acha - thompson marxismo

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Año II, No. 3, Primavera 2013 ISSN: 2314-1204 E. P. Thompson, un marxista contra el marxismo como “materialismo histórico” Omar Acha Universidad de Buenos Aires / CONICET / Centro de Investigaciones Filosóficas [email protected] Introducción na de las tareas cardinales de la reinterpretación del marxismo en el seno de la teoría crítica consiste en cuestionar una prolongada reducción del planteo marxiano a una teoría universal de la historia, a un “materialismo histórico”. 1 Aunque como veremos es frecuente confundirlo con el marxismo en tanto que tal, el “materialis- mo histórico” fue un producto histórico y contingente forjado a fines del siglo diecinueve como coagulación doctrinaria del pensamiento de Marx y Engels. Pero no solo es una esquematización transhistórica inadecuada para captar los rasgos fundamentales de la crítica marxiana de la eco- nomía política. Tampoco es apta para diseñar el lugar preciso del marxismo en las ciencias socia- les y en la historiografía contemporáneas. U 1 Agradezco los comentarios de Octavio Colombo a una versión previa de este texto presentada en las Jornadas Interdisciplinarias “¿Qué hacer con E. P. Thompson? A 50 años de La formación de la clase obrera en Inglaterra”, 27 y 28 de junio de 2013, Universidad Nacional de Quilmes. Posteriormente fue de utilidad una lectura de Damián López. 312

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Historia, marxismo, antropología histórica, debate historiográfico

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  • Ao II, No. 3, Primavera 2013 ISSN: 2314-1204

    E. P. Thompson, un marxista contra el marxismocomo materialismo histrico

    Omar Acha

    Universidad de Buenos Aires / CONICET / Centro de Investigaciones Filosficas

    [email protected]

    Introduccin

    na de las tareas cardinales de la reinterpretacin del marxismo en el seno de

    la teora crtica consiste en cuestionar una prolongada reduccin del planteo

    marxiano a una teora universal de la historia, a un materialismo histrico.1

    Aunque como veremos es frecuente confundirlo con el marxismo en tanto que tal, el materialis-

    mo histrico fue un producto histrico y contingente forjado a fines del siglo diecinueve como

    coagulacin doctrinaria del pensamiento de Marx y Engels. Pero no solo es una esquematizacin

    transhistrica inadecuada para captar los rasgos fundamentales de la crtica marxiana de la eco-

    noma poltica. Tampoco es apta para disear el lugar preciso del marxismo en las ciencias socia -

    les y en la historiografa contemporneas.

    U

    1 Agradezco los comentarios de Octavio Colombo a una versin previa de este texto presentada en las Jornadas Interdisciplinarias Qu hacer con E. P. Thompson? A 50 aos de La formacin de la clase obrera en Inglaterra, 27 y 28 de junio de 2013, Universidad Nacional de Quilmes. Posteriormente fue de utilidad una lectura de Damin Lpez.

    312

  • Omar Acha 313La obra histrica de Edward P. Thompson brinda una oportunidad para comenzar a pensar

    las caractersticas de un marxismo emancipado del alcance transhistrico del materialismo his-

    trico. Thompson se aproxim a algunas formulaciones en debate con el materialismo histri-

    co, al que sin embargo confundi primero con el estalinismo y luego con el teoricismo francs.

    Al primero opuso un socialismo humanista, y al segundo, adems, un marxismo en dilogo con

    el empirismo ingls. En ambos casos critic la metfora base-superestructura como ncleo de

    una versin daina del marxismo, ante la cual reivindic un marxismo de lucha de clases. La

    elaboracin conceptual para Thompson deba ser generada intrahistricamente y falseable em-

    pricamente. Por eso rechaz la idea del marxismo como sistema terico. All residi su aporte

    perdurable a la teora socialista desfigurada por las pretensiones transhistricas de una filosofa o

    teora general de la historia.

    A pesar de lo dicho, Thompson no logr plasmar adecuadamente una reinterpretacin del

    marxismo pues se mantuvo dentro del pensamiento de un materialismo histrico. Sin embargo,

    el autor de The Making of the English Working Class provee temas decisivos para nutrir, incluso teri-

    camente, una reinterpretacin de Marx y el marxismo como concepcin crtica del capitalismo y las

    condiciones de su extensin hacia las ciencias sociales y la historiografa. Solo entonces ser posi-

    ble una inscripcin del marxismo en la legtima formulacin de una teora crtica de la historia.

    Para mostrar el aporte de Thompson al proyecto de una tal reinterpretacin del marxismo,

    en la cual los avances son tan ilustrativos como los obstculos, en primer lugar explicar el carc-

    ter intrnsecamente inacabado del marxismo y en su ncleo la relatividad cuestionable de la cate-

    gora de materialismo histrico. Luego desarrollar las crticas thompsonianas al teoricismo, es-

    pecialmente en torno a la metfora base/superestructura y la nocin de clase, tanto en el plano

    historiogrfico como en el terico-metodolgico. Sealar la convergencia del anlisis thompso-

    niano con una revisin de la concepcin del marxismo como materialismo histrico pero tam-

    bin la insuficiencia de Thompson para liberarse de los amarres idealistas de tal concepcin. En

    las conclusiones reflexionar sobre la contribucin thompsoniana a la reinterpretacin del mar-

    xismo como teora y prctica crticas de la sociedad capitalista.

    Argumentar que Thompson plante una tercera posibilidad frente a las dos grandes biblio-

    http://www.reydesnudo.com.ar Rey Desnudo, Ao II, No. 3, Primavera 2013. ISSN: 2314-1204

  • 314 Suplemento: Qu hacer con E. P. Thompson?Universidad Nacional de Quilmes 27 y 28 de junio de 2013tecas marxistas, la analtica que interroga sobre su rgimen de determinacin econmico-social y

    la sinttica que destaca la totalidad como dinmica mediada por una contradiccin constitutiva.

    Esboz elementos para pensar una biblioteca historiogrfica de la teora marxista segn la cual sta

    posee como tema de investigacin las experiencias histricas relativas a la sociedad capitalista.2

    El marxismo como archipilago polmico: discutir el materialismo histrico

    El marxismo como tradicin prctica y terica posee un inicio complejo y un desarrollo plu-

    ral, conflictivo y mltiple. Sin embargo, disea un perfil ntido en sus encrucijadas decisivas. Su

    derrotero, no por complicado es ininteligible ni se disemina en una diversidad inarticulada. El

    cuerpo histrico del marxismo es reconocible por cuanto su rasgo principal, la crtica revolucio-

    naria del capitalismo, persiste en los numerosos debates que surcan su firmamento conceptual. Si

    todava, despus de tantas muertes y remuertes sancionadas al marxismo, ste persevera atizando

    las exigencias del quehacer crtico, es porque constituye, despus de ms de un siglo y medio de

    existencia, la nica impugnacin radical de los fundamentos del orden social existente y abre el

    juego para una superacin dialctica es decir, no utpica o puramente imaginaria de la reali-

    dad prevaleciente.

    El marxismo est fracturado por distintos puntos de hereja, encrucijadas de caminos,

    donde campean las decisiones tericas y conceptuales hacia un lado o hacia otro, y en no pocos

    casos las alternativas son ms que dos.3 Siquiera en Marx el marxismo es un cuerpo terico que

    2 La obra de Thompson ha sido analizada desde diversos puntos de vista: Palmer, Bryan D.: E. P. Thompson. Marxism, Humanism and History, Toronto, New Hogtown Press, 1981, y E.P. Thompson. Objections and Oppositions, Londres, Verso, 1994; Wood, Ellen Meiksins: El concepto de clase de E. P. Thompson, en Cuadernos Polticos, No. 36, 1983, y Entre las fisuras tericas: E. P. Thompson y el debate sobre la base y la superestructura, en Historia Social, No. 18, 1994; Kaye, Harvey J.: Los historiadores marxistas britnicos, Zaragoza, Universidad de Zaragoza, 1989; Kaye, H. J. y McClelland, Keith (eds.): E. P. Thompson. Critical Perspectives, Londres, Polity Press, 1990; Calhoun, Craig: E. P. Thompson and the Discipline of Historical Context, en Social Research, Vol. 61, No. 2, 1994; Philp, Mark: Thompson, Godwin, and the French Revolution, en History Workshop Journal, No. 39, 1995; Cooper, Frederick: Work, Class and Empire: An African Historians Retrospective on E. P. Thompson, en Social History, Vol. 20, No. 2, 1995; Chandavarkar, Rajnarayan: The Making of the Working Class: E. P. Thompson and Indian History, en History Workshop Journal, No. 43, 1997; Mller, Ricardo G. y Duarte, Adriano Luiz (orgs.): E. P. Thompson. Poltica e paixo, Chapec, Argos, 2012; Mattos, Marcelo Badar: E. P. Thompson e a tradio de crtica ativa do materialismo histrico, Ro de Janeiro, Editora UFRJ, 2013.

    3 Point dhrsie es un concepto utilizado en Foucault, Michel: Les mots et les choses. Une archologie des sciences

    Rey Desnudo, Ao II, No. 3, Primavera 2013. ISSN: 2314-1204 http://www.reydesnudo.com.ar

  • Omar Acha 315est all, presto a ser comprendido, como una presencia conceptual necesitada de una justa her-

    menutica para revelar lo que siempre estuvo mal ledo, deformado o contaminado.4

    Puntos de hereja son los que dividen a los marxismos positivistas de los marxismos dialcti-

    cos, los que separan a quienes otorgan primaca a la lucha de clases de los que privilegian los mo-

    dos de produccin, los que aspiran a explicar toda la historia humana de los que restringen la vali-

    dez del marxismo a la crtica especfica de la sociedad capitalista, los que remodelan el esquema

    base/superestructura y los que entienden que fue un descuido inoportuno de Marx digno de ser

    abandonado, los economicistas y los culturalistas o politicistas, quienes hacen del marxismo una

    filosofa y quienes lo contienen en la crtica de la economa poltica, entre quienes lo utilizan

    como epistemologa reveladora de la ideologa burguesa y quienes absolutizan su carcter de

    gua para la accin. Me detengo aqu respecto de los puntos de hereja. Lo dicho es suficiente

    para mi primer objetivo: mostrar que no hay un solo marxismo, que su trayectoria implica opcio-

    nes hermenuticas y reelaboraciones conceptuales traccionantes de diferendos interpretativos.

    La naturaleza polmica del marxismo comienza con su momento marxiano fundacional.

    Est presenta en la obra misma de Karl Marx. Por ejemplo, no dice lo mismo el joven Marx de

    los Manuscritos de 1844 cuando denuncia las alienaciones producidas por la propiedad pri-

    vada que el Marx maduro que explica el fetichismo de la mercanca derivado de la lgica del

    capital. Tampoco coincide sin rebordes el Marx que junto a Engels entiende en el Manifiesto del

    partido comunista de 1848 la historia hilada por la lucha de clases que el Marx de los Grundrisse

    donde no hay dialctica transhistrica sino en el modo de produccin capitalista, alejndose as

    de toda teora general de la historia trabada por un nico principio explicativo.

    Me interesa destacar un punto de hereja particularmente importante para reinterpretar a

    Marx y al marxismo: el materialismo histrico. Marx nunca utiliz la nocin de materialismo

    histrico, el que constituye como tal una reinterpretacin de su pensamiento crtico en trminos

    de una teora general de la historia.

    humaines, Pars, Gallimard, 1966.4 S bien que Marx descrey del marxismo por la tentacin especulativa de todo ismo y porque el horizonte

    revolucionario se constituira en el movimiento real que disolvera el estado de cosas existente. Pero hoy, luego de ms de un siglo de elaboraciones, debates y errores, es imposible discutir Marx sin pensar la compleja tradicin marxista.

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  • 316 Suplemento: Qu hacer con E. P. Thompson?Universidad Nacional de Quilmes 27 y 28 de junio de 2013Voy a plantear sumariamente lo que se entiende por materialismo histrico. La secuencia

    que presentar se puede hallar en dos diccionarios bien conocidos que expresan la notacin es-

    tandarizada de la presunta teora marxiana de la historia: el Dictionnaire critique du marxisme y A

    Dictionary of Marxist Thought.5 El joven Marx descubri en La esencia del cristianismo (1841) de Lu-

    dwig Feuerbach una aguda refutacin del hegelianismo. La argumentacin feuerbachiana estaba

    inscripta en un debate ms amplio con la metafsica religiosa, la cual delataba el fundamento hu-

    mano de todas las representaciones teolgicas.6 Una de las consecuencias de ese orden de razona-

    miento fue la denuncia feuerbachiana en Hegel de una inversin mstica de la experiencia huma-

    na, del cimiento emprico de la existencia terrenal. Todava en 1844 la revisin marxiana de la dia-

    lctica hegeliana encontraba en Feuerbach el soporte que le permita reconocer la grandeza de

    la Fenomenologa al destacar el carcter negativo y productor del trabajo.7 Las tesis sobre Feuerba-

    ch dieron un paso decisivo un ao ms tarde hacia una primera enunciacin de un nuevo mate -

    rialismo. Marx escribi all, en la tesis uno, que el error del materialismo precedente consista en

    considerar idealistamente su fundamento, concibiendo una realidad pasiva e impotente. Al des-

    considerar el lado activo y prctico de la accin humana, Feuerbach dej de lado su efectivi-

    dad objetiva y revolucionaria.8

    En ese mismo ao 1845 Marx y Engels escribieron La ideologa alemana con la meta de debatir

    los arrestos proclamadamente crticos, pero en verdad conservadores, de los jvenes hegelianos

    de izquierda con quienes haban roto relaciones haca poco. Marx reproch a los jvenes

    crticos su desacertada superacin de Hegel. Con Engels, plante que una opcin ms adecuada

    5 Bottomore, Tom (ed.): A Dictionary of Marxist Thought, Cambridge, MA, Harvard University Press, 1983; Bensussan, Georges y Labica, Georges (dirs.): Dictionnaire critique du marxisme, Pars, Presses Universitaires de France, 1982. Versiones del materialismo histrico se encuentran en autores tan distintos como Gueorgui Plejanov, Antonio Labriola, Lenin, Antonio Gramsci, Gyrgy Lukcs, Herbert Marcuse, Walter Benjamin, Louis Althusser, Etienne Balibar, Helmut Fleischer, Jrgen Habermas, Gerald Cohen, Jon Elster, Perry Anderson, Alex Callinicos, Erik O. Wright, Paul Blackledge, entre otros. El marxismo occidental y el sovitico, as como el chino, el nutrido porla teora crtica y por la filosofa analtica, se hermanan en la gran familia del materialismo histrico. La revista marxista actualmente ms conocida en el hemisferio occidental se intitula Historical Materialism.

    6 Leopold, David: The Young Karl Marx. German Philosophy, Modern Politics, and Human Flourishing, Cambridge, Cambridge University Press, 2007.

    7 Marx, Karl: konomisch-philosophische Manuskripte aus dem Jahre 1844, en Marx/Engels Werke [en adelante MEW], Berln, Dietz, Ergnzungsband I, pp. 468 y ss.

    8 Marx, Karl: Thesen ber Feuerbach, en MEW, vol. 3, pp. 533-535.

    Rey Desnudo, Ao II, No. 3, Primavera 2013. ISSN: 2314-1204 http://www.reydesnudo.com.ar

  • Omar Acha 317consista en explicar el proceso histrico que generaba las representaciones e instituciones cele-

    bradas por Hegel: el Estado, la religin, el arte, la filosofa. Antes que situarse en la unidad crti-

    ca de quien se aleja higinicamente de la masa, era preciso dar cuenta por qu y cmo se pro-

    duce lo real y sus formas mistificadas. Entonces el materialismo prctico-crtico adquiri la for-

    ma de una concepcin materialista de la historia. Marx y Engels hallaron que las formas de so-

    ciedad estn supeditadas a las tcnicas de produccin, a la complejizacin de las relaciones socia-

    les luego de la ruptura de la comunidad primitiva de tipo rural, la aparicin de las diferenciacio -

    nes sociales (las clases), las instituciones estatales, las legitimaciones ideolgicas de la dominacin

    de clase, el derecho y la religin. Cada tipo de sociedad se ordenaba a partir de la manera de pro-

    ducir bienes y reproducir su poblacin. A ellas correspondan formas de conciencia.9

    Segn el orden de emergencia del materialismo histrico, con Miseria de la filosofa, de

    1847, Marx dio un paso conceptual decisivo al forjar la nocin de relaciones sociales de produc-

    cin, prestando mayor consistencia a la idea de modo de produccin.10 Los acontecimientos po-

    lticos lanzaron ese mismo ao a Engels y a Marx a escribir el Manifiesto comunista con el objetivo

    de intervenir en la coyuntura revolucionaria prxima a desencadenarse.11 El folleto enfatiz la im-

    portancia transhistrica de la lucha de clases, una afirmacin relativamente compatible con la

    concepcin materialista de la historia esbozada en La ideologa alemana.12

    La derrota del momento revolucionario y el exilio en Londres caracterizaron una etapa de

    estudio que produjo una formulacin ms concisa pero articulada del materialismo histrico: en

    el Prefacio a la Contribucin a la crtica de la economa poltica de 1859 Marx dise los conceptos

    cruciales: toda sociedad est compuesta por una base conformada por las relaciones sociales de

    produccin, a la vez tensionadas por unas fuerzas productivas tendientes al desarrollo; llegado a

    cierto punto del despliegue contradictorio de la base econmica, las fuerzas productivas hacen

    crujir la continuidad de las relaciones de produccin, traccionando mutaciones en la superes-

    9 Marx, Karl, y Engels, Friedrich: Die deutsche Ideologie, en MEW, vol. 3, pp. 7 y ss.10 Marx, Karl: Das Elend der Philosophie, en MEW, vol. 4. Sobre la importancia de la nocin de relaciones sociales de

    produccin: Mandel, Ernest: La formacin del pensamiento econmico de Marx. De 1843 a la redaccin de El capital, Mxico, Siglo Veintiuno, 1973.

    11 Claudn, Fernando: Marx, Engels y la revolucin de 1848, Mxico, Siglo Veintiuno, 1985.12 Marx, Karl, y Engels, Friedrich: Manifest der Kommunistischen Partei, en MEW, vol. 4, p. 462.

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  • 318 Suplemento: Qu hacer con E. P. Thompson?Universidad Nacional de Quilmes 27 y 28 de junio de 2013tructura jurdica, poltica e ideolgica correspondientes; se inicia entonces una poca de revolu-

    cin social; los diferentes tipos de sociedades complejas se reconocen por el modo de ensamblar

    nunca de manera pacfica ni definitiva fuerzas productivas, relaciones de produccin y sus co-

    rrespondientes superestructuras.13

    Numerosos pareceres han sostenido que el materialismo histrico se encontrara as ple-

    namente desplegado.14 El razonamiento materialista histrico prosigue: con el planteo del Pre-

    facio Marx dispuso de una nocin de sociedad, de sus contradicciones, de la evolucin entre for-

    mas sociales, en los que puede situarse la accin de las clases sociales. El materialismo histrico

    revela, ante la ingenuidad ideolgica burguesa que naturaliza y as eterniza la sociedad actual, el

    carcter mutable y transitorio de sus categoras y de su misma existencia material. La investiga-

    cin histrica fundamentada en el materialismo histrico debe reconstruir las diferentes for-

    mas econmico-sociales, las transformaciones de las clases y sus relaciones, las peculiaridades de

    las superestructuras, mostrando en cada poca las especificidades de una historia sin embargo ac-

    cesible a una explicacin cientfica. En El capital Marx aplic el materialismo histrico para reve-

    lar la lgica oculta del capitalismo y las contradicciones que desgarran su reproduccin, estable-

    cer las razones de sus inevitables crisis y la ventura de un comunismo como realidad necesaria.

    As las cosas, avanza esta interpretacin, Marx elabor a lo largo de su derrotero un materialismo

    histrico al que imagin inicialmente bajo el nombre de concepcin materialista de la historia.

    Fue Engels quien consagr el alcance marxista de la categora de materialismo histrico,

    despus de la muerte de Marx. Emple el trmino hacia 1890 en una carta a Joseph Bloch

    (21-09-1890), reinterpretando as su Anti-Dhring (donde no utiliz la categora), pero tambin

    buena parte de la obra de Marx, incluyendo El dieciocho Brumario de Luis Bonaparte y alusiones en

    El capital.15 En honor a la verdad hay que decir que ese mismo ao, en una carta a Conrad Schmidt

    (27-10-1890), Engels advirti contra los usos desaprensivos del trmino para resolver de antemano

    13 Marx, Karl: Zur Kritik der politischen konomie, en MEW, vol. 18, p. 8.14 Por ejemplo Eric Hobsbawm sostiene que el Prefacio de 1859 presents historical materialism in its most

    pregnant form. Hobsbawm, Eric: How to Change the World. Reflections on Marx and Marxism, Londres-Nueva Haven, Yale University Press, 2011, p. 128.

    15 MEW, vol. 37, p. 462.

    Rey Desnudo, Ao II, No. 3, Primavera 2013. ISSN: 2314-1204 http://www.reydesnudo.com.ar

  • Omar Acha 319todos los problemas.16 La primera vez que utiliz el trmino en una publicacin fue en el prlogo a

    la edicin inglesa de 1892 de Del socialismo utpico al socialismo cientfico.17

    Muy pronto el desarrollo de una ortodoxia ligada a la Segunda Internacional multiplic y

    naturaliz al materialismo histrico como el nombre de la relacin entre el pensamiento crtico

    de Marx y la historia. De tal manera el materialismo histrico, complementado por materialis-

    mo dialctico que resguarda sus aspectos epistemolgicos, devino un soporte explicativo de la

    prctica poltica anticapitalista. La criatura conceptual se transmiti de la Segunda a la Tercera In-

    ternacional. Sntesis de este conjunto de convicciones se puede hallar en el ejemplar escrito de Ni-

    colai Bujarin, Teora del materialismo histrico: ensayo popular de sociologa marxista, de 1921.18 En 1938

    Stalin la consagr en un escrito de enorme influencia, incluso entre quienes combatieron al estali-

    nismo.19 Hasta 1991 una densa biblioteca se construy sobre el pilar del marxismo entendido

    como materialismo histrico, tanto en los llamados socialismos realmente existentes como en

    otras variantes del marxismo.

    Es imposible entrar aqu en una exposicin detallada de los problemas bsicos que malogran

    la nocin de materialismo histrico. Esquemticamente planteo los reparos fundamentales a

    partir de una lectura diferente de la obra de Marx, como he dicho en trminos de una reinterpre-

    tacin de su derrotero poltico-intelectual.

    Mi sntesis se apoya sobre todo en las obras maduras, los Grundrisse de 1857-1858, El capital y

    textos posteriores a 1860, generalmente compuestos por notas de trabajo, borradores, registros de

    lectura y cartas.20 Segn esta reinterpretacin Marx concibi su anlisis como un estudio de la

    economa poltica porque esta, ms que la filosofa, expresaba los lmites de las categoras burgue-

    sas, que a la vez que presentaban el mejor desarrollo de su autocomprensin se detenan apolog -

    ticamente ante una frontera que no podan atravesar: la historizacin de una lgica capitalista

    16 MEW, vol. 37, p. 488.17 Engels, Friedrich: Einleitung a la edicin inglesa (1892) de Die Entwicklung des Sozialismus von der Utopie zur

    Wissenschaft, en MEW, vol. 22, p. 292.18 Bujarin, Nikoli: Teora del materialismo histrico: ensayo popular de sociologa marxista, Mxico, Siglo Veintiuno, 1981.19 Stalin: Sobre el materialismo dialctico y el materialismo histrico, en Cuestiones del leninismo, Mosc, Ediciones

    en Lenguas Extranjeras, 1946, pp. 526-553.20 Sobre esa obra, un anlisis reciente en Musto, Marcello (de.): Karl Marxs Grundrisse. Foundations of the Critique of

    Political Economy 150 Years Later, Londres-Nueva York, Routledge, 2008.

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  • 320 Suplemento: Qu hacer con E. P. Thompson?Universidad Nacional de Quilmes 27 y 28 de junio de 2013que explicaban mal. En lugar de consagrarlas por medio de una naturalizacin atemporal, Marx

    subray la datacin histrica de tales categoras y, por ende, su finitud.

    Entonces, el alcance de su foco analtico no fue la historia humana, ni siquiera la historia de

    las sociedades de clase, sino la sociedad capitalista. A diferencia de la generacin especulativa o

    filosfica de los conceptos, para Marx estos surgen de lo real transpuesto nocionalmente.21 Por

    eso se impone considerarlas crticamente en la medida en que su gnesis es intrahistrica. De otro

    modo se convalidara la produccin capitalista del pensamiento y Marx devendra economista, so-

    cilogo o historiador en el sentido tradicional. Esto no significa que el alcance conceptual de sus

    categoras pueda ser reducido solo al periodo de la sociedad burguesa. El argumento de Marx, por

    el contrario, fue que debido al grado de abstraccin logrado por algunas categoras en la sociedad

    actual (el ejemplo ms claro es el valor), las mismas permiten interpretar crticamente socieda-

    des precedentes, pero sin ceder en su peculiaridad temporal.22 As es que la generalizacin de la

    forma mercanca en el capitalismo no conduce inexorablemente a un estudio anacrnico de las

    mercancas en otras realidades histricas, sino que por el contrario habilita una captacin de sus

    lgicas diferenciales. De ninguna manera el proyecto de Marx fue el de elaborar una teora trans-

    histrica de la historia. Lo que intent, en cambio, fue desestabilizar la falsa alternativa entre, por

    un lado, el relativismo historicista (las categoras son exclusivas de una poca y lugar, y por lo tan-

    to son intransferibles para otras pocas y lugares) y, por otro lado, el universalismo modernocn-

    trico (los conceptos actuales son aplicables sin alteraciones sustantivas para dar cuenta del desa-

    rrollo necesario de la historia mundial). Esto queda en mi opinin claro cuando Marx discuti en

    los Grundrisse que las formas precedentes de la produccin capitalista poseyeran una tendencia

    evolutiva unilineal.23 Por el contrario, la nica forma social que est habitada por una contradic-

    cin real es la sociedad capitalista. No hubo una lnea histrico-evolutiva, ni en cada sociedad la-

    21 Esta lnea de investigacin esbozada por Gyrgy Lukcs en Historia y conciencia de clase (1923), ha sido continuada por Sohn-Rethel, Alfred: Geistige und krperliche Arbeit. Zur Epistemologie der abendlndischen Geschichte, nueva ed., Weinheim, VCH-Acta Humaniora, 1989, y aparece con ambigedades en la obra de Theodor W. Adorno en sus elaboraciones sobre la historia natural (al respecto, ver Martin, Facundo N.: La relacin entre historia y naturaleza en el pensamiento de T. W. Adorno, Tesis de Licenciatura, Buenos Aires, Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad de Buenos Aires, 2013)

    22 Marx, Karl: Grundrisse, en MEW, vol. 42, p. 39.23 Marx, Karl: Grundrisse, en MEW, vol. 42, p. 383-421.

    Rey Desnudo, Ao II, No. 3, Primavera 2013. ISSN: 2314-1204 http://www.reydesnudo.com.ar

  • Omar Acha 321ti un germen conducente a otra sociedad y as hasta llegar al presente capitalista. Pero, a la vez,

    el grado de abstraccin alcanzado por algunas categoras como mercanca, valor, intercambio, cla-

    se social, dinero, trabajo y produccin, posibilitan investigar crticamente, pero sin perder de vis-

    ta la diferencia histrica, otros periodos de una historia universal construida desde el dominio

    global del capital.

    Marx explic en los Grundrisse y en El capital que si hay Historia, esta es propia de la socie-

    dad capitalista. En La ideologa alemana Marx y Engels haban afirmado que la historia universal

    se realiza imperfectamente incluso con la sociedad burguesa; por eso la autntica historia de la es-

    pecie humana se realizara en el comunismo como realidad de lo universal libre. Pero mientras en

    La ideologa alemana ese recorrido consumaba una transformacin progresiva de la productividad

    social en las diferentes pocas de la historia humana, en los textos de los aos 1850 a 1880 la his -

    toria expres la extensin de las relaciones sociales a todo el planeta, sin depender de una narra-

    tiva o explicacin general del conjunto de la historia. Por el contrario, la Historia emergi

    como la formulacin ideolgica propia del capital como sujeto.24

    Otra conviccin que Marx resign en sus escritos de madurez fue la frase rpida del Mani-

    fiesto comunista donde la historia aparece como historia de la lucha de clases. No solo porque

    abandon cualquier proyecto de una teora general de la historia, como cree el materialismo his-

    trico, sino porque en El capital explic una lgica que construye, transforma y subsume a las

    clases en sus enfrentamientos.25 De aqu no se debera extraer la conclusin de que las clases son

    epifenmenos de una sustancia autnoma que sera el capital. Por el contrario, una contradiccin

    insuperable del capital es que depende de la explotacin de la fuerza de trabajo. Aunque por su in-

    ters inmediato intenta excluir esa componente embarazosa de la produccin que son los seres

    humanos, no puede hacerlo pues su misma reproduccin depende de la extraccin del plusvalor.

    Pero que la fenomenologa de la cotidianeidad capitalista sea incomprensible sin el anlisis de la

    lucha de clase en modo alguno entraa que esa lucha sea la tensin constituyente de la contra-

    24 Postone, Moishe: Tiempo, trabajo y dominacin social. Una reinterpretacin de la teora crtica de Marx, Madrid-Barcelona, Marcial Pons, 2006.

    25 Por otra parte, segn seal Theodor W. Adorno, cuando Marx y Engels sealan que la historia fue la historia de la lucha de clases lo hicieron tambin como una crtica de la historia y no como una simple explicacin positiva. Adorno, Theodor: Reflexionen zur Klassentheorie (1942), en Gesammelte Schriften, ed. R. Tiedemann et al., Frncfort del Meno, Suhrkamp, 1972, vol. 8.

    http://www.reydesnudo.com.ar Rey Desnudo, Ao II, No. 3, Primavera 2013. ISSN: 2314-1204

  • 322 Suplemento: Qu hacer con E. P. Thompson?Universidad Nacional de Quilmes 27 y 28 de junio de 2013diccin decisiva del sistema capitalista. La friccin permanente que deben renegociar la clase

    obrera y la burguesa incluso en los momentos de mayor paz social oculta mal una desavenencia

    sobre la tasa de plusvalor o ndice de la explotacin del trabajo. Sin embargo, ese desacuerdo

    siempre potencial no entraa una tensin inmanente que demanda una resolucin sustantiva, re-

    volucionaria.

    Desde este punto de vista es inviable postular un materialismo histrico sustantivo como

    un nombre del marxismo filiable con rigor terico en el Marx maduro. Vlido quizs para el tiem-

    po de La ideologa alemana (momento al que refiere el prlogo a la Crtica de la economa poltica de

    1859), la concepcin materialista de la historia es rescindida en los aos londinenses. El conoci-

    miento crtico de las realidades no capitalistas, sin embargo, utilizado cum grano salis es funda-

    mental para revelar la historicidad de las categoras capitalistas: el texto fundamental al respecto

    son los pasajes de la seccin de El capital sobre el fetichismo de la mercanca donde Marx explica

    otras formas de existencia histrica de las mercaderas que sin embargo no alcanzan a generar

    una lgica fetichista como sucede exclusivamente en el capitalismo.26 Por lo tanto, la idea misma

    de un materialismo histrico transhistrico es incompatible con las formulaciones maduras de

    Marx y constituye una recada especulativa, incluso si se pretende ortodoxamente materialista.

    El carcter trunco y la permanente revisin marxiana de sus textos favorecieron las diver-

    gentes interpretaciones de su obra. El materialismo histrico fue una de las ms problemticas,

    pero no necesariamente implic una deformacin del legado textual marxiano. Ms bien, selec-

    cion y sesg tendencias histrico-filosficas de su juventud, nunca totalmente erradicadas de su

    obra madura. Su emergencia solo puede provenir de una produccin o reinterpretacin que exce-

    da los lmites experimentados por la naturaleza inconclusa y a veces ambigua del pensamiento de

    Marx.

    Es justamente en este punto donde quiero introducir una discusin del legado terico e his-

    toriogrfico thompsoniano. Mi tesis es que Thompson, a pesar de la rudeza conceptual que se pre-

    sume en su crtica aparentemente antiterica del teoricismo althusseriano, capt adecuadamente

    rasgos decisivos de la crtica marxiana de la historia como construccin abstracta y propuso una

    26 Marx, Karl: Das Kapital, I, en MEW, vol. 23, p. 85.

    Rey Desnudo, Ao II, No. 3, Primavera 2013. ISSN: 2314-1204 http://www.reydesnudo.com.ar

  • Omar Acha 323comprensin de lo histrico, no a partir de las clases sociales (ese sera un error sociolgico)

    sino desde las fricciones constitutivas de la experiencia histrica, a saber, la lucha de clases.

    Para Thompson, las clases son una derivacin prctica e histrica de la lucha de clases, es decir, de

    un enfrentamiento inducido por las condiciones especficas de existencia, que no son solo produc-

    tivas. As quiso modificar el canon del materialismo histrico en el seno de un materialismo

    histrico diferente.

    E. P. Thompson como crtico humanista del materialismo histrico

    Son bien conocidas las posiciones de E. P. Thompson respecto del anlisis histrico de las

    clases sociales para Inglaterra en el periodo comprendido entre 1720 y 1850. Desde los clebres

    fraseos del Prlogo a The Making of the English Working Class Thompson defendi el uso de una no-

    cin marxista de clase social entendida como formacin histrica, donde los aspectos culturales

    son tan relevantes como los econmicos para captar una emergencia social y poltica que, no obs-

    tante, es incomprensible sin el estudio minucioso de la lucha de clases.27

    El anlisis thompsoniano de la clase como una formacin histrica es til para mostrar el

    carcter contingente de la realidad de clase concreta, que no es deducible ni capturable en una

    condicin social-material sin la cual es, sin embargo, incomprensible. No es que la experiencia de

    clase pueda ser vivida ms all de las condiciones materiales; el problema consiste en establecer el

    interjuego entre los condicionamientos econmico-sociales, las dimensiones de la conciencia, las

    formas culturales y las acciones de lucha entre las clases, para establecer empricamente la gene-

    racin de aquella realidad. En efecto, para Thompson la formacin de una clase solo se consuma

    una vez forjada antagonistamente su conciencia.

    Thompson debati con las concepciones de clase defendidas por enfoques economicistas,

    deterministas y sociolgico-funcionalistas. La pretensin de hallar una base de clase en todo fe-

    nmeno histrico, sea en la antigedad romana como en el siglo XVIII ingls, supone un mtodo

    universalmente aplicable a las sociedades de clase. Es, por lo tanto, el momento metodolgico

    de una teora general de la historia. A ello Thompson antepone algo fundamental: que la apela-

    27 Thompson, E. P.: The Making of the English Working Class, Londres, Penguin, 1991 [1963], pp. 8-13.

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  • 324 Suplemento: Qu hacer con E. P. Thompson?Universidad Nacional de Quilmes 27 y 28 de junio de 2013cin a un fondo explicativo residente en las clases destaca el carcter esttico y abstracto de las

    mismas, las que por lo tanto pueden ser definidas solo conceptualmente, derivndolas de una es-

    tructura social determinada. La consiguiente transformacin del planteo marxiano en una socio-

    loga implica para Thompson ejercer violencia sobre sus dimensiones crticas, las que pueden ser

    resguardadas con la condicin de cuidar sus aspectos culturales, experienciales, accesibles a tra-

    vs de la historiografa y la antropologa empricamente sensibles y atenidas a las vicisitudes de la

    contingencia histrica.

    Una manera de organizar las discusiones thompsonianas consiste en vincularlas con su de-

    bate contra el texto en que Marx presuntamente habra definido el materialismo histrico: el

    Prefacio de 1859. Su primer argumento fue planteado en 1957 como una crtica al estalinismo.

    Entonces contradijo las formulaciones del propio Stalin en su citado ensayo Materialismo hist-

    rico y materialismo dialctico.28 A partir del esquema estaliniano de una determinacin econmi-

    ca y el carcter tanto objetivo como inexorable del decurso histrico, Thompson reclam una al -

    ternativa humanista y una moralidad socialista que otorgase su justo lugar a la accin huma-

    na intencionalmente orientada. El inters de clase no es una funcin objetiva y predeterminada

    de lo econmico, por lo que la metfora base-superestructura es falsa.

    Las impugnaciones thompsonianas a la metfora o analoga base-superestructura tuvie-

    ron como sus textos bsicos al recin mencionado Humanismo socialista, Las peculiaridades de

    lo ingls (1965), la Carta abierta a Leszek Kolakowski (1973), el ensayo sobre Folklore, antropo-

    loga e historia social (1976), y especialmente Miseria de la teora en el libro del mismo ttulo

    (1978), aunque por cierto atravesaron los argumentos de The Making y Whigs and Hunters.29 La dis-

    cusin de Thompson, por ende, siempre tuvo como una sombra de su posicin en el marxismo el

    rechazo de la metfora como base argumentativa. Y si bien esa crtica al Prefacio de 1859 es

    comprensible porque en efecto fue adoptado por la biblioteca del materialismo histrico como

    su justificacin definitiva, descansaba en una interpretacin inadecuada de la naturaleza del tex-

    28 Thompson, E. P.: Socialist Humanism. An Epistle to the Philistines, en The New Reasoner, No. 1, 1957.29 Thompson, E. P.: Miseria de la teora, Barcelona, Crtica, 1981 [1978]; The Making of the English Working Class, ob. cit.; Las

    peculiaridades de lo ingls y otros ensayos, Valencia, Fundacin Instituto de Historia Social, 2002; Los orgenes de la Ley Negra. Un episodio de la historia criminal inglesa, Buenos Aires, Siglo Veintiuno, 2010 [1975].

    Rey Desnudo, Ao II, No. 3, Primavera 2013. ISSN: 2314-1204 http://www.reydesnudo.com.ar

  • Omar Acha 325to. Por lo tanto, su anlisis permaneci apresado en los trminos errneos de su crtica. Lo ms

    importante fue que al debatir el rgimen de la causalidad Thompson qued entrampado en la

    irresoluble apora de separar y tratar de reunir determinacin y accin, o ser y conciencia, repro-

    duciendo en la aparente solucin dada por la experiencia los dualismos clsicos del pensamien-

    to burgus.30

    Quiero traer aqu un fragmento argumentativo de la impugnacin de Gillian Rose a la inade-

    cuada lectura de Hegel en Marx y en el marxismo.31 Segn Rose, Marx comprendi bien la nocin

    hegeliana de Espritu en tanto sujeto/objeto automediado, es decir, absoluto. Sin embargo,

    cuando intent separarse de su fondo especulativo, recay en las dicotomas abstractas: ser

    social y conciencia social, sociedad civil y Estado, entre otras. En mi opinin la alternativa de

    Thompson al materialismo histrico de 1859 y toda la secuela perjudicial de la metfora ba-

    se-superestructura permaneci aprisionada por las dicotomas que el Prefacio represent como

    sntesis de las elaboraciones de Marx con Engels en los aos 1845-1846. Como ya lo apunt Richard

    Gunn, el texto del Prefacio no explica la postura de Marx en 1859; por el contrario, expone las

    convicciones previas que su investigacin viene a revisar.32 1850 fue el ao de la primera crisis

    del marxismo, en palabras de Jos Sazbn, que impuls en Marx un examen de sus convicciones

    previas, cuyas secuelas no siempre han sido bien calibradas.33

    En cuanto a Thompson, gran parte del valor innovador de su obra deriva de la crtica de dos

    rasgos fundamentales del materialismo histrico: el alcance universal de sus afirmaciones teri-

    cas y la bsqueda de una determinacin decisiva para cada periodo histrico. Aunque son dos as-

    pectos de una misma idea de ciencia de la historia, conviene distinguirlos.

    30 Giddens, Anthony: Fuera del mecanicismo: E. P. Thompson sobre conciencia e historia, en Historia Social, No. 18, 1994; Sewell, William: Cmo se forman las clases: reflexiones crticas en torno a la teora de E. P. Thompson sobre la formacin de la clase obrera, en Historia Social, No. 18, 1994; ver tambin el estudio de Lpez, Damin, e Iglesario, Fernando: El problema de la experiencia en la prctica historiogrfica de E. P. Thompson, en este nmero de Rey Desnudo.

    31 Rose, Gillian: Hegel Contra Sociology, Londres, Verso, 2009 [1981], pp. 230-231.32 Gunn, Richard: Against Historical Materialism: Marxism as First-Order Discourse, en Bonefeld, Werner, Gunn,

    Richard, y Psychopedis, Kosmas (eds.): Open Marxism, vol. 2, Londres, Pluto, 1992, pp. 1-44. Gunn deja de lado que Marx supedita el uso de una conjetura explicativa de la historia de las sociedades complejas a la historizacin de lalgica especfica del capital.

    33 Sazbn, Jos: Crisis del marxismo: un antecedente fundador, en Historia y representacin, Bernal, Universidad Nacional de Quilmes Ediciones, 2002, p. 27.

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  • 326 Suplemento: Qu hacer con E. P. Thompson?Universidad Nacional de Quilmes 27 y 28 de junio de 2013La universalidad de la explicacin de la historia remite a un mtodo preexistente a los da-

    tos empricos, una clave para reconstruir las diferentes sociedades. Thompson cuestion la exis-

    tencia de tal mtodo, una dialctica transhistrica, entre otros lugares en Miseria de la teora.

    Contest que Marx tuviera un mtodo donde descansara la esencia del marxismo. Pues si

    Marx, quien fue un trabajador intelectual infatigable, dej numerosos manuscritos pero no tal

    metodologa, es porque tal cosa no existi. Su crtica fue una prctica que se aprende practi -

    cndola.34

    La alternativa thompsoniana de un aprendizaje crtico derivada de la misma prctica

    neg la idea del marxismo como ciencia, sino ms bien la de marx-ismo, la autntica marca

    registrada del oscurantismo de raz burguesa: Los utilitaristas, los malthusianos, los positivistas,

    los fabianos y los estructural-funcionalistas suponen o supusieron todos ellos que practican

    una ciencia, y el menos inhibido de los centros acadmicos con ideologa capitalista sin paliativos

    en la Inglaterra contempornea se proclama Escuela de Economa y Ciencia Poltica. Cuando Marx y

    Engels pretendan estar aplicando mtodos cientficos al estudio de la sociedad, la pretensin poda

    a veces sostenerse; si suponan que estaban fundando una Ciencia (el Marx-ismo), estaban ence-

    rrando en una prisin su propio conocimiento.35

    La clave provino, siempre segn Thompson, de otra fuente: la deuda burguesa con la eco-

    noma poltica que el marxismo no logr cancelar plenamente. Es desde esa hipoteca que conti-

    nu adherido a un pensar burgus determinista: El marxismo qued marcado en un estadio crti-

    co de su desarrollo por las categoras de la economa poltica; la principal de ellas era la nocin de

    lo econmico como actividad de primer orden, susceptible de ser aislada de esta manera, como

    objeto de una ciencia generadora de leyes cuya operacin recubrira las actividades de segundo

    orden.36

    Ante esa dependencia de la economa poltica es que, como en 1957, todava en Miseria de la

    teora propugn un anlisis de la moralidad y la conciencia, irreductibles a una base econmica.

    34 Thompson, E. P.: Miseria de la teora, ob. cit., p. 178.35 Ibidem, p. 258.36 Ibidem, p. 102.

    Rey Desnudo, Ao II, No. 3, Primavera 2013. ISSN: 2314-1204 http://www.reydesnudo.com.ar

  • Omar Acha 327Ni la experiencia de clase, ni las formaciones mal llamadas superestructurales (el derecho, por

    ejemplo), son reducibles a un fundamento econmico o de clase cuya misma particularidad es

    una construccin histricamente datable promovida por el dominio burgus. Lo notable es que tal

    reclamo antireduccionista lo realizara en trminos de un materialismo histrico y cultural que

    no puede explicar la moralidad como una mscara encubridora de intereses de clase puesto que

    eso sera aplicar una simplista teora utilitarista. Pues si hay algo que interesa a la gente eso est

    cerca del corazn. De otro modo se cae en concepciones idealistas, extraas al modo de vida en

    que se apoya la morada material de la cultura.37

    Ahora bien, cmo se vinculan los valores y las relaciones productivas? Ya en el texto de

    1965 contra los jvenes Perry Anderson y Tom Nairn, Thompson formul la tesis de que la cone-

    xin entre ser y conciencia social es fundamental para el marxismo: La relacin intelectual entre

    el ser social y la conciencia social o entre cultura y no cultura est en el centro de cualquier

    comprensin del proceso histrico dentro de la tradicin marxista.38 Lo que es preciso recons-

    truir es la interaccin entre ambas dimensiones, pues si son diferenciables en el plano intelec-

    tual sin embargo se dan unificadas en la experiencia, segn precisar en otros textos. Justamen-

    te, es la experiencia lo que provee el pasaje entre los planos dicotmicos. En su discusin con

    Thompson, Perry Anderson seal correctamente que para aqul el eslabn perdido entre el

    modo de produccin abstracto y el proceso histrico concreto es la experiencia humana.39

    Thompson intent restablecer el puente entre las dicotomas abstractas que Rose destac en el

    marxismo, a travs de la experiencia. Incidi as en dos errores: por un lado se conden a reprodu-

    cir la escisin entre ser social y conciencia, y por otro lado traicion su exigencia de produccin in-

    trahistrica de conocimiento. Realiz esto ltimo a travs de una teora general de la historia, a la que

    no evit la denominacin de materialismo histrico. Todava a mediados de la dcada de 1980, fa-

    tigado de disputas clasificatorias sobre el marxismo como un sistema terico se inclin a defen-

    der una idea ms general del materialismo histrico.40

    37 Ibidem, p. 269.38 Thompson, E. P.: Las peculiaridades de lo ingls, en Las peculiaridades, ob. cit., p. 91.39 Anderson, Perry: Teora, poltica e historia. Un debate con E. P. Thompson, Madrid, Siglo Veintiuno, 1985.40 Thompson, E. P.: Agenda para una historia radical (1985), en Agenda para una historia radical, Barcelona, Crtica,

    2000, p. 10.

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  • 328 Suplemento: Qu hacer con E. P. Thompson?Universidad Nacional de Quilmes 27 y 28 de junio de 2013Cuando Thompson polemiz con el economicismo implcito o explcito de la nocin de

    modo de produccin (creo que todava en contraste con la nocin estaliniana que equipara ese

    concepto con el de sociedad), lo hizo aplicando el anlisis a otras formaciones histricas entre las

    cules la capitalista es solo una de ellas. As, en un texto de 1977 escribi: No podemos siquiera

    empezar a describir la sociedad feudal o capitalista en trminos econmicos independientemen-

    te de las relaciones de poder y dominacin, los conceptos de uso o de propiedad privada (y sus co-

    rrespondientes leyes), las normas culturalmente impuestas y las necesidades culturalmente for-

    madas caractersticas del modo de produccin.41

    En efecto, para Thompson no se trataba tanto de rechazar la nocin de modo de produc-

    cin como de establecer la interrelacin con la cultura: Lo que estoy poniendo en cuestin no es

    la centralidad del modo de produccin (y las correspondientes relaciones de poder y propiedad)

    para una teora materialista de la historia. Estoy poniendo en cuestin () la idea de que es posi-

    ble describir un modo de produccin en trminos econmicos, dejando a un lado como elemen-

    tos secundarios (menos reales) las normas, la cultura, los conceptos crticos alrededor de los cua-

    les se organiza el modo de produccin.42

    Me parece incorrecto estimar la propuesta thompsoniana como un culturalismo (otra

    cuestin es que en sus anlisis historiogrficos pudiera haber descuidado las condiciones objetivas

    o materiales pues esto pondra en aprietos a Thompson pero no necesariamente a sus posturas

    conceptuales). l mismo lo calibr al destacar su perspectiva: Espero que nadie pueda pensar ()

    que apoyo la idea de que la formacin de la clase sea independiente de determinaciones objetivas,

    ni mantenga que la clase pueda definirse como simple fenmeno cultural, o cosas parecidas.43

    Las obras histricas thompsonianas afirmaron con claridad que la experiencia histrica es

    incomprensible fuera de la lucha de clases. Es en la contingencia de ese antagonismo que las de -

    terminaciones del todo social pueden ser comprendidas. Por lo tanto, no son accesibles a una ex-

    41 Thompson, E. P.: Folklore, antropologa e historia social, en Las peculiaridades, ob. cit., 158-159.42 Ibidem, p. 158.43 Thompson, E. P.: Algunas observaciones sobre clase y falsa conciencia (1977), en Las peculiaridades, ob. cit., p.

    173; ver tambin La sociedad inglesa del siglo XVIII: lucha de clases sin clases? (1979), en Tradicin, revuelta y consciencia de clase. Estudios sobre la crisis de la sociedad preindustrial, Barcelona, Crtica, 1984, p. 38; La poltica de la teora, en Samuel, Raphael (ed.), Historia popular y teora socialista, Barcelona, Crtica, 1984, pp. 301-319.

    Rey Desnudo, Ao II, No. 3, Primavera 2013. ISSN: 2314-1204 http://www.reydesnudo.com.ar

  • Omar Acha 329plicacin terica de antemano. Lo que debe ser reconstruido historiogrficamente es la presin

    del ser social sobre la conciencia, una presin que no es mecnica sino que se dirime en una lu-

    cha entre sujetos reales.44

    Thompson permaneci tericamente extrao a la obra madura marxiana donde la crtica

    del capitalismo identific un sujeto social, que no son las clases ni la economa, especfico de la

    sociedad burguesa: el capital. Para Thompson la consistencia de la sociedad capitalista est dada

    por la lucha de clases (un concepto mucho ms universal que el de clase), por el enfrenta-

    miento contextual de las clases sociales donde las relaciones de produccin proveen las condicio-

    nes de la accin pero no causan ni las prcticas humanas ni determinan mecnicamente la cultu-

    ra.45 Es la experiencia, inseparable del hacer situado de los sujetos lo que conecta las condiciones

    objetivas con las moralidades sedimentadas de las prcticas colectivas. Thompson no consider

    que esa nocin de lo social fuera singular de la sociedad capitalista y, en consecuencia, propuso

    sus principios como lneas de investigacin de un materialismo histrico indistinguible de la in-

    dagacin historiogrfica pues nada es deducible de las mencionadas condiciones. En la exacta me-

    dida en que los sujetos tambin producen historia, actan en normas, tradiciones, lenguajes y

    costumbres, en tanto se definen histricamente en sus antagonismos, no pueden ser derivados de

    supuestos sociolgicos o econmicos. La conciencia de clase es un resultado de la experiencia y

    se dirime en la contingencia de una diversidad de circunstancias conflictivas, algunas objetivas,

    otras subjetivas.

    En mi opinin el anlisis thompsoniano comparte una relacin ambivalente con el marxis-

    mo como materialismo histrico. Por un lado rechaza una formulacin terica general en tr-

    minos productivos pues exige considerar las dimensiones culturales, la conciencia y el enfrenta-

    miento de clases. Produccin material y cultura estaran interrelacionadas en la experiencia co-

    lectiva de las clases y en las formas adoptadas en los individuos. Las categoras adecuadas para es-

    44 Thompson, E. P.: Folklore, antropologa e historia social, ob. cit., p. 165: La presin del ser social sobre la conciencia social se muestra ahora, no tanto en la oposicin horizontal base / superestructura, como en a) congruencias, b) contradicciones y c) cambio involuntario. Al respecto Thompson se declar prximo a perspectivas contemporneas enunciadas por Raymond Williams.

    45 Thompson, E. P.: La sociedad inglesa del siglo XVIII: lucha de clases sin clases?, ob. cit., p. 37. Sin embargo, Thompson admite que para la sociedad preindustrial el concepto de clase, incluso el histrico, debe ser utilizadocon prudencia pues a diferencia de la sociedad industrial no fue una categora empleada por los propios sujetos.

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  • 330 Suplemento: Qu hacer con E. P. Thompson?Universidad Nacional de Quilmes 27 y 28 de junio de 2013tudiar cada sociedad no podran ser definidas sino en permanente examen historiogrfico, pues

    solo a travs de la reconstruccin histrica se puede establecer las caractersticas adoptadas en

    cada circunstancia. No obstante, el planteo sigue siendo un esquema que universaliza las condi-

    ciones de existencia especficas de la sociedad capitalista, o ms exactamente, las de una transi-

    cin hacia el capitalismo como la vivida en el siglo dieciocho ingls. De sus intereses de investiga-

    cin extrapola la manera de vrselas con el marxismo en sede historiogrfica a una concepcin

    histrica general que sigue llamando materialismo histrico. Pienso que esa derivacin est re-

    lacionada con la permanencia del Prefacio de 1859 en la mira polmica de Thompson, la que lo

    ancl en la meta de hallar una explicacin distinta a la provista por la mentada metfora.

    Las diferencias en el marxismo anglosajn tambin estuvieron fijadas alrededor de qu ha-

    cer con el Prefacio. El debate entablado por Anderson sigui esa misma huella, con sus matices

    tericos. Por eso Anderson calific al libro de Gerald Cohen, La teora de la historia de Karl Marx

    (1978), un estudio filosfico de reivindicacin del Prlogo en tanto fundamento del materialis-

    mo histrico, como una obra cuya fuerza intelectual desbanca cualquier discusin anterior. 46

    Segn Anderson el proyecto de Marx fue seleccionar el dominio que la teora del materialismo

    histrico mostrado como determinante en ltima instancia a saber la produccin econmica

    y dedicar toda su pasin y su capacidad de trabajo a investigarla y reconstruirla en un solo perodo

    histrico: el del capitalismo.47 En consecuencia la seleccin podra haber sido otra, digamos el

    feudalismo, y sus categoras habran permanecido intactas. As las cosas, Thompson y sus discuti-

    dores siguieron atorados en el legado equvoco de una interpretacin aproblemtica del Prefa-

    cio, al que pretenden refutar, complementar o rectificar.

    Conclusiones: Qu hacer con E. P. Thompson

    Es indudable que Thompson produjo obras histricas de extraordinaria importancia para la

    historiografa contempornea. Los efectos de su legado todava no se han agotado. Lo mejor de su

    obra no se debe tanto a que fuera un buen marxista como a que fue un buen historiador marxista, o

    46 Anderson, Perry: ob. cit., p. 80. G. Cohen debate especficamente el concepto de clase thompsoniano en La teora de la historia de Karl Marx. Una defensa, Madrid, Siglo Veintiuno-Fundacin Pablo Iglesias, 1986, pp. 81-85.

    47 Ibidem, p. 68.

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  • Omar Acha 331ms exactamente que introdujo a la historiografa en el seno de la teorizacin marxista.

    Thompson critica el texto originario del materialismo histrico el Prefacio de 1859

    en nombre de un (otro) materialismo histrico. De tal manera no solo desatiende el mensaje crti-

    co decisivo de Marx, a saber, que hay un sujeto objetivo/subjetivo que constituye lo social (el capi-

    tal), dentro de cuyas muelas se mastica la realidad de la dominacin y la posibilidad de la emanci-

    pacin. Tambin pierde fuerza la crtica de una historicidad categorial que entraa que todo lo

    hoy es, lo que se nos presenta como inmodificable, podra ser radicalmente diferente. Desplegar

    ese mensaje, que Marx no logr esclarecer adecuadamente, constituye una tarea urgente: desarro-

    llar un marxismo sin materialismo histrico, ms all de la artificiosa dicotoma entre relativismo y

    universalismo. Hay en ello un legado thompsoniano de primer orden, a saber, el de estipular que

    los conceptos tericos marxistas solo son vlidos si admiten, adems de una elaboracin terica

    consistente, un dilogo denso con la investigacin histrica.

    A mi juicio el mayor problema conceptual de reducir el planteo marxiano a un materialis-

    mo histrico, a una teora materialista de la historia, es que se transforma un pensamiento

    crtico, esencialmente negativo, en una ciencia positiva. No es que el marxismo como teora

    crtica no pueda ser til para elaborar conocimientos efectivos, positivos, sobre los procesos o ex-

    periencias histricos. Solo que al ingresar en esa proyeccin requiere de una extensin, un salir de

    su suelo matricial, el crtico, tensionndose hacia un afuera (ex-tenderse), donde ya no es el mis-

    mo. Entonces no puede haber, en rigor, una historiografa marxista, como no puede haber una

    antropologa, una sociologa o una politologa marxista. Eso debera ser obvio pues esas mismas

    compartimentalizaciones suponen escisiones de lo real incompatibles con la mediacin total en el

    capitalismo por la abstraccin del valor. Pero la razn bsica es que operan bajo el rgimen del co-

    nocimiento (una forma de la relacin sujeto-objeto, dada burguesa por excelencia) y no de la cr-

    tica, que es la puesta en cuestin de toda positividad reificante.48

    La insistencia thompsoniana sobre construir intrahistricamente el conocimiento es un

    aporte a la reconstruccin de un marxismo eximido de materialismo histrico. Al respecto con-

    cuerdo con la afirmacin de Harvey Kaye respecto de que los historiadores marxistas britnicos

    48 La referencia sigue siendo Horkheimer, Max: Teora tradicional y teora crtica (1937), en Teora tradicional y teora crtica, Paids, Barcelona, 2000.

    http://www.reydesnudo.com.ar Rey Desnudo, Ao II, No. 3, Primavera 2013. ISSN: 2314-1204

  • 332 Suplemento: Qu hacer con E. P. Thompson?Universidad Nacional de Quilmes 27 y 28 de junio de 2013no fueron solo archivistas laboriosos, sino que aportaron al marxismo elementos tericos de pri-

    mera importancia.49

    La productividad terica del pensamiento de Thompson se vio afectada negativamente por

    algunos excesos retricos y el modo un tanto impulsivo de encarar la polmica con Althusser.

    Pero la forma inadecuada del debate thompsoniano no debera llevarnos a desahuciar la relevan-

    cia de sus posiciones, las que han sido incomprendidas. Por ejemplo, me parece incorrecta la apre-

    ciacin de Anderson respecto de que Thompson confundi error de leso althusserianismo el

    objeto real y el objeto de conocimiento.50 Esto derivara en un empirismo inviable. Sin embargo,

    Thompson nunca plante que se pudiera acceder a lo emprico sin categorizaciones; la misma dis-

    tincin althusseriana era problemtica pues la dicotoma como tal era incorrecta y produca difi-

    cultades insalvables, reincidiendo en el kantismo sealado por Rose.

    La bibliografa marxista puede ser organizada en dos grandes bibliotecas: la analtica y la

    sinttica. La concepcin analtica del marxismo interroga un rgimen de causalidad materialista

    (sea econmica, social, e incluso discursiva) reconstruyendo la interrelacin de las partes de una

    totalidad, la relacin sujeto y estructura, las autonomas relativas, etctera. Su caracterstica es la

    integracin a posteriori del anlisis de vnculos causales. La concepcin sinttica ms coherente-

    mente dialctica parte de la totalidad, dentro de cuyas instancias las partes consideradas por

    la perspectiva analtica son siempre pars totalis, instancias o momentos de una eficacia integral.

    Ambas concepciones han sido compatibilizadas con el materialismo histrico.

    La obra de Thompson habilita una concepcin tercera que llamar historiogrfica. Sus

    conceptos marxistas son exigidos intrahistricamente y deben ser confrontados con la evidencia

    emprica. Thompson reivindic la totalidad como alcance de la experiencia histrica pero se re-

    sisti a reconocer toda efectividad en lo real que pudiera ser enunciada solo conceptualmente, es

    decir, ser deducida en el plano terico. La nocin thompsoniana de clase la cual ha sido luego re-

    visada en una bien poblada bibliografa terica e historiogrfica es un buen ejemplo de la forja

    intrahistrica de un concepto: este debe ser reconstruido en una relacin constante entre la teo-

    49 Kaye, H.: Los historiadores marxistas britnicos, ob. cit.50 Anderson, P.: Teora, poltica e historia, ob. cit.

    Rey Desnudo, Ao II, No. 3, Primavera 2013. ISSN: 2314-1204 http://www.reydesnudo.com.ar

  • Omar Acha 333ra y la investigacin pues no hay un concepto universal y ahistrico de clase, ni el mismo se des -

    prende de una elucidacin exclusivamente terica. Toda clase emerge en su hacerse (making), es

    inescindible de la experiencia histrica, de las representaciones, sentimientos, tradiciones y anta-

    gonismos en los que se constituye y es constituida. Su conceptualidad no es a priori. La misma ex-

    periencia histrica de clase, la experiencia histrico-efectiva, brinda los elementos para indagar

    su realidad. Y si bien no se trata de componer el concepto inductivamente desde una presunta

    empiria exenta de supuestos tericos, no son estos los que lo generan en el pensamiento. De all

    que solo pueda ser conocida a travs de un estudio histrico o antropolgico. Es, por lo tanto, in-

    compatible con una teora general de la historia identificada con el marxismo, un materialismo

    histrico.

    Si un materialismo histrico puede ser validado tras el derrumbe de la aspiracin a definir

    una teora a priori de la historia, es posible que la crtica de la economa poltica juegue un rol en

    l, pero no que se identifique con el mismo, pues sus categoras son demasiado abstractas (dado

    que surgen de un acontecer social donde prima la mxima abstraccin) para formaciones histri-

    cas donde las relaciones personales son ms relevantes para las prcticas que en el capitalismo. De

    all que contine destacndose la conveniencia de mantener la tensin entre particularidad y uni-

    versalidad de las categoras marxistas, tiles para un materialismo histrico despus del materialismo

    histrico. En mi opinin ese nuevo materialismo histrico debera contar al marxismo como un

    afluente crucial, incluso decisivo, pero no podra agotarse en l.

    Situar a Thompson en una reconstruccin del marxismo requiere por cierto un anlisis cr-

    tico de sus concepciones y de su prctica historiogrfico-terica, cuyas consecuencias no han sido

    agotadas. Cincuenta aos despus de la publicacin de The Making of the English Working Class, esa

    tarea excede el balance de su contribucin a la historiografa, a la antropologa o al propio mar-

    xismo. Entraa tambin rescatar su pasin de historiador socialista de la enorme condescenden-

    cia de la posteridad.

    http://www.reydesnudo.com.ar Rey Desnudo, Ao II, No. 3, Primavera 2013. ISSN: 2314-1204

    E. P. Thompson, un marxista contra el marxismo como materialismo histricoIntroduccinEl marxismo como archipilago polmico: discutir el materialismo histricoE. P. Thompson como crtico humanista del materialismo histricoConclusiones: Qu hacer con E. P. Thompson