a produção do conhecimento tradicional

Upload: karla-de-oliveira

Post on 05-Apr-2018

216 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

  • 7/31/2019 A produo do conhecimento tradicional

    1/28

    236

    La reproduccidl coocimi

    tdiciol id

    Mby u scio sul tsfom

  • 7/31/2019 A produo do conhecimento tradicional

    2/28

    237

    nto

    cili

    uivsidd d buos is, gti

    La reproduccinDl coocimito

    tdiciol idg

    Mby u scio socilul tsfomci

    a n a p a D a w e r

  • 7/31/2019 A produo do conhecimento tradicional

    3/28

    238

    Resumen

    LA REPRODUCCIN DEL CONOCIMIENTO TRADICIONAL INDGE-NAMBYEN UN ESPACIO SOCIAL RURAL EN TRANSFORMACIN

    Las tareas que los nios mbyrealizan en el monte y en el campo parala reproduccin familiar domstica, son escasamente reconocidascomo experiencias formativas tanto desde el sentido comn comodesde la produccin acadmica. Ms frecuentemente se las definecomo trabajo infantil y, en funcin de los derechos del nio sancio-nados internacionalmente, son perseguidas por lo que eventualmenteimpiden la escolarizacin-, habiendo escasas sistematizaciones so-bre los conocimientos y habilidades que pueden producir. La par-ticipacin de los nios en la produccin familiar domstica puedeser entendida como una experiencia formativa si se la analiza comoparte de procesos de socializacin, donde se produce conocimientoa partir de la accin y reflexin sobre los procedimientos realizados.Por lo tanto, se debe distinguir conceptual y empricamente de aquel-las situaciones en que los nios intervienen como mano de obra entareas rutinarias en las cuales no se producen conocimientos sobre elmundo social y natural -aunque todos los sujetos tienen esa capacidady, por ende, esto eventualmente puede producirse an sin un disposi-

    tivo formal o informal de enseanza. En este trabajo se presenta laocupacin y uso del territorio de una zona donde se localizan variosncleos mby-guaran(San Ignacio, provincia de Misiones, Argentina),se analiza el carcter formativo de las experiencias involucradas en laparticipacin de los nios en actividades productivas, y se concluyeconsiderando las implicancias de estos procesos en la reproduccindel conocimiento tradicional indgena en espacios rurales en trans-formacin.

    Palabras clave:Mby-Guarani, conocimientos tradicionales, socializacin,experiencia formativa, trabajo infantil.

    Resumo

    A REPRODUO DO CONHECIMENTO TRADICIONAL INDGENAMBY EM UM ESPAO SOCIAL RURAL EM TRANSFORMAO

    As tarefas desempenhadas por crianas mbyna floresta e no cam-po para a reproduo da unidade familiar domstica raramenteso reconhecidas como experincias de aprendizagem tanto do

    Amaznica 2 (2): 236-263, 2010

    Padawer, A.

  • 7/31/2019 A produo do conhecimento tradicional

    4/28

    239

    ponto de vista do senso comum como da produo acadmica.Mais freqentemente, so definidas como trabalho infantil, e,de acordo com o direito internacional referente s crianas, so

    perseguidas pelo que, eventualmente, possam impedir - a esco-larizao - com pouca sistematizao sobre os conhecimentos ehabilidades que podem produzir. A participao das crianas naproduo domstica pode ser entendida como uma experinciaformativa, se for analisada como parte de processos de socializa-o, onde o conhecimento produzido a partir da ao e reflexosobre os procedimentos realizados. Portanto, deve ser distinguidaconceitualmente e empiricamente de situaes onde as crianascomo trabalhadoras esto envolvidas nas tarefas de rotina emque no h conhecimento sobre o mundo social e natural -, noentanto todas as pessoas tm essa capacidade e, portanto, istoeventualmente pode ocorrer mesmo sem um dispositivo formalou informal de ensino. Neste trabalho, se apresenta a ocupao euso da terra em uma rea que abriga vrios ncleos mby-guaran(San Ignacio, provncia de Misiones, Argentina), se examina a na-tureza formativa das experincias envolvidas na participao dacriana em atividades produtivas, e se conclui considerando asimplicaes destes processos na reproduo de conhecimentostradicionais indgenas nas zonas rurais em transio.

    Palavras-chave: Mby-Guarani, conhecimento tradicional, social-izao, experincia em treinamento, trabalho infantil.

    Abstract

    THE REPRODUCTION OFMBY INDIGENOUS TRADITIONALKNOWLEDGE IN A CHANGING SOCIAL AND RURAL SETTING

    The tasks mbychildren perform in the woods and in the fields

    for the reproduction of the domestic unit are scarcely recognizedas learning experiences from both common sense and academy.More often, people define them as child labor; according to in-ternationally sanctioned children rights some situations are per-secuted for eventually preventing schooling, without regard forthe knowledge and skills they can produce. The participation ofchildren in domestic household production can be understoodas a learning experience when analyzed as part of the socializa-tion process, where knowledge is produced from the action andreflection on the performed procedures. Therefore, it should be

    Amaznica 2 (2): 236-263, 2010

    La reproduccin del conocimiento tradicional indgenaMbyen un espacio social rural en transformacin

  • 7/31/2019 A produo do conhecimento tradicional

    5/28

    240

    distinguished conceptually and empirically from situations wherechildren labor is involved in routine tasks in which there is noproduction of knowledge on the social and natural world al-

    though everyone has the ability, and this eventually can occureven without a formal or informal teaching device. In this article,I discuss the occupation and land use in an area that is home toseveral mby-guarangroups (San Ignacio, provincia de Misiones,Argentina); I also examine the formative nature of the experi-ences involved in child participation in production activities, con-sidering the implications of these processes in the reproductionof traditional indigenous knowledge in rural areas undergoingtransformation.

    Keywords: Mby-Guarani, traditional knowledge, socialization,training experience, child labor.

    Amaznica 2 (2): 236-263, 2010

    Padawer, A.

  • 7/31/2019 A produo do conhecimento tradicional

    6/28

    241

    LOS Mby y LA OCUPACIN DELTERRITORIO EN SAN IGNACIO

    San Ignacio es uno de los 17 departa-

    mentos en que se divide la provinciade Misiones, al NE de Argentina. Estaprovincia limita ampliamente con Paraguayy Brasil, y se trata de la jurisdiccin delpas donde, en la actualidad, se con-centran mayoritariamente los ncleospoblacionales que se reconocen comomby-guaran o descendientes en 1erageneracin de este pueblo indgena. El

    anlisis de los datos obtenidos por laEncuesta Complementaria de PueblosIndgenas, efectuada en 2004-2005 porel Instituto Nacional de Estadsticas yCensos (INDEC 2010), muestra queen la provincia de Misiones las per-sonas que se reconocen y/o descien-den en primera generacin del pueblomby-guaran son 4.083, mientras queen el pas totalizan 8.233. Si bien esta

    informacin indica que en la provin-cia viven poco menos de la mitad delos que se reconocen y/o son descen-dientes de primera generacin mby,si se considera el dato de aquellos queresiden en comunidad, los que habitanen Misiones representan el 85% (3.684sobre 4.322 personas).

    Si se analiza el mapa elaborado por or-

    ganismos de Argentina, Brasil y Paraguayy coordinado por el Centro de TrabalhoIndigenista en 2008, se observa que lamayor cantidad de ncleos poblacio-nales mbyen la provincia de Misionesse encuentra localizada en los depar-tamentos de San Ignacio y LibertadorGeneral San Martn, aunque en el casodel primero se ubica solamente unode los ncleos de mayor tamao (en-

    tre 100 y 500 habitantes), mientras quelos 15 ncleos restantes localizados enese departamento cuentan con menos

    de 100 personas cada uno (CTI 2008).Como puede verse en el fragmento delmapa que se incluye a continuacin, losncleos se asientan mayoritariamenteen el lmite sur del departamento deSan Ignacio, en proximidades de lacabecera del departamento. Unos po-cos ncleos se ubican a una distanciamayor, en inmediaciones de rutas na-cionales o cursos de agua.

    La zona a la que se refiere este art-culo es precisamente aquella de mayorconcentracin de ncleos mby en eldepartamento de San Ignacio, que in-cluye a 9 de los 16 identificados por elCTI en el 2008. La razn por la cual seha delimitado esta zona radica en quese trata de aquellos ncleos que se en-cuentran ms prximos a la ciudad ca-

    becera y los que, en principio, viven enun espacio rural con mayores transfor-maciones producto de la explotacineconmica del entorno.

    Hasta el momento se dispone de in-formacin heterognea de 8 de los 9ncleos: Andresito, San Ignacio Min,Katupyry, Kokuerei, Pindoju (Pindoity), uPor, El Tacuaral y Ivy Poty. Como ya se

    anticip, uno de ellos Katupyry sedestaca por contar con ms de 100 po-bladores mientras que en el resto de losncleos viven entre 20 y 50 personas.El espacio disponible oscila entre las10 y las 450 hectreas, siendo el ncleoms grande el que tiene acceso a unamayor extensin territorial y, a la vez,de la situacin legal ms estable respec-to de la propiedad de la tierra.

    Amaznica 2 (2): 236-263, 2010

    La reproduccin del conocimiento tradicional indgenaMbyen un espacio social rural en transformacin

  • 7/31/2019 A produo do conhecimento tradicional

    7/28

    242

    Desde el punto de vista educativo,relevante para este trabajo por las ex-periencias formativas que se analizan,es importante advertir que los nios

    de Andresito y San Ignacio Min asistenuna escuela rural ubicada a 4 Km dela ciudad cabecera, mientras que losde Katupyry, Kokuerei y Pindoju (Pindo-ity) disponen de escuelas en sus comu-nidades, asistiendo a ellas los nios deu Por, El Tacuaral y Ivy Poty. Dadoque la mayora de las escuelas estnubicadas en comunidades y asistencon exclusividad nios mby, el estab-lecimiento rural al que concurren losnios deAndresito y San Ignacio Minsedestaca por su matrcula heterognea,compuesta casi en proporciones simi-lares por nios mbyy nios cuyas fa-milias se identifican como colonos.

    Tanto las familias de colonos comolos ncleos mby prximos a esta es-cuela rural de San Ignacio disponen de

    pequeas huertas, algunos animales degranja y reciben alguna asistencia delEstado. En las inmediaciones del es-tablecimiento educativo se encuentra

    una planta de procesamiento de yerbamate, cuya sede comercial est localiza-da en otra provincia y que actualmentese encuentra cerrada; asimismo se ob-servan importantes plantaciones de pi-nos, atribuida por los pobladores a unaempresa que en este momento es decapitales chilenos. Si bien cada ncleopresenta sus particularidades, el con-texto inmediato de los ncleos deAn-dresito y San Ignacio Minise destaca pormostrar significativos rasgos de trans-formacin del espacio social rural, yaque en el transcurso de una generacinha cesado la produccin de la empresayerbatera ms importante de la zona yse ha incrementado la produccin for-estal de especies no autctonas, entreotros cambios.

    Amaznica 2 (2): 236-263, 2010

    Figura 1 - Fragmento del mapa Guarani Reta 2008. Pueblos Guaranes en las fronteras de Ar-gentina, Brasil y Paraguay. Centro de Trabalho Indigenista, Braslia (coord.).

    Padawer, A.

  • 7/31/2019 A produo do conhecimento tradicional

    8/28

    243

    provocando con el tiempo una pro-gresiva dispersin y desgranamientode las aldeas, aunque an es posible en

    algunas jefaturas reconocer un acata-miento poltico a una autoridad dis-tante (Gorosito 1993). Esta dimensinpoltica se vincula estrechamente conlos condicionamientos econmicospara la reproduccin de las familias y,por ende, en la transmisin intergener-acional de esos recursos: como se verms adelante, en la zona de San Igna-cio se observa actualmente un procesodinmico de creacin de pequeos n-cleos poblacionales que surgen comodesmembramiento de otros de may-ores dimensiones, los que se asientanen terrenos cada vez ms pequeos ygeneran nuevos liderazgos polticos.

    Como se anticip, en las ltimas dca-das del siglo XIX comenz en el terri-torio de Misiones un proceso de colo-

    nizacin organizada principalmentepor el Estado, la que se realiz sobre lastierras remanentes de una venta masivaa 40 grandes compradores. El procesode colonizacin se extendi hasta casila mitad del siglo XX, y como resul-tado de ambos procesos, se gener unaestructura de la propiedad de la tierraen la que coexisten grandes latifundiosy un nmero importante de propie-dades familiares surgidas del padrnde colonizacin, fijado este ltimo en25 has por familia. Los colonos debanplantar el 20% de su parcela de tierracon yerba mate (anteriormente se pro-duca con plantas del monte nativo) yel resto lo dedicaron a la produccinde maz, porotos, mandioca y animalesde granja, los que se destinaban al con-

    sumo familiar y la venta de excedentes

    Para analizar estos procesos desdeuna perspectiva ms estructural, losdatos estadsticos del Censo Nacional

    Agropecuario (CNA) brindan infor-macin relevante. Dado que la mismase proporciona a nivel departamen-tal -y por ende con un mayor nivel deagregacin, es necesario relacionar es-tos datos con aquellos obtenidos en eltrabajo de campo y en los estudios quedesde distintas disciplinas han aborda-do la estructura productiva de la zona.Este anlisis permite considerar comopara las poblaciones mby-guaran deesta zona, los procesos de socializacinde los nios se producen en una con-figuracin socio-histrica de impor-tantes transformaciones, asociadasespecialmente a cambios en el modeloeconmico predominante en la reginque habitan.

    Si bien existieron ocupaciones datadas

    en 2000 aos A.P. (Noeli 2004: 31-32),se considera que los mbyactuales sonlos descendientes de aquellos indgenasque lograron permanecer al margendel experimento colonial desarrolladopor los jesuitas entre los siglos XVI yXVIII, a travs de la constitucin depequeas comunidades refugiadas enla selva que supusieron la construccinde una identificacin social definidapor la confrontacin y el contraste conel mundo de los extranjeros, primeroblancos y luego de sus descendientesmestizos (Bartolom 2004). Poste-riormente, el establecimiento de losmby en el actual territorio argentinose defini en interrelacin al avancede las fronteras de poblamiento dela sociedad nacional durante el siglo

    XIX y primeras dcadas del siglo XX,

    Amaznica 2 (2): 236-263, 2010

    La reproduccin del conocimiento tradicional indgenaMbyen un espacio social rural en transformacin

  • 7/31/2019 A produo do conhecimento tradicional

    9/28

    244

    (Ricotto y Almeida 2002).

    El proceso de ocupacin y explotacininiciado como frontera agraria no sellev a cabo solamente mediante la coloni-zacin organizada desde el Estado sinoque asumi a la vez un carcter espon-tneo, y en este caso la ocupacin delterritorio se efectu asociada a las ex-plotaciones forestales. Hasta 1930, loscolonos se dedicaron exclusivamente ala produccin de yerba mate, incorpo-rando sucesivamente el tung, el tabaco

    y el t, producciones que se dieron si-multneamente a la explotacin forestal,primero de especies nativas y luegode exticas. De esta forma se confor-m durante el siglo XX una sociedadagraria misionera compuesta por elocupante o campesino-agricultor fa-miliar con 1 a 10 has, de origen criolloo inmigrante brasilero y paraguayo1; elcolono-agricultor familiar con 25 a 50

    has, en su mayora de origen inmigran-te del norte y este europeos2 el estan-ciero-productor ganadero con terrenosentre 100 y 1.000 has y el latifundistaextractivista (Reboratti 1979; Jaume etal 1989; Bartolom 2000; Krautstofl2005; Baranger 2008; Otero 2008).

    Si se utiliza esta reconstruccin paraanalizar la informacin proporcionada

    por el CNA efectuado en el 2002, seobserva que en la provincia de Misio-nes casi el 25% de la superficie productivacorresponda a explotaciones tpicas decolonos y ocupantes 502.818 has enexplotaciones de 50 has o menos , msdel 30% se corresponda con parcelasdefinidas como estancias3 648.058has en explotaciones entre 50 y 1000has y casi el 45% con latifundios

    16.926 has en explotaciones de ms de1.000 has. Esta concentracin en la ex-plotacin de la tierra que se observaba

    en la provincia se verificaba en San Ig-nacio, pero con una magnitud menor:casi el 30% de la superficie productivacorresponda en 2002 a explotacio-nes tpicas de colonos y ocupantes 30.131,8 has en explotaciones de 50has o menos , ms del 45% con ex-plotaciones definidas como estancias 49.781,9 has en explotaciones entre50 y 1.000 has y poco ms del 25%corresponda con latifundios 28.396has en explotaciones de ms de 1.000has (Gobierno de Misiones 2008: 340y 341).

    Si bien est cimentada en la estructurade la sociedad agraria misionera con-solidada durante todo el siglo XX, lasituacin actual refleja los cambiosque se verificaron en las ltimas dca-

    das. Distintos estudios expresan quelos mismos se debieron al quiebre enla estructura poltica institucional y enlas modalidades del proceso de acumu-lacin de la sociedad argentina inaugu-rado en 1976, el que produjo una crisisagrcola y un deterioro de la economacampesina junto con cambios en laconcentracin de la propiedad de latierra, acelerndose el proceso de des-campesinizacin (Manzanal y Rofman1989; Cragnolino 2006). En los lti-mos aos, con el reposicionamientode los productos agrcolas en el mer-cado mundial, en las distintas regio-nes del pas se producen nuevas trans-formaciones en el modelo econmicopredominante que se orienta a la pro-duccin agroindustrial y afecta dife-

    rencialmente a pequeos productores

    Amaznica 2 (2): 236-263, 2010

    Padawer, A.

  • 7/31/2019 A produo do conhecimento tradicional

    10/28

    245

    Los cambios acontecidos en la estruc-tura social y econmica de la provinciaen este perodo, as como las relacio-

    nes establecidas con el Estado en lasltimas dos dcadas, condujeron a unasignificativa multiplicacin de unidadesresidenciales autnomas relativamenteestablecidas, con alianzas dbiles deorganizacin poltica (Gorosito 2006).Dependiendo de la proximidad con laspoblaciones no indgenas, actualmentelas comunidades mby localizadas enterritorio misionero pueden realizar

    diversas actividades de subsistenciamediante caza de pequeos animales,pesca, recoleccin estacional, produc-cin de huertas y cra de aves de cor-ral y cerdos. En algunas comunidadestambin se verifica trabajo asalariadoen la agricultura y actividades ligadas alturismo -venta de artesanas, guas porel monte y visitas a los ncleos - (Sero

    Kowalski 1993; Cebolla Badie 2005).En el caso de la zona de San Ignacioque se encuentra bajo estudio, como seanticip y se desarrollar ms adelante, elacceso al monte nativo es muy escaso yse destina especialmente a la provisinde materia prima para artesanas.

    Pese a que la dispersin debilita la or-ganizacin poltica, en los ltimos aosse evidencia un progresivo reconocimiento

    de las comunidades indgenas, que rec-laman y ejercitan derechos ciudada-nos desde sus particularidades comocomunidad poltica, lo que producetransformaciones en las actividadeseconmicas, polticas y formativas delas jvenes generaciones en los gruposde referencia. Entre estas transforma-ciones, Wilde (2007) advierte cmo el

    ambientalismo y el indigenismo como

    y poblaciones indgenas en sus formasde acceso a los recursos, empleo y so-brevivencia (Ramos 2006; Sili 2005;

    Neiman et al. 2002; Bidaseca y Mariotti2001; Gordillo 1995).

    En Misiones, el complejo agroindus-trial tabacalero se vena expandiendosignificativamente desde la dcada delos 80, integrando en su cadena a loscolonos y ocupantes que, actualmente,se dedican a la produccin de tabacomanteniendo cierta diversificacin

    productiva ganadera, forestacin,produccin de yerba mate y horticul-tura. Pese al crecimiento del sector,estos productores se han empobrecidodebido al proceso de concentracin dela manufactura y comercializacin delos cultivos en manos de acopiadores ymolineros. En los ltimos veinte aos,asimismo, se multiplicaron los conflic-tos con los propietarios de bosques na-

    tivos, quienes en su momento habanfacilitado el usufructo de los colonosy ocupantes pero con el desarrollo deexplotaciones forestales de especiesexticas por parte de capitales con-centrados, reclaman las tierras ahoraaltamente valorizadas (Schiavoni 1995y 2008; Ferrero 2006; Schvorer 2003;Otero 2008).

    Estos procesos verificados en los l-timos 30 aos afectaron tambin alas comunidades mby: mientras losasentamientos pudieron mantenerseen sectores relativamente poco ex-plotados de la masa selvtica, pudieronarticular sus relaciones de intercambiocon la sociedad regional y conservarrelativamente el control de sus propiosprocesos organizativos y movilidad.

    Amaznica 2 (2): 236-263, 2010

    La reproduccin del conocimiento tradicional indgenaMbyen un espacio social rural en transformacin

  • 7/31/2019 A produo do conhecimento tradicional

    11/28

    246

    articulaciones polticas plantean ten-siones que son observables en el con-texto misionero.

    Quizs la ms relevante a los finesde este artculo sea la incongruenciaentre el estereotipo del buen salvajeecolgico defendido por el discursoambientalista y el proceso inevitable deinsercin de muchos grupos indgenasen el mercado, lo que se articula conla suposicin de que las comunidadesson un todo homogneo representa-

    do por lderes cuya legitimidad no escuestionada. En Misiones, la adopcinmby de ciertos lugares comunes deldiscurso ecologista bsicamente laidea de la vida en armona con la natu-raleza , es un eficaz recurso mediticoque se da an en el caso de dirigentesde comunidades que desarrollan unaexplotacin de recursos naturales quevan en sentido contrario. En este sen-

    tido, la autorizacin de algunos lderespara que en sus predios se realice laexplotacin forestal sea originada enlas presiones que genera la escasez o laatraccin del dinero y los bienes sim-blicos blancos , genera disputas in-ternas que en ocasiones horadan la le-gitimidad de estos lderes dentro de sucomunidad, aunque conserven even-tualmente apoyo fuera de ella (Wilde2007).

    Es por lo anterior que, adems de losreclamos de tierras sobre los que noes posible extenderse aqu, y que son ens mismos procesos complejos que in-cluyen dimensiones formativas , unade las principales demandas de estaspoblaciones indgenas es la limitacinde la explotacin forestal, ya que su

    caracterstica ms distintiva en los l-timos aos radica en la concentracinde grandes extensiones de tierra, que

    fue acompaada de un proceso de des-forestacin de especies nativas (lapa-chos, cedros, canela, timb, frutales).Luego de este proceso extractivo, losterrenos generalmente son tratadoscon herbicidas y se procede a la plantacinde pinos.

    Estos procesos afectan a los pobla-dores indgenas, colonos y ocupantes

    por la contaminacin de los cursosde agua y porque el progresivo des-monte limita las actividades de caza yrecoleccin que realizan los primeros.Asimismo, las actividades productivasa gran escala emplean escasa manode obra, por lo que el empleo asala-riado como recurso de supervivenciaes limitado. Al analizar la relacin delas poblaciones con el mercado debe

    asimismo advertirse que, en esta zona,el turismo se ha convertido en impor-tante generador de empleo: si bien noson actividades tradicionales, sus posi-bilidades formativas son asimismo am-plias por lo que aqu se abren nuevosinterrogantes a ser explorados en larelacin entre actividades econmicasy educativas.

    LA PRODUCCIN FAMILIAR DOMSTICAy LAS EXPERIENCIAS FORMATIVAS DELAS JVENES GENERACIONESMby

    La participacin de los nios en la pro-duccin familiar domstica puede serentendida como una experiencia for-mativa si los procesos de socializacinson concebidos como contextualmente

    Padawer, A.

    Amaznica 2 (2): 236-263, 2010

  • 7/31/2019 A produo do conhecimento tradicional

    12/28

    247

    conocimiento situado, es asociado arepresentaciones abstractas y descon-textualizacin; sin embargo, desde la

    perspectiva de estos autores las represen-taciones abstractas siempre adquierensignificado en un contexto, y son ens mismas adquiridas en circunstanciasespecficas. Asimismo, es importantetener en cuenta que la idea de comuni-dades de prctica, en las que los sujetospueden ocupar posiciones de centroy periferia, supone asimismo que es-tos procesos involucran relaciones depoder y hegemona: la participacincompleta implica un dominio cercanodel conocimiento o prcticas colecti-vas para los cuales debe haber gradosde adquisicin atribuibles accesibles a losnovatos, no obstante lo cual el carcterperifrico alude a un acceso progresivoa fuentes de entendimiento a travsdel involucramiento creciente (Lave y

    Wagner 2007: 37).A diferencia de las nociones de trans-misin e internalizacin, la apropiaciny la participacin perifrica permitenentender el proceso de aprendizajecompartiendo la naturaleza conflictivade las prcticas sociales, de manera quelas relaciones entre aprendices y vet-eranos son parte de procesos de trans-

    formacin social acaecidos a nivel cotidiano.No se trata solamente de ser capaz deinvolucrarse en nuevas actividades odominar nuevos conocimientos, sinopoder establecer nuevas relaciones ha-bilitadas por ese dominio, por las cualesel sujeto participa en la produccin yreproduccin de las estructuras de lascomunidades de prctica en las que seve involucrado. Al igual que Rogoff,

    situados, de manera que el aprendizajese produce mediante comunidadesde prctica y participacin perifrica

    legtima (Lave y Wanger 2007). Esteltimo concepto est estrechamentevinculado al de participacin guiada(Rogoff y otros 1993: 6), que apoyadoen los desarrollos de Vygotsky, ha per-mitido reformular el estudio del cono-cimiento infantil en distintos contextossocioculturales. Desde su perspectiva,los nios avanzan en el entendimientoen un proceso creativo mediante elcual transforman aquello que conoceny el propio mundo, al tiempo en que sevuelven progresivamente participantesde las actividades de su comunidad.

    El concepto de participacin perifricalegtima se refiere ms directamenteal conocimiento desde el hacer, a par-tir de una reformulacin del trminoapprenticeship, que puede traducirse

    como adiestramiento. Esta formu-lacin proviene del debate sobre lanaturaleza del aprendizaje de fines delos 80, y supone que el aprendizaje essiempre situado: esto no implica sola-mente entender que se realiza en eltiempo y el espacio, con otras perso-nas, o dependiente del contexto en quese produce, sino enfatizar su carcter

    de actividad situada. En este sentido laparticipacin perifrica legtima es unconcepto que describe el involucra-miento en prcticas sociales que estnconstituidas por procesos de apren-dizaje y no viceversa (Lave y Wanger2007: 33).

    Por otra parte, es importante considerarque el denominado conocimiento general,con el que suele contraponer-se el

    Amaznica 2 (2): 236-263, 2010

    La reproduccin del conocimiento tradicional indgenaMbyen un espacio social rural en transformacin

  • 7/31/2019 A produo do conhecimento tradicional

    13/28

    248

    Lave y Wagner retoman estas ideas so-bre el aprendizaje en sus dimensionesindividuales y estructurales de los estu-

    dios inspirados en la nocin de zona dedesarrollo prximo de Vygotsky.

    Con este sustrato conceptual, la nocinde adiestramiento utilizada por Lave yWagner se distancia de las aproxima-ciones clsicas al concepto, mucho msrestringido en sus alcances, y que fueentendido como una actividad ligada ala produccin artesanal, individual y en

    pequeos grupos, la utilizacin de her-ramientas simples y conocimiento t-cito, la divisin del trabajo basada en laadaptacin individual y la prevalenciade cdigos de proteccin tradicionales:para estos autores el adiestramientoasume diversas formas histricas, tradi-ciones culturales y puede encontrarseen diversos modos de produccin; noes inherentemente igualitario ni ex-

    plotador, sino que debe analizarse bajoque forma de organizacin poltica ysocial se desarrolla en cada contexto,bajo que principios formativos se ar-ticula y se realiza (2007: 62-63).

    Como se ha advertido, las tareas quelos nios y jvenes mby realizan me-diante su participacin perifrica enactividades para la reproduccin fa-

    miliar domstica pueden constituirexperiencias formativas pero, tambin,constituir modalidades de trabajo in-fantil. Las primeras son condicin parala transmisin de un patrimonio de sa-beres y la construccin de sucesores enla actividad desarrollada por los adul-tos del grupo domstico, y se vinculancon las expectativas de formacin delas unidades familiares; las segundas

    implican la venta de la fuerza de tra-bajo y la consecuente extraccin de unplusvalor por parte del adulto, situacio-

    nes de riesgo y escasas o nulas situacio-nes de aprendizaje de un oficio o ha-bilidades (Leite de Sousa 2004; Neves1999; Jacquemin 2004).

    Las dificultades conceptuales en ladefinicin de trabajo infantil deri-van, por un lado, de que la definicinprecedente supone el establecimientode categoras excluyentes en tanto en

    la realidad social los lmites no sonsiempre precisos: exceptuando algunassituaciones claramente definidas derelaciones asalariadas, las situacionesde juego, formacin y trabajo se en-tremezclan en la cotidianeidad de losnios mby, quienes usan instrumentosadultos para sus juegos y participanprogresivamente de las actividadesdomsticas de reproduccin social

    inicindolas a partir de escenificacio-nes ldicas, aprendiendo a travs deesa participacin.

    Por otro lado, la transmisin de unpatrimonio de saberes que integra ladefinicin de las experiencias forma-tivas en contextos indgenas involucraun debate sobre la nocin de tradicin,la que implica contemplar las estruc-

    turas productivas en cada zona demanera de precisar las actividades quese identifican como tales para los mby:como se ver mas adelante. Depen-diendo de la movilidad de las comu-nidades y la ocupacin del territorioen cada regin es posible identificarciertas actividades que se llevabanadelante en una generacin y queno se puedan continuar en las siguien-

    Padawer, A.

    Amaznica 2 (2): 236-263, 2010

  • 7/31/2019 A produo do conhecimento tradicional

    14/28

    249

    nes en trminos de los principios rela-tivistas de la antropologa y sus debatesactualizados por las leyes de pro-

    teccin de los derechos de la infancia,ya que las nociones de proteccin y au-tonoma pueden complejizarse desdeuna perspectiva comparativa, propiade la disciplina. Por otra parte, es im-portante destacar como esta perspec-tiva experimental de la produccin deconocimiento se vincula con un nfa-sis en la emocin como complementodel pensamiento racional, que la edu-cacin escolar suele considerar comosubsidiaria y restringida a ciertas reasde tipo expresivo lenguaje, arte.

    Coincidentemente, en las aldeas PalmitoyMarangat (Departamento Guaran,Misiones, Argentina) Larricq (1993)explor aquellas situaciones de juegoque, a edades muy tempranas como los4 o 5 aos, configuraban escenificacio-

    nes de trabajo adulto macheteo, cocina,carpida, recoleccin. Si bien se tratabade tareas habituales de los mayores quelos nios realizaban conscientes de quese trataba de imitaciones, implican unaobservacin detallada y una repeticinseriada de operaciones a la vez que seadquieren competencias motoras, in-telectivas y lingsticas.

    Larricq (1993) indica que la realizacinobligada de tareas hogareas fundadasen estas escenificaciones - tales comoel acarreo de agua, el cuidado de ani-males, la preparacin de alimentos - co-menzaban a los 6 o 7 aos (dependiendo dela composicin de los grupos domsti-cos y la divisin sexual de trabajo); enotras actividades del monte o la huerta,en cambio, colaboraban en forma in-

    tes, por lo que la nocin de tradicinresulta problemtica en trminos decontinuidad temporal. En este sentido,

    la revisin de este concepto permitesuperar este requisito de antigedad ypermanencia en el tiempo (Hobsbawmy Ranger 1983), lo que posibilita anali-zar el carcter formativo de la partici-pacin en actividades productivas demanera que nuevas o renovadasactividades podran tambin ser vali-dadas y reconocidas por su contenidoeducativo.

    Distintos estudios han abordado elaprendizaje en comunidades guaranesrecientemente, y han advertido sobre lacentralidad que adquieren los procesosde observacin, imitacin y experimen-tacin como parte de la constitucinde una autonoma e individualidadesde los nios en tanto personas que sereconocen como parte de un colectivo.

    Como seala Bergamaschi (2007), msque la enseanza lo que pudo obser-var en Lomba do Pinheiro (Rio Grandedo Sul, Brasil) fue una bsqueda deaprender por parte de nios y jvenes,quienes acompaaban a los mayores yen ese dejar hacer por parte de losadultos - donde el consejo es diferidoen el tiempo -, se proporciona un espa-

    cio para que los sujetos experimenteny establezcan por si mismos los lmitesde sus acciones, aunque por ello - advi-erte la autora- se vean expuestos en oc-asiones a ciertos trastornos menores,que errneamente han sido interpreta-dos por algunos funcionarios e investi-gadores como una falta de cuidado.

    Las observaciones de Bergamaschi(2007) provocan interesantes reflexio-

    La reproduccin del conocimiento tradicional indgenaMbyen un espacio social rural en transformacin

    Amaznica 2 (2): 236-263, 2010

  • 7/31/2019 A produo do conhecimento tradicional

    15/28

    250

    termitente y sin obligacin hasta los11, 12 o 13 aos, si bien desde unosaos antes los nios acompaaban a

    sus padres en la jornada laboral y realiza-ban entonces este mismo proceso deaproximacin progresiva a la prcticapor imitacin.

    En virtud de lo anterior, ciertas ob-ligaciones domsticas que los nios

    mbyrealizan desde temprana edad plan-tean un inters conceptual especfico,ya que su realizacin no implicara en

    principio una experiencia formativaen trminos de conocimiento culturalcomplejo. Sin embargo pueden ser en-tendidas como experiencias formativasen tanto su cumplimiento es parte de lacomprensin y ejercicio de procesos decolaboracin para el sostenimiento delos grupos domsticos. Esto no impli-ca ignorar las relaciones de poder quese producen en el seno de los grupos

    domsticos; siguiendo la orientacinconceptual de Schiavoni para estudiarlas familias y la divisin del trabajo, esinteresante entenderlas como un cam-po de poder, donde las posiciones queocupan los integrantes deben ser en-tendidas de acuerdo a los recursos quelogran disponer. La autora plantea lanecesidad de problematizar conceptual

    y empricamente las actividades pro-ductivas y reproductivas, ya que de esamanera el trabajo domstico puede serentendido como trabajo necesario parala reproduccin de los grupos sociales(Schiavoni 2003).

    De estas definiciones surge que, alreferirnos a los sujetos como traba-jadores, podemos incluir a todos losmiembros que desempean sistemti-

    camente una labor para la producciny/o reproduccin del grupo familiar.Esto permite analizar reemplazos,

    diferenciaciones genricas, de edad yde posicin en la escala de hermanosya no como mandatos culturales fijossino en su proceso de construccinsociohistrica. En este sentido considera-mos que el tipo de tareas realizadas, sufrecuencia y distribucin merece serdescripta empricamente y analizadaconceptualmente para poder precisarlos alcances del concepto de trabajoinfantil domstico en cada contextosocial e histrico particular en el quese lo aplique.

    LOS CULTIVOS y LA CRA DE ANIMALESEN SAN IGNACIO

    El departamento de San Ignacio ocupaun lugar de relevancia a nivel provincial

    en la produccin de cultivos industria-les, especialmente de yerba mate y enmenor medida de t. Por la superfi-cie dedicada a estos productos poseerespectivamente el 3ero y 4to lugar en laprovincia, siendo la proporcin de lasuperficie del departamento destinadaa cada producto el 18% y el 2% respec-tivamente (INDEC 2010. Cuadro 4.10CNA 2002)4 .

    En ambos cultivos, la superficie prome-dio por productor en San Ignacio es unpoco mayor a los valores provinciales en el caso de la yerba mate, 14 y 10 has;en el caso del t, 25 y 4 has respectiva-mente (Gobierno de Misiones 2008:351, 352 y 358)5 . Esta informacinpermite concluir que la plantacin deyerba mate y t contina siendo pro-

    Padawer, A.

    Amaznica 2 (2): 236-263, 2010

  • 7/31/2019 A produo do conhecimento tradicional

    16/28

    251

    verifica con los porcinos 959 cabezassobre 125.128 en piaras tambin denmero reducido (Gobierno de Misio-

    nes 2008: 366, 380 y 382).

    Las actividades de horticultura y crade animales en los ncleos mbyprxi-mos a San Ignacio presentan similari-dades con el panorama descripto parael departamento, si bien pueden se-alarse asimismo algunas diferencias.En principio, la produccin vegetal yanimal que se observa en estas comu-

    nidades no es muy amplia, proceso enel que probablemente incida en hechode que el turismo y las relaciones con elEstado son fuente complementaria deingresos para las familias. No obstante,es posible advertir que la produccinvegetal al menos en Katupiry, An-dresito y Pindoity, donde se pudo abor-dar con mayor detalle responde a loscultivos tradicionales en las comuni-

    dades mbytales como mandioca, maz,batata, porotos, zapallo (sobre todo delos dos primeros productos) y se puedeobservar asimismo la cra de gallinas yla compaa de perros.

    Pese a que la variedad animal es es-casa, es importante hacer una brevereferencia a la presencia en la cotidi-aneidad de los nios de interacciones

    con animales domsticos, ya que lapotencialidad formativa es significa-tiva. En su trabajo en las aldeas Palmitoy Marangat (Departamento Guaran,Misiones, Argentina), Larricq (1993)advierte la importancia que tiene paralos nios ya desde aproximadamentelos tres aos de edad la observacin yel manejo de animales domsticos, quebrindan oportunidades para comparar

    ducto de colonos y ocupantes en todala provincia, si bien en el departamentoconsiderado tiende a haber comparati-

    vamente mayores extensiones; por otraparte, esta produccin se integra enuna cadena agroindustrial significativa-mente concentrada, ya que la primeraventa se realiza sin procesamientos ydirectamente a la industria en un 60%en el caso de la yerba mate y en un70% en el caso del t (INDEC 2010.Cuadro 12.1. CNA 2002).

    Asimismo, el departamento de San Igna-cio ocupa el primer lugar provincial enla produccin hortcola bajo cubierta 41.250 m2, representando ms del23% de la superficie provincial des-tinada a este tipo de productos , siendotambin relevante el cultivo de mandi-oca 747,5 has sobre 9.097,7 has en laprovincia (INDEC 2010. Cuadro 4.18.CNA 2002). En el caso de los cereales,

    la produccin provincial se concentrafundamentalmente en el maz, pero eldepartamento de San Ignacio no se de-staca por su produccin es de sola-mente 653,5 has por sobre las 33.523a nivel provincial (INDEC 2010.Cuadro 4.6. CNA 2002) ; este ltimoproducto reviste especial relevancia,ya que se trata de una especie que se

    reconoce como tradicionalmente culti-vada por los mby, como se ver msadelante. Finalmente, de los datos es-tadsticos surge que la cra de animalesno es significativa en San Ignacio si sela compara con otros departamentosde la provincia, destacndose el ga-nado bovino en rodeos predominante-mente pequeos - 6.658 cabezas sobre345.648 en 2002. Un proceso similar se

    La reproduccin del conocimiento tradicional indgenaMbyen un espacio social rural en transformacin

    Amaznica 2 (2): 236-263, 2010

  • 7/31/2019 A produo do conhecimento tradicional

    17/28

    252

    actitudes fsicas y costumbres con losde las personas circundantes, originn-dose as sobrenombres de uso cotidi-

    ano.

    De los desarrollos de este autor esinteresante destacar como las burlasrimadas y comparaciones que ridicu-lizan utilizando como referente a losanimales domsticos tienen un impor-tante sentido formativo entre los niosy desde los adultos, en tanto intervieneun uso del sentido metafrico del len-

    guaje. Del trabajo de campo realizadohasta el momento en San Ignacio sederiva que los nios mbyde las comu-nidades anteriormente mencionadasinteraccionan con animales domsti-cos sobre los cuales pueden hacer referen-cias en juegos y burlas, pero su inten-sidad es menor si se lo compara conlas oportunidades que derivan de lasresponsabilidades cotidianas de algu-

    nos nios de la colonia cuyas familiasregistran una mayor actividad produc-tiva de crianza de porcinos y aves decorral , quienes aprenden a moveranimales para alimentarlos, en tantolos nios mayores participan inclusodel faenamiento.

    En relacin a la produccin vegetal,segn relata Agustn, auxiliar docente

    indgena nacido en Andresito e hijodel primer cacique de Katupiry Silve-rio , los nios de 7 u 8 aos de lasdos aldeas en las que ha vivido suelenacompaar a los mayores a la chacra,observando y ayudando. En Katupirycuentan con 450 hectreas de propie-dad de la comunidad donde viven unas250 personas; en un terreno de 3 a 5hectreas plantan mandioca y porotos

    en septiembre u octubre, y entre marzoy abril los pueden empezar a consumir.Respecto del maz, plantan variedades

    de tres y seis meses comenzando enel mismo perodo. Por su parte Jos,un auxiliar indgena que naci cercade San Pedro y fue a vivir a Andresitoa la edad de 6 aos con sus abuelos,relata que esta comunidad cuenta conun territorio de 12 hectreas propiedaddel obispado, donde viven actualmenteunas 50 personas. En Andresito dispo-nen de un terreno mucho menor y porello se cultiva menos que en Katupiry:a los productos mencionados, que noocupan ms de 1 hectrea, le sumanuna huerta con distintas verduras dehoja.

    Del trabajo de campo surge que lasagencias gubernamentales ligadas a laagricultura no logran, pese a disponerde un cuerpo profesional amplio y

    abundantes documentos sobre lasactividades productivas de la reginde San Ignacio, interaccionar con loscolonos y ocupantes que se encuen-tran en posiciones ms marginalizadas.Por su parte, da la impresin de que los

    mby de la zona no son consideradosuna poblacin objeto de estas polti-cas, cuestin que en si misma requiere

    de reflexin: dado que a los mby selos identifica y reclaman fundamen-talmente por sus actividades extrac-tivas en el monte, las tareas agrcolasno son habitualmente consideradascomo tradicionales de sus comuni-dades, e incluso pueden ser asociadasa una sedentarizacin forzada6. Anteesta situacin, y teniendo en cuentalas discontinuidades en las actividades

    Padawer, A.

    Amaznica 2 (2): 236-263, 2010

  • 7/31/2019 A produo do conhecimento tradicional

    18/28

    253

    productivas en el transcurso de lasgeneraciones sealado precedente-mente, el interrogante consiste en

    establecer cmo ciertas actividadesnuevas son apropiadas o incluso po-tencialmente reivindicadas por algunascomunidades.

    Este argumento se refuerza si se com-para la situacin de los mby de SanIgnacio con otros contextos dondela produccin hortcola de las comu-nidades es abundante. Es el caso de

    la aldea Tekoa Maragatu (municipio deUmarui, Estado de Santa Catarina, Bra-sil), donde Utermoehl y Nunes (2006)pudieron registrar un uso amplio deprcticas tradicionales de cultivo queles permitan a los mbysortear algunosproblemas de la agricultura occidentaltales como la dependencia de insumos(semillas y fertilizantes), el monocul-tivo y la homogeneizacin de las es-

    pecies que provocan la degradacinambiental. La utilizacin de variedadesde maz, plantadas en asociacin conporotos, mandioca, batata, man y za-pallo, contribua as a la preservacindel suelo y la mejora gentica.

    Por otra parte, el estudio de PerezFelipim y Queda (2005) es particu-larmente importante porque analiza

    actividades agrcolas en relacin a lamovilidad espacial mbya. Este trabajoreleva en la comunidad indgena Guara-ni Yvyty(Ilha do Cardoso, municipio deCanania, estado de So Paulo, Brasil)la conservacin de los cultivos del maz identificados en general como avaxete , considerando cmo diversosmecanismos que componen el sistemaagrcola favorecen la manutencin y el

    aumento de la variabilidad gentica desus cultivos.

    Los autores subrayan que el mazacompaa los sucesivos traslados delas comunidades y su produccin queno es solo destinada a la alimentacinsino que tiene importancia ritual semantiene a partir de la reserva de semi-llas que garantiza su plantacin dondequiera que la comunidad se desplace.Esto es particularmente importantedado que el maz cultivado y domes-

    ticado no dispone de un mecanismode propagacin y dispersin natural,dependiendo totalmente de la accinhumana para su sobrevivencia, siendolas tcnicas de conservacin funda-mentales para tal propsito.

    Las diez variedades de maz que PerezFelipim y Queda (2005) identificaroncomo presentes en el sur de Brasil

    constituyen insumos para un ampliorepertorio de formas de preparacincomo alimento y bebida. Las familiasnucleares y/o extensas realizan el cortey quema de no ms de 1 hectrea paraplantar cultivos tradicionales y notradicionales en un mismo espacio,siendo los segundos aquellos que sonconsiderados por los propios mbyacomo cultivos del blanco y adquiri-

    dos por compra, trueque o donacin.La permanente distincin de produc-tos tradicionales es en s mismo rele-vante a los fines de este estudio ya quelas discusiones a la normativa sobretrabajo infantil requieren este atributo;sin embargo, analizadas desde las tareasinvolucradas esta diferencia entre pro-ductos que se sostiene desde las creen-cias religiosas se vuelve relativa.

    La reproduccin del conocimiento tradicional indgenaMbyen un espacio social rural en transformacin

    Amaznica 2 (2): 236-263, 2010

  • 7/31/2019 A produo do conhecimento tradicional

    19/28

    254

    La poblacin de la comunidad en laque trabajaron Felipim y Queda (2005)se origin en 1992 a partir del traslado

    de una familia que anteriormente seencontraba residiendo en el Estadode Paran, al sur de la ubicacin ac-tual. Posteriormente dos familias seasentaron all, conservando el jefe dela primera familia el liderazgo de lacomunidad. Al analizar las prcticasagrcolas de cada familia, los autoresadvirtieron como en cada caso se veri-ficaban trayectorias de vida en distintascomunidades localizadas en territo-rio argentino y paraguayo y, en lo querefiere a los cultivos, la circulacin desimientes se vinculaba con el sistemade parentesco y las redes de reciproci-dades: los cultivos podan ser entoncespasados de generacin en generacinacompaando los traslados de las fa-milias, ser obtenidos durante la estada

    en diversas aldeasguaran, o en visitas afamiliares.

    EL MONTE y LA EXPLOTACINFORESTAL EN SAN IGNACIO

    Como se seal, en San Ignacio severifica una menor proporcin de lati-fundios en relacin al promedio provin-cial 25% y 45% respectivamente , y existe

    un nmero significativo de pequeosproductores que se dedican al cultivode yerba mate, te y viveros hortcolas.Esta descripcin podra dar la impre-sin de que la produccin agrcola apequea escala podra caracterizar aSan Ignacio. Sin embargo, al analizarlos datos de la produccin forestal,se observa que este departamento

    ocupaba en 2002 el tercer lugar en la

    produccin provincial en relacin a lasuperficie de bosques de pinos implan-tados: coincidentemente, las 21.144

    has identificadas en el CNA como des-tinadas a la produccin de esta especieno autctona en el departamento cor-respondan a casi el 20% de su superfi-cie bajo explotacin agrcola, mientrasque en la provincia la extensin de esteproducto era del 14% (Gobierno deMisiones 2008: 392). Asimismo, anali-zando la produccin de los ltimosaos, puede observarse que a nivelprovincial se triplic la produccin derollos de madera proveniente de mon-tes implantados desde el 2002 al 2007,lo que permite suponer que este depar-tamento ha participado de ese creci-miento, dada la importancia que ocupaen la produccin a nivel jurisdiccional(Gobierno de Misiones 2008: 389).

    Dado que las comunidades mbyprxi-

    mas a San Ignacio son de tamaos di-versos y se encuentran a diferentes dis-tancias respecto de la ciudad cabeceradel departamento, las posibilidades deacceder al monte para realizar activi-dades extractivas son en general limita-das pero asimismo heterogneas. Lavida en proximidades del monte haceque los nios pequeos, desde los 3 o 4

    aos, aprendan como manipular o evi-tar pequeos animales que encuentranen las inmediaciones de sus viviendas;al mismo tiempo, las crecientes restric-ciones de accesibilidad hacen que losnios mayores no dispongan de uncontexto para la apropiacin de losconocimientos sobre las actividadesextractivas asociadas al monte que losadultos jvenes podran proporcionarles.

    Padawer, A.

    Amaznica 2 (2): 236-263, 2010

  • 7/31/2019 A produo do conhecimento tradicional

    20/28

    255

    siones para la extraccin de maderaque provocaron litigios judiciales. Sien-do nio, Benjamn acompaaba a su

    padre y as aprendi a cazar venados,tat, a recolectar pakuri (rbol frutalsimilar a la naranja) y miel; la aldea de

    Katu Piry, donde vive actualmente, estrodeada de plantaciones de pino des-tinado a la elaboracin de papel y lasfamilias se dedican al cultivo en la cha-cra, y la realizacin de artesanas, porlo que el contraste con sus experienciasinfantiles es significativo.

    Es interesante comparar la perspec-tiva de Benjamn con la de Agustn,ya que ambos viven en Katu Piryperoanalizan el escenario con distintosparmetros: mientras para el primerolas limitaciones en el acceso al monteson evidentes en relacin a su infan-cia en Tekoa Arand, para el segundoson relativas, ya que las compara con

    su infancia en Andresito. Es as comoen su relato Agustn valora las 300 hec-treas de monte en Katu Piry, dondepueden encontrar numerosos rbo-les frutales como aratiku (chirimoya),guaporaity (guapoy: higuera), guavira ygemb mientras que en Andresito, encambio, fue posible observar duranteel trabajo de campo como la tala de

    rboles se realizaba cotidianamente amenos de 100 metros de las viviendas.Jos, el ADI que vive all seala que enla zona hayguayuvira, guatambu, cedro,lapacho colorado (taju pyta), laurel, to-das maderas duras que una vez taladasson reemplazadas por pino, que crecea mayor velocidad.

    Las actividades del monte que estosadultos jvenes relatan como propias

    La reproduccin del conocimiento tradicional indgenaMbyen un espacio social rural en transformacin

    Amaznica 2 (2): 236-263, 2010

    Con estas condiciones contextualesdesfavorables, los varones jvenes deestas comunidades pueden dar cuenta

    de la transmisin intergeneracionalde conocimientos sobre trampas parapequeos animales y pjaros, aunquela actividad diste de ser cotidiana.Agustn - ADI y Javier, segundo cacique recuerdan que en su infancia enAn-dresito solan cazar tats, coatis y lagar-tos: mientras el primero hace 10 aosque no sale a buscar animales pero oca-sionalmente construye con los niosalguna trampa para aves, el segundorelata que con sus hijos ms grandessuele adentrarse unos 10 km y all apre-nden a cazar ararakay (loritos), zorza-les,yeruti(trtolas), urracas (akae), urui, ynambu(perdices),yaku(pavos mon-teses); tambin a veces salen a melar,buscandojatei(abejas largas).

    El relato de Benjamn da cuenta de

    la situacin de mengua del acceso almonte en el transcurso de su propiageneracin: hijo del cacique de TekoaArand, una comunidad ubicada a 150km. hacia el Noreste de la provincia deMisiones (Argentina), se acompaa conla hija del cacique de Katu Piry y trasinstalarse all - tras realizar un curso deADI en 2008 -, comienza a desempe-

    arse en la escuela prxima aAndresito.Benjamn recuerda que en su infanciaen Tekoa Aranddisponan de un vastoterritorio, ya que como resultado deuna donacin ocurrida a principiosde los 90 la comunidad cuenta legal-mente con ms de 4000 hectreas. Sinembargo, en los ltimos aos la zonase pobl de pequeos productores detabaco, y han sufrido asimismo intru-

  • 7/31/2019 A produo do conhecimento tradicional

    21/28

    256

    de su infancia son similares a las reconstruidasen Palmito yMarangat (Misiones, Ar-gentina) a fines de los 80 por Larricq

    (1993). Este autor describi como losvarones, a partir de los 6 o 7 aos,acompaaban a los mayores en activi-dades del monte cercano, participandoprogresivamente de un conocimientoamplio del ambiente natural asociadocon relatos mticos a los que los niostambin accedan paulatinamente. Enestudios recientes, en cambio, estas ac-tividades fueron registradas en aldeasms alejadas de los centros urbanos;este es el caso de las responsabilidadesde los varones desde los 10 aos descrip-tas en el trabajo de campo de Enriz enTekoa Yma localizada en la reserva debiosfera Yabot (Misiones, Argentina) donde los nios se encargaban pro-gresivamente de revisar trampas paraanimales (Enriz y Palacios 2008; Enriz

    y Padawer, 2008).Aprovechamientos del monte similarespudo reconstruir Cebolla Badie (2005)con el trabajo de campo en Takuap,JejyyFortn Mboror(Misiones, Argentina),donde pudo analizar el conocimiento

    mby sobre las especies de abejas yavispas que permite el uso de la mielen la dieta, la medicina y prcticas re-

    ligiosas. Estas prcticas de recoleccinse realizaban de acuerdo a un patrnreconocido como tradicional, por elcual esta tarea era realizada por varonesque podan eventualmente ser acom-paados por mujeres. Esta actividadimplicaba disponer de la habilidad parala deteccin de los nidos, distinguir dis-tintas especies de abejas y avispas, ascomo de las especies arbreas de las

    que los insectos retiraban resina y liba-ban las flores7.

    Asimismo, este conocimiento implica-ba reconocer las formas y estructurasinternas de los panales de cada especie,y los perodos en los cuales convenarecolectar la miel. En su trabajo, Ce-bolla Badie (2005) advirti que, pesea la amplitud de conocimientos im-plicados, en los ltimos tiempos estasprcticas comenzaron a reducirse porla desforestacin, extincin de la fau-

    na y la prdida del acceso a territoriosdonde se realizaban estas actividades8.

    LA PRODUCCIN DE ARTESANASy EL TURISMO EN SAN IGNACIO

    El Parque Nacional Iguaz, donde seubican las cataratas del mismo nom-bre, es el primer destino turstico dela provincia de Misiones. Dispone deaeropuerto propio, 75 establecimien-tos para alojamiento y de acuerdo alos datos oficiales recibi en 2007 a1.020.529 visitantes, siendo el creci-miento constante en los ltimos aoshasta llegar a duplicar los valores delao 2000, con la sola excepcin delperodo 2001-2002, cuando la cri-sis econmica y poltica que atraves

    el pas tuvo su impacto tambin aqu(Gobierno de Misiones 2008: 430).

    El departamento de San Ignacio, y es-pecficamente las Ruinas de San Igna-cio Mini, constituyen el segundo des-tino turstico de la provincia. Los 60km de distancia respecto de la ciudadcapital provincial permiten los trasla-dos diarios, por lo que cuenta con

    un nmero significativamente menor

    Padawer, A.

    Amaznica 2 (2): 236-263, 2010

  • 7/31/2019 A produo do conhecimento tradicional

    22/28

    257

    dose estandarizado 5 tamaos bsicosde figuras, que oscilan entre 3$ y hasta50$ en la venta al pblico. Las nias

    y las mujeres confeccionan collares(con kapiia), anillos y pulseras que sevenden a 2$ y 3$, y tambin elaborancestera utilizando takuara, takuarembygembepy; con los mismos materialesse confeccionan coberturas para botel-las, mates o termos, las que se vendenentre 5$ y 20$.

    Esta actividad intensiva preocupa a los

    miembros de las comunidades ya quecada vez resulta ms difcil obtener lamateria prima: segn relata Javier, se-gundo cacique de Andresito, para con-seguir madera de kurupipara elaborarlas tallas debe recorrer casi 10 km; Jos,uno de los ADI, se ha perfeccionadoen la elaboracin de coberturas parabotellas, termos y mates, advirtiendoque si la raz del gembepise puede re-

    colectar cada dos meses, el takuaremboest disponible dos veces al ao, mien-tras que la takuara(utilizada como basede cestera y adornos) es de ms fcilacceso.

    En esta relacin entre la produccinartesanal y el turismo, una cuestinpendiente de indagacin es el vnculoque se establece entre las comunidades

    localizadas en proximidades a San Ignacio yel emprendimiento cultural y tursticode las Ruinas de San Ignacio Mini, queviene siendo en las ltimas dcadas ob-jeto de distintas polticas culturales (es-tablecimiento y renovacin del Museo,recientemente la organizacin de unespectculo de Imagen y Sonido). Sibien del trabajo de campo surge que al-gunos indgenas se desempean como

    de posibilidades de alojamiento 13ofertas. Asimismo recibe una menorafluencia turstica, con 233.785 ac-

    cesos a las Ruinas en 2007, siendo sucrecimiento respecto del ao 2000 deun 65%. El crecimiento del turismo enSan Ignacio implica que en los mesesde mayor y menor afluencia ingresen alas Ruinas diariamente y en promedioentre 1.000 y 250 personas respectiva-mente (Gobierno de Misiones 2008:430 y 434).

    Si consideramos que el municipiode San Ignacio contaba en 2001 con10.541 habitantes (INDEC, 2010.Cuadro 11.1. Censo 2001), el nmerode visitantes a las Ruinas seguramenteimpactar en las actividades econmi-cas y, en general, en distintas dimen-siones de la vida local. En el caso delas aldeas mby de la zona, como seanticip, una consecuencia identificable

    consiste en la creciente ocupacinde los nios, jvenes y adultos en labsqueda de materiales para artesanas,su confeccin y venta. Los productosse comercializan a partir de las visitasde turistas a las comunidades y en lospuestos localizados alrededor de lasRuinas de San Ignacio Min, o inclusopor viajes espordicos a otras locali-

    dades tursticas de la provincia (Cata-ratas del Iguaz) o del pas (Sierras deCrdoba).

    De los testimonios de los ADI y caci-ques, as como de la observacin delmercado prximo a las Ruinas de SanIgnacio, es posible establecer que losnios de Katu PiryyAndresito aprendena hacer tallas en madera a partir de los8 o 10 aos aproximadamente, habin-

    La reproduccin del conocimiento tradicional indgenaMbyen un espacio social rural en transformacin

    Amaznica 2 (2): 236-263, 2010

  • 7/31/2019 A produo do conhecimento tradicional

    23/28

    258

    personal del establecimiento en la ac-tualidad, la insercin es cuestionadatanto por indgenas como por habitan-

    tes del pueblo: dado que la parcialidadmby se distingue por ser aquella queno particip de las misiones jesuti-cas, su involucramiento actual esproblemtico en trminos de con-tinuidades histricas.

    LA REPRODUCCIN DEL CONO-CIMIENTO TRADICIONAL INDGE-

    NA EN UN ESPACIO SOCIAL RURALEN TRANSFORMACIN

    En este trabajo se ha procuradomostrar de qu manera la ocupaciny uso del territorio de los ncleosmby localizados en las inmediacionesde San Ignacio (provincia de Misio-nes, Argentina) est vinculada con suproximidad con la ciudad cabecera del

    departamento. De los 8 ncleos, so-bre los que se dispone de heterogneainformacin, puede afirmarse que seobserva una tendencia a la creacin denuevos asentamientos, los que dispo-nen de limitado acceso a los recursosdel monte, y posibilidades para reali-zar actividades de cra de animales yhuerta.

    La cercana con pobladores que seidentifican como colonos, quienes fre-cuentemente tienen condiciones similares deacceso a la tierra que los mby, generainteracciones que asumen sus particu-laridades en y entre las distintas genera-ciones. Si los nios de la mayora de lascomunidades asisten a escuelas pro-pias, un establecimiento se distinguepor su matrcula heterognea, pro-

    ducindose relaciones novedosas paralos nios mbyy colonos entre s y enrelacin a los procesos de conocimien-

    to. Del mismo modo, jvenes y adul-tos de algunos de los ncleos entablancrecientes vnculos con funcionarios ypolticas del Estado, especialmente atravs de la escuela.

    En este espacio social rural, caracteriza-do por la coexistencia de propiedadesde grandes extensiones, estancias, ypequeas propiedades de colonos y

    ocupantes, se han producido impor-tantes transformaciones en los ltimosaos, ya que se ha incrementado la pro-duccin forestal a escala transnacional,se ha reducido la produccin de yerbamate que caracterizaba a los colonos,se ha incrementado la produccin det histricamente una industria msconcentrada , y se han generado al-gunas alternativas de produccin

    hortcola en viveros, cra de cerdos yactividades ligadas al turismo. Los rec-lamos de los sectores ms perjudicadosse han orientado, con contradicciones,en dos direcciones bsicas: en el casode los mbyen el acceso al monte, y enel de colonos y ocupantes al control yayuda estatal en la comercializacin desus productos.

    Para las poblaciones mby, laseconomas domsticas de subsistenciavinculadas a procesos de produccin yreproduccin capitalista implican unaincorporacin relativamente tempranade nios y jvenes a las tareas produc-tivas - si se la compara con un patrnurbano de clase media. De esta mane-ra, la escolaridad obligatoria de los ni-os mbycoexiste con tareas cotidianas

    Padawer, A.

    Amaznica 2 (2): 236-263, 2010

  • 7/31/2019 A produo do conhecimento tradicional

    24/28

    259

    Al igual que la huerta y la cra de ani-males, las actividades extractivas en elmonte son poco frecuentes en las co-

    munidades mby de San Ignacio. Sinembargo, a diferencia de las anteriores,se observa una preocupacin por lacontinuidad de las tareas en las sucesi-vas generaciones: esta se expresa en lalimitada pero persistente participacinde los nios en la caza de aves, la re-coleccin de frutos y materiales paraartesana fundamentalmente. Estastareas conllevan un importante cono-cimiento del mundo natural, social ycompetencias lingsticas sobre las quelos jvenes y adultos mby reconocenun retroceso: la tarea de los auxiliaresdocentes indgenas parece incipientepero clave para desarrollar estrategiasde registro y produccin cultural enesta rea, las que solo podrn fructifi-car si los reclamos por el acceso a la

    tierra son atendidos desde la incipientetarea de demarcacin emprendida porel Estado.

    Finalmente, la produccin de artesanasrequiere una mencin especial dadoque las tareas que los nios puedenaprender implican destreza manual ydesarrollo artstico, los que involucranasimismo competencias cognitivas.

    Del trabajo realizado surge que en lazona de San Ignacio las artesanas es-tn en gran medida estandarizadas, loque no impide que en el futuro puedanelaborarse y desarrollarse piezas nicasque involucren creacin y conocimien-tos complejos de procesos tcnicos. Sila produccin de objetos artesanales espor definicin una actividad tradicio-nal indgena y su potencialidad como

    en la unidad domstica: su incorpo-racin es progresiva, participando entareas de complejidad y exigencia fsica

    crecientes. Los aprendizajes tempranosacerca del trabajo domstico y predial,como ya se ha sistematizado para otroscontextos, se realizan a travs la obser-vacin e imitacin, lo que permite laapropiacin paulatina del repertoriode conocimientos especializados tilespara resolver problemas prcticos.

    Del trabajo realizado surge que el

    carcter formativo de las experienciasinvolucradas en la participacin delos nios en actividades productivasno puede darse por descontado, perotampoco eludirse en sus consideracio-nes conceptuales y empricas. Si la par-ticipacin de las jvenes generaciones

    mbyen la cra de animales y la huertano es especialmente significativa enSan Ignacio, el contraste con otros

    contextos permite ms bien problema-tizar las escasas oportunidades de losadultos de realizar estas actividades,las que seguramente podran mejorarconsiderablemente las condiciones devida de las familias adems de propor-cionar vas para el conocimiento delmundo vegetal y animal a travs de laexperiencia a los nios y jvenes. Debe

    advertirse, no obstante, que estas po-tencialidades se distinguen de la par-ticipacin de los nios indgenas en laproduccin de cultivos industriales: es-tas relaciones, mediadas directa o indi-rectamente por un salario, no conllevanla oportunidad de desarrollar experien-cias y conocimientos significativos, y elagotamiento de los trabajadores conspiracon la escolarizacin.

    La reproduccin del conocimiento tradicional indgenaMbyen un espacio social rural en transformacin

    Amaznica 2 (2): 236-263, 2010

  • 7/31/2019 A produo do conhecimento tradicional

    25/28

    260

    experiencia formativa es significativa,debe advertirse que la participacin delos nios en la comercializacin de los

    productos constituye una actividad dela que deberan poder estar protegidos,ya que no parece implicar conocimien-tos sustantivos y s, en cambio, trasla-dos agotadores e interaccin en con-textos de riesgo.

    Las polticas estatales de erradicacindel trabajo infantil en la Argentina,acordes con las recomendaciones de

    los organismos internacionales, tien-den a reconocer de manera declarativala importancia que asume la partici-pacin de los nios en el trabajo fa-miliar como parte de la produccin yreproduccin del conocimiento tradi-cional indgena. Si su prioridad es ga-rantizar la escolaridad de los nioscomo un derecho universal, debe adver-tirse sobre la necesidad de orientar ac-

    ciones estatales para garantizar, asimis-mo, aquellos derechos particulares queestn implicados en el acceso a formasde conocimiento que no son mediadashabitualmente a travs de la escuela.El reconocimiento de las experienciasformativas de los nios indgenas plan-tea, en definitiva, desafos conceptuales ypolticos a los derechos universales de

    la infancia: si el derecho a la educacinse traduce habitualmente en reclamospor la garanta de acceso a la forma es-colar hegemnica, sin renunciar a ellosdebera poder exigirse de manera simi-lar el cumplimiento de otras formas,particulares y propias de distintas co-munidades indgenas y rurales, de for-macin en el conocimiento del mundo.

    En este sentido, no se trata solamente

    de reconocer el estatus de conocimien-to relevante para aquellos saberes lo-cales y particulares de las comunidades

    indgenas, sino de estudiar cmo searticulan con los conocimientos ha-bitualmente producidos en contextosescolares, hibridaciones tanto cuandose refiere a abstracciones como cuandose alude a conocimientos asociados aprcticas concretas. Si la produccinde conocimiento es continua y con-tingente a oportunidades locales deexperiencia, observacin y reflexin,es posible postular que para la profun-dizacin de las declaraciones y accio-nes de proteccin de derechos de la in-fancia, el Estado debera garantizar demaneras precisas que ese conocimien-to local sea asimismo recreado a travsde las generaciones.

    NOTAS1 La categora de los ocupantes incluye unasignificativa heterogeneidad interna, ya quesi bien un sector minoritario se asemeja alos colonos, la mayora pueden definirsecomo campesinos escasamente integradosal sistema econmico, y un nmero de el-los son semiproletarios que combinan untrabajo asalariado con una mnima agricul-tura de subsistencia (Baranger 2008).2 La categora de colono ha sido objetode discusin de la antropologa sobre laregin desde ya hace varias dcadas. Losestudios de E. Archetti y K. A. Stolen en elnorte de Santa F (1974) y de L. Bartolo-m en Misiones (1975) problematizaronel carcter no campesino de los produc-tores agrcolas de la zona recurriendo altrmino farmer - en ocasiones traducidocomo granjero. Esta forma de produccin,caracterizada por el empleo de la fuerza de

    Padawer, A.

    Amaznica 2 (2): 236-263, 2010

  • 7/31/2019 A produo do conhecimento tradicional

    26/28

    261

    el Instituto Superior Antonio Ruiz de Montoyacon apoyo gubernamental estableci en AldeaPerut (Misiones) una escuela, viviendas, una

    carpintera, un criadero de pollos y cerdos, unapanadera y un taller de costura, entre otras inicia-tivas. El contexto en el que se realiz la propuestase vinculaba con una etapa de incipiente uso detierras cultivadas por parte de colonos en la zona,por lo que el proceso de sedentarizacin se efec-tiviz cuando las familias mbypodan realizar sindificultades sus actividades en el monte, lo queimplcitamente tuvo como consecuencia laliberacin del mismo de presencia indgena.

    7

    Cebolla Badie pudo reconstruir una clasifi-cacin de las especies a partir de criterios talescomo el comportamiento del insecto (ei porechachuuo abeja que muerde en los ojos), a lascaractersticas morfolgicas (eira vijuo abeja devello abundante), a alguna particularidad de lamiel que producen (ei kachio miel de olor de-sagradable), a su mordedura (tata i o abejade fuego), a la forma del panal (eira pua oredondo), al lugar donde construyen el nido(yvy io abeja de tierra) o a un mito de origen

    (yvyraijao el que porta la vara-insignia). Eneste sentido un aporte de la autora para analizarel conocimiento del mundo natural radica en laidentificacin de especies que fueron clasificadasaun cuando no tenan un uso inmediato para lascomunidades.

    8 Un cambio significativo en los saberes vincula-dos con esta prctica lo constituy la introduc-cin de una especie europea hace aproximada-mente un siglo ei kuaapyreey: abeja desconocida o ei

    rem; abeja alemana, que se expandi invadiendonichos de otras especies. Asimismo, los mbyex-pusieron sus reclamos acerca del uso indiscrimi-nado de insecticidas y pesticidas en las plantacio-nes comerciales cercanas a sus asentamientos,que contaminan las aguas de los arroyos y exter-minan a los insectos melferos o vuelven txica lamiel que producen (Cebolla Badie 2005).

    trabajo domstica pero donde es posiblecierta acumulacin del capital, condujo aque los reclamos polticos de los colonos

    se centraran en el acceso al crdito, la co-mercializacin y distribucin de mercan-cas (Baranger 2008).3 De la tipologa, solamente la categorade hacendado presenta problemas paraajustarse a los rangos del CNA ya quetericamente se debera incluir unidadesproductivas entre 100 y 1.000 hectreas,mientras que el censo establece dos categorasparcialmente superpuestas con esta: EAPentre 50 y 200 hectreas, y entre 200 y 1000hectreas. Dada esta dificultad y con la in-formacin disponible, a los fines de estetrabajo se ha optado por sumarlas.4 Estos productos experimentaron variacionesen el periodo 2002-2007: en el caso dela yerba mate, la superficie destinada a laproduccin provincial disminuy de167.300,3 has a 161.180 has mientras queen el departamento San Ignacio ascendilevemente 19.160 has a 19.394 has. En el

    caso del t, en cambio, se verific un incre-mento de la superficie destinada a la pro-duccin a nivel provincial de 34.843 hasa 44.801 has - as como en el departamen-to San Ignacio de 2.140 has a 7.738 has(Gobierno de Misiones 2008: 350 y 352).

    5 Se trata de un promedio terico obtenidoen base a datos de cantidad de productoresy superficie cultivada por departamento,que son los datos proporcionados en las

    fuentes mencionadas.6 Para analizar las actividades de la poblacinmbyen Misiones en relacin a huertas y cra deanimales desde una perspectiva ms diacrnicaes interesante recurrir al anlisis de Enriz (2008),quien advierte que el proceso de sedentarizacinde la poblacin mby en el actual territorio ar-gentino es reciente, pudiendo ser ubicado en

    los ltimos 50 aos. Esta autora reconstruyacciones externas en pos de la sedentarizacin,

    especficamente en el perodo 1978-1988 donde

    La reproduccin del conocimiento tradicional indgenaMbyen un espacio social rural en transformacin

    Amaznica 2 (2): 236-263, 2010

  • 7/31/2019 A produo do conhecimento tradicional

    27/28

    262

    REFERENCIAS

    Archetti, E. y K. A. Stolen. 1975. Explo-tacin familiar y acumulacin de capital en elcampo argentino. Buenos Aires: Siglo XXI.

    Baranger, D. 2008. La construccin delcampesinado en Misiones: de las LigasAgrarias a los sin tierra, en Campesinosy agricultores familiares. La cuestin agraria enMisiones a fines del siglo XX. Editado por G.Schiavoni, pp. 33-70. Buenos Aires: Ciccus.

    Bartolom, L. 1975. Colonos, plantadoresy agroindustrias. La explotacin agrcola

    familiar en el sudeste de Misiones. Desar-rollo Econmico 58: 25-56.

    Bartolom, L. 2000. Los colonos de Apstoles:estrategias adaptativas y etnicidad en una coloniaeslava en Misiones. Posadas: Editorial Univer-sitaria, Universidad Nacional de Misiones.

    Bartolom, M. 2004. Flechadores de jornales.Identidad guaran en el Paraguay contempor-

    neo.Amrique Latine Histoire et Mmoire. Les Ca-hiers ALHIM, 10 [En lnea] 02 fvrier 2005.

    URL: http://alhim.revues.org/index120.html. Consultado el 27 de mayo de 2009.

    Bidaseca, K. y D. Mariotti. 2001. Viejos enuevos actores en la protesta rural en laArgentina. Sociologas3 (5): 148-189.

    Cebolla Badie, M. 2005. Tay emboari. Lamiel en la cultura mby-guaran. Programa deDoctorat en Antropologia Social i Cultural.Universitat de Barcelona. Resumen de Tra-

    bajo de Investigacin Bienio 2002-04.

    Cragnolino, E. 2006. Infancia, escolarizaciny apropiacin de la lectura y la escrituraen familias rurales.Actas del XI Simposio deInvestigacin Etnogrfica en Educacin. BuenosAires: Universidad de Buenos Aires.

    Enriz, N. y M. Garca Palacios. 2008.Deviniendo Kua vaera, en Mujeres indge-nas en la Argentina. Editado por S. Hirsch,pp. 205-230. Buenos Aires: Biblos.

    Enriz, N. 2008. Pete sueo moroti. AWhite Dream. Acta Americana. Revista de laSociedad Sueca de Americanistas16:2.

    Ferrero, B. 2006. Territorios ambientalistase identidades rurales. El caso de los colo-nos de Misiones, en el noreste argentino.Ponencia. VI Reunin de Antropologa delMercosur. Montevideo.

    Gobierno de Misiones. 2008.Anuario Estadstico.Instituto Provincial de Estadsticas y Censos.

    Gordillo, G. 1995. Despus de los ingenios:

    La mecanizacin de la zafra saltojujea y

    sus efectos sobre los indgenas del ChacoCentro-Occidental. Desarrollo Econmico 35(137): 105-126.

    Gorosito, A. 2006. Liderazgos guaranes,breve revisin histrica y nuevas notassobre la cuestin. Ponencia. VI Reunin deAntropologa del Mercosur. Montevideo.

    INDEC. 2010. Resultados definitivos del CensoNacional Agropecuario 2002. www.indec.gov.ar. Acesado en marzo de 2010.

    Jacquemin, M. 2004. Childrens domesticwork in Abidjan. Cote DIvoire. Childhood.11 (3): 383-397.

    Jaume, F, C. Villar Gonzales, Y. Urquiza, etal. 1989.Notas Sobre la Historia de Misiones:El Proceso de Formacin de la Regin Histrica.Posadas: PISPAD.

    Larricq, M. 1993. Ipytma. Construccin de lapersona entre los Mbya-guarani. Misiones: Edi-

    torial Universitaria.Lave, J. y E. Wanger. 2007. Situated Learning:Legitimate peripheral participation. Cambridge,England: Cambridge University Press.

    Leite de Sousa, E. 2004. Que trabalhaiscomo se brincsseis: trabalho e ludicidadena infncia Capuxu. Tesis de Maestra.Programa de Posgraduacin en Sociologa,Universidad Federal de Paraba, Brasil.

    Manzanal, M. y A. Rofman. 1989. Las

    Padawer, A.

    Amaznica 2 (2): 236-263, 2010

  • 7/31/2019 A produo do conhecimento tradicional

    28/28

    Rockwell, E. 1995. La escuela cotidiana.Mxico: FCE.

    Rogoff, B., J. Mistry, A. Gnc, C. Mosier.

    1993. Guided participation in cultural activity bytoddlers and caregivers. Monographs of theSociety for Research in Child Develop-ment 58 (8).

    Schiavoni, L. 2003. Aportes de hijos e hijasa las estrategias de vida familiar, en Familia,trabajo y gnero, un mundo de nuevas relaciones.Editado por C. Wainerman. Buenos Aires:Fondo de Cultura Econmica.

    Schiavoni, G. 1995. Colonos y ocupantes. Paren-tesco, reciprocidad y diferenciacin social en la fron-tera agraria de Misiones. Posadas: EditorialUniversitaria de Misiones.

    ___. 2008. Nuevas organizaciones agrarias.Plantadores y campesinos en el nordestede Misiones, en Campesinos y agricultores fa-miliares. La cuestin agraria en Misiones a finesdel siglo XX. Editado por G. Schiavoni, pp.99-132. Buenos Aires: Ciccus.

    Schvorer, E. 2003. Etnografa de una Fe-ria Franca. Tesis de Maestra. Programa deAntropologa Social. Universidad Nacionalde Misiones.

    Sili, M. 2005. La Argentina rural. De la crisisde la modernizacin agraria a la construccin deun nuevo paradigma de desarrollo de los territoriosrurales. Buenos Aires: Ediciones INTA.

    Wi lde, G. 2007. De la depredac in a laconservacin. Gnesis y evolucin del

    discurso hegemnico sobre la selvamisionera y sus habitantes. Ambi ente ySociedadeX (1): 87-106.

    Recebido em 23/03/2010.

    Aprovado em 15/08/2010.

    economas regionales de la Argentina. Crisis ypolticas de desarrollo. Buenos Aires: CEAL.

    Neiman, G., S. Bardoms, D. Jimnez y

    M. Blanco. 2002. Al campo siempre lo ayudocon otra cosa. Documento de Trabajo N.40. Buenos Aires: CEIL-PIETTE-CONI-CET.

    Neves, D. 1999.A perverso do Trabalho In-fantil: lgicas sociais e alternativas de preveno.Niteri: Intertexto.

    Noelli, F. S. 2004. La distribucin geogrfi-ca de las evidencias arqueolgicas guaran.Revista de IndiasLXIV (230): 17-34.

    Otero, N. 2008. De la chacra al corte. Losdirigentes de Unin Campesina y la luchapor la tierra en el nordeste de Misiones, enCampesinos y agricultores familiares. La cuestinagraria en Misiones a fines del siglo XX. Editadopor G. Schiavoni, pp. 71-98. Buenos Aires:

    Ciccus.

    Padawer, A. y N. Enriz. 2008. Experien-cias formativas en la infancia rural mby-

    guaran: la participacin en el juego y laproduccin familiar-domstica como pro-cesos de apropiacin. Ponencia. VIII Con-greso Argentino de Antropologa Social. Univer-sidad Nacional de Misiones.

    Ramos, A. 2006. Proyectos sustentablesy nichos de mercado entre hegemonassituadas. Ponencia.VII Congreso Argentinode Antropologa Social. Salta.

    Reboratti, C. 1979. Migraciones y frontera

    agraria: Argentina y Brasil en la cuenca delAlto Paran-Uruguay. Desarrollo Econmico19(74): 189-209.

    Ricotto A. y J. Almeida. 2002. Las feriasfrancas de Misiones, Argentina: una redde actores sociales y una nueva visin delmundo rural. VI Congreso de la AsociacinLatinoamericana de Sociologa Rural, PortoAlegre. Disponible en http://www.ufrgs.br/pgdr/textosabertos/artigo%20ricotto.pdf

    La reproduccin del conocimiento tradicional indgenaMbyen un espacio social rural en transformacin