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11º. FORO EDUCATIVO MUNICIPAL
“APRENDIENDO CON EL BICENTENARIO”
EXPERIENCIA SIGNIFICATIVA DEL NÚCLEO EDUCATIVO No. 1:
“LA EDUCACIÓN COMO SISTEMA TRANSFORMADOR DEL STATUS SOCIAL
DE LA MUJER”
INSTITUCIÓN EDUCATIVA SAN ANTONIO CLUB DE LEONES
RECTOR: Especialista: Jaider Suarez Vergara
Coordinador del proyecto:
Especialista: Aynelda Guarín Romero.
Cargo: Docente, en el área de Sociales.
Ponentes: Maricel Pamela Díaz Genes y Jaime de Jesús Salazar Torres
Cargo: Estudiantes del grado 11º.
Ubicación Temática: Cómo se relaciona la educación con la transformación
de la familia y la sociedad. (Eje de discusión No. 3)
En qué grados se lleva a cabo:
Se realiza en los grados de pre-escolar, básica y media.
Ámbito en el que se desarrolla:
En el aula de clase.
Población en la que se lleva a cabo la experiencia:
Urbana
Grupos de población:
Municipales
Cuál fue la problemática que originó el proyecto?
A los alumnos de enseñanza básica y media de la Institución Educativa San
Antonio Club de Leones de Sincelejo, se les orientó la lectura analítica de las 200
preguntas recolectadas a través del portal educativo “Colombia Aprende”. De
éstas los estudiantes preseleccionaron 26 preguntas las cuales fueron consultadas
y socializadas.
Seguidamente y teniendo presente el interés de los alumnos, la pertinencia del
enunciado de la pregunta, los estudiantes seleccionaron la pregunta 186
correspondiente a la categoría “Cómo era la vida cotidiana de las personas de la
Independencia”, pregunta enunciada por el estudiante Edison Fabián Moreno
Muñoz, del grado 6º. De Ventaquemada Boyacá, cuyo texto es:
Hace 200 años en la Nueva Granada, ¿Cuáles eran los trajes que lucían los
habitantes del virreinato, teniendo en cuenta las diferentes clases
sociales?
Los estudiantes presentaron argumentos viables y muy significativos sobre su
preferencia por esta pregunta, entre otras razones al hacer referencia al hecho
que en las colonias existía un arraigado racismo, en donde había clases sociales
bien diferenciadas, algunas con excesivos privilegios, siendo la ropa una de las
formas de mostrar el status social al que pertenecía la persona, por lo tanto, se
consideró que esta pregunta representaba una excelente ocasión, para analizar
las clases sociales existentes durante la colonia, pudiéndose realizar un trabajo
ameno y atractivo, tomando como tema central la moda y los vestidos usados en
la época colonial, alejándonos así de los lineamientos tradicionales de enseñanza,
siendo a la vez un motivo para aprender con el Bicentenario de nuestra
Independencia.
Además se tuvo presente, que el sistema educativo de la época, ejerció una
influencia muy importante en todo este proceso de estratificación y
transculturación de nuestros pueblos, por lo que se consideró necesario incluir
dentro de nuestra temática a investigar, los aspectos más relevantes del sistema
educativo imperante en este período, objeto del presente análisis y además para
reconocer los cambios y transformaciones más significativas que nuestros sistema
educativo ha tenido desde entonces y su influencia en la sociedad.
Metodología de la experiencia:
Una vez establecidos estos criterios, se organizaron los grupos de investigación,
conformados por estudiantes, docentes de todas las áreas, directivos y padres de
familia de la Institución.
Seguidamente se asignaron las funciones y roles específico a cada uno de los
miembros.
Dentro de las acciones realizadas cabe destacar: izadas de bandera, charlas,
conferencias, presentación de videos, visita a bibliotecas, desfile de modas
luciendo vestidos e implementos coloniales, y socio dramas, entre otros.
Algunas de estas acciones se fueron sistematizando en libretas de apuntes y en
nuestra página virtual “San Antonio Interactivo” (Edublog para Profes, Colombia
Aprende).
Fecha de inicio:
Esta experiencia fue iniciada en el año 2008 con la participación activa de
estudiantes, padres de familia, directivos y docentes.
Planteamiento del problema:
Hace doscientos años, ¿Cuáles eran los trajes que lucían los habitantes del
virreinato de la Nueva Granada teniendo en cuenta las diferentes clases sociales?
Delimitación:
• Se hizo énfasis en la moda usada por las mujeres de la élite neogranadina
y la influencia que tuvo la educación en este aspecto
• El estudio se hace desde el año 1700 al año 1850, mencionando
necesariamente algunas transformaciones educativas posteriores a esta
época.
• La reflexión se hace, teniendo en cuenta el eje de discusión No. 3: ¿Cómo
se relaciona la educación con la transformación de la familia y la sociedad?
OBJETIVO GENERAL:
Reconocer que durante la colonia el vestido y la moda fueron formas de expresar
y dar a conocer el status social al que pertenecían los habitantes del virreinato de
la Nueva Granada y que la educación como institución significó un refuerzo en
este proceso.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS:
1. Señalar los aportes de la educación en el proceso de estratificación de
nuestro pasado colonial, reflejado, entre otros aspectos, en los vestidos y las
modas de la época.
2. Reconocer la influencia de la moda francesa, inglesa, y española en los trajes
de la élite neogranadina durante la colonia.
3. Distinguir los trajes y las modas usados por las mujeres de la élite del
virreinato de la Nueva Granada, a la vez mencionar algunos aspectos de la vida
social y costumbres de la mujer sincelejana de esta época.
4. Reconocer los cambios más destacados que han transformado los sistemas
educativos colombianos y su influencia en la sociedad.
RECURSOS ECONÓMICOS
Los recursos económicos que se invirtieron en el desarrollo del presente proyecto,
fueron facilitados en su totalidad por la Institución Educativa San Antonio Club de
Leones de Sincelejo.
Palabras claves:
Escuela doméstica, escuela de primeras letras, escolástica, ilustración, traje,
moda, corsé, miriñaque, transculturación, transformación.
Qué tipo de competencias se promueven en las actividades que se
desarrollan en la experiencia?
Se desarrollan competencias de tipo propositivo, argumentativo e interpretativo.
Estado actual de la experiencia:
Se encuentra en ejecución.
JUSTIFICACIÓN
Este trabajo va dirigido a todos aquellos estudiosos de nuestro pasado histórico, a
todos aquellos quienes comparten el criterio, que “Conociendo nuestro pasado,
podemos entender mejor el presente” y que todos podemos ser artífices de
nuestra historia y dejar nuestra huella en un momento determinado, trayendo al
presente, nuestro pasado, por muy remoto que este parezca.
Se presenta este pequeño aporte, con el ánimo de brindar un punto de partida
para futuras investigaciones, dedicado especialmente a nuestros estudiantes, en
la conmemoración de los doscientos años de nuestra independencia.
ANTECEDENTES
Antes de entrar formalmente a la temática del presente trabajo, es necesario
conocer el panorama social que vivía la Nueva Granada a principios del siglo
XVIII, en lo relativo a la estratificación social impuesta por los colonizadores y el
significativo apoyo de la educación en este proceso.
Como todos sabemos en la Nueva Granada a principios del siglo XVIII la pirámide
social estaba conformada por los siguientes grupos, desde el punto de vista racial:
El Grupo de Españoles: Era la clase más alta con privilegios y prestigio. Eran
los propietarios de las grandes haciendas, dominaban el comercio, los altos
cargos de administración, el ejército y la iglesia y eran defensores audaces
del orden económico-social de la colonia.
El Grupo Criollo: Formado por hijos de españoles nacidos en América. Eran
propietarios de grandes haciendas y minas y una clase de ascenso hacia los
niveles en que se encontraba la aristocracia colonial.
El Grupo Indígena o nativos: Eran peones en las haciendas, trabajadores en
las minas o en talleres, trabajaban en la construcción de puentes y caminos y
en el mantenimiento de las iglesias y desde principios de la “encomienda”
quedaron como propiedad personal del patrón.
El Grupo Mestizo: Conformado por aquellos “mezclados” de español con indio
o negro, sobre los cuales recayó una severa política de exclusión, en pos de la
conservación de la raza pura española y,
El Grupo de Negros o Afro descendientes: Quienes prestaban servicios de
todo orden, desde los oficios caseros en las ciudades o haciendas, hasta las
labores de peonaje, vaquería, cargueros y sobre todo, en las pesadas labores
de las minas.
Existía una segunda clasificación social referente a la diferenciación de los
habitantes de la ciudad con respecto a los del campo y por último, una
clasificación de estirpe y riqueza que distinguía a los nobles con respecto a la
llamada “plebe”.
En lo relativo a nuestra localidad, Sincelejo, antigua provincia de Cartagena, en
palabras de nuestro ilustre historiador Edgardo Támara Gómez: “….Sincelejo al
entrar el siglo XVIII era un sitio con su párroco y sus castas de blancos, mestizos y
algunos esclavos y no había ya ningún indio puro.”, es decir al igual que en el
resto de la Nueva Granada, ya se había estructurado en nuestro territorio, una
clara estratificación social, con privilegios exclusivos para algunas castas.
Esta división social establecida en la colonia se reflejó de manera muy importante
en la manera de vestir de los habitantes de la Nueva Granada, convirtiéndose la
ropa en uno de los modos de mostrar el status social al que cada quien
pertenecía; y la educación se convirtió en una institución desde donde se
establecían y se daban a conocer las reglas del buen vestir, desde la llamada
“Educación doméstica” y desde las “Escuelas de primeras letras” de la época, las
cuales estaban bajo la responsabilidad de los clérigos.
El sistema educativo colonial fue, por consiguiente, un instrumento racista, y
excluyente por los siguientes motivos:
Al considerar la educación como un privilegio exclusivo de la clase alta,
negando el acceso a negros y mestizos
Al subvalorar la educación de la mujer con respecto a la del hombre;
Al valorar dentro de la sociedad el uso de formalismos y accesorios que
simbolizaban una buena educación como lo fueron la moda y el vestido, los
que a la vez se convirtieron en factores de estratificación social.
De esta manera y como parte de las buenas costumbres y de la buena educación
de la mujer, se impusieron modas e implementos que solo estaban al alcance de
las altas clases sociales del virreinato, como lo fueron el uso de costosos
accesorios como sombrillas, abanicos, peinetones, diademas, collares, corsés,
miriñaques, crinolinas, entre otros.
En Sincelejo, la educación, al igual que en el resto de las colonias, impuso su sello
de diferencia social, resultando normal que solo los hijos de las familias más
adineradas, pudieran viajar a Cartagena o Mompox, sitios adonde acudían a
educarse, por encontrarse en estos lugares los centros educativos más cercanos.
ENFOQUE TEORICO QUE LA ORIENTA
Se han consultado todas aquellas fuentes, que según nuestro criterio, poseen la
información más completa en los temas tratados, como el “Boletín cultural y
Bibliográfico” Número 37, volumen XXXI, editados en 1966 por la Dra. Patricia
Londoño Vega, profesora de la universidad de Antioquia, titulado: “Educación de la
mujer durante la época Colonial, la cual nos ilustra acerca del proceso educativo
de la mujer Colombiana en este período de nuestra historia.
A la vez, fue muy valioso para la realización de este trabajo, aportes de autores,
como, Tomás de Aquino y la “Época dorada de la Escolástica”, texto que permitió
una visualización completa de la educación escolástica. Como también, el texto de
Santiago Díaz Piedrahita:”La ilustración en la Nueva Granada, su influencia en la
Educación”.
También se ha hallado un informe descriptivo muy importante en la “Biblioteca
virtual Luis Ángel Arango, series I a VII titulado: Trajes, Figuras y Personajes de la
Colonia”, los cuales nos permitieron conocer los diferentes implementos impuestos
por nuestros colonizadores como parte del proceso de transculturación de
nuestros pueblos, en su afán por educarlos.
Además, se entablaron significativos diálogos a través de la lectura, con
importantes historiadores como: José Orlando Melo, Roberto M. Lisnes, Edgardo
Támara Gómez, Nicolás J. Chadid, entre otros, agregando a esta excelente
bibliografía, los valiosos aportes recibidos a través de la colección, “Historia Hoy”
Colección Bicentenario y la revista: Credencial Historia: Ciudades de Colombia.
A la vez, se halló un valioso aporte en pensadores como: Juan Jacobo Rousseau,
Jeremy Bentham, Celestin Freinet y John Dewey, entre otros, impulsadores de
cambios en los procesos de enseñanza aprendizaje, que fueron acogidos en
Colombia, posteriormente.
Resultados:
La Experiencia significativa:
“La Educación como sistema transformador del status social de la mujer”
En este trabajo se partirá del sistema Educativo impuesto en el virreinato de la
Nueva Granada, en el último siglo de dominación española hasta sus primeras
décadas como república, destacando las transformaciones que sufrió la educación
posteriormente y, sus consecuencias en la sociedad republicana haciendo énfasis
en la educación impartida a la mujer.
Cabe recordar que desde los inicios de la colonización, los visitadores españoles
se mostraron en total desacuerdo con la forma de vestir de los aborígenes, por
ejemplo, con la desnudez de los senos de las indígenas y con el hecho de que
los hombres llevaran el cabello largo y no usaran pantalones. La desnudez del
cuerpo femenino provocó que en 1574, la Iglesia dictara una ley ordenando a las
indígenas cubrir por completo el cuerpo con una "camiseta de mangas largas y
una manta de la cintura para abajo”. De esta forma se da inicio a la tarea de
enseñar a los indígenas a vestirse con “decencia, desde las “escuelas domesticas”
y desde las “escuelas de primeras letras”
Se puede afirmar que la primera forma oficial de enseñanza en el virreinato fue la
llamada “Educación Domestica” la cual consistía en que: “un grupo de niñas
vecinas asistieran a la casa de algunas señoras que les indicaban las primeras
letras, les hacían memorizar algo de la doctrina cristiana y les enseñaban a
cocinar, tejer, a bordar y también las buenas costumbres; aunque lo usual era que
las niñas aprendieran estos asuntos a través de la instrucción recibida en el hogar
directamente de su madre”.(1) También existían tutores privados y maestras
seglares cuya misión era muy parecida, pero lo principal era cultivarles el carácter
a través del aprendizaje de la doctrina cristiana lo cual se lograba con la
memorización de preguntas y respuestas del catecismo del padre Jerónimo
Ripalda y posteriormente, la doctrina del padre Gaspar Astete.
Además se les inculcaba nociones de urbanidad, moral, higiene y el buen vestir.
En cuanto a las escuelas de primeras letras tenían como fin principal “adoctrinar y
enseñar los primeros rudimentos de la lectura y escritura y aritmética, pues
únicamente se enseñaba a contar. La educación que se impartía en estas
escuelas solo buscaba mantener el orden establecido, por lo que desde entonces
se contempló la necesidad de ligarla al Estado”. (2)
Inicialmente, las escuelas, eran de carácter privado y funcionaban al interior de
conventos y monasterios y, solo le estaba permitido, a los hijos de las familias de
clases adineradas y de “raza pura” en donde se enseñaban los patrones culturales
del imperio español.
Posteriormente se fundan los primeros colegios para formar las élites criollas, y a
principios del siglo XVII se crean las primeras universidades, bajo el monopolio de
dominicos y jesuitas.
De esta manera queda organizado el sistema educativo colonial.
Hay que destacar que para esta época en Sincelejo, no existía educación formal,
como en el resto de la provincias neogranadinas, solo se tiene conocimiento, de la
llamada “educación Domestica”, impartida desde los hogares o desde la casa de
algunas “patronas”, bajo la orientación del párroco... En palabras de nuestro ilustre
historiador, Dr., Edgardo Támara Gómez, “…La gente de Sincelejo gustaba de la
vida del campo, independiente, libre de formalismos, era un pueblo arrochelado y
sin instrucción”
Es decir, la cantidad de iletrados que existían en la región era muy numerosa. El
analfabetismo de nuestros pobladores, era casi absoluto. Para entender mejor
esta situación, retomamos las palabras del historiador, Dr. Nicolás J. Chadid,
quien en sus “Crónicas de Sincelejo” nos dice: “…Los laboriosos moradores de
Sincelejo Vivian disfrutando de una vida continuamente patriarcal…… en cuyo
largo período su única preocupación era trabajar en sus labranzas y haciendas
unos, y los otros en el comercio….Levantados en la ignorancia la mayor parte de
ellos desconocían los libros y las escuelas y aún las más triviales nociones de
ciudadanía y su única expansión espiritual se reduce a oír la Santa Misa y bailar
durante las noches de fiesta…”
Ya para esta época, en la Nueva Granada, se había impuesto una nueva forma
de vestir, además de otras costumbres, y en este proceso la educación, como ya
se señaló anteriormente, desempeñó una función muy importante.
Las diferencias sociales fue algo que se hizo extremadamente notorio, a través de
los vestidos y la moda de la época y en todo este proceso, se desconoció el
principio de que: “cada cultura, cada grupo humano desarrolla su propia habilidad
en este arte de cubrir su cuerpo de acuerdo a sus expectativas y circunstancias
particulares”. (3)
Como se sabe, el arrollador proceso de colonización de nuestros pueblos
aborígenes, trajo consigo un proceso de transculturación que se plasmó también
en nuestra forma de vestir, al imponerse a los nativos “formas” de vestir e
“indumentarias” completamente ajenas a nuestra idiosincrasia y cultura.
A esto hay que añadir que la iglesia, también reproduce la estructura elitista que
imperaba entonces, pues…“la sociedad colonial estaba conformada de manera
que no permitía a la mayoría de la población el acceso a la vida cultural y social
por medio de “las leyes de pureza de sangre”, solo los que podían probar dicha
descendencia, podían educarse en colegios y universidades, recibir grados
académicos. Ingresar al clero u ocupar cargos eclesiásticos…” (4)
Pero, fue muy característico, también, en todo el período colonial y pos colonial, la
poca importancia que se le dio a la educación de la mujer, al respecto se admitía
que “las hijas también debían aprender a leer, escribir y a contar de memoria,
conocer los pesos, las medidas y las monedas para que no fueran engañadas en
sus compras” (5), pero se consideró que no era conveniente que la mujer se
instruyera, ya que podría peligrar su futuro desempeño como madre y esposa. Por
lo tanto, el principal parámetro para medir la educación de la mujer, eran sus
buenos modales, el buen caminar, y el uso de las diferentes prendas y accesorios
en el vestir para su buen desempeño en sociedad, así no supiera contar ni leer
bien, pues había la creencia, en los primeros tiempos de la colonia, que la
instrucción, no era necesaria e importante para ellas, sino, solo para los hombres.
Estas mismas ideas fueron impuestas en los grupos sociales existentes en
Sincelejo. A pesar de que, “la población estaba conformada por una sociedad de
mestizos, con pocos blancos españoles, los esclavos no alcanzaban el 10% del
total y sobre la ascendencia de blancos se dice que eran españoles pobres o
criollos de clase social media y baja,” (6) Aún así, existía una jerarquía social bien
diferenciada y la mujer ocupaba también un sitio de desventaja, ante el hombre,
dedicándose tan solo a los oficios domésticos, al cuidado de la casa y los hijos, las
de clase baja; y las de la élite, a impartir órdenes dentro del hogar si eran señoras
casadas; y si eran señoritas, a debutar sus mejores galas en sociedad, para
conseguir un buen esposo.
En términos generales, en todo el virreinato, las mujeres de las familias más
adineradas e influyentes imitaran las costumbres y la moda europea, comenzaron
a recoger sus cabellos, adornándolos con joyas, cintas o con peinetas de carey o
metal para sostener los rulos o bucles, estas peinetas fueros haciéndose más
grandes hasta configurarse el peinetón. Sobre estos elevados peinados se
colocaban cofias o mantillas, y todo esto, se consideraba como signo de muy
buena educación para ellas.
Hay que destacar que …“en la moda de estas mujeres se utilizaba mucha tela,
para blusas, corpiños, camisas, corsés, canesús de encajes, enaguas múltiples,
miriñaques, crinolinas, camisolas, un sinfín de prendas en ropa blanca de algodón
o lino por medio de las cuales se pretendía que las damas de sociedad realzaran
su belleza. Así como una gran variedad de accesorios como sombrillas,
sombreros, pañuelos, cuellos de encaje, guantes, bolsas, zapatillas, botines y
muchos más.
…Además se importaron de Europa implementos para la moda como los famosos
“miriñaques” o armadura rígida hecha con lienzo almidonado o encolado y también
la “crinolina” era el ahuecador formado de cuatro o cinco aros de mimbre o de
láminas delgadas de acero, de menor a mayor diámetro y ligados por cintas de
lienzo.” (7)
El uso del “corsé” se debía a que… “las mujeres se disputaban la cintura más
estrecha, conseguida con corsé tan apretados que hasta les quitaban la
respiración y las hacían desmayarse”. (8)
A veces para hacer más suntuosa la vestimenta, se colocaban collares de perlas
muchas veces con el símbolo de la cruz. Bajo las faldas llevaban enaguas a veces
más de una o dos con volados y puntillas en la parte inferior, que se apreciaban al
levantarse la pollera o faldellín sumamente adornada. La última prenda que se
destacaba sobre la pollera era el delantal muy trabajado de la misma manera que
las mangas. Toda la parte inferior del atuendo era levantada por el miriñaque.
Sobre la cabeza o los hombros lucían un manto o chal. El calzado era de tela muy
fina como sedas con hebillas y con detalles de hilos de oro o plata. Las medias
eran de seda y llegaban hasta encima de las rodillas y para sostenerlas usaban
portaligas.
La moda europea también se impuso en los peinados:…“Los cabellos con rizos,
bucles o trenzas se ornamentaban con cintas alfileres, plata, flores frescas y el
peinetón que sujetaba este elaborado peinado que a su vez era sostenido por el
manto” (9)
En tanto que Las mujeres del pueblo vestían simplemente faldas largas, blusas
con altos cuellos y como abrigo un mantón. Utilizaban alpargatas y recogían sus
cabellos con moños adornados con cintas.
Las mujeres indias y mestizas que trabajaban en oficios domésticos como amas
de compañía, niñeras y cocineras en casas de españoles y criollos, constituyeron
uno de los grupos locales que perdieron sus valores culturales por el continuo
contacto con los patronos. El traje reflejará una situación de sometimiento y una
clara diferenciación social, pues sus formas y elementos decorativos fueron
tomados de los corpiños y enaguas de sus señoras. Cabe anotar que la idea de
usar un traje de dos piezas surgió en Europa durante el siglo XVI dentro de las
clases sociales más bajas.
En Sincelejo, la moda de la mujer de la clase alta, provenía de modelos que
primero llegaban a Cartagena, y Mompox, encontrándose en estos sitios las
familias más destacadas, desde allí se difundían estilos en el vestir, que marcaban
una clara diferenciación social, con respecto al resto de la población.
Además, se generalizó la costumbre de “los tratos que los peones o empleadas
domésticas debían dar a sus patrones, como la de tener que, el peón llamar
“blanco” al patrón y “blanquitos” a su familia, costumbre que perduró hasta1960”
(10). Igualmente la costumbre de llamar “Don” o “Doña”, formalismos, que aún
perduran. Las mujeres de clases bajas, usaban las prendas de vestir que sus
amas, ya no usaban, por considerarlas “pasadas de moda” o que eran muy
comunes.
Por otra parte, y en general, la Fe Cristiana, también desempeñó una función
primordial, en el proceso educativo de la mujer, el origen de este hecho se
remonta a la creencia que difundió el pensamiento escolástico, y consistió en
creer que:
… “La imagen de Eva contenía los símbolos que la mujer no debía seguir, como
lo eran, desobediencia, uso de la palabra, ambición; y a la vez por contraposición
se imponían los símbolos a seguir de la otra imagen, -la Virgen María-, en este
caso símbolos en forma de cualidades: sumisa, callada, recatada. En otras
palabras, el pecado de Eva, la violación de la ley divina fueron el fundamento
utilizado por el discurso canónico para condenar a las mujeres a la obediencia al
hombre y ayudaron a consolidar la imagen de María, como mujer perfecta, santa,
casta y obediente a los designios impuestos…”(Castas, mujeres y Sociedad en la
Independencia)
Según este mismo texto: …” Se les enseñaba a mortificar los sentidos para
combatir la sensualidad, a comportarse como sordas, ciegas o mudas, frente a la
música que no fuera eclesiástica, o frente a conversaciones “no propias de su
condición”
…”La educación comprendía lo que era preparación para representar a la señora
de su casa, esposa o madre, lo cual se denominaba “regir la casa”, cargo que se
le establece en el modelo oficial desde el canon de la iglesia y del Estado…… Si
quiere ser aceptada socialmente se cuidará de representar los símbolos de la
santidad y el honor: o es monja o es esposa; si quiere representar los símbolos del
pecado y la malicia, será mujer de tratos camales no santificados: adúltera,
amancebada, concubina, prostituta, mujer de los ámbitos públicos alejada del
ambiente que por naturaleza le tocaba...”
Con el transcurrir de los años la tradición medieval española, consideró
importante la educación e instrucción de la mujer, pero solo a la de la clase alta,
por la influencia que ejercían sobre sus maridos e hijos, esta instrucción también
estuvo guiada por los principios de la escolástica difundida en nuestros pueblos
por los jesuitas y la enseñanza impartida, en primera instancia, solo a los
hombres, era de tipo memorístico, y dogmático, teniendo un lugar preferencial la
enseñanza de la fe cristiana, el latín y la historia antigua y era muy poco práctica y
consistía más en repetir, en lugar de opinar, criticar, argumentar e investigar
directamente de la naturaleza.
Cabe anotar que a principios del siglo XVII se crean las primeras universidades,
también bajo el monopolio de dominicos y jesuitas.
Solo hasta mediados del siglo XVIII y bajo la influencia de las ideas ilustradas, y
los reyes Borbones de España, después de la expulsión de los Jesuitas, se
conciben ciertos cambios en el campo educativo, como el hecho de que todas las
mujeres independientemente de su clase social, se les debían instruir por igual. La
reforma de Moreno y Escandón, generó que las universidades impartieran
conocimientos útiles que pudieran aplicarse al desarrollo de las industrias
mediante el desarrollo científico de la naturaleza.
Acerca de esto, hay que anotar que en Sincelejo, las ideas ilustradas, no hallaron
eco, es decir, no hubo mentalidades ilustradas como las existentes en Mompox o
Cartagena.
Dentro de los cambios, que trajo la ilustración, por ejemplo en la educación
primaria las modificaciones más radicales las propuso Jean Jacques Rousseau,
rebelándose contra la estricta disciplina de la época, las ideas de Rousseau no se
aplicaron directamente,, pero influyeron en las nuevas tendencias, propuestas por
pedagogos, como Pestalozzi, años más tarde.
No obstante perduró por muchos años el objetivo de le educación colonial
centrada en mantener la fidelidad de los pueblos a la corona española,
privilegiando la enseñanza de la fe religiosa y de las buenas costumbres.
Posteriormente a los sucesos que dieron origen a nuestra independencia absoluta
de España, y ya en primeras décadas del siglo XIX, uno de los problemas para el
desarrollo del sistema democrático en Colombia tuvo relación con la situación
educativa, pues la mayor parte de la población no sabía leer ni escribir, razón por
la cual se daba una desigualdad entre “analfabetos” y “alfabetos”. Los letrados
podían acceder al mundo de las leyes, del derecho y de la política mientras los
analfabetos se encontraban en una situación de desventaja, de infantilidad.
Esta situación de analfabetismo fue más radical en los sitios donde había más
iletrados, como en el caso de Sincelejo siendo, quizás ésta, una de las causas
del hecho de que Sincelejo le jure obediencia al rey Fernando VII, lo que
originó el episodio conocido como “Revolución de los curas”, (1812), en contra
de la dominación de los libertadores de la nación.
Pero, en esta época, en la Nueva Granada, se empiezan a conformar nuevas
castas o grupos sociales, pues las diferencias que han separado a los grupos
sociales existentes, se debilitaron, emergiendo una nueva clase de comunes,
compuesta por todos aquellos que no que no pertenecían a las élites blancas.
De igual manera, la nobleza representada por el puñado de familias
aristocráticas de finales de la colonia se fue marchitando. En la conformación de
estos nuevos grupos sociales, las mujeres tuvieron una activa participación,
igualmente en la gestación del proceso de independencia, destacándose por su
ideología crítica y abierta y por su colaboración logística con los ejércitos fuera y
dentro del campo de batalla. La historia las clasifica en dos tipos: la
“voluntarias” o mujeres del pueblo, y las “heroínas” pertenecientes a sectores
criollos, casos por ejemplo de Manuelita Sáenz, Policarpa Salavarrieta y
Antonia Santos, entre otras.
Sin embargo, aún se continuaba imponiendo la tradición colonial, sobre la
educación de la mujer. En 1822, en los inicios de la nueva república, el gobierno
creó en Santa Fe de Bogotá una Escuela Normal para la formación de maestros
—no se pensó en formar maestras— según el método del pedagogo inglés
Joseph Lancaster …”Luego, en 1826 el gobierno de Santander elaboró un plan
de estudios para reformar la educación, en el cual se establecía que la
enseñanza pública sería gratuita y común en todo el país, y se disponía la
apertura de escuelas donde las niñas aprendieran religión, labores propias de
su sexo, y a leer, escribir y contar. En este plan, por un lado se tenía en cuenta
el principio de la individualización de la enseñanza y, por el otro, se proscribía el
uso de la férula aunque se aceptaba el azote “cuando los defectos del niño
denotasen depravación.
Más adelante y una vez disuelta la Gran Colombia, durante el segundo gobierno
de Santander (1832-1837), en la República de la Nueva Granada y con la
colaboración de Rufino Cuervo, gobernador de la provincia de Cundinamarca, se
continuó impulsando la instrucción pública, concebida como un arma contra las
cadenas coloniales.
En términos generales, la diferencia educativa fue un problema constante durante
la historia de Colombia y esto se explica porque sobre la educación tampoco fue
posible llegar a un consenso entre los diferentes grupos políticos. Más que un
objetivo común, la educación fue un pretexto para arduos enfrentamientos
ideológicos entre los dos partidos tradicionales: liberales y conservadores, desde
sus inicios.
No obstante, el ingreso de las mujeres al sistema educativo creció notablemente a
partir de 1833, año en el cual, las mujeres representaban cerca del 10% de la
población estudiantil y años más tarde, el 40%.
Pero aún así, existían diferencias muy notorias entre regiones, caso de Sincelejo
en donde la educación, impuso su sello de diferencia social, resultando “normal”
que solo los hijos, generalmente los varones, de las familias más pudientes,
pudiesen viajar a Cartagena o Mompox, sitios en donde acudían para educarse,
por encontrarse allá los centros educativos más cercanos. Dentro de estos, cabe
destacar el …”glorioso colegio Nacional Pinillos, la más prestigiosa Institución
Educativa de los siglos XIX y XX, creado por cédula real del rey Carlos IV con el
nombre de Colegio Universidad de San Pedro Apóstol, por la gestión de don
Pedro Martínez de Pinillos, quien había muerto meses antes” (11)
Pero el progreso más notable, en la educación de la mujer colombiana se da en
todo el siglo, XX, bajo los gobiernos radicales en el decenio de 1870, cuando la
cantidad de establecimientos educativos para ambos sexos creció
considerablemente. Hay que destacar la influencia que tuvo la educación
colombiana, de pensadores como, Celestin Freinet, (1896-1966), quien aboga por
el respeto a la libertad basada en los derechos, en los intereses y en la libertad de
acción de cada educando. Y de John Dewey, (1859-1952), quien propone para la
educación mucho sentido práctico. Diciendo además que la educación debía
superar la tradición, no solo en los discursos, sino en la práctica.
Continuaron, por muchos años, intentos de llegar a acuerdos acerca de cómo se
debía orientar el sistema educativo en Colombia, también se dieron intensas
discusiones sobre la conveniencia o no de educar a las mujeres, y sobre el tipo de
instrucción que debían recibir, todo esto se prolonga hasta los primeros años del
siglo XX.
Al respecto, en el caso de la mujer, nos dice La Dra. Patricia Londoño: “Los
enemigos tildaron a las alumnas de «bachilleras» y las consideraron inclinadas a
las novelas «perniciosas», y a otros saberes dañinos. El otro bando respondía que
moralizarlas a ellas era una forma de velar por la moral pública, moldeada en el
hogar. Otros alegaron que además de las consabidas «labores propias de su
sexo» y de otras novedades, como francés o piano, también se debía pensar en
prepararlas para ganarse la vida: que aprendieran asuntos prácticos como
teneduría de libros y hasta ciencias, si fuere el caso”. (12)
Continuando, en el año 1840 se planteó la conveniencia de formar maestras para
las escuelas primarias.
Luego, en 1870, se abrieron escuelas normales para señoritas. Más tarde 1930,
a través de un decreto presidencial les permitiría ser bachilleres y unos pocos
años más tarde, las mujeres pudieron ingresar a la universidad.
En cuanto a la educación en Sincelejo, nos dice el historiador, Nicolás J, Chadid:
“no se conoce el día exacto, pero solo hasta 1830 se abrió la primera escuela para
señoritas, regentada por la señorita doña María Josefa Blanco”. Añade además,
que “el 6 de Febrero de 1835 se abrió el primer colegio de varones de categoría
dirigido por don Pedro A. D´Luyz”.
Y con respecto a los primeros personajes sobresalientes en el campo educativo en
Sincelejo, según el mencionado historiador se tiene conocimiento de…” uno de los
hombres que más han contribuido en Sincelejo a la educación popular de la
juventud, lo fue el insigne pedagogo payanés Antonio Lenis,(1868-1954) quien
tenía métodos propios de enseñanza que gravaban para siempre en sus
educandos sus sencillas lecciones, pregonó cultura por no menos de 40 años….
(siglos XX),Intolerantemente rígido en la disciplina interna de su colegio, llamado
“Colegio Moderno”, (1932) los estudiantes también recibían nociones de
compostura y buenos modales”…
Sobre este ilustre pedagogo, afirma el historiador Nicolás J. Chadid: “Fui su
alumno de 1915 a 1917, en ortografía, geografía y redacción, en su condición de
profesor del ilustre colegio que regentaba entonces don Julio Torrente Echavez,
de muy grata recordación”. (13)
Por otra parte, en cuanto a la vestimenta de la mujer, ya en esta época, después
de la independencia, al igual que en otras regiones de América, las mujeres se
vuelven más activas, la silueta femenina se afina cada vez más, desaparecen los
grandes volúmenes de tela hacia 1908, se acaba con el corsé, por lo cual la
apariencia del cuerpo femenino se transforma radicalmente, con vestidos lisos y
sueltos.
Sobre la evolución del vestir el antropólogo, Arturo Cifuentes Toro nos hace la
siguiente explicación:”… a comienzos del siglo XIX, aún se mantuvieron rezagos
de las castas coloniales españolas, en lo referente a los vestidos, por lo que éstos,
ponían un sello de distinción a las gentes: criollas, nativas, afro colombianas o
mestizas….”
“En el siglo XX surge una nueva distinción: “ropa para estar en casa”, pero
“prendas” para lucir en los espacios públicos, principalmente en ciudades como
Cartagena y Mompox”. Es decir, la ropa como “prenda” marcaba el estamento
social y constituía una identificación de clase o de gremio, y estas clases se
comienzan a diferenciar como tales a partir de la industrialización del país.
Mediante el traje los diferentes estamentos de la sociedad mantenían su aparente
modo de ser, de reconocerse socialmente, es decir, las costumbres adquiridas por
siglos de sometimiento de la corona española, no se borrarían de la noche a la
mañana y el traje siguió su rumbo de diferenciación social” (14).
Igualmente en Sincelejo, sus habitantes desde antaño forjando un espíritu
aguerrido y fiestero estas personas, quienes dedican mucho espacio a la
esparción, las mujeres acudían a la iglesia parroquial, a “lucir sus mejores galas
en los atrios y en el centro del poblado”, conocido hoy, como, “Parque Santander”
a escuchar retretas y serenatas, costumbre que perduró por muchos años.
Cabe anotar, que otra forma de los habitantes de Sincelejo y de la sabanas en
general, de salir a lucir sus “mejores galas” se da en la celebración de las
fiestas patronales o “dulce Nombre de Jesús,…”cuya primera corrida de toros se
celebró el 3 de Octubre de 1845, en la plaza principal, o parque Santander, con
toros traídos de Caimito cedidos por el señor Benito Jarava, cuya fiesta se dio en
honor del pueblo San Francisco de Asís” (15). Las famosas “corralejas” de
Sincelejo, y de otras poblaciones de la región, aún perduran.
En esta localidad al igual, que en el resto del territorio nacional, la educación
impuesta en la colonia, perduró por siglos, existiendo aún, costumbres que no se
han erradicado del todo, sobre todo en lo que concierne a la mujer.
Hay que destacar que los derechos políticos, en Colombia, en un principio
tampoco fueron extendibles a las mujeres.
Recordemos que en Colombia, las mujeres tuvieron que esperar hasta los años
treinta del siglo XX para que sus derechos políticos empezaran a ser reconocidos,
y hasta mediados de siglo para poder votar, siendo el país uno de los últimos en
Occidente en reconocer el sufragio femenino.
Pero a medida que avanzó el siglo se fue intensificando el interés por los asuntos
relacionados con la mujer y la familia, y a través de la educación se fueron
gestando importantes transformaciones, hasta lograr lo que es hoy en día
nuestra sociedad, destacando por ejemplo, la “liberación Femenina” como uno de
los objetivos de las reformas educativas dadas en el siglo XX, logrando sin lugar a
dudas, conformar una panorámica muy diferente a la establecida por la estructura
colonial del antiguo virreinato.
Sin embargo, es de pleno conocimiento, que, en los estratos sociales bajos, la
mujer, actual aún continúa en desventaja, mientras los hombres siguen
imponiendo sus ideas, y es que la falta de educación de las mujeres de estos
sectores, no les permite salir adelante, manteniéndose en el hogar y al cuidado de
los hijos.
Pero en otros sectores sociales, la mujer actual puede escoger sus propios retos,
compromisos y situaciones asumidos, siempre por convicción y no, por
obligación.
A pesar de que aún queda mucho camino por recorrer en el plano de la igualdad
de oportunidades, resulta gratificante ver cómo las mujeres acceden cada vez más
a puestos de responsabilidad. La educación de la mujer le ha permitido su
inserción en el medio político, y en otras áreas, de forma cada día más activa, en
plena competitividad con el hombre.
COMPROMISOS
Con la presente experiencia, el principal compromiso que adquirimos como
decentes, es el de desarrollar en nuestros estudiantes competencias de tipo
cognitivo referentes al proceso histórico de nuestros pueblos, para enriquecer su
horizonte de comprensión, en esta área del saber, para que a partir de ahí,
puedan argumentar y hacer propuestas y aportes pertinentes, a la solución de la
problemática actual que padecemos como colombianos, y también, el de despertar
en ellos, el espíritu crítico, frente a los intervencionismos extranjeros, en las
decisiones y asuntos internos de nuestra nación, y para no permitir nuevas formas
de colonialismos en nuestros pueblos y entiendan la importancia de defender
nuestra soberanía nacional, como país independiente, desde hace doscientos
años.
CONCLUSIÓN
El sistema educativo impuesto en el virreinato de la Nueva Granada, fue además
de excluyente, un medio de marginar a la mujer y someterla a la vida doméstica, al
mando del padre o del esposo y al cuidado de los hijos.
Fue un sistema que estaba bajo la responsabilidad de órdenes religiosas como
los Jesuitas, quienes siguiendo los principios de la escolástica, buscaban la
formación de un tipo de mujer, que imitara las virtudes de la Virgen María.
La enseñanza era memorística, y el sistema perduró por siglos posteriores, con
intentos reformistas que no lograron mayores cambios.
Y bajo esta panorámica, el sistema educativo, promueve dentro de los habitantes
del virreinato, marcadas diferencias sociales, reflejadas en la forma de vestir, que
también perduraron por mucho tiempo.
Bajo el influjo de la Ilustración, a fines del siglo XVIII, hubo un tímido intento de
ampliar el horizonte de las mujeres, pero fue muy poco lo que se logra. Luego, en
la época de la Independencia, las circunstancias excepcionales tergiversaron un
poco los roles de cada sexo. Después del medio siglo, con el Romanticismo, y en
el último cuarto de siglo, con el espíritu conservador y religioso que se impuso en
la sociedad colombiana, volvieron a tomarse muy en serio algunas restricciones
para la mujer.
Solo hasta mediados del siglo XX se dio progreso más notable, en la educación
de la mujer colombiana bajo los gobiernos radicales en el decenio de 1870,
cuando la cantidad de establecimientos educativos para ambos sexos creció
considerablemente.
Con el correr de los años se fueron dando transformaciones, en el campo
educativo, que fueron ubicando a la mujer en un lugar de igualdad con respecto al
hombre.
Para finalizar, se puede afirmar que la educación es uno de los grandes medios
para el progreso social, la educación en la mujer ha permitido su inclusión social y
su participación en diferentes esferas de la vida social e internacional, por ejemplo,
en política y economía.
Pero a pesar de los grandes pasos que se han dado en busca de la igualdad de
los sexos existen algunas variables que aún impiden un desarrollo igual de las
libertades, como la clase social a la que se pertenece, relacionada con otros
aspectos como la educación. Por ejemplo en los estratos sociales bajos, la mujer
aún continúa en desventaja y mientras menos preparación académica tenga, su
situación es peor.
En cuanto a nuestra localidad, Sincelejo el proceso de colonización también dejó
sus huellas en algunas costumbres que aún perduran en nuestra sociedad
.De igual manera, la educación, al igual que en el resto de las colonias, impuso su
sello de diferencia social,
La situación de la mujer, en Sincelejo, no fue diferente a las del resto del país,
siempre en una posición de desventaja frente al hombre y relegada a los trabajos
domésticos y al aprendizaje de la fe cristiana.
Pero, también a la mujer de esta región le tocó ir conquistando, un lugar, dentro de
la sociedad, acorde con su condición de ser humano, en igualdad de condiciones,
pero solo a través de la educación, que le ha brindado el Estado a la mujer en los
dos últimos siglos (XX y XXI), apartándose de muchas de las ataduras y defectos
de la colonia.
Se espera que esta reflexión hecha, con motivo de la conmemoración de los
doscientos años de nuestra independencia, sea un motivo más para desterrar de
raíz, los defectos coloniales, que aún perduran en nuestras Instituciones, no solo
educativas sino, también políticas y sociales, y que a cada miembro de nuestra
sociedad, se le brinde igualdad de oportunidades en todos los campos de la vida
nacional, sin distingo de género, raza o ideologías.
BIBLIOGRAFIA
- Patricia Londoño Vega: La Instrucción Femenina Bajo los Gobiernos Radicales.
(1)- (2)- (5)-(12).
- Biblioteca Virtual Luis Ángel Arango: Trajes, Figuras y Personajes de la
Colonia.(3)
- Página virtual: Moda Colonial de las Mujeres de clase Alta. (7)- (8)-(9)
- Edgardo Támara Gómez: Historia de Sincelejo, 2ª. Edición. (6)-(10).
- Historia Hoy, Colección Bicentenario: Educación en la Independencia. (4)
- Nicolás J. Chadid: Crónicas de Sincelejo, ed. 1988. (11)-(13)-(15).
- Arturo Cifuentes Toro (14)
- Historia Hoy, Colección Bicentenario. Aprender a Investigar e Investigar para
Aprender, cartilla No. 2.
- M.E.N: Página Virtual, Colombia Aprende.
- José Orlando Melo: Historiografía Colombiana, Realidades y perspectivas.
- Roberto M. Lisnes: La independencia de la Costa Atlántica, Biblioteca de
Historia: Historia Nacional, Banco de la República.
- Historia Hoy, Colección Bicentenario: Castas, Mujeres y Sociedad en la
Independencia
- Credencial Historia: Ciudades de Colombia, Valledupar, Montería, Sincelejo.
- Grupo Editorial Norma: Nuevo Identidades 9.
- Santiago Díaz Piedrahita: La Ilustración en la Nueva Granada, su influencia en
la Educación.
- José Alexander Hernández López: “Colombia: Mi Patrimonio”.
- Tomás de Aquino y la “Época dorada de la Escolástica”.