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ISSN 0121-9596 Revista del Centro de Estudios Regionales / N°s 3-4 / Agosto de 1995

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ISSN 0121-9596

Revista del Centro de Estudios Regionales / N°s 3-4 / Agosto de 1995

85

JORGE ISAACS

ALONSO VALENCIA LLANO

Centro de Estudios Regionales -

Región-

Profesor

Universidad del Valle

E L P O L I T I C O

Jorge Isaacs nació en Cali el 1° de abril

de 1837, en el hogar formado por

Jorge-Enrique Isaacs, un inmigrante

inglés de or i g en ju dí o l l ega do a l

C hoc ó d es d e Jamaica, y por Manuela

Scarpetta Ferrer. En Cali realizó sus

primeros estudios, los que continuó en

Popayán en la Escuela del maes t ro Manuel

Mar ía Luna. En 1848 realizó estudios

superiores en Bogotá en los C o l e g i o s d e l

E s p í r i t u S a n t o , S a n Buenaventura y

San Bartolomé, regresando a Cali en 1852.

Como la mayoría de los colombianos.

des tacados del S iglo XIX, des de mu y

joven par t icipó en la polít ica par t idista

colombiana, influenciado por el hecho de

que su padre había participado en política

desde 1840, lo que le permitió ocupar el

cargo de Gobernador de la Provincia, de

Jefe Político del Cantón de Palmira y de

cabildante de la ciudad. Así, en 1854 se le

vió al poeta actuar como ayudante de

campo del coronel conservador Manuel Tejada

combatiendo la dictadura de Melo.

Uno de los hechos más trascendentales

en la vida de Isaacs fue la guerra de 1860,

cuando participó apoyando al presidente

conservador Mariano Ospina Rodríguez

cont ra el Genera l T omás Cipr iano de

Mosquera quien se había aliado con los

caudillos liberales José María Obando y

José Hilario López. Durante esta contienda

Isaacs estuvo bajo las órdenes del general

Braulio Henao -de ingrata recordación en

el Cauca por los abusos cometidos durante

la guerra-, y combatió en el puente de Cali y

en la batalla de Manizales el 28 de agosto de

1860. Muchos años después, en 1893.

Isaacs explicaba su participación al lado

de los conservadores en los siguientes

términos:

86

"Instintivamente comprendí que

Mosquera trabajaba en servicio de su

desmedida y temible ambición. Hoy en

igual caso haría yo, aunqu e me

cos ta r a la vida , lo qu e entonces hice."

E n 1 8 6 7 , c u a n d o y a g o z a b a d e

reconocimiento como poeta y como literato

por haber le publicado un libro de poemas

los mi embr os de El Mosai co y hab er

publicado María, aparece como redactor

del semanario conservador La República,

en Bogotá, para sostener la candidatura

pres idencial de Pedro Justo Berr ío. Fue

electo representante a la Cámara en 1866,

68 y 69 por el partido conservador. En 1870

fue electo nuevamente pero esta vez como

miembro del sector radical del liberalismo,

p u es des de 1 8 6 7 cua ndo los r a d ica les

dieron el golpe de estado contra el General

T o má s C ip r ia n o d e M o s q u er a , ha b ía

mostrado afinidades con este sector político.

Entre 1871 y 1872 estuvo como Cónsul

en Chile. Cuando regresó en 1873 se dedicó

a negocios especulativos en su, hacienda

Guayabonegro que terminaron en sonoros

fracasos.

D eb ido a l f r acaso de sus empr esas

económicas, Isaacs se dedicó en adelante

únicamente a actividades políticas, al lado

del sector radical del liberalismo que era

liderado por Manuel Murillo Toro. Esto lo

llevó a participar en la política caucana al

lado de un grupo minoritario dirigido por su

pr imo César Conto, quien fue nombrado

presidente del Estado Soberano del Cauca

en 1875, por una coalición entre radicales y

mosqueristas que pretendía frenar el ascenso

del par t ido conservador . Gracias a es to

Isaacs ocupó el cargo de Subdirector de

Instrucción Pública del Cauca y, luego, el

de Secretario del ramo el que desempeñó

hasta 1877.

El desempeño político del grupo radical

no fue el mejor. Sabiéndose minoritarios

in icia ron una ser ie de maniobras para

perpetuar se en el poder . Para lograr lo,

p er s i gu i er o n a l p a r t id o co ns er va d or ,

exasperaron al clero e intentaron aplicar

el sistema de educación la ica que desde

1870 venía desarrollando el gobierno

radical de la Unión Colombiana y que había

encontrado en los caucanos en general una

fuerte oposición porque consideraban que

se quería imponer la "educación atea". En

apoyo de su proyecto, Conto e Isaacs,

redactaban en Popayán El Programa

Liberal, desde el cual no sólo fustigaban a

los conservadores, sino también al sector

mayoritario de los liberales caucanos, el

mos qu er is ta , qu e emp ezaba a viv ir u n

proces o de r ecomp os ic ión int er no qu e

p e r m i t í a c i e r t a t o l e r a n c i a f r e n t e a l

conservatismo y estaba dando or igen a l

liberalismo independiente.

Esto llevó a enfrentamientos internos

con los independientes, cuyos principales

líderes eran los generales Julián Trujillo y

Eliseo Payán. Los métodos utilizados fueron

resumidos en la frase "el que escruta elige".

Aunque fueron muchos los abusos, el

que más exasperó a los caucanos fue el

declarar "en blanco" el voto del estado,

cuando la voluntad electoral de los

cauca n o s ha b ía e s t a d o p o r e l

ca n d i d a t o pr esidencia l Rafael Núñez.

Esta acción llevó a que los independientes

consideraran seriamente realizar un

levantamiento para bajar a los radicales del

poder, lo que no se logró debido a que las

presiones realizadas por Conto sobre los

conservadores los obligó a lanzarse a la

guerra en 1876. Durante la contienda Isaacs

actuó como jefe del batallón "Palmira" y como

Visitador Fiscal de las Municipalidades del

Estado.

87

En 1877 en medio de una elecciones en las

cuales no podían participar la mayoría de los

caucanos, por estar en la guerra. Conto

logró hacer elegir a todos sus amigos a la

Legislatura caucana y a su Secretario de

G o b i e r n o , M o d es t o G a r c és . C o m o

Presidente del Estado, quien, a su vez, en

1878, nombró a Isaacs Secreta r io de

Gobierno, cargo que desempeñó entre

febrero y diciembre. A pesar de que mostró un

particular interés por el desarrollo de la

Secretar ía a su cargo, que l levó a que

propusiera y lograra la aprobación de la ley 32

Orgánica del Ramo de Instrucción Pública

y a establecer un claro control sobre el culto

católico, su desempeño fue muy criticado por los

liberales independientes y los conservadores,

quienes lo acusaron a él va la Legislatura

Calcarla de haber invadido las esferas del

Gobierno Nacional con el único fin de

establecer un cuarto poder que debía ejercer

inf luencias decis ivas en aspectos

eleccionarios.

Para los caucanos era claro que los

radicales habían dejado sentadas las bases

para establecer la ruptura de relaciones con e l

gob i er n o na c i ona l , en ma n os d e l

independiente Julián Trujillo, el verdadero

triunfador del la guerra del 76.

La situación nacional después de la

guerra se había puesto demasiado tirante,

debido a que una de sus consecuencias fue

que los radicales perdieran el poder nacional

que habían controlado desde 1867 cuando

derrocaron a Mosquera, resultando electo el

General Julián Trujil lo como Presidente

de la Unión. Esto hizo que la oposición se

concentrara en las Cámaras do n d e l o s

r a d i ca l e s ma nt en ía n u na representación

importante.

El primer movimiento en contra del gobierno se efectuó cuando el Senado

rechazó las listas de Secretarios de despacho

presentadas por el presidente Julián

Truji l lo, qu ien tamb ién propuso da r

garantías al clero. Pero lo más bochornoso se

presentó en la Cámara el 6 de mayo de 1879

cuando Jorge Isaacs insultó al Dr. Andrés

Cerón, Secretario de Guerra, su enemigo personal

y político. Esto suscitó la a irada reacción del

pueblo bogotano, manipulada por el

presidente, la que atacó el Hotel donde se

alojaba Isaacs, junto con otros representantes.

También fue atacada la casa del Dr. Manuel

Murillo Toro, por lo que se esperaba un

levantamiento general del radicalismo. De

hecho Isaacs había sido el detonante de una crisis

que estaba siendo manipulada por los radicales

apoyados en sus mayorías en el Congreso. La

prensa independiente dibujaba así la

situación: "Los sapos cantan aún, i la oligarquía

intenta quemar sus últimos cartuchos desde

las Cámaras legislativas”. Después de algunos

muertos y muchos contusos, el presidente se

vió obligado a declar turbado el orden público.

En esos momento Isaacs era consciente de

que se había convertido en el principal opositor al

gobierno, pero con un mal cálculo polí t ico

cons ideró que era l legado el momento de

iniciar una revolución que permitiera que los

radicales retomaran el poder. Para poner en

marcha sus planes marchó a Manizales, pues

algunos radicales se estaban

atr incherando en San Francisco

(Chinchiná), lo que obligó a que el Gobierno

del Cauca movi liza ra la Guardia

Nacional. La situación se caldeó tanto que el

periódico caucano El 21 de abril, publicó un

artículo remitido desde Manizales y

titulado "Avisos de Ruina", en el que

se decía que en esa ciudad Isaacs

había pintado con colores exagerados lo

88

ocurrido en Bogotá inculpando al Presidente

de la Repúbl ica y acusándolo de haber

c e l e b r a d o u n c o m p r o m i s o c o n l o s

conservadores para entregarles los Estados

de Antioquia y Tolima.

Los temores de los caucanos no fueron

infundados, pues a pesar de que Isaacs se

dedicó a redactar en Medellín La Nueva

Era , ese mismo año encabezó una

r evol u c i ó n q u e d e r r o c ó a l p r e s i d e n t e

d e Antioquia Dr. Pedro Restrepo Uribe.

Su participación en dicho movimiento la

explicó en un l ibro t itu lado La

Revolución Radical en Antioquia, (Bogotá,

1880).

El movimiento revolucionario fue otra

de las desafortunadas jugadas políticas de

Isaacs, pues a pesar de que tomó el poder

político el 28 de enero de 1880, no contó con

el apoyo de los pr incipales líder es

antioqueños, quienes en telegramas dirigidos al

Presidente de la Unión, le solicitaron no

reconocer su Gobierno usurpador.

El movimiento de tr opas naciona les

des de Maniza les y el Cauca , logró qu e

Isaacs fuera depuesto y que recuperara el

p od er e l Dr . P edr o R es t r ep o U. C omo

consecuencia de esto fue expulsado del

Congreso, f ina lizando su vida polí t ica ,

aunque en 1884 fue nombrado Director de

Ins t ru cc ión Púb l ica en el T ol ima y en

1 8 8 5 t u v o u n a n o m u y d e s t a c a d a

participación en la guerra que los radicales le

declararon a Rafael Núñez

EL EMPRESARIO

Con la mu er te de su padre en 1861,

Isaacs se vió obligado a enfrentarse a la

administración de las propiedades de su

fami lia ca rgadas de deu das , la s qu e s e

i nc r emen t a r on cu a n d o d eb i ó a d qu i r i r

nuevos pr éstamos para poner las hacien-

da s de "L a R ita " y "La Ma nu el i t a " en

producción, lo que no logró. Su gestión

-q u e s e p r o l o n g ó h a s t a 1 8 6 4 - f u e t a n

desafor tunada que las condujo a la ruina

tota l , p er d iendo práct ica ment e t odo e l

patr imonio familiar . Sus biógrafos

reconocen que este funesto resultado se

debió a que se dedicó a escr ibir versos en

vez de e n f r e n t a r e l en g o r d e d e g a n a d o

y l a producción de azúcar, sin tener en

cuenta las difíciles condiciones que creaba

la guerra iniciada en 1860. Ante esta situación su

h e r m a n o m a y o r , A l c i d e s , d e c i d i ó

encargarse de la administración.

La ruina familiar dió inicio a un largo

pleito por par te del abogado de los

herederos del Sr. Pedro José Piedrahita,

uno de l o s p r i n c i p a l e s a c r e e d o r es ,

q u i e n e s dema nda ron la mur tu or ia d e

don J or ge Enrique ante el juzgado de

Palmira el 13 de mayo de 1864.

Las diferencias entre los bienes y las

deu das l l evaba a pensa r que la fami lia

Isaacs qu eda r ía en la ru ina tota l . Pa ra

solucionar el problema se r ecurr ió a un

recurso mañoso: el 2 junio de 1864, Carlos,

uno de los hijos, intervino en la mortuoria

reclamando el pago de los bienes por haber

aportado al patr imonio familiar un toro y

seis novillonas que le habían sido dadas por

sus padr inos Mariano Córdoba y Leonor

Vallecilla. Previa declaración de los testigos,

e l c or o n e l C er v e l eó n N ú ñ ez y R a fa e l

González Camacho, quienes lograron que

7 reses se convirtieran en 280, la deuda le

fue pagada. Los argumentos fueron los

siguientes:

[...] un número dado de ganado de cría se

duplica cada cuatro años. Ahora bien,

de siete reses importe de la donación hecha

en 1843, debieron haber 14 reses en

1847. veintiocho en 1851. Cincuenta i seis en

89

1855, ciento doce en 1859, i doscientas veinticuatro en 1863. las cuales debieron produc ir has ta 1864 en qu e es ta mos . cincuenta i seis reses más, de suerte que el nú mer o caba l de ga na do de c r ía qu e pertenece a mi poderdante es el de doscientas ochenta reses, i como él en su libelo de oposición demandó el producto total de esa donación, resulta que su demanda es por doscientas ochenta reses, reclamadas por acc ión de d o mi ni o , qu e l e d eb en s er entregadas. Más como el ganado que había en la hacienda ha sido rematado con ella, el 20 de abr il últ imo, debe mandársele pagar por el señor juez la suma de mil novec ienta s ochenta p esos de l e í qu e importan las doscientas ochenta reses, valuadas como fueron a once pesos cada una, i no se diga que no pudo ser porque el ganado se remató por las dos terceras partes del avalúo".

Las haciendas "La Rita " y "La Ma-nuelita" fueron rematados por don Santiago Eder.

Para ayudar a la familia de Isaacs, entre 1864 y 65, Mosquera lo nombró inspector del Camino de Buenaventura. Pesó en este nombramiento el hecho de que su padre había sido no sólo socio de la empresa, sino también representante de Mosquera en la misma.

Años más tarde, recordando esta época de su vida Isaacs escribiría: "Entonces hice los borradores de los primeros capítulos de María, en las noches que aquel rudo trabajo dejaba libres para mí".

Como se mencionó antes , su

vincu lación con e] liberalismo le sirvió

para que fuera nombrado cónsul en Chile, cargo

que d es e mp eñ ó en t r e 1 8 7 1 y 1 8 7 2 . A

s u regreso, en 1873, decidió

dedicarse a labores agr ícola s

pensando en que el boom

ferrocarrilero había llegado al Cauca.

En efecto, en 1872 el Gobierno Nacional había

firmado un contrato con los señores David R. Smith y Frank B. Módica, representantes d e " T h e C a u c a V a l l e y M i n n i g a n d C o n s t r u c t i o n C o m p a n y " , p a r a l a construcción del Ferrocarril. Sin embargo, para el año de la l legada del poeta , los á n i m o s d e l o s c a u c a n o s f r en t e a l a construcción de la obra habían decaído b as ta nt e deb id o a qu e la emp r es a no iniciaba los trabajos, haciendo pensar que se tr a taba más de un grupo de esp ecu-ladores que de personas serias

E n su nu eva etapa empr esa r ia l s e

asoció con Recadero Miguel Infante, con

quien compró el primero de marzo de 1873

la hacienda Guayabonegro, situada en la

municipalidad de Palmira.

C omo en la vez a n t er ior la s es p e-

cu la c i o n es a gr op ec u a r ia s d e I s a a c s

terminaron en rotundos fracasos, pues siendo

el interés inicial puramente especulativo,

dedicó sus energías a actividades políticas

y n o a p o n e r a p r o d u c i r l a t i e r r a .

Rápidamente su socio, el señor Infante,

regresó a Chile, obligando a que Isaacs se

endeudara para pagar le los aportes que

había hecho a la sociedad. Esto llevó a que

en los principales periódicos caucanos, Los

Principios, La Unión Liberal, y El Cauca,

publicara el siguiente aviso:

¡Ricos, buena ocasión!

Vendo en términos muy ventajosos para el

comprador la hacienda de

Guayabonegro. En veinte meses de

incesante trabajo, le he hecho a esta

hacienda, que recibí arruinada, valiosas y

muy productivas mejoras en sus edificios,

cercas, aguas. cañales y fábricas. [...1

En cambio de PAGAR TODO LO

QUE DEBO, renuncio gustoso a las

utilidades cuantiosas que podría

reportarme el poseer estas fincas por algún

tiempo más.

Jorge Isaacs.

90

Al no a pa r ecer compra dor Isaacs

gestiona, durante los primeros meses de

1 8 7 5 , q u e e l s e ñ o r M a n u e l G a r c í a

Echever r i, a quien había comprado la

hacienda, la recibiera con las mejoras como pago

total de las deuda que con él tenía. El 12 de

abril de 1875, y cuando Echeverri rehusó

las diferentes propuestas que se le

h ic i er on , e l p o e t a s e v i ó ob l i ga d o a

presentarse ante el juez del circuito de

Palmira para ceder a todos sus deudores los

b i e n e s q u e p o s e í a . A d e m á s p a r a

contrarrestare] deterioro de su imagen como

hombre de negocios publicó un folleto

titulado A mis amigos y a los comerciantes del

Cauca (Cali, 20 de junio de 1875).

La publicación del folleto muestra en sí

misma las angustias económicas por las que

pasaba el poeta. El único número que p u d o

co ns u l t a r s u b ió gr a fo V e la s co Madriñán

tenía la siguiente petición hecha de puño y

letra por el poeta:

Estimado Simón: Una vez leído por usted este ejemplar, le agradeceré se lo pase al señor Enrique Martínez. No he podido hacer una edición tan numerosa como er a necesario. Su affmo. Isaacs. Debido a esta segunda ruina económica, la

imagen de Isaacs como empresario se vino

abajo. La situación fue aprovechada por sus

enemigos políticos para tender un manto de

duda acerca de su probidad, pues se pensaba

que se tra taba de una ruina fingida con la

que se pretendía timar a los acreedores. La

defensa de su honra no fue únicamente hecha

por el poeta, sino también por los más

importantes polít icos caucanos del

momento, entre los que se destacan César

Conto, Jeremías Cárdenas, Modesto Garcés,

José Quijano W., Zenón F a b i o L e m o s y

R o b er t o Z a wa d z k y , publicaron una hoja

titulada "Un Deber" en la que hicieron la

defensa del poeta.

La publicación sirvió para mejorar un tanto la imagen pública de Isaacs, quien ya aparecía como uno de los pr incipa les políticos del radicalismo en el Cauca.

Pero los infortunios del poeta no habían terminado, puesto que su principal acreedor, el señor Echeverri, no aceptó la cesión de bienes cuya desvalor ización se agudizó como consecuencia de la crisis económica general que se presentó en el Cauca con la Guerra de 1876. Al contrario, inició un proces o ante el Juzga do S egundo del Pa lmir a , el que not if icó por edicto el embargo de la hacienda.

El año de 1878 no fue favorable para

Isaacs, pues sus acreedores no aceptaron

ninguna propuesta de arreglo amigable y

por el contrario aceleraron las diligencias de

embargo sobre la hacienda, la cual recibió

avalúos muy bajos, contrario a lo que él

esperaba. En adelante las actuaciones de

Isaacs se orientaron en dos direcciones: la

primera buscaba lograr que se le nombrara un

juez que le favoreciera y la segunda a que

el Congreso Colombiano comprometiera

recursos para que se construyera el ferrocarril

que comunicaría al Cauca con el mar.

El primer objetivo lo propuso en carta que escr ib iera desde Popayán el 26 de agosto de 1878 a su apoderado:

[...] el infausto resultado obtenido por el

avalúo, había impedido concurriendo a él

Ud. en persona, como lo auguramos. Pida

Ud. la nulidad de todo. Apele de todo

resolución adversa, para ganar tiempo, pues

con el ferrocarril todo mejorará, y no muy

tarde podremos obtener un avalúo racional,

que es a cuanto yo aspiro.

Lo del juez en interinidades con

Prado Concha, es mi sueño y tiene

que ser la desesperación de todos

los liberales del municipio de

Palmira. La Municipalidad puede

revocar el nombramiento que en él

91

hizo . ¡P ra do C oncha d i r ig iend o la administración de Justicia en Palmira! Y ¿Conde y Ud. y mil otros pueden tolerar esto? [..]

Las leguleyadas utilizadas se reflejan en la

carta que escribiera el 30 de septiembre:

[...] Importa sobremanera que Ud. recuse

al juez Ulloa. Esto es sumamente fácil y

Ud. conoce los medios que para hacerlo se

presentan. Bastaría sustituir un poder a

favor de algún pariente del juez para que

quedara fuera de combate. Como los

impedimentos y causales de recusación se

hacen extensivos hoy a los apoderados,

basta buscar un acreedor o un deudor del

juez para obtener el resultado que se

desea.

El s egundo ob jet ivo fu e u na de sus lu cha s p er ma n ent es en la C á mar a : l a creación del ferrocarril del Cauca. Esperaba que esta obra redentora para la economía caucana, lograra hacer subir los avalúos de las tierras y de esta manera beneficiarse de la entrega de Guayabonegro. Esto se hace evidente en una de sus cartas, en la que dice:

La base fundamental de nuestros progre-

sos está puesta: el Ferrocarril será una

realidad, y le pertenece ya de todo en todo, al

Cauca, por la última ley que se expidió sobre

auxilios de la Nación a los Estados para

obras materiales.

Pero en esta carta instruía a su apoderado en los siguientes términos:

Póngale inmediatarnente telegramas a Valencia. Demorar, es lo que hoy conviene hasta que formalizado el Ferrocarril, se puedan obtener avalúos mejores. Demorar es la regla: no la olvide. Cuando yo quise entregarle a García E. la hacienda valiendo mucho más de lo que costó, él no quiso recibirla, por quedarse con las mejoras de balde: ahora estoy en mi derecho al procurar mejor tiempo para los avalúos.

Estas estrategias no dieron mayores resu ltados, puesto que después de muchas

diligencias el juzgado embargó los bienes de

Isaacs, cuyo inventario no deja duda alguna sobre

el alcance de su ruina económica:

[...] la casa de habitación, parte de ella en

mal estado, un tinajero viejo, un trapiche

montado de piedra, un cántaro de cobre con

su culebra, etc., etc. Un cacaotal, una parte

limpio y otra en mal estado, ¿in rastrojal, un

monte que pertenece a la hacienda a orillas

del llano, un mangón de pasto común a

orillas del río Fraile.

E s t os b i en es fu er o n a va lu a d os en

$17.934,60 y fueron r ematados el 28 de

octubre de 1878 a favor del señor Echeverri,

quien ofreció 18.000 por ellos.

Como ya se vió su regreso a las

actividades políticas, se caracterizaron por un

desempeño bastante sectar io al lado del

radicalismo que llevó a su exclusión política.

Poster iorment e se dedicó a

exploraciones que llevaron al conocimiento de

los ya c imi ent os ca rb oní f er os de l a

C os ta At lánt ica y de la s tr ibus

indígenas del Magda lena . Es tas

act ividades le permitieron iniciar un

nuevo ciclo como empresario cuando, en

1881, el Presidente Rafael Núñez lo nombró

Secretario de una Comisión Científica que se

encargaría de estudiar los territorios

colombianos en lo referente a Ciencias

Naturales y a Geografía.

La expedición se inició en los Estados

de Bolívar y el Magdalena, donde Isaacs se

separó para iniciar investigaciones por su

propia cuenta, que lo llevaron a descubrir

entre los ríos de Aracataca y Fundación, los

p r imer os ya c i mi ent os de ca rb ón. La s

mu es t r a s fu eron envia das a l G ob ier no

Nacional quien hizo poco caso de ellas.

En 1884 Isaacs se encuent r a nueva -

mente en Bogotá realizando preparativos

p a ra v ia ja r a Ar gent i na , v ia j e qu e s e

interrumpió a l esta llar la Revolución

de 1885. Durante esta época, descubrió minas

92

de ca rb ón minera l en la s monta ñas de

Sumapaz.

Luego de la revolución se enteró de que

s e pr et endía for mar u na comp a ñía de

accionistas nacionales y extranjeros para

exp lo ta r los ya c imi ent os qu e él hab ía

descubierto en 1881. Esto lo llevó a pedir

un pr ivilegio del Minister io de Hacienda

para organizar la explotación por su propia

cuenta. El Presidente Rafael Núñez, le lo

otorgó el 21 junio de 1886. Este privilegio

permitió que se iniciara lo que se conoce

como la "Concesión Isaacs", mediante la

cual el conces ionar io se compromet ía a

organizar compañías con fin de explotar los

yacimientos, debiendo pasar un porcentaje

de lo producido a la Nación.

En noviembre de este año, inició una

segunda expedición en la que descubrió

grandes yacimientos de fosfato de cal en la

Guajira. La expedición terminó en abril de

1887 cuando, se enrumbó a las costas de

Urabá auspiciado por el señor José María

Goenaga , Gobernador de Bol íva r . Allí

descubr ió bancos de hul la , abundantes

fuentes de petróleo y algunos depósitos de

fosfato de cal.

En 1888 minada su salud por el

paludismo, decid ió es tab lecer una f inca

pequeña en 'Ibagué bautizada con el

nombre de "La Clemencia" donde realizó

algunas explotaciones de oro.

Los contratos para la explotación de las

hulleras sólo quedaron perfeccionados en

1 8 90 cua ndo s e pr omov i er on negoc ia -

ciones con industriales ales de Nueva York, que

fracasaron en 1892. Poster ior mente, en

el Estado de Virginia, se establece la

Sociedad Pan American Investment

Company, que propuso a Isaacs la compra

de sus derechos en huller as y petróleo,

logrando que le fueran transpasados en junio

de 1894.

A pesar de la firma de los contratos, la

hulla y el petróleo tampoco fueron reden-

ción económica de Isaacs, pues los contra-

tos que firmara tanto él como sus descen-

dientes dieron inicio a un largo pleito con

la nación que sólo f ina lizó en los años

treinta del presente siglo.

LA LITERATURA Y LA POLITICA

La participación polít ica de Isaacs se

rozó con la literatura cuando escribió

algunos poemas narrativos cuyo tema

central estuvo orientado hacia las guerras

civiles en las que se vió envuelto. Las tragedias

que encerraban las contiendas militares fueron

recogidos en La montañera, La vuelta del

recluta, El cabo Muñoz, La muerte del sargento y

Soneto a mi patria, escritos entre 1860 y 1864.

Esta temática fue retomada en 1874 cuando

escribió La agonía del héroe y La tumba del

soldado que parecen reflejar ex p e r i e n c i a s

p e r s o n a l e s . L a q u e s i corresponde de

una manera más directa a las experiencias

del autor fue Después de la Victoria, escrita

luego de su actuación en la batalla de los

Chancos ocurrida el 32 de agosto de 1876.

P e r o m á s i m p o r t a n t e p o r l a s

consecuencias polít icas que tuvo, fue la

persecusión que sufrió Isaacs debido a sus

desafortunadas actuaciones polít icas. Un

buen ejemplo se tiene en la publicación que

hizo en Cali de Los Motilones, un panfleto

cargado de veneno cont ra los

conservadores que llevó a que Primitivo

Sinisterra escr ib ier a u na bur lona r eceta ,

pa r a el menudeo de drogas, que fue

famosa y que habría de herir

profundamente a Isaacs, ya que era repetida

en todos los tertuliaderos:

"Cortezas de Guayabonegro ........... 4 onzas Flores de ilusión pecuniaria ............. 1 onza

93

Conserva añeja de motilones ...... 2 dracmas

Extracto alcohólico de vanidad ........ 1 onza

Agua del Fraile .................................. 2 litros

Hágase hervir al baño "maría", déjese

reposar y fíltrese".

Más graves fueron los ataques que se

orientaron a tender sombras de duda sobre

la autor ía de María, su obra maes tra .

Luciano Rivera y Garrido describe así este

tipo de ataques:

El Cauca que tan orgulloso y complacido

debiera haberse mostrado con un hijo como

Isaacs, que tanta honra le ha procurado

y tanto brillo ha dado a su fama [...]

[...] ¿no fue, por desgracia, en el

Cauca, donde surgió primero la miserable

y odiosa especie de que Isaacs era un

impostor vulgar al hacer pasar, como

obra suya a María, supuesto de que esta

no es sino el lamento póstumo, el

gemido postrero del mayor de sus

hermanos, Lisírnaco, muerto en la flor

de la vida?... ¡Oh! ¡qué cosa tan terrible

es el despecho de la envidia: ya que fue

imposible desgarrar las inmortales de

esa corona diciendo que el libro no servía

de nada, se gritó que era ajeno!.

Los comentar ios se hic ieron esp e-cialmente frecuentes en 1879 cuando Isaacs lideró la oposición al Presidente Trujillo. Los liberales independientes y en especial los del Cauca no desaprovecharon ninguna op or tu nida d pa ra bur la r se del p oeta , recordándole no sólo su oficio de escritor, sino también sus fracasos económicos. Un buen ejemplo de la utilización política de estos dos elementos los trae el periódico El

21 de Abril, que en su edición del 1° de junio de 1879 publicó una hoja suelta con el "proyecto de ley" que se copia textual:

CONGRESO NACIONAL DE 1879

PROYECTO DE LEI PRESENTADO A LA CAMARA POR EL H. I. CUCARRON El Congreso de los Estados Unidos de

Colombia, CONSIDERANDO: V Que no es posible, según el radicalismo, permitir que a los literatos que pertenecen a la comunidad se les critiquen sus obras. 2° Que teniendo conocimiento de que La Lid trae una cr ít ica suscr ita por un ta l Régulo por la cual se quiere arrebatar las glorias i coronas al eminente publicista contemporáneo Jorge Isaacs i aún se tiene la osadía de dudar de que él sea autor de La María.

DECRETA: Art. 1° Desde la publicación de la presente

lei, se borrará de la lista electoral al señor Régulo, no se le dará boleta de entrada a las Cámaras i se le obligará al pago de los daños i perjuicios causados al señor Isaacs, los cuales si no pudiere abonar en metálico los arreglará en trabajo personal en la hacienda de Guayabonegro. Art. 2° se declara viribus et armis, pésele a quien le pesare, que el autor de La María

es el señor Jorje Isaacs i el que se resistiere al espíritu de esta lei pagará una multa de $100 a favor del señor Isaacs. Presentado, &a, &a.

I. Cucarrón. Se le dió primer debate i pasó en comisión al Representante Tiberio Sánchez. INFORME DE LA COMISION Ciudadanos Representantes. Habiéndome tocado en suerte examinar el proyecto de lei relativo a las literaturas de

Colombia, ultrajada en uno de sus más esclarecidos hijos, mi amigo, matrino i colega Jorje Isaacs, joven literato que ha debido coronarse prematuramente i a quien la patria agradecida ha debido obsequiar con una efijie a orillas del Nima, paso a manifestaros mi opinión, cual es, la de darle 2° debate al proyecto, se entiende, con las modificaciones siguientes: El artículo 1° debe quedar así: Art. 1° Se separa del escalafón electoral a

94

Régulo i pagará al señor Jor je Isaacs la

suma de $10.000 por daños i per juicios.

Caso de que esté insolvente se le admitirán

votos en favor de la candidatura

providencial i nada de trabajo en

Guayabonegro: ilusiones del poeta!

El art. 2° queda así: Art. 2° Nada de Viritus et arinis sino lisa y

llanamente, la Cámara de Representantes

en no mbr e de los Es ta dos Unidos de

Colombia, del Estado Soberano del Cauca

i por autoridad de la lei, declara, que La

María es obra esclusiva de Jorje Isaacs.

Agréguese un artículo como 3Q así: Art. 3Q Colóquese el retrato de Jorje Isaacs

en el Hospital de Locos de San Juan de Dios

i oblíguese a todos los locos que lo tomen

por Santo de su devoción.

Ciudadanos Representantes.

T. Sánchez.

Este tipo de ataques realizados por sus

enemigos polít icos, produjeron profundo

malestar en Isaacs, quien lo expresó a su

amigo Luciano Rivera y Garrido:

"¡Siempre aquel libro en boca de los que

quieren dañarme!

¿Qué es eso? Si fue un delito escribirlo, ¿así

como ellos lo quieren, debo purgarlo?...

Amigo mío, ¿por qué nos regocijarnos en un

tiempo, por amor al país en el que usted y yo

nacimos, viendo el buen éxito que obtenía ese

libro? ... ¡De mi mente aparte Dios los

pensamientos que la entebrecen en este

instante! ¡Nunca vuelvan a mí!

Debido a sus fracasos económicos y

políticos y, sin duda, a estos ataques, Isaacs

no volvió a habitar en el Cauca, pues murió

en Ibagué el 17 de abril de 1895, siendo su

ú lt ima volu ntad qu e su cadáver fuera

enterrado en Medellín, la tierra de Córdova

a la que había dedicado uno de sus poemas;

no obstante siempre expresó su amor por el

Cauca:" ¡Sí, mucho amo al Cauca, aunque

es tan ingrato con sus propios hijos!"

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El 21 de abril, N°s 2, 3, 4, Popayán,

mayo-junio de 1879,

Registro Oficial del Estado Soberano del

Cauca, N2-s 53, 57 Popayán, Marzo-Junio

de 1880.

121

M U JE R Y P OL I TI C A EN E L

ES T A D O SO B E R A N O D E L

CAUCA (1)

ALONSO VALENCIA LLANO

Centro de Estudios Regionales -Región- Profesor

Universidad del Valle

L A M U J E R E N L A

L E G I S L A C I O N C A U C A N A :

E N T R E L A E X C L U SION Y LA

SUPEDITACION

Hast a aho r a se ha co ns ide r ado

la polít ica caucana del Siglo XIX

como el espacio público en el que

sólo actuaban los hombres. Desde

esta perspect iva la act ividad

po lít ica est ar ía vedada a las

mu je r es , en la mis ma med ida en

que t e n ía n ve d a d o s lo s c a r go s d e

r e p r esentación y el acceso a las

inst ituciones estatales de poder. La

explicación a esto es bast ant e

s imp le : lo s pactos co nst itucionales

y los códigos civiles, penales y de

comercio se escribieron con el único

f in de regu lar la s re lac io nes ent re

lo s varones. En ellos las mujeres

aparecían como personas supeditadas a

los padres

si eran menores o a los esposos si

eran casada s , qu ie nes a c t uaba n

co mo sus representantes legales. Esto no

deja de ser contradictorio, si se admite

que la lucha de los liberales, que se

expresó en varias guerras civiles, se

justificó en la necesidad de conquist ar

derechos fundamentales c o mo l a

l i b e r t a d , l a i g u a ld a d y l a

fraternidad.

1. Ponencia presentada en el IV

Encuentro Nacional de Historiadores: "Al:

Ver, Familia y Educación en Colombia",

rea] izado en Pasto durante los días 26, 27 y 28 de octubre de 1994. E lla es una vers ión preliminar que fo rma parte del proyecto de investigación: "Historia de la Mujer en el Suroccidente Colombiano", que est á s iendo desa rro l lado po r va r io s miembros de Región.

122

La exclus ión de la s mujer es de toda a c t iv i da d p ú b l ica , apa r ece c la r a ment e e x p r e s a d a e n e l s i s t e m a p o l í t i c o r ep r e s e n t a t i v o q u e e n e s t a r eg i ó n s e impuso a par t ir del 16 de sept iembre de 1863, cuando s e aprobó la Cons t i tución Polí t ica del Es tado Soberano del Cauca. E n e l l a s e e s t a b l e c i ó q u e t o d o s l o s c iu da da n os o " mi e mb r os a c t i v o s " d e l es ta do ten ía n der echo a ser e lect or es y e l e g i b l e s , s i e m p r e y c u a n d o f u e r a n "varones", mayores de diez y ocho años, o qu e fueran o hubier an s ido casados , o colombianos nacidos en otros estados pero que residieran en el Cauca por un per íodo super ior a seis meses . No exis t ían otros requis itos, pero se exclu ía a las mujer es y a l o s m i e m b r o s d e c u a l q u i e r c u l t o r eligioso (2). Esto, que en términos generales ya se había p lanteado en la cons t i tuc ión de 1858, se mantu vo inva r iab le en las constituciones regionales y nacionales siguientes.

Per o s i en el s is t ema p ol í t i co r epr esentat ivo la mujer aparecía exclu ída, en l os c ó d i g o s qu e r egu la r o n d i f er en t es actividades de la sociedad civil la situación cambiaba, puesto que no se le excluía sino que se le supeditaba al padre o al marido. La sup editac ión a l mar ido, aunqu e aparece en todos los códigos, era mucho más explíci ta en el que r egulaba las act ividad es c o m er c ia l es , ya qu e n o er a n r ec o nocidas como comerciantes s i no tenían un permiso otorgado por el esposo: de lo c o n t r a r i o , p r á c t i c a m e n t e t o d a s l a s transacciones r ealizadas, pero sobre todo a qu el la s qu e comp r omet ía n b ien es del p a t r imon io f a mi l ia r , no t en ía n va l id ez alguna (3).

Pero la más aberrante discr iminación se hacía en el Código Penal, donde algunos

d e l i t o s c o m e t i d o s p o r m u j e r e s e r a n

ca s t i ga d os d e ma n er a má s s ev er a qu e

cuando eran los hombres los

infractor es. P o r e j e m p l o , c u a n d o u n a

m u j e r r e i n c i d ía en e l a b a n d o n o d e la

ca s a d e s u mar ido o ca usa ba

es cá nda lo qu e p er t ubara la vida del

hoga r "ser á arr es tada a s o l ic i t u d d e s u

c o n s or t e ha s t a p or u n año", pero

cuando el culpable de la misma fa lt a er a

e l mar ido "s er á a r r es ta do p or ocho

días a un mes" '.

Desde luego, la mujer podía superar l a s u p ed i t a c i ó n d e t r es f or ma s : ca s á ndose, si era menor, lo que la ponía bajo la tutela del marido, separándos e lega lment e o en v i u d a n d o , o me d i a nt e l a p r o f e s i o n a l i z a c i ó n en o f i c i o s q u e e s t a b a n r educidos según el Código de Comercio a Institutriz, Obstetra o Pulpera.

D e h e c h o , l a e x c l u s i ó n y l a s u p ed i t a c i ó n qu e s e es t a b l ec ía n en la nor ma t iv ida d b u s caba qu e la s mu j er es r e s t r i n g i e r a n s u a c c i o n a r a e s p a c i o s c o ns i d er a d os c o m o p r i va d os ( v . g . l a s l a b or es do més t ica s ) , p er o la s mu j er es caucanas , enfr enta ron la s r es t r icciones l e g a l e s y p a r t i c i p a r o n e n d i v e r s a s actividades públicas.

2. Código de Leves del Estado Soberano del

Cauca. Constitución Política del Estado

Soberano del Cauca, expedida el 16 de

septiembre de 1863, Popayán, Imp. del Estado, 1863. Capítulo VII.

3. Véase: Código de Comercio del Estado

Soberano del Cauca. Ley 18 de 31 de agosto de 1881. Edición Oficial, Popayán, Imprenta del Estado, 1881.

4. Véase Recopilación de Leyes del Estado

Soberano del Cauca, Código Penal, edición oficial, Popayán, Imprenta del Estado, 1879, artículos 262 a 265.

123

L O S E S P A C I O S P U B L I C O S Y

L O S PR I V A D O S

E l o b j e t o d e l p r e s e n t e t r a b a j o e s es tudia r las formas de pa r t ic ipación de las mujer es caucanas en espacios polít icos , de los cua les es taba n lega lment e excluidas. Partimos de la hipótesis de que l a e x c l u s i ó n l e g a l n o i m p i d i ó l a part icipación polít ica femenina sino que, ante la imposibilidad de hacer lo a través del sistema polít ico representativo, debió crear formas de participación diferentes a las utilizadas por los hombres.

L os h o mb r es ca u ca n os d es a r r o l la -

ban sus actividades polít icas de diversas

maneras, pero siempre en un espacio que

s e c o n s i d er ó p ú b l ic o : r eu n i o n es ,

a s o c iac ion es , pa r t idos , mo vi mi ent os ,

a sona da s , gu er r a s , pr oc es os

e l ec t or a les , e jer cicios de poder des de

ins t i tuciones estatales, etc. (5). Se

tra taba de un espacio que, debido a las

condiciones de desarrollo d e l C a u ca ,

s i e mp r e s e v i ó c o mo mu y v i o l ent o y

en e l qu e, p or l o t a n t o , n o p odían

par t ic ipar s ino los varones adultos.

Este no fue un punto de vista defendido

únicamente por los caucanos, puesto que

la invest igadora Susy Bermúdez, a l

observa r la par t ic ipación pol í t ica de la

mu j er b o g o t a na du r a nt e l a ép o ca d e l

O l i m p o R a d i c a l , e n c u e n t r a q u e

c o n notados defensores de la igualdad

liberal como Aníbal Gal indo, se oponían

en 1850 a l a c iu da da nía f emen i na

d eb i d o a su dependencia de los

hombres. El problema era planteado así por

el escritor liberal:

. . . cómo puede la mujer pretender la ciudadanía cuando carece de ind ep en d enc ia y de p os ib i l ida d de satisfacer las obligaciones consiguientes"? (La niña como el hombre debe estar bajo

l a p a t r i a p ot e s t a d , ca s a da b a j o l a dependencia de su esposo, soltera, viuda e independiente, no tiene cómo cumplir las obligaciones que el ejercicio de este derecho le impusieran)... la mujer está destinada especialmente a ser la compañera: el mismo Dios lo mandó así: la naturaleza misma lo corrobora. Por otra parte, qué chocante nos ser ía ver a la mujer abandonar sus quehaceres y salir al campo eleccionario; qué sería del hogar doméstico vuelto el foco de querellas y debates? qué de la familia? qué del respeto y la moralidad en una casa donde no se sabría quien es el amo? (6)

Como es obvio, el papel socia l de la mu j er qu eda b a r es t r in g i d o a l es p a c i o pr iva do, qu e no er a o t r a cosa qu e u na relación de dependencia donde el hombre era el amo. Es justamente esta dependencia lo que los l ibera les decimonónicos buscaron conservar con los argumentos del designio divino, de la corroboración de la n a t u r a l e z a , o d e l a n e c e s i d a d d e l a preservación del hogar.

Esta relación de dependencia se hizo evidente de muchas maneras; pero para negar la igua ldad polí t ica de hombres y mu j er es , qu e en el c on t e x t o del S ig lo XIX se expresaría mediante la búsqueda de la conqu is ta de la c iu da da nía f em en i n a , s e l l eg ó a l e x t r e m o d e n ega r l a l i ber t a d de p en sa m i en t o a l m ost r a r l a s como seres incapaces de pensar en forma

5. Respecto al desarrollo político del Cauca y a las formas de hacer política puede leerse mi t r a b a j o E s t a d o S o b er a n o d e l C a u ca .

Federalismo y Regeneración, Bogotá, Banco de la República. 1988.

6. Suzy Bermúdez: Hijas, Esposas y

Amantes. Bogotá, ediciones Uniandes, 1994, p. 164.

124

independiente. Desde este punto de vista

se es tar ía ante la inex is tencia del pen-

s a mi ent o p o l í t i c o f em en i n o y p or l o

tanto ante la incapacidad de hacer uso

del der echo de ciudadanía cuando és te

se conquistara, y que se expresaría a través

de actividades electorales. Esto se puede

sustentar en los comentar ios que hiciera

Juan de Dios Restr epo -uno de los más

conoc idos publicis tas de S iglo XIX que

firmaba con seudónimo de Emiro

Kastosfr ente a la conquista del voto

femenino en la Provincia de Vélez en 1853:

... La mujer llevaría a la urna electoral la opinión de su marido, padre, hermano o amante. Estamos seguros de que ellas no harán uso de semejante derecho y si lo hicieren nada ganarla la política aunque si p e r d e r í a n mu c h o l a s c o s t u mb r es . . . quédense en la casa. . . quédense a ll í y déjennos a nosotros el placer de hacer presidentes y dictadores, de intrigar en las elecciones, de insultarnos en los congres os , de ment ir en los per iódicos y de ma ta rnos f r a t er na lment e en nu es t r a s guerras civiles (7).

D e j a n d o d e l a d o l a c r í t i c a a l a s práct icas polí t icas que la anter ior c i ta enc i er r a , p odemos p ensa r qu e la a rgu mentación en contra de la part icipación polít ica femenina buscaba que las mujer es r es t r ingier a n sus act iv ida des a la s domésticas, lo que nos lleva de nuevo a la v ie ja d ic ot o mía : do més t ic o= p r iva do, política = público (8).

S i n e m b a r g o , n i l a s

a c t i v i d a d e s domés t ica s f u er o n

t an pr iva da s , n i la polí t ica se

desa rrolló s iempr e públicament e.

Al r esp ec t o d eb emos t en er en

cuenta que muchos de los hechos

polít ic o s t r a s c e n d e n t a l e s

o b e d e c i e r o n a acuerdos y

pactos que se estab lecieron en

privado y que rara vez llegaron a ser

de dominio público. Esta diferenciación

entre la actividad polít ica "pública" y la

"pr iva da ", pu ede s er u n element o qu e

p er mi ta ver có mo a f lor a n a la es cena

pública, agentes sociales que han estado

s i e m p r e a l l í y q u e , d a d o s n u e s t r o s

t r a d i c i o na l e s p a t r on es i d eó l o g ic os o

culturales, no veíamos; este es el caso de

la s mujer es caucanas quienes se veían

"obligadas a vivir” la política como a algo

cotidiano (9).

Nuestra histor ia nacional y regional a c o s t u m b r a v e r a l a s m u j e r e s e n actividades que no compiten con las que t radic iona lment e han desa r rollado los hombres . No la s vé por ejemplo en la s actividades económicas ni en las polít i-ca s , qu e en e l S i g l o X IX ma r c ha b a n

7. Citado por Bermúdez. ob. cit. pp. 164 -165.

8. Este planteamiento no es absolutamente novedoso. Ya la historiadora Suzy Bermúdez a l es tu dia r la f or ma en qu e los l ib er a les planteaban el "deber ser" femenino, encontraba a lgunas formas de pa r t ic ipación pol í t i ca femenina que se dan dentro de la dicotomía mencionada. Ella agrega:

[...] las mujeres no estaban en capacidad de participar en política de la misma forma como los "polít icos" la entendían en la época, porque este tema se circunscribía al ámbito de lo público, y la diferenciación entre lo público y lo privado se hizo mucho m á s t a n g i b l e c o n e l p r o c e s o d e "pr iva t iza c ión" qu e v iv ió el espa c io doméstico en el Siglo XIX. Suzy Bermúdez: El Bello Sexo. La Mujer

y la Familia durante el Olimpo Radical,

Bogotá. Ediciones Uniandes/ECOE ediciones, 1993, pp. 8-9.

9. Respecto a la cotidianidad política puede consultarse el capítulo III de mi trabajo Estado Soberano... citado.

125

co mu n ment e u nida (10 ) , y la s r es t r inge pr imor dia lment e a la s l a b or es domés ticas. Hoy día esas visiones son difíciles d e a c ep t a r , p u es t r a b a j o s r e c i e n t e s permiten ver a las mujer es como empres a r ia s ex i t os a s en la t emp r a na ép oca colonia l , como impor tantes agitadoras en la época de las rebeliones antifiscales del per íodo colonia l tardío, exporádicamente como agitadoras y encargadas de l a b o r e s d e i n t e n d e n c i a d u r a n t e l a revolución independentista, en acciones c o n t e s t a t a r i a s d u r a n t e l a é p o c a d e r ea l i za c i ó n d e l a s gr a n d es r e f or ma s sociales qu e l ideró el par t ido l ibera l, o s implement e como "voluntar ias" en las frecuentes guerras civiles. Desde luego, los au t or es de es os t r aba jos no t en ía n como ob jet ivo es tu dia r a la s mu jer es , p e r o s i l a s mu es t r a n d e u n a ma n e r a d if er ent e a co mo s e ha c ía t r ad ic iona lmente: no restr ingiendo su papel a casos aislados de "heroínas", sino recuperando su actividad social en la cotidianidad.

Es justamente la cotidianidad lo que permite una mueva visión sobre el papel histórico de las mujeres en los diferentes procesos socia les que se vivieron en el Cauca. La cotidianidad ha sido cons iderada como un espacio privado por nuestra his tor ia , - pues ella só lo ha v is t o a los a c t or es qu e es t á n o cu p a n d o u n lu ga r des tacado en act ividades cons ideradas importantes para la reproducción social y q u e d e j a n " h u e l l a s " en l o s a r c h i v o s es ta ta les . No mu es t r a , por e jemp lo, a s ec t o r e s s o c i a l e s q u e n o r ea l i za b a n t r a n s a c c i o n e s n o t a r i a l e s , o q u e n o abanderaron proyectos políticos o sociales a l t e r n a t i v o s , c o m o l o s c a m p e s i n o s independientes o dependientes, los indios de comu nidad o los caut ivos en la s ha -

ciendas, o a los negros liber tos. Mucho-menos muestra la forma de constitución de las familias, las funciones del padre, de la madre, o de los hijos; las relaciones entre los diferentes miembros; las formas d e c o n s e r va c i ó n y r ep r o du c c i ó n d e l patrimonio familiar, etc.

Fue la recuperación de la cotidianidad caucana lo que nos l levó a encont r ar que la s mujer es desa rrolla ron imp or tantes actividades polít icas justamente desde la es f er a de lo pr ivado. Fue sorprendente encont r a r que la s caucanas par t ic ipa ron en p ol í t i ca de u na ma nera d if er ent e a como lo hacían los hombres y. a menudo, con mayor efect ividad en los r esu ltados; l o c u r i o s o e s q u e l o h a c í a n c u a n d o desarrollaban las actividades domésticas.

Para desarrollar esto vamos a hacer un esbozo de la part icipación polít ica de la mujer durante el per íodo conocido como "la gu er ra de 1860" y qu e cubre desde 1 8 6 0 ha s ta 18 6 3 cua ndo s e logr a consolidar lo que se conoce como el "Estado Soberano del Cauca".

L A P A R T I C I P A C I O N P O L I T I C A

F E M E N I N A D U R A N T E L A G U E -

RRA DE 1860

La Gob er nac ión de1 Cauca se caracter izó por es tar monol ít ica ment e controlada, a partir de 1858, por un grupo cons er va dor gen ér ica ment e con oc id o co mo mos qu er i s t a . S e t r a ta ba de u na alianza de comerciantes agroexportadores,

10. Respecto a la permanente relación entre economía política puede consultarse mi trabajo Empresarias y Políticos en

el Estado Soberano del Cauca, Cali, ed. Facultad de Humanidades, 1983.

126

de hacendados y de polí t icos profes ion a l e s q u e b u s c a r o n c e r r a r l o q u e consideraron el per íodo de caos iniciado con las reformas liberales y que trastocó el orden establecido. El control del poder político por parte de los mosquer istas se materializó en la creación del Estado del Cauca, que debió defender su soberanía cont r a la int er venc ión del pr es ident e conservador Mariano Ospina Rodríguez mediant e u na gu er r a civi l inicia da en 1860, que llevó a que en 1863 se redactara una constitución que dió soberanía a los Es tados y cr eó los Es tados Unidos de Colombia.

Durante el largo per íodo de guerra muchos de los hombres debieron marchar a los ca mp os de ba ta l la , deja ndo sus familias bajo el control de sus esposas quienes no sólo deber ían velar por los hijos, sino también por la conservación de los bienes que garantizaban su supervivencia. Este tipo de actividades no era nuevo para las mujeres caucanas, quienes desde la ép oca colonia l , deb ido a la s car acter íst icas especiales que revist ió la economía , debieron des emp eña rse en muchos casos como jefes de hogar e incurs ionar en act ividades públicas r elacionadas especialmente con la producción (11). P er o en 1 8 6 0 no fu e l a r a c iona l ida d económica lo que llevó a que las mujeres j u g a r a n r o l e s i m p o r t a n t e s e n l a cons er vación de la soc iedad caucana , sino la irracionalidad política.

En ef ecto, la guer ra l levó a que la mayoría de los varones adultos se vieran obligados a tomar las armas para defender la soberanía del Estado o para defender el gobierno central de la Unión Granadina, esto l levó a que las mujer es, fundamenta lment e la s esp osas y la s madr es , se

v i er a n ob l iga das a incur s iona r ab ier -tamente en un campo, como la política, en el que tradicionalmente no se les había visto actuar . Esta par t ic ipación se dio cont r a su volu ntad, pu es a l no s er les r econoc id o s u der ech o a eleg i r y s er elegidas, los contendores polít icos t en-dían a considerar que ellas tenían la mis-ma filiación partidista que la de sus espo-s o s e h i j o s , p o r l o q u e s u f r í a n l a s consecuencias de la intolerancia. Es así que muchas mujeres fueron apresadas y l l e v a d a s c o m o r e h e n e s p o r t r o p a s conservadoras en una clara situación de "prisioneras políticas". Un buen ejemplo lo constituye la "expulsión de las mujeres-, o r d ena da p or d o n J u l i o Ar b o l eda en marzo de 1862 y que llevó a que muchas caucanas fueran l levadas en una larga marcha desde el Valle, hasta poblaciones como Pácora y Aguadas en el Estado de Antioquia, donde fueron liberadas por las tropas de Mosquera (12).

Otras, particularmente pertenecientes a los sectores populares, debieron sufrir de otra manera las consecuencias de la guerra al actuar como -voluntarias" en el acompañamiento de las tropas -esta a sido la única forma de part icipación polít ica que la histor ia tradicional reconoce a la mujer colombiana-. Suzy Bermúdez lo sintetiza así:

11. A modo de ejemplo pueden consultarse los trabajos de grado de Heulin Castro: "La Mujer en la Sociedad Colonial, Siglo XVIII. Un estudio demográfico" e Isabel Crist ina Bermúdez: "Evolución de la propiedad rural en El Cerrito. Siglos XVI-XVIII", (1993), Cali. Depto. de Historia Universidad del Valle.

12. La Revolución, N219, Cali, 10 de

junio de 1863, p. 71.

127

Sin embargo, las representantes del

"bello s e x o " d u r a n t e l o s a ñ o s

e s t u d i a d o s participaban en las guerras

civiles, rezando, r e c o l e c t a n d o

d i n e r o , r o p a , a r m a s , c o c i na n d o ,

l a va n d o , o en f r en t á n d o s e

d ir ectament e en comba te. (13)

Muy seguramente, quienes participaron como

"voluntarias" no fueron representantes del "bello

sexo", es decir de aquella porción de la población

que los liberales decimonónicos

"deseaban" preparar para el desarrollo futuro de

la sociedad capitalista que se esperaba crear en

Colombia, sino mujeres de carne y hueso

pertenecientes a los sectores más populares

urbanos o campesinos. La carga p e y o r a t i v a

q u e t i e n e e l t é r m i n o "voluntarias", así lo

indica. Don Luciano R iver a y Gar r ido , u no

d e los má s importantes escritores caucanos,

testigo de la guerra de 1860, relieva en los

siguientes términos el papel de estas mujeres:

E n la s inmedia c ion es de los cua r t eles v a g a n l a s m a d r e s y l a s e s p o s a s y c o m p a ñ e r a s d e l o s r e c l u t a s , p o b r e s criaturas, que han abandonado el hogar, la fami l ia menu da y los cu ida dos do més ticos, por seguir en pos de los hombres de la ca sa, violenta ment e a r r ancados a su solicitud y a sus afectos. Muchas de esas mujeres ancianas y achacosas ya, afrontan los padecimientos y la fat iga, sostenidas por el noble sentimiento de la maternidad; o t r a s j ó v e n es y b e l l a s , s o p o r t a n l o s inconvenientes y molestias de largos viajes hechos a pié, por no separse en absoluto de sus esposos o de sus amantes. ¡De cuá n ef icaz auxil io son para el pobre soldado novicio aquella s va lerosas y abnegadas mujeres! Voluntarias se las llama, i en esa palabra se contiene un mundo de sarcasmo y lu jur ia . . . ¡ S í ! v o l u n t a r i a s e n e l c u m p l i m i e n t o d e e x c e l s o s d e b e r e s : voluntarias por el amor al hombre a quien

todo sacrifican, llámense madres, esposas o r e c i b a n ú n i c a m e n t e e l n o m b r e d e compañeras...

[...] ¿Qué fuera de nuestros pobres reclutas sin esos ángeles tutelares, las voluntarias, qu e ta nt o l es a yu da n a sobr el leva r la s mis er ia s de s u ex i s t enc ia pr eca r ia ?. . . ¿Quién les l l eva r ía el vaso de agua que habrá de mitigar su sed de inf ierno en lo más f ragoroso desde sus her idas , aquí, entre nosotros, en donde es desconocido o m u y i m p e r f e c t o e l s e r v i c i o d e l a s ambu lanc ia s en ca mpa ña?. . . ¡Bendi ta s sean, pues, esas humildes mujeres a quienes el mundo desprecia y de quienes aparta la mirada con desdén, porque el polvo que cubre sus ajados vestidos nos parece emblema de ignominia, cuando no es sino el t es t imonio de su abnegación! ¡S igan siendo el ángel custodio del pobre recluta, y duerman muchas de ellas el sueño del sepulcro en la apar tada llanura en donde la s sorpr endió la mu er t e, con la du lce convicción de haber l lenado su deber en es t e mu nd o con má s gr a ndeza qu e la s soberbias cor tesanas que hacen velar la faz a la virtud con el espectáculo vil de su degradación y de su lu jo! (14)

Pero decir que la participación política

femenina es sólo una consecuencia de las

actividades políticas de sus esposos e hijos sería

convertir a las mujeres en simples apéndices

sociales de los hombres. Esto no fue así. Si bien

la relación con el hombre llevó a una fuerte

solidaridad en las mujeres que trajo

consecuencias terribles para las familias

caucanas, lo cierto es que muchas

intervinieron en política autónomamente,

13. Bermúdez, Hijas, Esposas, ..., cit., p. 165. 14. Luciano Rivera y Garrido: Impresiones y

Recuerdos. Cali, Carvajal y Cia., 1968, pp. 177-178.

128

a u n q u e e s t a a u t o n o m í a f u e r a u n a consecuencia de la guerra. Me explico: la g u e r r a l l e v ó a q u e u n n ú m e r o m u y gr ande de mujer es intervinier a en polí t ica , unas por la admiración que sentían por los caudil los l ibera les debido a las reformas sociales que este part ido había desarrollado, otras en la defensa de las fueros familiares que en cier tos moment os v ier on concu lca dos y o t r a s p or la s i m p l e n e c e s i d a d d e r e c l a m a r l a s pens iones que les corr espondían por su ca r á c t er d e v iu da s o hu ér f a na s . P er o muchas también lo hicieron por el sólo hecho de participar en política.

Lo int er esante del ca so es que cas i t oda s lo h ic ier on u t i l i za ndo los t r a d icionales factores de cohesión social de la época, es decir , por medio de unas bien estab lecidas r elaciones de clientelismo que las relacionaban de una manera directa con los caudillos, en especial con Tomás Cipr iano de Mosquera: estas relaciones clientelistas, como se verá después, en muchos casos no fueron construidas por el la s , s ino por los hombres . Ot ra cosa que llama la atención es que las mujeres a qu e nos r ef er ir emos t i enen la procedencia social más variada v no se restr ingen al nivel de la elite.

Durante la guer ra la act ividad

polí t ica de las mujeres se or ientó a lograr

la p r o t ec c i ó n d e s u s h i j os . A u n qu e

ha y m u c h o s c a s o s , u n b u e n e j e m p l o

l o constituye Trinidad Aguirre, una

antigua dep en di ent e d e l a ca sa de

M os qu er a , quien el 26 de marzo de 1860

le escr ibió a su antiguo patrón desde Huasanó:

...acuérdese Señor que mi desgraciado

marido estuvo muy fiel en su servicio y muy

fiel amigo. Agustín Navia, que no me dejó

sino desgracia por su falta por ayer per d ido

en é l a un padre, pues por la

misericordia Divina me dió arbitrios para c r ia r los h i j os qu e me qu eda r o n t a n pequeños ' ' (15).

Aunque aquí la participación polít ica n o e s t a n e v i d e n t e , p u e s n o s e v e acompañada de la expres ión ideológica de t ipo part idista, si lo es en el hecho de que es la relación clientelista la que se invoca para lograr los favores del patrón. E l r es t a b l ec i mi en t o d e e s t a r e la c i ó n buscaba lograr la protección de Mosque-ra para que el portador de la misiva fuera ex imido del servicio militar , ya que sus o t r o s d o s h i j o s s e e n c o n t r a b a n u n o co ns c r ip t o y e l o t r o hu y en d o p or l os montes. (16)

Mucho más clara es la relación política qu e in t en t a es tab lecer Mar ía D olor es Astudillo, una negra liberta residente en L a S i er r a y p r i s i o n er a d e l os c o ns er -vadores, quien se las ingenió para hacer llegar a Mosquera una misiva escr ita en los siguientes términos:

A mi como par tidar ia del gobierno del Estado se me anuncia que me van a mandar pr is ionera a Pasto después de haberme d es p o ja d o d e lo p oco qu e h e t en i d o . También sé que dicen que U. es un pícaro que va a dejarnos esclavos i que U. se va colocar de dictador. En fin algún dia tendré el placer de conocer a U. i hablar. (17)

Per o l a pa r t i c i pa ci ón pol í t i ca m á s c l a r a

v i en e d e m u j er e s c u yos m a r i d os habían tenido una mayor actividad polít i ca o qu e mu r i er o n d e f en d i e n d o la s b a ndera s mos qu er i s ta s . E s el ca s o de Trinidad Bedoya de Ortiz, qu ien ut i l iza

15. Archivo Central del Cauca, Fondo

M o s q u e r a , t o mo 1 8 6 0 , C a r p e t a #

1 - A , Documento, 37.382.

16. Ibid.

17. ACC., Fondo Mosquera. Carpeta #

3A. doc. # 37.500. Sierra. 3- IX-1860.

129

una serie de recursos para lograr favores

de Mosquera, los que son considerados

como formas lógicas de r eciprocidad

emanadas de una antigua relación

polí tica: "Es una débil mujer, es la

viuda de un ant iguo patr iota , es la

desgraciada esposa de Pablo Or t iz ,

vu es t r a f i el í cons tante amiga la que

hoi se dir i je a vos...". La señora

expresa ideas políticas claras al referirse

a "los malos hijos del Estado" que

tomaron las armas contra Mosquera,

pero también se refiere a los "buenos

patr iotas" que lo apoyan. Esta claridad

política la lleva a referirse a la

" jus t i c ia " de los empr és t i t os qu e s e

hacen para sostener la guerra, justicia

que sólo se materializa si los empréstitos

se orientan a "gravar a los enemigos de

vuestro gobierno i protejer a vuestros

defensores, porque nada más justo que el

cu lpable s ea ca s t igado, i e l inocent e

protegido” (18)

Esta carta es mucho más clara frente

a la participación política de las mujeres,

pero presenta una desviación en el

discurs o q u e p e r m i t e e n t e n d e r p o r

q u é pa r t ic iparon a lgunas mujer es en

polí tica. Como se ha mencionado a lo

largo del t ex t o, la mayor ía de los

hombr es b u s c a b a n c o n s o l i d a r

e s p a c i o s d e r epres entac ión y de

poder en la vida pública que estaban

vedados a las mujeres quienes deberían

restringir su accionar a actividades

pr ivadas a menudo confundidas

únicamente con las hogareñas. Para entender

esto es necesario tener en cuenta que

debido a las difíciles condiciones

políticas del Siglo XIX, muchas mujeres

tuvieron que asumir roles públicos de

una ma n er a mu c h o má s a c t i va , p u e s

e n ausencia de los hombres ellas asumieron

las jefaturas de los hogares, lo que, entre

ot ras cosas, ex igía es tar a ler tas en la

preservación del patrimonio familiar que

garantizara lo que ellas consideraban los

derechos básicos de los hijos: la protec-

ción, la alimentación, el alojamiento, el

vestido y la educación.

Esto de una u otra manera está presente

en toda la correspondencia consultada.

En el caso citado inmediatamente antes,

la señora hace una abierta oposición a que

los empréstitos graven a los defensores

del gobierno del estado. Ella agrega para

sustentar su negativa que su esposo antes

de mor ir , el 7 de noviembre de 1859,

había dado auxil ios para defender la

Soberanía del Estado y que se le había

prometido no pedírsele más, no obstante

a el la se l e había n tomado 8 vacas y

recientemente se le había embargado un

potrero con 50, por lo que se ve obligada

a p ed i r a M os qu e r a u na p r o t ec c i ó n

particular (19).

Otras formas de participación se ven

en los intentos de algunas mujeres por

cambiar correlaciones polít icas desfa-

vorables en algunos lugares. Esto, desde

luego, se inscribe también en la defensa

de los intereses familiares. Un ejemplo se

t iene en la car ta que escr ib iera desde

Roldanillo Margarita V. de Correa, el 16

de junio de 1860, quien le dice a Mosquera

que su esposo ha tenido que renunciar al

cargo de suplent e del Gob ernador de

Roldanillo por grave enfermedad, lo que

h a c e q u e e l l a l e p i d a u n f a v o r

18. ACC, Fondo Mosquera, Tomo 1860,

Carpeta # 4-B, doc. # 37.519, Cali,

28-111- 1860.

19. ACC, Fondo Mosquera, Tomo

1860, Carpeta # 4-1:3. doc. # 37.519,

Cali, 28-111- 1860.

130

imp er t inent e" -u n docu ment o pr ivado de protección- contando

...con que la consumada prudencia de Ud. disimulará a mi sexo la impertinencia con que imploro su fabor i la franqueza con que me propongo hablar le. Hai en este distrito dos individuos de bastante influjo pa ra p od er ha cer e l ma l i qu e en la s presentes circunstancias se esmeran por perseguir i molestar a Correa, causándole per juicio en sus pocos bienes, sin que a ellos les mueva ningún deseo por el bien general (20).

O t r o bu en ej emp lo d e es t e t ip o de p a r t i c i p a c i ó n s e t i e n e e n l a c o r r e s -pondencia de Concepción y Ana Joaquina Duarte, quienes a pesar de ser familiares de enemigos políticos de Mosquera, le escr ibían desde Cartago el 4 de agosto de 1860, buscando la libertad de su esposo y padre:

Confiando en la verdad i demás prendas venéficas que han distinguido siempre al digno jefe de nuestro independiente Estado. i estando además íntimamente convencidas qu e s iempre el ant iguo vet er ano de la libertad en los altos puestos públicos que tan sabiamente ha desempeñado. ha sabido a pesar de los grandes obstáculos, e inmensa ofuscación que las pasiones revestidas o pa l ia das con el r opa je de la jus t ic ia , producen ver con el ojo penetrante de la justicia , la distancia que existe entre el cr iminal i el inocente, nos atrevemos a p ed i r os q u e s a qu e is d e l ca os , d e l a confus ión í de la desgracia en que han arrojado a una madre e hija la demasiada -desconfianza i abusivo proceder del Sr. Gobernador de esta provincia quien sólo por medidas de seguridad mantiene en la cárcel a nuestro esposo i padre..." (21)

Igua lment e. Genoveva Ledezma . Le escribió desde Buenaventura el 3 de julio de 1860, quejándose porque se le pidió de empréstito la enorme suma de 50 pesos,

para lo cual se le había rematado una de las t iendas de su casa. Lo interesante de: caso es la forma en que expone sus ideas políticas:

. . . s iempr e he s ido a f ecta i f r enét ica defensora de la causa que U. ha abrazado. pues ella siempre ha sido justa i ha triunfado en cua les qu ier pa r t ido qu e ha ya co mb a t id o , no s o i p u es des a fec t a n i indiferente, creo que no ha llegado el caso de sacrificara los amigos de U. i defensores del Estado, pues l legado que fuese yo sacrificaré gustosa todo cuanto poseo, si se necesitare el sacrificio de mi vida para salvar a U. no lo excusar; a, pero lejos de U. los ma n da t a r ios s u ba l t er nos t o do lo c a mb i a n , s o n s u l t a n es e n l u g a r d e mandatar ios i se creen en el derecho de vengarse i ultrajar al infelís persuadidos de que la vos de estos no alcanzará a llegar a los oídos del que temen, adulan, engañan i deshonran... (22)

A d e má s l e i n f or ma a c er ca d e l o s abusos que comete el hijo del Gobernador de la provincia, lo mal que se encuentran los soldados a causa del hambre, y s in armas, la mala defensa del Puerto, etc. (23). Es imposible explicar la participación política de las mujeres por un sólo factor. Q u izá s s ea vá l i d o a r gu ment a r qu e s e intentaba defender a la familia desde el punto de vis ta corporat ivo ya que en la medida en que las formas de convivencia

20. ACC. Fondo Mosquera, Tomo 1860, Carpeta # 10-d. doc. # 37.778, Roldanillo, 16VI-1860. 21. ACC, Fondo Mosquera, Tomo 1860. Carpeta # 10-D, doc. # 37.785. Car tago, 4VIII-1860. 22. ACC, Fondo Mosquera. Tomo 1860, Carpeta # 20-L, doc. # 38.175, Buenaventura, 3-VII-1860. 23. Ibid.

131

polít ica se habían desequilibrado debido a la gu er r a , se comet ía n u na ser ie d e a b u s o s p o r f u n c i o n a r i o s d e m e n o r r a n g o , q u i e n e s i n t e n t a b a n m e d r a r utilizando su poder. El problema radicaba en qu e es t os fu nc iona r ios int en ta ba n aprovecharse de la aparente debilidad de mujeres solas, quienes se vieron obligadas a r ecu r r i r a l p o d e r r ep r e s en t a d o e n Mos qu era pa ra r es tab lecer los equ i l ib r i o s . E s t o , q u e f o r m a p a r t e d e l a cotidanidad construida durante la guerra, permite ubicarla participación política de las mujeres y establecer otro espacio para la política: el privado. Es decir, las mujeres a c t ú a n e n p o l í t i c a a t r a v é s d e l a cor r es p o n d en c ia c o n la p er s o na q u e encarna el poder, el caudillo, y gracias a ello obtienen ventajas que no corresponden a los intereses de grupos polít icos, sino a las necesidades de las familias.

Lo anter ior explica que el pr incipal mot ivo de pa r t ic ipa c ión f emenina en polít ica sea la defensa de la familia, en particular la de los hijos. Es el caso de una de las señoras de la el i t e, doña Josefa Mallarino de Holguín, destacada matrona conservadora, quien con la justificación "... soi madre Señor i esa es mi excusa", le escribió a Mosquera desde Cali el 7 de marzo de 1860:

Mi hijo Eduardo i mi sobrino Antonio Malla r ino s e encu ent r a n ent r e los numerosos presos que hai en esta cárcel, no es mi ánimo atenuar sus faltas, ni mi empeño con U. es para que me les conceda un indulto, que dejo a la jenerosidad de U. Mi empeño es de otro jénero. Es por suplicara U. por cuanto hai de más sagrado que venga a este lugar, U. i sólo U. puede dominar la situación, i dar a los presos i a los que no lo están las garantías que se les deben de justicia." (24)

Sabemos que la mayoría de estas car-tas fueron respondidas por Mosquera y que las señoras lograron muchas de sus p et ic iones . P ero no es u nica ment e la generosidad del caudillo lo que explica el resultado. El juego político que se esconde detrás de esta correspondencia, permite a Mosquera no sólo for ta lecer sus lazos c l i e n t e l i s t a s , s i n o - l o q u e e s m á s importante- contar con una información muy precisa.de cuanto ocurre en los luga-res más diversos v distantes del Cauca, una de las bases de su poder como caudillo. Además, a l encarnar él mismo el poder político está en capacidad de solucionar la ma y or ía d e l os p r ob l ema s qu e s e l e plantean. Resalta el hecho de que estos son resueltos independientemente de la filiación política de las solicitantes. Así sucedió con la respuesta a la señora de Holguín, o con la puesta en libertad del hijo de doña Natalia Pombo, quien ledice estar agradecida

...como lo debe estar una madre que ve poner en liber tad a su hijo. Gonzalo igualmente está reconocido por los favores que se le han dispensado y según creo ya no se mezclará más en cuestiones políticas del día, mucho más cuando esa es mi voluntad como recordará U. haberle dicho (el día que me ofreció traerme a Gonzalo), que detestaba la carrera militar, y que por lo mismo nunca quisiera ver a mis hijos defendiendo con las armas a uno u otro partido... (25)

24. ACC, Fondo Mosquera, Tomo 1860, Carpeta # 21-M, doc. # 38.204, Cali, 7-111- 1860.

25. ACC. Fondo Mosquera, Tomo 1860, Carpeta # 32-P, doc. # 38.682, Popayán, 6-XII-1860.

132

Hay expresiones de una participación polít ica más abier ta y que muestra cómo l a a c t i v i d a d p o l í t i c a d e l a s mu j e r e s , trascendía los espacios privados. Es decir, hay mujeres que participaban en política, de la misma manera en que lo hacían los hombres . Es el caso de Mercedes Baca quien le escr ibe a Mosquera desde Pasto, el 16 de enero de 1863:

I mp u ls a da p or e l a r d i en t e d es e o d e felicitarlo, aprovecho esta ocasión aunque para ello t enga que dis traer lo, pero a l salvador de nuestra libertad, al arquitecto del gran edificio colombiano, al héroe que marca sus pisadas con hechos glor iosos, no se puede pres indir de envia r le es ta pobre ofrenda de entusiasmo i admiración. L a r gos y du r os s u f r i mi ent os en es t a ép oca me ha n en v e j ec i d o , p er o r e j u veneceré tan pronto como la felicidad de ver a U. nos colme de dicha. i mis votos ardientes son porque se ver ifique pronto para llamarlo nuestro redentor. (26) En sentido similar se expresó Dolores

Mosquera, desde Pasto, el 16 de enero de 1863:

Mi quer ido amigo: hace mucho t iempo que he querido manifestara U. los ardientes deseos de ver lo en mi desgraciada patria para que con su presencia calmaran los corazones de los oprimidos por una causa justa que honra a toda persona que sostiene los pr incipios de los Estados Unidos de Colombia. Más mis sufr imientos en esta época son gloriosos porque todo ha sido por ser una mu j e r en t u s i a s t a p o r l o s p r i n c i p i o s liberales. Hoy respira mi corazón por saber que se aproxima una división a este lugar a t r a n q u i l i z a r n u e s t r o s c o r a z o n e s desesperados de la opresión. Lo felic i to mi apreciable amigo por e l

e s p l é n d i d o t r iu n f o qu e s u p r e s en c i a acompañada de su digno ejér cito no ha podido sino ser destruir la tiranía (27).

Hubo casas en las que la expresión de: pensa mient o y la act iv idad p ol í t ica se hicieron más evidentes, corno ocurrió con Mercedes Victor ia quien en carta escr ita desde Tuluá el 9 de septiembre de 1863, deja ver unas r elac iones p ol í t ica s mu y claras con el equipo político que trabajaba con Mosquera, y una abierta intervención en política activa:

Sr. i amigo de mis afectos i est imación: Por el "Boletín" que me envió el caballero Jeremías Cárdenas, comprendo desearán Uds. que una persona corno yo, que está en paz i calma analizando las pasiones de la multitud i paliando la situación. Me atrevo (perdonándome Ud.) a manifestar le los medíos calculados para que sea popular la elección en Ud. para nuestro Presidente, no porque Ud. lo ambicione, i bien lo sé, i sí porque así lo quieren los intereses de la Patr ia, i porque así lo anhela toda alma noble i corazón republicano. Se neces ita dar un fuer te sacudón a los conserveros, la benebolencia para obtener tan bello resultado sería un crimen, pues si cuatro conserveros le dan un voto harán que veinte se lo nieguen: ellos son raza de v ívora i ap et ecen gran na rcót ico. Y los l i b e r a l e s en t o n c es n o s e d i v i d i r á n . Combiene también quitar de los pueblos t o d o r o j o i g o d o a mb u l a n t e . O ja lá ha ya u n p oco de fa vor pa ra la s familias Pombo. Uno de los contrarios a Ud. me dijo hará un mes que Ud. no tenía r iesgo en todo esto, i si de Pasto i más allá, yo no creo esto i más bien que tienen interés en que Ud. no invada el Ecuador. Ud. colejirá el que me notificó esto es notabilidad i no es tonto. (28)

26 . ACC. , Fondo Mos qu era , año 1863. Carpeta # 4-B. Documento # 43.410. 27 . ACC., Fondo M os qu era , año 1863. Carpeta # 36-M. Documento # 44.683 28 . ACC. Fondo Mos qu era , año 1860. Carpeta # 51V, Documento # 45.244.

133

En una hoja adicional agrega: L os r o jos i godos a mbu la nt es de es ta provincia son: Gentil Quintero, Tiberio Quintero, Joaquín Gardeazábal. Joaquín Gonzales Montoya, Pr imitivo Valencia , Ramón Saavedra, y Pío Fernando Lozano. (29) Hubo otras formas de part icipación en

polít ica, como la que se puede deducir de la car ta que le l legara a Mosquera desde Cali el 13 de julio de 1863:

Las qu e a ba jo sus cr ib i mos , esp osas

y deudas de los que a vuestras órdenes

han peleado por la l iber tad i el

der echo, os s u p l i c a n , a c ep t é i s e l

a l o j a m i e n t o i asistencia, que os

tenemos prevenido en la ca s a d e l a

s eñ o r a Z o i la C a ma c h o d e Colmenares.

Os suplicamos acepteís el

ofr ecimiento que os hacemos, como

una prueba de la estimación que por vos

tienen.

Vuestras sinceras i apreciadas amigas

Dolores Villaquirán de Borrero,

Rafaela Camacho de Ver naza ,

G er t rudis V. de Sánchez, Micaela de

la Cadena, Natalia N ú ñ e z , A g u s t i n a

C a l e r o d e N ú ñ e z , Mercedes

Sánchez de Núñez, Feliza de Caldas,

Ana de la Cadena, Mercedes Bosch de P.,

Natalia S. de Orejuela, Inés Camacho de

Vallejo, Zoila C. de Colmenares. (30)

Se puede suponer que muchas de las

c a r t a s q u e s e e n v i a b a n a M o s q u e r a

expr esaba n s o l ida r ida d p ol í t i ca con el

único fin de obtener a lgún favor . Esto es

evidente en los cientos de cartas en las que l a s

mu j e r e s s o l i c i t a n e l p a g o d e u n a

p ens i ó n , e l p r és t a mo d e d i n er o o u na

s imp l e l i mos na , p er o no lo es en ot r a s

cartas en las que las mujeres muestran un

compromis o r ea l con la r evolu c ión. S e

trata de mujeres como Dolores Madrid de Castro,

quien participó como soldado y le es cr ib e des de

Bogotá el 13 de mayo de 1863:

Después de muchos dias de padecimient os de l a her ida qu e r ec ib í en u n p ié , peleando por la causa de la libertad de los estados i cuando creía tener la glor ia de volver a ver lo en esta c iudad, no me ha s ido dada tan grata satisfacción pues se dilata demasiado su venida, i los infelices s ent i mos en t oda la fa l t a qu e ha ce e l Padre Tutelar nuestro, el Hombre Unico que puede conducirnos por el camino de l a g lor ia i d e l a f e l i c i da d d es p u és d e nuestros sufrimientos por la patria.

Mucho es. Ciudadano General, el interés que todos tienen por ver lo en este Estado. Las masas populares manifiestan el gran deseo por el arribo suyo: i si personas que no t ienen casi agradecimiento, procuran ta l ventura, la mía no se conforma hasta tanto que mis ojos le vean, aunque sea ya para morir [...] (31)

N o t o d a s l a s c a r t a s e x p r e s a n solidaridad política con el caudillo liberal. En algunas de ellas las mujer es hicieron u n c u es t i o na mi en t o s er i o a d es ma n es c o m e t i d o s d u r a n t e l a g u e r r a , y q u e pudier on conta r con el b enep lác it o , d e M o s q u e r a . N o s o b r a s e ñ a l a r q u e l a corr espondencia de es te t ipo sólo podía ser escr ita por mujer es de la el it e, que a p e s a r d e n o c o m u l g a r c o n l a s i d e a s m o s q u e r i s t a s , t e n í a n l a s u f i c i e n t e p r es t a n c ia s oc ia l p a r a cu es t i o na r s u s actuaciones y hacer la s ex igencia s qu e cons id er a ba n neces a r ia s en la def ens a de sus derechos. El ejemplo más claro lo c o n s t i t u y e d o ñ a M a t i l d e P o m b o d e Arboleda , per tenecient e a la famil ia de don Ju l io Arb ol eda , pr inc ipa les en emi-

29. Ibid. 3° . ACC., Fondo Mosquera , año

1863. Carpeta # 55 Varios, Documento # 45.300. 3 1 . ACC, Fondo Mosqu era, año.

1863. Carpeta # 29-L. Documento # 44.454.

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gos de Mosquera, quien le escr ibe desde Popayán el 6 de marzo de 1863:

U. me mandó a entregar la hda. de Quintero, después de esto incendiaron intencionalmente su trapiche con todos sus úti les, estuve en posesión de ella hasta fines de ju ni o del a ño pr óx imo p asa do, des de entonces lo que he sabido por las noticias q u e h e p o d i d o a d q u i r i r e s q u e e s t á embargada, que quitaron el administrador que yo tenía i que se están arruinando los e d i f i c i o s q u e en e l l a q u e d a r o n : h e r e p r e s e n t a d o m i s d e r e c h o s a l a s autor idades i ninguna ha decretado nada de positivo ni que me sea favorable. Yo no puedo persuadirme de que U. haya dado esta orden, por esto es qu e ocurro a U. mismo. Tengo una familia numerosa i su principal parte son siete niños nietos del hermano i amigo de U. qu e t i enen der echo a ser alimentados, vestidos, educados i alojados para lo cual no cuento sino con la miseria que me producen unas t iendas que el Sr. Peña Gobernador, me dejó para pagarme par te de lo que mi hijo me debe por los a l iment os de s us h i jos i la des t r u ida haciendita de Puracé que no alcanzan para cubr ir ni la sexta pa r te de los gas t os indispensables a la existencia . Yo poco necesito para pasar los pocos dias de luto i aflicción que me restan de vida, pero soi madre i mi corazón está traspasado de dolor por el desamparo de mis nietos. U. también es padre para conocer lo. Pido pues a U. se sirva decirme si por orden de U. se me trata de ese modo (lo que yo no creo) i que en el caso contrario dé orden para que se me entregue la citada hacienda con sus terrenos, que no alcanzará ya a cubrir mi dote, i que no me atormenten ya más para poder conservar a lgunos dias más mi penosa existencia ciudando a estos infelices e inocentes niños. [...] (32) T a mb i én ha y ca r t a s qu e mu es t r a n

c ó m o e n t r e h o m b r e s y m u j e r e s s e

ex p r es a b a u n a a mi s t a d s i n c e r a , q u e trascendía la política. Firmada sólo con el nombre -Susana- y enviada desde Quito, el 14 de octubre de 1863, esta carta parece ocultar algo más que una relación política:

Siempre persuadida de que entre los dos odio no puede haber hoi dirijo a U. esa con el objeto de saludado deseándole que se encuentre bueno i siempre gozoso en sus gracias. Esta se dirije a hacerle una súplica, i es que U. viene de Rionegro, supongo en Medellín debe haber estado, si tuvo razón d e m i f a m i l i a t e n g a l a b o n d a d d e informarme si mi padre vive, deseo saber, por 3 años no sé de ellos, en el momento que U. me informe me pondré en camino y quizás lo haga por Pasto para verle a U. una vez más porque lo deseo, a ver si se conserva como antes.

Consérvese bueno i feliz, se lo desea una amiga con el má s gr a nde ent us ia s mo porque siempre será hasta la muerte su amiga." Pero la correspondencia polít ica que

Mosquera sostuvo con mujeres de la más diversa procedencia social y geográfica, y con los más diversos f ines, apar te de expresar sentimientos de abierta amistad o de escondido odio, también sirvió para expr esa r s ent imient os nob les como el a mor . Var ia s ca r ta s de su hija C lel ia , e s p os a d e J er emí a s C á r d en a s , ha c e n evid ent e l a f or ma en qu e la s es p osa s sufr ían al ver marchar a sus esposos a la guerra. Baste sólo una:

"Dígame papacito, por qué es tan ingrato con su hija que tanto lo ama? pues U. no ignora el cariño que le tengo a Cárdenas, por qué me lo quita y me deja en es te

32 . ACC. , Fondo Mos qu era , año 1863. Carpeta # 40-P. Documento # 44.856. 33 . ACC. , Fondo M os qu era , año 1863. Carpeta # 29-L. Documento # 44.441.

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Sepulcro donde lo único que podía aminorar mis p ena s es é l y U. ¡A hi D ios mi o ! quisiera que sintiera U. lo que yo siento para que se convenciera que triste es amar y tener esperanzas de un dia unirse con esa prenda quer ida y no poder luego realizar esos esfuerzos. U. mejor que yo y como de más exper iencia comprenderá esto para que tenga compación de mí v no se lleve el objeto de mis grandes simpatías sin que yo vaya con él. [...] (34)

34 . ACC., Fondo Mosqu era , año 1864. Carpeta # 17 M, Documento #45.946. Popayán, 1864 s.f.