerosas de
afecciones serias, los que no pertenecen al rango de los
llamados “especificistas” ¡que no utilizan nada más que las
primeras tres diluciones y trituraciones y que sobrecargan a
sus pacientes incluso con estas! Sapienti sat.
En el número 13 del mismo volumen, de la Zeitung, el Dr.
Battman publica un artículo sobre las altas potencias, una
parte la cual adjuntamos:
El afirma que; en su experiencia los efectos de la potencia
200, de Acon, Spong, y Hepar s. en el Crup superan a los de
las diluciones más bajas de estos remedios en esta
enfermedad. El ha tratado en el último año o dos un gran
número de casos de Crup uno de los cuales era
extremadamente severo en el que una exudación
membranosa bien definida fue liberada de la tráquea. De
todos estos casos unos cuarenta en total, incluyendo los
casos leves, medios y graves, no perdió ninguno. Un
afortunado resultado, como nunca antes había podido
obtener. Afirma claramente que nunca repitió la dosis en un
intervalo más corto a dos horas, que no utilizó ningún
tratamiento auxiliar y que sus remedios fueron preparados por
Lehrmann en Schounigen. Su método usual ha sido el dar la
primera, segunda y tercer dosis de Acon, después Spong,
hasta que la tos se suelte y luego, cuando se requiera Hepar.