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DICTAMEN

LA COMISION ECLESIÁSTICA

E N C A R G A D A

D E L A R R E G L O D E F I N I T I V O D E L C L E R O D E E S P A Ñ A .

IM PR ESO D E Ó R D EN DE W S CO R TES.

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M A D R I D .

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L a comUIon eclesiástica encargada de forranr el proyecto de l e y , ((ue lia do arre;^lar doíinitivaiiicnle el cloro <‘U b!í[)añii , ha

IiresenliJo que las Corles tralahati ya de proteger decÍMvaiiienle a relifíion con leyes sabias y justas. Conducida pues por ei uias

santo de los fines que deben diri|jir á tiQ legislador h:uiu uq ob» jeto tan respetable, y considerando al misino tiempo la urgencia con qtie el gobierno le reeoipieuda á las C o rtes e^L^aü^diuar^as, lo primero que ha tomado en consideración son ios motivos de la üccesldad y do la urgencia do esta le y orgi'iuica. f No tuvo la comision que detenerse en largas ni en profundas investigaciones para averiguarlos. Bien pronto se agolparon lo ­dos á su Imaginación en todo su desorden y con todos los horro­res que están produciendo , y bteu pronto la coiivencieryci do su urn'^ete necesidad. lil clero parroquial degradado en la indigen­cia y en la him illacion mas vergonzosa, rec la m ib a los derechos esenciales á su alio y «agrado m inisterio , y la consideración y el s u s t e c t o decoroso y correspondiente á su dignidad. Su clero faustoso y sin misión gerárquica , acostumbrado á h s mayores consideraciones y á las rentas mas pingües de la ig les ia , r e d u c i­do ahora á la estrechez en que le han colocado las reformas par­d a l e s , reciam-iba iguídnaente y también con justicia por la con ­sideración personal d e q u e habia distVulado , y por las reñías que las distribuciones anleripres habian hecho legítimas hasta cierto

* ^ 'L r"c o m is io n , persuadida de lan justas reclaxiaacloncs, y do que las ofensas hechas á la confianza y esperanzas legales m u l­tiplican siempre los enenñgos de las reforjnas mas piovechosas & la m ayor ieiicidad del m ayor n ú m ero , trató de ocuparse esclu- aivamente (ie dar d e c o r o , dignidad y subsistencia al clero vi*r- daderamente gerárqnico , y de conservar en sus funciones , ea su consideración y honorarios decentes al clero so b ran te , aim« que no debiera ser reemplazado. Pero la comisión no halló ine- dios seg«>ros de conseguir estos fines, y muclio niéuos d o a fian - zarlos para lo fu tu r o , siu acomodar la división eclesiáslioa á la división política y judicial de nuestro territorio , sin restihilr á nuestra divina religión la pureza de su respetable cuito , sin res­tablecer á su disciplina la saulidad de sus antiguas p r á c t ic a s , y

sin reconocer en su gobierno !a sencillez primlliva y la lej^llinii- dad do su divino origen. Kl gobierno de la iglesia que recibió su forma del mismo Jesucrislo para acomodar la reli|¡ion quo Iraia del c iclo à todas las Ibrmas de los gobiernos ¡íolíticos. ei q ue estaba eutóncès y estará siempre dividida la t ie r r a , uní vez alterado , no pueae ser restablecido sin acudir á su divino leg is lador, y á la auligüedad de la diáciplioa de la iglesia que puso en ejecución sus bases fundamentales.

L a coinision no molestarla la atención de las Córles con el fecu erd o de las causas que han alterado en España el gobierno eclesiástico , y que han conducido á la nación también en este punto á la degradación en que no debe ya subsistir, si a tendie­ra solo á la sabiduría de sus diputados. Mucho niénos presenta- ria por esta razón los fundamentos de !a ley dirigida á restable­c e r l e , que propone ahora á su deliberación; poro persuadid; de que la voz, que suena en este recinto, resuena iunjedialamen- te en todos los ángulos de las provincias españolas, de que su eco devuelve ií» este mismo recinto los mejores volos de la opi­nion g e n e ra l , y de que la discusión de la» leyes se hace por esto rtiedio la lección mas apreciada del pueblo que ha du observar­las , ha juzgado que no debe negarse á este (bíber.

Mas áfites de todo la cotnisioii se siente impelida á invocar de los C o r t e s , no su atención porque la supone siempre íija en lo ­dos los nf*gocios graves que se presentan á su consideración, no su indulgencia por los autores de este p r o y e c to , porque su bondad es bien caractcríatica, y el encargo «le los mas difioiles, pero sí Invoca toda su firmeza , para decidirse á desterrar con denuedo de nuestro territorio los restos de otro despotism o, que perm anecen encubiertos todavía con el sagrado velo de la reli­gión. Tau)bien implora su generosidad para acordar sacrificios y aplicar reuiedios q u e , aunque dolorosos son ya indispensables para la cura^rion de un cán cer inveterado y destructor de nues­tra [jrosperidad.' Doscientos anos hace que el consejo de Castilla llamaba á ésta enfermedad g ra v isiin a é in cu ra b le con rcmctUoa ordina^ Hos. «Los a m a r g o s , docia en su consulta á Felipe IH sobro éste mismo propósito, suelen ser saludables para os enfermos, y para salvar el cuet’pO' , conviene cortar el bra*n , y el can - ' cerado curar con fuego y pfevímir con la prudencia lo qtio tendrá á hacer la neceáidad , y por ventura fuera de tiempo.” Kl gobierno actual de España acaba de ver á la nación en el ¥orde del precipicio que vaticinaba entóncós el consejo de C as­ti l la , y en ia escitacion que hace ahora á las Cortes estraordi- DíiriaSí eucargámlolos de esto grave a saii lo , la coiuisiou uo ve

mno tm consejo saludable de que aprovocìicn la ocasion que el heroísmo eie los hijos predileclos de la patria las ofrece todiv ia ]>ara apÜcar el reuicdiu radical. Los lenillvoi^, s e ñ o r , no han hecho mas que irritar el monsiruo de! ianaiisino, y si las Cór* tes recorren la liísloria de todas las revoluciones polt licas, ob* »ervarán constanletuenle que las concordias con este monstruo Be han heciio im practicables, ó no han producido otros efectos que el de rcconducir ios pueblos á sus auti|;uas cadenas, ó el do prolongar lu época de su paz y su ventura. La patria ha resis­tido ya á lo» mas horribles esfuerzos de sus fu r o re s , las (iórlt-s lu veo empeñada en esta lucha feroz, y ias (’ órles conocen que esta h^ho no puede tener ya otro fin que el de obulir Sodas les cabezas de Ja h id ra , ò el de volver otra vez ¿ :>u esclavi­tud. Poro las C/>rle» reconocerán asinusmo en el [)Ueblo que representan, Ja decisión que presügia Ja v ic to r ia , la cous-tancia que prom ete nuevos triunfos , los obsliW'ulos que uiultiplican los eslueraos, las laces y las virtudes con que no lo creyei Jiu los enemigos que le ofenden, y en si.ma la cordura y el ho- rolsmo con que no contaran ellos ni sus proleclore».

La comision'coníiada en dalos lan m aniíiestos, y en los mas seguros principios de la doctrina católica , eíi la tradición ó historia y disciplina y cánones de los piim oros siglos de la ig les ia , en los escritos de los santos padres y de los teólogos y canonistas mas instruidos y ortodoxos, y íoI>re lodo en los principios indestructibles del supremo legislador de la religioa y de la so c ied ad , ha principiado su proyecto de l e y , couío ha creído que convenia á un legislador político que trata de pro­teger su religión d iv in a , pero que no pociia perniilir que su so ciedad fuera el patrimonio de las personasque com ponen la cur..* i-omana. La nación esjumola es ya libre é independiente , y no )uede ser el patrimonio de ninguna familia ni persona. Si eu os tiempos de la ignorancia dijo en su ceguedad aquella cu ria ,

liorna c$ la ig lesia , y el vaticano el depósito de todos los b ene- f ic io s , de todos los canonicatos, de todas las d ig n id ad e s , da todos los ob ispados, de todas las dispensas , de todas las in dul­g e n c ias , de todas las escom un ion es, de todos los cetros y de ledos los dominios y señoríos de la tierra ; si sostuvo en a(|uel tiempo las pretensiones de su p o d er, como únicoorigen de to<la auloridad eclesiástica y política; si d e f e n d i ó eutónces tan ambicioso sistema, apoyada ùnicamente en las fingidas decretales de un falsificador é quien solo ha hecho célebre el apoyo m ú l u o , é interesado de la misma curia; ya no puede es|K>rar lo que se prometió cu aquellos tiempos de tinieblas, ni puede presumir que ignoro* BIOS la £ubliaie conteslaciou de Jcsucri;^to, preg u u U d o sobre

«sta cuestión por los mismos apóstoles, ni puede prctenilep alucinarnos con aquellos (iocuinentos reconocidos como ^rosera- Hienle falsos en toda la cristiandad, si bien originaron el dí-sor* den y vilipeiuli') del derecho liauia<lo todavía can ón ico , p o r i j u a

todavía ostá sirviendo de gnia á la misma curia para conservar los restos de sti poder ilegílinio. Poro la comision que ha vislo destruidos en nuestras escuelas pül>licas aquellos errores «n tales términos qué apénas h a y en España ech'slásiico digno de este n o m b re , que no los co n o zca , ni dejo de detestarlo^ sa persuade que proponiendo á la deliberación de las Corles (os artículos en que se reconoce la verdadera religión de rícsucris- to y la autoridad espiritual de su Iglesia , y l<>s derechos, qua como á p r im ad o , se rccon cen, también en el romano ponlí- fice , no podrían hallar inconveniente algimo en que sus obis­p o s fuesen consagrados, com o lo fueron san Agu^lin y san C ip ria n o, y san Is id oro , y san E u gen io , y san Julián y san Ildefonso y tantos oíros obispos españoles y no españoles que veneramos com o santos, ,y que sin obtener bulas de Roma pa­ra serlo , honraron la iglesia de España y la Iglesia universal p o r el espacio de diez siglos.

La comision sin e.nbargo no se hubiera decidido á proponcf ¿ las Cortes que reconocieran ahora en nuestros obispos unas facultades, que son por sí mismas inherentes al caríicter de sus sagradas órden es, si la curia romana no hubiese principiado ya una agresión sobre este punto, atacando à la libertad do la na- cion en sus diputados á Córtes. Porque <Jquá sentido se puedo dar á la denegacion.de las bulas á los obispos electos que h m tenido este carácter, y que no tienen irregtdaridad alguna ca- nónica , ni mancha alguna en su conducta moral? ,rQuiere toda­vía aquella autoridad estender su censura á las opiniones políti­cas de los eclesiásticos? ¿Q u iere castigar á los que en nuestras Córtes se maniíiesteu adictos á las bases de nuestra forma do gobierno? ¿ ó quiere que los pueblos españoles se retraigan de elegirlos para ¡as funciones mas augustas que ejercen sus con ­ciudadanos? P arece increíble que al venerable pontífice que <’stá ho y á la cabeza de la iglesia, se le indugerà á acriminar opinio­nes que él níismo ha consignado en stjs escritos y en sus con ­cordatos. Pero tal es el poderío de la curia que le rodea; en e­miga constante de las luces, que descubren la falsetlad de sus deleznables ap oyos, no tiene reparo en declarar la guerra á cuantos pretenden disputarla sus usurpaciones. Mas la nación española, que está detíidida á no recibir la ley <le ningún poder cstran ge ro , n o 'puede desconocer con esta ocasion que todos los apóstoles recibieron de Jesucristo su divina misión; que ludus

ellos se derramaron por el mundo (t proilicnr la íloctrina <Io sn divino m.'icslro: quo en lodíis parles crearon iglosias, acomo- di’m<li>sc siempre á las provinciüs políticas: que eii tüdfis ellas consügrjiron obispos, que sin otra delegación consograron á sus sucesores; y que boy eslá estendida par toda l.i cristiandad una niullilud de aquellos sucesores que serian ol)ispos intrusos si fuera un requisito esencial para no serlo h delegación ó b u ­las del obispo de Roma. T a l vez resultarla intruso por tan a b ­surdos principios el actual romano pontífice y lodos sus ante­cesores en el pontificado. A consecuencias tan monstruosas C0n<lu('C necesariamente una doctrina que sería la única quo pudiera oponerse al artículo que propone la comision.

Ni se diga que por los últimos concordatos se hablan reserva* do al J^ pa eslc y oíros derechos que se desconocen en su pro­yecto. Todos ios diputados españoles conocen la historia de los cotjcordiitos, y pueden hacer la suma de los millones que han costado á la n;icion; pero si nuestros reyes por conservar la paz se prest-ron á aquellos sacrificios, h o y que aquella curia DOS declara la guerra y nos falta á todos los pactos consij^nado» en olios, la nación está en el caso de recobrar sus d erech o s , y de reconocer en nuestros obispos toda la plenitud de facultades que les da su -sagrado ministerio.

No por esto pretende la comision desconocer los derechos im ­prescriptibles que com o prim adode la iglesia universal reconoce en el romano Pontífice: inspeccione en buen hora la iglesia de Es­paña, confírmela en la fe , manténgala unida á su centro en esto punió. Esto es lo que desea la comision, esto lo que propone que reconozcan las C órles, esto lo que quiere por su ley que reconoz­can los súbditos españoles que deben obedecería conforme al artículo 12 desu Constitución. Pero que no venga con esto pretestoá turbar su paz Interior, á entrometerse en sus negocios políticos-, 6 h mezclarlos con los que pertengcen á la fe, para preparar uq cisnja, que acaso habrá ofrecido como recurso auxiliar á la san­ta alianza. L a tomision no interila ofender el respeto del vene­rable Pontífice a c t u a l ; reconoce sus luces y süs virtudes , y so le hace Increíble quo sea capaz d e faltar á la mansedum bre qua le caracteriza; pero es bien público que un nuncio suyo ha con^ currido á V ero n a , y todos saben cóm o usan de las facultades que llevan semejantes enviados. L o cierto es que la P ruslay la Rusia , separadas de la comunion r o m a n a , nos critican sobre este pun­to , y esta indicación y ios pretestos de nuestros enemigos inte^ riores, y la nota reciente do este nuncio de España sobre las de- libt'raciones d é la s actuales y anteriores C ó r le s , inducen á sos- ][>ecbar quo esta es la arma favorita adoptada por la saula aliao»-

za p ara d iv id ir r v e n c e r e s la uaciuii , q u c do otro m odo juzfi^q in v o n c ib le . P e r o e s le h a s id o uii m o tivo i iucvo p a i a q u e la c o m i*

i io n p ro p o n g a à las C o r te s la justa in d o p o n d e n cia en q u a la debr-n c o l o c a r sus le y e s fu u d a m cn ta le s . L a E s p a ñ a íb p re se n ta rá ¿ las n a c io n e s o r to d o x a s , y á los quo ía m ism a c u r ia n o t íeno p o r tales , c o n la n o b le ü r m e z a y sab idu ría q u e la c a r a c t e r iz a , y re s p e ta n d o la sep a ra c ió n d e las unas y ua ió n d o se á las otras en la l e , ha* r á v e r á todas q u e su C o n s l i t u c io o p o l í t i c a , lé jos d e a ta c a r U re l ig ió n c a t ó l i c a , t iene p o r o b je t o el p ro t e g e r la c o n sus le y e s .

E s ta b le c id a s estas b ases i n d e s t r u c t i b l e s , e ra c o n s ig u ie n t e q u o ía a u to rid a d p olít ica s« p resen tase tam b ié n e u e ste a r r e g lo c o n to d o el l len o d e su a u t o r i d a d , y re sp e tan d o la m is io u d iv in a d e los sacK^rdotes, Cítese ella quie-n d e s t r u i r á e n su te r r i to r io t a ñ ­ía s ^urisdicoione« y cx e n c io i ie s p artic í iíares , a rr a n c a d a s p o r d e- líHidad do q « « n las-ooncetUó, p o r e l ¡o le re s p erson al d e q u ie n las im p e tr a r a , y s ie m p r e en m e n o s p r e c io d e la a u to rid a d o rd in a ria d o los o b ispo s. E r a tam b ié n justo e l m a nifestar q u e á la n a c ió n e n s u s re p re se n ta n te s co rresp o n d ia s e á a la r el territo rio p ara la s fu n c io n e s episcopa+cs. las d ió c e s is , las p a r r o q u i a s , e l ó r d e a V m ó to d o d e su s ta n c ia r las ca u s a « , e l n ù m e ro d e i o s in d ir id u o s f ie las 'corp oiraciones e c le s iá s t ic a s , los casos <le las v a c a u l o 8 , y l a fa c u l ta d in h e r e n te d e e sp e le r al p re la d o ó •eclesiástico r e b e l d e Á í a l e y , y potier o-tro q+te e je r z a dLgnan*ente sus fun cio nes. K a « u r n a , t o d o el « r e g l o ó el r é g im e n « s t c f i o r d e la e s t e r n a diwá*

plina.P a r e c ía im p o sib le q u e »obre e*ta cu o s lro a ^>udiera o fre ce r sa

ract<mal. ¿ Q u é t ien e q u o m * la a u t o r id a d e s j ú r i t iu l c o n la d iv U io a del terr ito r io ? C n a n d o -JesucrÍHt.0 d ijo á sus apóétoJes id >v p re d ic a d á toda la t ierra , no le«4 ij» e n m a « e r a a lgu n a v o s a lra s ie r e r s los d i ieñes ¿ e cirottwsoriWr el terriAork) y ■easeñar allí T ueslras d o ctr in as . T o d o U co n tracto les e n señ ó , m a n d á n d o la s ffne hnyesOTi d e la c iu d a d ea^ do nde les j>ersiguieran , MJ,poniea- Ao -necésaritrtneiite quo el fóg-wnen p o lit ico d e la religif>D y s» o icm è la as ig o acio n ¿ e .p e rso n a s-eu un territo rio d e te rm in a d o de­bbia d e p e n d e r de frw g o W e r n o c iv il ,

E l o b i s p « rfi ihfl ldei la l e y y á q u íe n -el { ^ b ie r o o estpaúo , d e ­j a de « e r 'p a s to r 'd e sa s ovqjaé. S u im p o aib j l id a d d e -s e r «1 cwitPO •V la oa'bewa d e su ^ r e y , y la » e c e a i t k d de oJjedooer à ia l e y q u e l e lanza d(d terrilorHO, dejcm ó este ob-ispo c e n la «im ple lui^ieffi •WWM'OPMíl c o n c e d id a p o r ies u o r i i í to , <y al g o b ie rn o c o n la fa o u l- ■tttd'de pfresenJíH* u n .n o w o p re lad o , q u e s e r i lagtiim o,, y « o i i i - •t fü so, «iftwdo cloj^ido c©» a rre g lo á las .leyes y co n la misiíMi r^c0#ama. T a le s fn rro n ¡lo« pr.iaioii>iftS <fv»e ¡piviaron ó U>s .pa­i r e s de l ¥lri cmicúIíú -de 'i 'e iedo , tcoaudo ^í@uíoímIo las Utuiilai»

de los de Anoira y de Anfloquia , siendo el parfido patriota y v e n ce d o r , decinraron vacantes las sillas de treinta y ocho obis­pos emigrados , los reemplazaron , los escomulgaron , y en caso de ser admitidos declararon que no lo fueran sino á la simple comuiiion laical.

Son bien notorios también los errores que sobre esta m ateria han difundido !as falsas decretales para aumentar las reservas y derechos pontificios. Pero ni las decretales falsas, ni las que fue« ran legítimas podrían dañar en manera alguna á ios dere&hos im- prescriplibles de la nación, á quien corresponde el arreglo y dis­tribución de los sacerdotes , que dota y autoriza para que ejrr* 2an con seguridad y perniaueucia e a su territorio la divina m i ­sión do Jesucristo.

Tam poco procede la comision en este pumto escasa de prue­bas de hecho. Desda los primeros siglos de la iglesia , según nos refieren los monumentos de la historia ec lesiástica, concilios, padres y otros, y singularmente m uchos documentos originales de nuestra iglesia de España , nos acreditan del modo mas ostensi­ble la parle directa 6 mas bien esclusiva que nuestros reyes han tenido en Iodo lo que tocaba á la división y partición del terri­torio para el e jercicio de las ftmciones episcopales. Aunque la iglesia so habla acomodado en la división eclesiástica ,á la c ivil, las razones que pudiera tener para ello se fortificaron desde el momento que los príncipes abrazaron el criatianismo: la capi­tal de la provincia lo era también del obispado; a-lK estabtin es» tablccidos los tribunales para ju zgar de todos los nejjocros del te rr itor io , allí los gobernadores y gefes principaF'es á donde con- currian todos para evacuar sus dependencias; su poblacron, sus’ r iq u ezas , su situación lopográílca y otras circunstancias d ec i ' dian por lo- común de las capifaJidadcs para lo politico y e c le ­siástico.

Razones aun mas poderosas convencieron ir los gobiernos que el número de los obispo» en cada provincia no dt?bia esced cr al de ios gobernadores p«í!iticos. Las naciones nof deben sufrir mas contribuci<ine9 que la-S' que sean' aRsofulainen'le indispensa­bles, porque de la eeonotnía en t<jdoslos ramos resulta la ami­noración de las cargas p-úblicas. St para una provincia basta un solo gefe político , ¿á qtié m ahiplicar sueldos y cargas que la nación no puedie*soportar?*

L a politica ademas ordena que si la religionr es necesaria en el estado, se disminuya igualmente el número de sus empleados, cuya independencia en el uso de sus funciones les presenta la fa­cilidad de abusar de su m inisterio , contrariar las leyes y cau>

a

( í o )sar Io8 dolorosos efeclos que hemos esperimentado en esta épo* ca desgraciada.

No solo estas convsíderacíonps han obligado á la comision á proponer ai congreso que en cada provincia uo haya luss que un folo ob ispo, sino ei ahorro de cabildos y la facilidad de ar* rrg idr ia coolrlbucion eclesiástica con las autoridades que de- b«‘n entender en to d a s , conforme a] espj’riln de la Constitución. Adem as de que desprendida la autoridad eclesiástica de ios ne gocios temporales que ocupaban su atención , es sobrada pa­ra que abrace los limites del territorio episcopal exactiimente g n d u n d o por el de la provincia. El gobierno político, prole* gii'.ndo su autoridad, hará que corra á par de ia suya en fuerza y rficacia.

Acaso podrá ser que clrcun.^lancias particulares exijan el es> tablucim iünto, no de un obispado nuevo, sino de un auxiliar con residencia á un punto determinado. L h comision tiene pre* sente cuanto dicen los canonistas sobre los obispos auxiliares, á quienes miran com o enteramente contrarios á la unidad de la g r e y , ocasion de disturbios con el prelado superior« y causa del desprecio de la dignidad. Poro todo debe ceder á la línpe- riosa ley de la necesidad. La iglesia ha niodiíicado también su disciplina sogun las circunslancins, y lus de nuestra Lspaña son tales que exijen esla disposición, que no es n u eva , y que la esperiencia ha acreditado, tener su utilidad , cuando los casos son raros y cuando la e lcccion recae en personas que , ¡lenas de su níinisterio, se contentan con ser cooperadores en la m i­sión divina para la utilidad do los íiclcs. Lsto por lo que ha* ce á obispos y obispados.

La comision restituye igualmente los párrocos á su dignidad, y era consiguiente que al restituir estos ministros á las fun cio­nes que les corresponden por derecho d iv in o , se aprovecha­sen para parroquias muclios de estos edilícios góticos de las antiguas cat^-drales, colegiatas y jurisdicciones exen tas, y otras no menos exóticas que perjudiciales. Justo era también que el senado episcopal recobrara su primitivo lustre, y se presentase de tai manera unido á ia cabeza de su g rey , que reconociese su autoridad y volviese al esplendor de lo s íe l ic ts días de la iglesia. Sean pues los párrocos los verdaderos can ón igos, séanlo también aquellos qne se destinen á la instrucción do la juventud que reemplazará al clero en los seminarios clericales y que deben c o ­locar toda su gloria en ser cooperadores en el ministerio pastoral, y en »er los maestros y directores de aquel sagrado plantel.

M ucho ha coDlribuiJo al lucnoscabo de la disciplina de la igie*

f i » ) .sia o1 oMfìnnr presbíteros sin asi'gr>acion correspondiente y sm otro titolo que el de su patrimonio. Se imponiao ias manos li­geramente y se admitía á la dignidad de cooperadores hombres üin la madurez que el tiempo sazona , y sin la ciencia y espe- ríencia necesarias para tan alto ministerio. L a comision desea pues que nadie sea instituido párroco ántes de la e i a d de vein ­te y seis aííos , ni subdiácono ántes de la de veinte y cuatro cum plidos, sin que intervenga dispensa de in tersticios ni estra- tém poras úwo por las causas justísimas q u e ios cánones señalan.

L a comision ha conocido la necesidad que hay de identificar á los obis])08, á los párrocos y demas eclesiásticos con el siste­ma constitucional , uniformando en cuanto sea posible todos sus derechos con el común de los ciudadanos. L a propiedad es el iazo que ata al hombre al cuerpo social. Asi que, no solamen­te desea que todos los eclesiásticos sean igualados en las contri* hnciones y que pague cada uno á proporcion de sus haberes, des­apareciendo los nombres de subsidios, anatas y otras nom en­claturas con que se*intenlaba vanamente atacar la riqueza del c le r o , haciendo embarazosa la administración , sino que tam ­bién desea dispongan libremente por testamento ó por cual­quier otro medio legal de lo que hayan heclio suyo, por cual­quier título , aunque sea por razón do su oficio y dignidad. To> das las demas razones que han dictado á la coiniüion los ar­tículos que propone para la supresión de cabildos y parroquias y demas que tiene relación con este fin, se deducen con tanta proximidad del mismo proyecto, que la comision las omite c o ­mo no necesarias.

La comisiou ocupará mas á las Córtes con las que la decidie­ron para proponer (a dotacion del clero y culto que ha adopta­do <;n su proyecto.

La nación, que auloriz» e lc n h o por el artículo i« de su Cons­titución , se declara obligada á mantener los ministros que le sirven ; mas esla obligación debe estar fundada en todas as r e ­glas de la equidad y la justicia , y la contribución que sírva á m antener estos empleados públicos debe estar sujeta á la base fundamental: que cada uno- pngue á proporcion de sus haberes. Las Córtes de los años s o y 21 por estos mismos principios c re ­yeron que la totalidad del diezmo no podía pagarse -á 03 e c l e ­siásticos , sin quebrantarlos. Kedújose á la m ita d , ofreciendo indemnizar á los legos partícipes en él diezmo entero con los bienes prediales do las iglesias. Mas cuáles han sido los resul­tados de esta disposición ? Los mas fatales para el clero y pa­ro los contribuyentes. 1 .“ despreocupados estos de! prestigio que hasta ahora hablan tenido lo$ dieznaos de ser de iastitucion di-

( 1 2 )

vina para los objetos del culto , los m éaos sagaces calcularon; que auQ el medio diezm o, siendo una cootribuciun. debía teoer los misinos caractères que el resto de las demas. Y es inn«ga- b le que el establecer que lodos los frutos prediales en toda la pcnjÍDsuía poedajQ uniformemente pagar la vigésiiu^ parte es un absurdo e n la c ic n d á económ ica, s.** rcsulló que por esta mis­m a dtíspí-oporcion coii los frutos que producen las diversas p r o ­vincias , en unas d o era bastante para m antener el c lero , y eu otras habia un sobrante , que si bien mejoraba la suerte de los eclesiústíoos, gravitaba sobre los labradores, únicos c o n lr ib u y c n - Ics en este r a m o , porque oo era fácil disponer ní se dispuso una centralídad. resultó también que el labrador quo notaba este esceso hacia á su conciencia los descuentos que le pare- f^iau o ^ r t i m o s , «egun el principio de igualdad de las contribu­ciones establecido ea la Coosiitucíon ; siendo este mal inevita­b le , cuan do oeeesariam ente babia de quedar á voluntad del labrador el señalar la cantidad de la cuota correspondiente , por* que «i el cjero iutentára medios de averiguación sobre la in ie ’ gridad , solo couseguiria el odio y el desp recio , cuando su pretensión se creia fundada en la injusticia.

La comision, convencida de estos dalos y vionrlo las represen­taciones de los ayuntamientos y juntas provinciales de todo el reino que claman por la estincion del medio diezmo , no ha d u ­dado en proponerlo á las Córles en el firuie concepto que de lo coDtrnrio dejaba al clero indotado , por lo ménos en la parte de las provincias, y de que en ellas loi$ sacerdotes quedaban espuestos á todos los horrores de la uiíseria y á que desplega­ran todos los esfuerzos que induce la desesperación y fanatismo, aunque en todus las mas sucediera lo mism(^ por la u)ala distri­bución. ! . . .

Mas al paso q^e oree la comisión q,ue se h ace un servició á la nación destruyeedo el medio diezm o, se persuade que hace otro uo menor á la iglesia, asegurando al clero subsistente y al culto su dotacion de un m òdo iGrme y estab le , no sobre pres­tigios de errores que destruye el tiempo y la ilustración, s inoso- b re las bases sólidas de justicia y religiosidad en que se funda la nueva coDlribucioa que propone. Porque si la España quie* re relig ión , y la tiene autorizada por su ley fu n d a m en ta l , pre­ciso es que pague sus ministros y los gastos para el c u lto ; pe­ro que todos paguen eslos gastos con la proporcion legal , pues que sus bienes son comunes.

Si el órden exigía «e arbitrase un medio para que la nación solo pagase el clero necesario para el c u l l o , la justicia , la p r u - deacia y la equidad exigían igualmente que al clero sobrante se

le reintegrare eu sus p é rd id a s , aunque con los sacríñcios que generosamciite debe hacer ¿ favor de la ulilidad pública y do su patria. L a comision no halíó oíros recursos para llenar esle objeto que el de los bienes prediales de las iglesias.

Los respectivos individuos de las catedrales y colegiatas supri­midas pueden ocupar su silla en la única catedral de la provin* c í a , según la antigUedud de su órden en su c la s e , cum pliendo aiii los deberes de su m inisterio , 6 pueden retirarse bajo la salvaguardia de la ley á disfrutar una vida tranquila y sosegada, y á diltitxlir ía misma paz y Irauquilidad que disfruUni tillo« entre sus amigos y parientes, tornando de los bienes de las iglc" sias la cuota que les corre^iponda para su subsistencia.

Cuando la comision ha tomado este arbitrio ya estaba seg u ra, tio 6ulo del número de eclesiásticos que sobre ellos pesaban y lio los cálciiios y probabilidades de la vida htmiana para su d u ­ración , sino también á cuánto pndia ascender por la parte mas corta este inmenso cúm ulo de bienes. Afortunadam ente todo* los cálculos han llenado sus deseos, como se b a r i ver en la dis* cusion.

Pero era necesario partir de una base y punU) f i j o , para asig^ nar la cuota de la congrua al c lero so b ran t« , y la coroision entendió que no podia haber dato mas fijo para este arreglo que e) (|uc resallaba del último espediente para el pago del subsidio, señalando sin embargo «I máximum en veinte mil reales con una décima por e l csceso á los que tuviesen roas renta, por exigirlo así la prudencia y la e c o n o m ía , necesarias al estado en q u e so halla la nación.

Ni se diga que estos bienes no producen réditos para llenar nuestro objeto, iüs constante que así es. Y la Comision aña­de , que aunque fuese doble el capital acontecería lo mismo. £d bienes puestos en administración cesa todo el Ín teres, y por e.-to la comision quiere que se parlan y dividan , y que se p o n ­gan en las manos eficaces del Ínteres individual, para que el ministro del a lta r , cuyo servicio por ahora no necesita la n a ­ción , se dedique á la agricultura ó al estudio , ó á otro* trabajos y ocupaciones útiles.

Asegurada de esta manera la subsistencia del clero deben desaparecer para siempre los derechos ú ovenciones, llamados de estola, que oscilando el int?res y la codicia degradan el sa­grado ministerio.

La comision no debía olvidar tampoco la suerte' de los partí­cipes le g o s , pero no desconociendo el origen de sus adquisicio­n e s , ha exigido com o calidad precisa la justificación de su* t ítu los, y ha com binado d e tal manera sus intereses con los de

, , . . ( > 4 )Jo» eclesiásticos, que serán m utuam eate fiscales en sus soHcí- tudus.

P o r i'iitimo, la esperícncia diaria enseña qne la perfeccioii en este género do administración consiste en qiie la hagan las m is­mas manos interesadas. De ahí es que la comision ha juzgado pru* denle que los eclesiásticos en unión con los representantes de los parlícipes legos bajo la intervención del crédito p ú b l ic o , con o z­can de la justicio de las capitalizaciones, adjudicaciones, é h i­p o teca s , y de cuanto sea capaz de aumentar ó disminuir ol fon­do do los b ienes, cuyo sobrante se aplica al crédito público.

Para remplazar al c lero subsistente quisiera la comision que las costumbres d é lo s fieles fuesen ta les , que sin iiecesidad de seminarlos , el pueblo 6 el gobierno eligiese las personas que se c e ­diesen á los prelados ó párrocos do las iglesias vacan tes , con U\ que tuviesen los signos mas caracterizados de uno verdadera m i­sión. Mas ya que la fatalidad de los tienipos nos l\a conducido á reputar por menores los males que traen consigo estos estable- c imienfos de juventud a islada, la comision ha creido que sobro ias bases que propone para su erección , tomarán la forma que roas conviene al bien de la iglesia y dcl estado.

Para la sustentación de estas casas, nada hay que pensar re­lativamente á la instrucción , pues los prebendados de oficio de- Jjen ser los maestros de la enseñanza religiosa y polílica. Pero lío basla esto solo; es necesario soslener & los individuos que allí deben perm anecer hasta ocupar la vacante, y la comision ha­l ló lo m uy sobrado en los arbitrios propuestos, dirigiendo com o puede á mejor fin la voluntad de los fundadores en las cargas anejas á los bienes particulares. Los eclesiásticos deben tam*

bien prestarse gustosos á sufrir las cargas, recordando que sus rentas en otro tiempo debian contribuir á mantener estos semi­narlos , y que ahora llenan e n e deber con solo el uso de su ministerio. L a comision conoce m uy bien el abuso que puede haber en la raultipiicacion de cargas de esta e sp e c ie , mas deja á la prudencia de los prelados diocesanos su disminución sin q ue sustaiicialmeníe deje de cumplirse la voluntad de los fun­dadores.

E l decoro de la dignidad sacerdotal e l ig ía también el estable­cimiento de cosas de corecclon de eciesiásticos, y cree la comision que deben estar contiguas si s posible á los seminarios conciliares, arreglando así unas y otras las diputaciones provinciales de acuerdo con los reverendos obispos en la forma que se previene por esla ley.

C om o el congreso se ha propuesto destruir toda amortización civil y eclesiástica • uo era compatible con e¿tes principios el

■ . . ,C]ue los sen iiflarios co n h m ia ra n en e l g o c e d e las fin ca s qu edisfrutan; pero siendo por otra parle perjudicial que de repen­te se cdlriijescn de sus monos, pereriendo de esla manera los e í ta l ie c io i ic n lo s , er;i lJ(;ce^ario señalar un U^rnilno en que tu­viese efecto esla saludable disposición, asegurando al mií>mo tiempo su valor sobre inscriciones en el ^ran libro. Esta d is ­posición será eslensi^a á las adquisiriones que por cobranza# hagan los seminario.'-, y podria eslenderse á las demás corpo­raciones de benelicencia y de enseñanza pú b lica ; pero estos objetos no entraban en el plan de esta ley.

En f in , la comision creeria dejar sup lan imperfecto si no Jo cerrara d e í lru je n d o las capellanías com o una de las causas que han contribuido á pervertir la disciplina do la iglesia con las o ideiia iiones absolutas y establecimiento de los beneficios la li ím on ia les , y la estravagaote idea de la e^pirilualizacion de os b ie n e s , con pcrjucio no solo de la ig les ia , sino también de

los intereses del estado. Es verdad que por el decre lo do 29 de julio están mondados vo lver á las familias los bienes de las capellanías de patronatos pasivos de sa n g re , muertos los a c ­tuales poseedores; mas ei cuerpo legislativo no había dado re­glas para Ci>ta división, y de alii dimanabí) ia multitud de du ­das y de litigios , y de repetidas consullas al co n g re so , no solo acerca de las calidades de los parientes en quienes debia v e ­rificarse esla división , sino de la calidad de las capellanías y patronatos de que trataban los diferentes decretos de las C o r te s , qui¿’nes fueran las personas h ered e ra s , cuáles sus facul­tades eslando o id e n a d o s ó no lo estando, y cuándo debian con ­siderarse v a c a n te s , y desde qué tic mpo. A oslas declaraciones agrega la comision ias de las memorias de obras pias que, por ser fundadas en favor de parientes, no se incluyeron en las adjudicaciones hechas por la ley al crédito público. Las ra z o ­nes, que la coinision ha tenido para proponer á. las Córles sus reglas sobre estos objetos, son l a s ,mismas que tuvo la comisioQ de legislación de las Córles ordinarias, y se deducen de su propio contesto , por lo cual la comision- se abstiene de m a ­nifestarlas; sin embargo haciendo suyas estas dij-posiciones, ha rá en la discusión cuantas manifestnriones se exigieren sobre estos arliculos, com o sobre cuantos abraza todo el proyecto.

La comisión, de^pues de haberlo concluido ha oido sobre él a! gobierno y á cuantas personas sabías ha podido pedir c o n ­cejo; y de todas ha reunido ias modiücaciones y adiciones que fueran compatibles con sus bases.

A pesar de estas prevenciones , todavía volvió h examinarlo y tODiarlo de BueTo en consideracioo por todos sus aspectoe; y si

bien por la parte reII};iosa ha quedado satisfecha de qu« ne opo­niéndose en nada á la doclrina or lod oxa, restubkco á todo su vigor la parte mas esencial de la aiilis;ua disciplina esterna adop­tada en la iglesia u n iv ersa l, y por m ucho mas tiempo en la ig le­sia de E spaña; por la parle po íllca y económica se com place en q ne por esta ley se libraria á la nación de un yugo ignominioso y de una inmensa amorll^neion de bienes que arruinaba su in ­dustria rural.

Pero ninguna de estos perspeclivíis lisongea tanto á la com i­sión , com o la protección que por ella se dará al ctilto verdade­ro de nuestra santa religión, á la autoridad y dotación <le los m i­nistro» subsistentes, y á la justa indemnización que ofrece á »«u clero sobrante y á los partícipes legos de diezmos.

Persuadida pues la comisión de que ha concillado los prlnci-

f dos de la justicia con el espíritu de j a relig ión , de que proteje as legítimas facultades de su sacerdocio , y de que adopta los

medios mas legales de proveer á su su sten to , y los mas canóni­cos de reemplazarlo en la proporcion conveniente y n a d a m a s , cerrando la puerta á los títulos Intrusos ó desconocidos en la antigua d iscip lin a , propone á la deliberación de las Córtes el s i­guiente proyecto de ley .

C A P Í T U L O P R n i E R O .

D e la gerarquia y jitriadicoion eclesiástica.

Arlíctilo 1.* L a nación española reconoce com o i'inica gerar- qnía de su clero la que constibiiyen el primado do su Iglesia na­c io n a l , sus m uy reverendos a rzo b isp o s , sus reverendas obispos, tus párrocos r e c to r e s , sus presbíteros cooperadores^ v coa dju to­res, y 9US diáconos, subdiáconos y ministros Hiferiores ■conia canónica i^]>endencia de su órden y atitondad , y Iti' del centro de unidad en el sumo pontífice de Roma , conf«rme á la santa disciplinia de la iglesia católica apostólica* romana.

Art. 2.° T am bién reconoce la jurisdicci'üiie espiribunl que competie- á la iglesia y que ejercen y deben ejercer en España sus obispos, com o sucesores de los ap ó sto les , con toda la p en i- tud de facultades que recibieron inmediatamente dé Jesucristo en virtud de sus sagradas órdenes; sin perjuicio de los derechos esenciales al rom ano Pontífice en calidad de primado d« la igle* sia. univorsal, que reconoce igualmente.

Art. 3.® Sin e m b a rg o , no reconoce entre ellos el de las re­servas consentidas hasta ahora en perjuicio de la autoridad epis­c o p a l y del bien común. En su virtud lus obispos españoles de-

o ? )berán uò-ir IcMla sn duloriJaJ apostylicfv las (l«marcncÍoneí de sns diócesis rcs|icclivas, aái para abs(»is(*r como p ira «ar con arrej;lo á tos sa;{r.iilos c-inoiies d e la íg los ia , ptiro fin .exigir derecho alguno du los fieles que imploren su auxilio os- pii i lual.

A n . 4 -® T a m p o c o r e c o n o c e otra jur is f l icc ion ocjoslá.^lica e s­terna q ue la q u e e llos e je r c e n por sus Ir ib ü i i i le s en v ir in d ríe iiuestruis l e y e s , ni para mas causas ni casC$ q<ie las q u e e llas dc- slj'itíin ó e s ta b le o ic ie n en lo su ce s iv o ,

A r t . 5 .® T a m p o c o r e c o n o c e c o m o le^ilim a la pena do efiro- rm i?iion ip$o f a d o in c u r r e n (la , ni n in g u n a olra . p(íiia púMIoa ec les iást ica á q u e no p re ced a la confííáion del dolilo ó c o n v i c ­c ió n del r e o , y en á m b o s casos la ca n ó n ica n ion ic io u piM'Sciila j>or el níisnio Jesu cv is lo .

Art. ().® Cada obispo cuidará de la |j;r(‘y de una provincia c i v i l , según la división polílica del terril<»rlo español , con in­clusión de las partuquiüs caslrcnses que cxis lan en su terri­torio.

Ai’t. 7.® Cada m clropolllano lo será de todí-s !(>s obispados ó provincias políticas que esten inclu id is en el Jislrilu de cada provincia jfidloial. i

A ri. 8 .“ En virtud de los dos arlículos anlcriopes, el vica* riato general caslrense queda stjprinndo. Las causas pendiente» en su U'ibunal superior pasarán al tribunal esperia! y pi.ra log electos de qtJC Irala el artículo 20: las que lo fisU'» en s(is d e­legados pasarán á los ordinarios eclesiásticos, cumo se previcoo en el artículo 18.

Art. 9.® Así los obispos como los arzobispos fijarán su reai- dencia ordinaria en las capitales de sus pri>pi»s diócttbis.

Art. ÌO. Cuando circunstancias particulares á una provin­cia exijan en concepto del gobierno de los auxilios de nia>i obis­p o s , se suplirá esta falta por obispos auxiliares con i'(M*l¡icuoia en puntos determ inados, sujetos á las reglas canónicas de 1% disciplina de la iglesia española, respecto de esla clase de pre? lados. ,

Art. n . Así eslos prelados com o todos los demás obisppí españoles, elegidos que sean con arreglo á las l e j e s , s e r á n ' in ­mediatamente presentados por el H o y , y confirmados y consaf grados por el primado ó sus metropolllanos respeciívos, y en su defecto por el njas antiguo prelado de la misma metrópoli, contorme á la santa y antigua disclpliou de la iglesia de Es^ paña.

Art. 12. Las dignidades de primado y arzobispo serán do escala precisa en el ó id cu de la gerarqnia cclesláblltía espaúQ«

3

ia , y de provisíon r e a l , conforme al artículo 257 de la C o a s- l i tu c io n .

Art. i 3 . El gobierno cuidará de com unicar la elección de Jos nu<>vos obi:»poíi á Su Santidad, sin purjuicio de que lo hagan en la forma canónica do su consagración y conlirmacion por 'coudiiclo dtíl mismo go biern o, los intiy reverendos arzobispos y Jos obispos consagrantes y consagrados. Los obispos al consa­grarse harán la profesion de fe prescrita en la bula de la santi­dad de Pío I V , vñjtisum cst nobts e le ., y el jtiramenlo de gu ar­dar y hacer guardar la Conslitucion política de la monarcjuía; y con iguales requisitos se instituirán también el primado y me* tropolitanos en sus dignidades.

A r l . i 4 - El corlo número de los obispados actuales que es­code al de las provincias políticas ¡rá suprimiéndose sucesiva* K ie n le , 6 se trasladarán sus prelados en l;i forma que el g o b ie r­no d e le r m in e , sin perjuicio de los recursos pendientes sobre ca- pilalidftdes que so resolverán en las próximas Córles ordinarias, acerca de las cuales se arreglará el gobierno á lo que enlónccs se determine.

Art. i 5 . Todos los eclesiásticos regulares, y todos los cié r igos y párrocos ó a b a d e s , y priores de las órdenes militares, aunque hasta ^hora hayan ejercido ia jurisdicclúii llamada veré n u líiu s , quedan sujetos ai ordinario eclesiástico de la capital de ia provincia^, en cu yo distrito se hallen situadas sus iglesias res* {lectivas. ‘

Art. j 6 . Sin e m b a rg o , los eclesiásticos regulares quedarán viviendo bajo la dependencia de sus prelados locales , según la regla de su institnlo en todo lo que no se oponga á las leyes y d e c r e to s , ó á las disposiciones de los reverendos obispos en c u ­y o distrito [residan, y á cuya jurUdicciou pertenecen p o r los m ism os decretos.

A r l . 17. Todas las causas eclesiásticas se fenecerán en lo su* ceslvo en las provincias judiciales eclesiásticas, ó lo quo es lo m i s m o , en el recinto de cada m e tró p o l i , con Ires iostanclas á lo m as , sin perjuicio de los recursos de fuerza ó p ro te cc ió n , y lo s de nulidad y responsabilidad que podrán interponerse de I08 tribunales eclesiá^^tlcos á los tribunales civiles. La fornta y trá­m ites de eslos recursos, y los procedimientos de los tribunalc» eclesiásticos se arreglarán en los códigos de procedimientos.

Art. 18. Mientras que los nuevos códigos no tengan fuerza d e ley , los tribunales eclesiásticos ordinarios proseguirán cono­ciendo de las c a u s a s , y en el modo y forma que han conocido Ijasla a h o r a , sin olra diferencia que la de avocar á sí las qne és­ten pendientes eu los Iribunaies eclesiásticos inferiores quo so

suprimen por este ciecroto, y que esten enclavados en el territo» rio do »US nuevas domarcaciooes.

Art. 19. Las causas que csien pendieules (;n segunda ias* ta n d a se faliarúii por los tribunales dé tos metropolilauus ac­tuales.

Art. 9.0. Pero así estas causas, si son apeladas, c o m a las qne y» pendan en los tribunales de la K ota, de las órdenes m i­litares y del vic.'irialo general castrense , se continuarán y falla­rán por una sola sentencia en un tribunal especial, que elegirá el gobierno , do dos fiscales y de siete de los magistrados que actualm ente componen estos tribunales.

Art. 2>. En virtud d o lo s artículos anteriores el tribimal dd la Rola de la nunciatura apostólica , el de las órdenes milítarei y ol del vicario generí»! castrense quodan suprimidos.

Art. 22. Las rentHS de los obii>pos se determinan en el c a p í­tulo 4*® de esle d e cre to , en sus vacantes pertenecen por iguale» parles á los sucesores inmediatos, á los gobernadores eclesiásti­c o s , á las fubricas do las catedrales y á los seminarios conciliares de las diócesis. Las vacantes de las demás piezas eclesiásticas subsistentes se diütribuirán por ntilades , ung ul sucesor , de cuya parte se pagará al ecónomo qne sustituya la vacante doa< de fuese necesario, y otra al seiwinario respectivo.

Art. s 5. I.os obispos dispondrán de sus bienes por testamen­to com o ios demas ciudadanos,* ó sas parientes los heredarán alt ¿ntcstato con arreglo á las leyes. S e esceptuan únicamente el pontiiical y vasos sagrados que tengan p ro p io s , f que heredará su iglesia catedral.

Art. 24* Así que la comision de espolios y vacantes no Icn-, drá mas duración que la necesaria para dar cuenta al gobi<;rno de su estado y negocios pendientes.

Art. 25. Ki gobierno dará cuenta á las Córtes con la po si­ble brevedad del estado de los negocios y bienes de espolios y T a c a n te s , para que r e s u e lv a n sobre ellos y sus cargas de justicia lo que estimen e n tó n c e s por mas c o n v e n ie n te .

Art. 26 D e igual encargo y para el mismo fín so ocupará el gobierno del fondo pió bencíicial.

Art. 27. Los bienes raices de todas las mitras y derechos í ellas an ejos , fuera de las casas episcopales y demas lincas esccp- tuadas por los decretos de las C o r te s , pasarán asi como sus car­gas de'justicia á las juntas de partícipes en los bioaes eclesiábti« eos de qu j trata ei capítulo 4>* de este decreto.

C A P Í T U L O I L

h e l a s iglcsìa^ tf cab ild os tclesiàstlc'os.

Art. 28. En cada capitai de ' provìncia se conservará una scià intesta catedr;«! con un cabildo ec!esiú:it¡co.

Art. 29. El cabildo eclesìàslico es el consejo legal del o b is ­po y su cooperador en el gobierno dé su d ió ce iis|y en la p red i- C^ácion y administración dcl pfislo espiritual do la capital.

A ri. 3o. Cuoiidoi la silla episcopal vacare por innorte do! obisp«» ¿ po*’ deposición canóiúca ó civil, ó por estrañamionto dd los dominios españoles, el cabililo eclesiástico es el g o b e rn a ­dor legal del'obispado y i>ombrará los oficios al electo despues de elegir su* vicario ó vicarios goberuador¿s conforme á la d is­posición del concilio de T ren to : de toda esta disposición dará cuenta-inmediatamente al gobierno para su inteligencia, con la justificación que baste á darle pruebas do su zelo por la religión y de su amor al orden público establecido por la Constllucion y las leyes.

Art. 5 i . Ltys curas parrócos de la capitai y seis p reb en d a ­dos de oücio c<'n e f cargo y aptitud <le enseñar ias ciencias ecle- eiáslicas, morales y pohtlcüs en tos seminarios conciliares, seráa- los que en adelante compongan el cabildo canónico de cad íi6 a- te d r a l , sin mas distinción que la de la antigüedad en el orden del presbiterado. P or ahora se compondrá también y por el m is­m o orden de añligiiediid de las dignidades, canónigos y preb en ­dados de ias mismas iglesias y demas que se agregan por los arlícu los que subsiguen.' Art. 3 a. Aunque por la dUposicion del artículo 'precedonlo

en ausencia del obispo el presbítoro decano será el prosídenlo del cab ildo , míéutras vivan los deanes 6 presidentes actuales do las .catedrales subsistentes conservarün este honor.

Á f t . ’ÍS5 .‘ Tam bién se cMocarón en sus sillas por el orden del presbiterado: 1.° los dignidades: 2.® los can/jnigos: 3 .® los ra- tíVoi^erns dfe lay'batedríile» 7 colegiatas reunidas. Los abades de jbs c()legi{\tas se com prenden entre los dignidades.

Art. 34.' Todas las demás catedrales y todas Jas calogiatas, q ú e no sea ríecosario conservar para iglesia matriz e.n la capital del obispado doiide né hayf> catedral, se declaran supriniidas: lo* dos sns p reh e M a d ó s se agregarán en el órden estab'let ido por los arlículos ó i y -35 á-los cabildos que quedan subíls lenles por ^1 presenle decreto.

En la capital donde no hubiese coledral ni coleg iata , se girá e a iglesia may*^r la que se juzgub mas á pro^>ó¿ito, y se

e n ' Iras*

( a i )la«lar¿H é ellas los iiidÍvÍd,uos <lc «({uclbs col(*<¡;lala.s 6 caledralcs que en las pr<>viuc¡as vecinas no fucicu ueccsaiios por haljcr oli’os ca!)ilJos cclosiáíllcos.

A rl. ' >So ilw larun j-uljilados y <lÍ¿ponsa(los i]c asisllr y re - «illi- loUo« los probf.ndu Jos actuiiics ijuo liayan ciuiipluio sessula a»ios tle cdatl y tengan diez do ¿ n v ic io en probcudas ó cúralos, boucíicio> curados , vicarias curadaí ó f'.>ran(!as, Iribiinales ecle- siásliyfjíí ó cns«iiaiiza púb lica; ie d'-claran taiiibl'ui julillado.'» 1<)¡> (juc sin tenor sesenta años de edad len¡>;.iií veinlu de i íu a l ser­vicio. (^Kjedan t«n)J»ien dis'pehsados residir ios «juc pndez«aa achaíjurs graves biiU'iluales;y que los acrcditoa en dobida.fyrnia. anle, su prelado r(‘>peclivo. Lo serán asnnisiuo los qu» p r u e ­ben j|ue el leüjplc del pueblo ad’nnde debieran trasladaroc íes es D«>(oÍ)leniCDlc perjudicial. 'I'odoH eslos cobrariíin su rnula por eur tero , y podrán capilalizai la en los léraiinos que dispouu el a r t i ­c u la 99^

• Arl. 56 . En caalí|uiera edad y sin motivos do achaques ó f*lla de sa lud, podr<i retirarse el prebendado que ^usle de lo í a ctuales, pero con la rebaja del tercio de su dotacion, c c n la Cuwl se eulcnderá también su ilquidaclon al capltall/arla.

Ai*l. 57 . A los músicos prebeodados y ii ios qne eslcn o rd e ­nados iii sa cris les cabrA la inlsuíu suerte que á ios dsoias p r e ­bendados de IdS catedrabiái.y C^lejíiiílast á que perlencceii.

,,Art. 08. En' laS ¡j^leslas caledínies y colegialas que se, supri-» m eu por este d e c re lo , y que hayan ejercido por lurno la cura de a lm a s, se conservarán como párrocos y coadju to res, y con arreglo á los artículos 55 y 5G, aquellos de sus Individuos que el prelado del distrito en que este enclavada la iglesia suprlujída tenga por mas idoneos pera ejercer ol mini&lerlo parroquial; p e ­ro conservando en <?1 curato ú la persona que lo ejerciese ante­riorm ente por provisíon ó elección y cojaclou canónica.

Art. 39. Todos los Individuos de los cabüdtis quedan ob liga­d o s no solo á residir personalmenlo y contribuir ai culto de la iglesia coted ra l, sino también á predicar y coniesar en ella. T o ­dos los coadjutores y ordenados i/i s<ic¡'is a.'iillrau iguniuiente á solemnizarle , turaando, por mcijes ó, soniaaas y poí- t c rc iu s , ó en la proporcIon que eí prelado d e le r ju iu o , cuaudo. llegue el caso del artículo l\b.

Art. 4o. Los alumnos de los seminarios conciliares asis­tirán también lodos los domingos y fiestas solenuies.

A rl. 4 *« • Una tercera parle del homírario de los ind!\iduos de los cabildos se repa.'lirá ín ter pnvscnti;s por cuotas iguales.

Art. .Una tercera porción .de las reñías quc se asignun á las íabricas de las catedrales será la dotacion de los orgauistas y

canlores. Del olro tercio se pagarán los gastos de! culto y mini#» tros inferiores. E! otro se destinará á ia conservación y d eco ra­ción de sus templos.

Art. 4'3* listas obligaciones se determinarán por estatutos e s ­pecia les , que formarán los prelados» de modo que no impidan á los párrocos de la capital la asistencia de sus parroquias , ui que por cumplir con su ministerio pierdan cosa alguna do su h a b e r , aunque puedan ganar la parte que les corresponda cu an ­do se hallen presentes.

Art. 4 4 - cabildos de las iglesias catedrales quedan o b li­gados á 'c u m p lir las cargas de sufragios ó festividades afectas á los bienes que por fundaciones piadosas han poseido hasta a h o ­ra las m itras, las d ign id ad es , las iglesias , las p reb en d as, las capillas, los cabildos y las clerecías de cualquiera denominación y por cualquier titulo. Con igual obligación quedan los párroco» y coadjutores, respecto de las cargas que tengan los bienes do sus iglesias parroquiales 6 beneficios de cualquiera denomina-» cion. Si algunas iglesiáí quedaren m uy sobrecargadas con ob li­gaciones de esle g é n e ro , los prelados las repariirán prop orcio­nalmente entre las demás iglesias y eclesiásticos de la diócesis, sin perjuicio de las rebajas y conmutaciones que pueden h a cer cuando las ju/gan necesarias.

Art. 45. Miéntras'el nümero de los prebendados actuales con los que ahora se agreguen á los cabildos de las iglesias suprimi­das no baje en las sttlVnganeas de d o c e . y en las metropolitanas de diez y ocho , no se proveerá en otrus personas ninguna de las canoVigias de oficio d«“creladas en él arlículo 3 i .

Art. 4 * Kiilre tanto se consideran com o canónigos subsis­tentes los qtie lo sean de oficio a ctu a lm en te , y los que see nece* Scírio rompletar para el nám«iro de los seis do las dignidades, canónigos ó pre})onda<los acluales qtie lo hayan sido , ó de oíros prebendados quo tengan las circunstancia» que exigen , las leyes de ¡iistrucciou pública , entre quienes tendrán preferencia los que S <!ichas circunstancias añadan ia de haber sido párrocos ¿ presidentes de los cab ildos, ó gobern ado res , ó provisores, ó c a » ledrálicos de los seuiinarios ó universidades.

Art. 47* Pero 'los curas párrocos de la capital , verificada que sea 1a supresión ó atnnento de parroquias, conforme á lo« artículos 54 y siguientes, lomarán desde luego posesión d é su canongia nata , y su asiento en los cabildos por la antigüedad de su órden eu el presbiteraflo, y siu distinción entre todos los agregados , y con igualdad de honores y funciones que las otras dignidades y can ón igos, y con los d em ás-qu e se espresau al artículo í)4 ' Su número no debe entrar cu cuenta para los e lec­tos del artículo anterior.

* ( a 5 )

C A P Í T U L O I I L

D e los párrocos y coadjulons.

Arf. 48. Los párrocos quedan en ia clase íIc inlniíli’os ne­cesarios del culto. Su digniiiad es en la gorari[Uin ♦•clesi;Ul¡ca ia nías alia despues de la de los obispos. Su auloridad se osticude á todas las ig les ias , capillas ó santuarios de su fHijíreí'ía.

A rt. 49 * Los párrocos son inamovibles , su n-inistnlo es or­d in a r io , sin que pueda ser limitado en ?us funciones sin causa legitinja. Sin einbar<ro puede el R e y espalriarlos drl reino como ¿ lo» obispos y por lus inisnins causas, é inlervenir sus teniporali dados y di.«poner de ellas cout'ornie á esta ley.

A r l . 5o, La provIsion de curatos se hará precediendo oposi­ción en la forma que se previene por el decreto d(? las Cortes de 4 de m ayo do i 8 ; u , s i n perjuicio diíi derecho do presentación <l<v:los pueblos que estén en esta posesion. Todos los domas pa- tropalo» fuera dcl que com pete al Rí?y quedan abolidos.

Art. 5 i . En la previsión y presentación de los Cúralos se ien d rá consideración al m órilo literario que se haya probado pop los e je r c ic io s ; pero la calidad de tener conocicnientos eclesiásti-

,c o s , nioi'ales y políticos no será bastante si no es acompañada (lo custumbres lan puras como lo exige la santidad de su minis­terio, y de una conocida y probada adhesión á la Constitución.

A r t . , á 8‘. No podrá hacerse la previsión de curato en personaquo no tenga la edad de voínle y seis años cumplidos , y si el provisto no residiere pasados cuatro meses contados desde el dia d e su previsión , se considera que ha hecho «u renuncia , á mé- ¡nos q u e alguna imposibilidad l’i.sica ó m o r a l , qüe deberá probar, se lo impidiere.

Art. 53 . Los párrocos tendrán la inspección sobre todos los eclesiásticos q u e residan en sus foligresías , y serán culpables de omision voluntariu si teniendo conocimienlo d esú s Opiniones es- traviada? en materias religiosas ó políticas, y del abuso que h i ­cieren de t i las ó de su conducta poco edlíicauto, previa la c o rrec ­ción fraternal, no dies<m á las autoridades civiles 6 ec!esjásti> cas los avisos convenientes.

A r l . 54. E n cada parroquia habrá un solo párroco rector: en los que hubiere mas de uno se conservará el mas antiguo; los deroas serán trasladados á curatos de igual clase que los que obtengan. Lo mismo se entenderá respecto de los p á rro ­cos de los pueblos. , -

A rl. 65 . En los pueblos de cuarenta á ochenta vecino^ habrá un coadjutor.

Art. 56 . ïïn !os pueblos d« óchenla hasfa trescionfos veci­nos ?c erlgii’à ó con?+*rvai’á un curato que ioii'i de entrada ó de primera clase : dc -de trescientos selccieulos vecinos el c u ­rato será de segunda cluse o do ascenso; desde sclccienlüs en a<lt- iante será de tercera ciase 6 de término.

Art. 07. Hn las parroquias d ’* raaá de doscientos vecinos lia- l)r;'i un cura y un coodjjilor : on las d»í mas de setecientos veci* nos un cura y dos coa«ljiitores: en las di 'n jys de mil un citra y 1res ro ad ju to re s , aunientúndose otro coadjutor por cada (juinien- tos vecinos mas que tenga la l’olijsresia.

Art. 58 . El párroco del pueblo mas inmedialo á aquel en que liavn IHÌ solo coadjutor será eu rodtor, y temÎj'i cl derecho de inspección »olire esle y la obligación de-com unloarle sus iiis* Iriinciones y las órdenes que las autoridades civiles ó eclesióí- licas liaynn circulado.

A rt. 59. No podrA haber dos Iglesias parroquiales en los pue­blos cuya poblacion no pase de tros mil alma», ni 1res donde no esceda de s<‘is m i l , sirviendo e-la base ùnìc«mcnle para fij.ir el nùmero de parroquias t|ue deban allora conservarse on los p u e ­blos en qi|e resuUe mayor.

Art. Co. Kn lo-« pueMos donde deba suprimirse alguna p ar­roquia , conforme al artículo <pie precede, se conservarán aque­lla ó atjuelias que por su es le n sio n , su lo ca l id ad , construcción

' 6 otra rausa , ol'rc7x a m as ventajas al servicio público.Ár'l. V)]. La proporcion acordad;», en lo» artículos 55 y si-

^uiontosí podi-6 sufrii'ibüslatíto vcr iídad alguna-ó nJguna» pro* i:l,■i■as de la penin-nla en que las feligr«>sías istè tï disemiíiadaís.

Las diputocioues provinciales y los ordini'.rios doti»rmlnar6n en lalcA casos si es ó no necesario <d coínljiiUir, ounqmí la fflijírésra lio tenga veCitios, pero (Mmlívudo Mcmpre dr quo no Íallí>n los auxilios ni misa auu en las aldeas on que haya iglesia ó capi-

' lla en tjtjë pueda celebrarse. •Art. 62. So proliibe la provision do lodo benoftcio aunque soa

pah imoniál: en las'vacantes donde no Imbb'se -maS’ d^ uno* ec nom brará párroco ó coailjulur conforme á los artículos Ô5 y sí-

■ guíenles.Art. 63¿ En los pueblos donde haya muchos beneficiados de

los cuales alguno ó algunos ejerzan el minislcrio parroquial por delegación del o rd in a rio , se nombrará un párroco: los iMmeli- ciadcs se considerarán como coadjutores conlorm c á la hase «le los orlícidos of\ y siguíi-nles, tííniendo á los demas en considé- racion como se previene al a rtín d o C7.

Arti 0 4 - Cesará !a cura hai;ituai de almas de loda corpora- cion eclesiástic'r, cualese,uieia quo sean sus privilegios. MI tiríiii a- rio procederá dcade luego ul nombramiento de uu párroco ree-

t o r y los coadjutores quo corjcjípondan ai yecindario que tenga la paiToquia, oligiendo uno y o l io s enire ios individuos de la misma corporacioii qiní acreJiten iiabef coDlraido mayores nié- rilos literarios y políticos: eou ios detnas se tendrá ia misma consideración que so-previene en el artículo aiiter¡«»r.

A rt. 65 . Cesarán los curas nutuales ó auiovildes de cual­quiera denominación , subsistiendo en la clase de párrocos ó coadjutores, y con derechos de ta le s , ios que attualm enle se hallaren en esta clase, si no lo hubieren desmerecido en el des* empeño de su ministerio. ^

Art. 66. Los curatos de término serán desde luego ios de mas poblacion ademas de ios de la c a p ita l , com o se previene on los arliculos 56 y S j , pero sin perjuicio de los párrocos que los obtengan en el día en los pueblos de corto vecindario , los c u a le s , sin nueva oposicion , serán trasladados á los que les cor- ■rosponda por las reñías que disfrutahan, asi com o lo s^rán los de entrada y los de segundo térm ino, U las parroquias ó coadju­torías quo les pertenezcan por la nueva clasilicat ion.

Art. 67. E a esta supresión , provision, Iraslacion, y clasifica­ción do párrocos y co adju to re s , sin nueva oposicion de que h a ­bla el artículo an tecedon tc, se tendrá por los obispos en coftsi- deracion el mérito y antigüedad de los p^irrocos, bcnedciados, vicarios p erp etu o s, los foráneos con jurisdicción y los visitado* r e s , así com o las rentas que han disfrutado hasta aquí los unos

Í’ los o t r o s , sus m é rito s a u le r io re s , sus servic io s y ad h e sió n á a C o n s l itu c io n d e la m o n a r q u ía .

Art. 68. El coadjutor que sirva una iglesia separatia, ejerce* rá lodas la« facultades de párroco bajo la inspección decretada al artículo 58 .

Arl. 6(). - Nadie podrá ser ordenado tn aacrls ánles de ha­b e r cumplido veinte y cuatro años de e d a d , ni extra tém pora, ni dispensado en los intersticios quo designan los sagrados cár nones fuera de los provistos ó presentados para lus curatos ó coadjnlorías.

A r l . 70* Cesará p a r a -s ie m p re todo subsidio eclesiástico, quedando los individuos del c le r o , como quedan por esta ley , y c^n arreglo á la C o n stitu c ión , sujetos al pago dé contribuciones vigentes para los demas cnipleados públicos. .

A r t . 7 1 , El p lan de p arro q u ia s en M adrid y e n lo d as las c a ­pita les , c u y a p o b la c ió n escoda do c in c u e n ta m il a l m a s , se a r r e ­g la rá por los p re lad o s e c l e s iá s t i c o s , d ip utac io n es p ro vin cia les y a y u a la m ie n t o s do ias m ism.is c a p i t a l e s , según las re g la s q u e lu a s c o a v e n g a u p o r su lo ca lid a d ai s e r v ic io p ú b l i c o , subsistiea»

4

do no olislnnlc (ie las-actnfíle>, afjupllas cuya félígrosía tongq la pu})lac¡on que pt-fscrlho el arii'culo 5q.

Arl. 7 ‘2. Todos los pArmcos casíronses reconocerán com o su prcílaílo ordi/iiirio al prelada) rld distrito donile resida su par- ro(iiiia , ul cual acudirán cu lodos los casos en que sea nectsaria Ja ifilo.rvüticion do la auloridad episcopal.

Art. 75. Los párrocos caslr«;nso8 de los cuerpos destinados á espediciones m<iritinias si se (íonsldornsen con necesidad <le algunas laculladcs cslraordin arias, ias pedirán al obispo dol puerto en que se hayan de em barcar.

A r l . 7/,. No se reconoce otro lílulo de órdenes que el de a d cu ra m a n tm a r u in , con designación á las iglesias catedrales, parroquiales ó coadjutorías, 6 para suj)lir á los párrocos res­pecto d j los individuos de los seminarios conciliares.

Art. 75. A los párrocos ó coadjutores que se imposi]>iliten por enfermedad incurable ó habitual ,. los suplirán los semina- l*ios por sus individuos , ú otros eclesiásticos seculares ó re g u ­lares que enviarán á su costa con acuerdo del prelado para su­plir al propietario, á quien se lo conservará toda su renta.

Art. 76. Si cualquiera de los eclesiásticos cesantes por esla ley ó los agregados á las cátedras tijviesen voluntad de continuar Ifi carrera eclesiástica , se presentarán para este fin al prelado ó ai consejo «le estado, y serán atendidos según sus servicios y cic- ■cunst'ancias; pero en el caso de conseguir un destino de renta m a yo r , entrará la suya en la junta de los bienes prediales <le los demás parlícipes , y si fu e r e m e n o r , ó aunque no lo f(jese, prc'íiriese ó retuviese la suya , entrará la de! nuevo destino en la junta de partícipes del obispado en que le ejerza, ó se le tomará la parte de que se le baya indemnizado.

A lt . 77 . Todos los eclesiásticos vestirán modestamente , sin dejar sti Irage talar en el e jercicio de sus funciones, y vivirán com o lo exige la pureza de su n)¡nislerio.

lín este artículo están comprendidos los eclesiásticos secnlarl- «ailos y los seculdres ((ue quedarán cesantes por esta ley , á quie­nes sin embargo se l 'S conservará en- lodas las consideraciones de honor y respeto de que han gozado hasta ahora.

C A P Í T U L O I V .

D e los bienes j d o la cion d e l clero y del culto,

A r l . 78. L i m^ion reconoce la obligación <le contrib uir p a ­ta dolar dcceulem eute el c lero español y para los gastos dcl

....................... ( » 7 ) . ,cu llo ile la rolipìoi) cristiano, Siiucionadc» en la Conslitucion <lo Ja jnnnarqiiíü de 181«,

Ari. 79. La k*y (Inelnra obii^ndos á cnhrir !a conlvibucion necesaria al t'foclo, h lodos los habilanles cojilr ibiiyonlcs e^pa* ñoies 6 avecindados en España , de cualquiera país ó rel¡|íion que sean , y á proporción do sus bienes.

A rl. 80. P a ra hacer mas llevadera esta contribución ¡í !os fio* le s , atendida la midlltud de obligaciones con que nos han de­jado gravados imcslFOS m ayores, se habilitan pora trabajar to*. dos los dias en que estaba prohibido a n teriorm en le , ¿ escepcion do los dominaos de lodo el año , el dia 1.* de Pascua de N aví^ d a d , el de ia C ir c u n c is ió n , E p ifa n ia , A scen sió n y Corpus C r is t i , los de Ja C oncep ción y A su n c ió n de N uestra Hcñora . y Jos días de 6’a/t J u a n lin u lis la , S a n Pedro y S a n P a h lo apóstoles, y S a n tia g o , patron de España. Los prelados locales trasladarán las festividades de los sanios patronos de. las iglesias y pueblos de las diócesis respectivas á los domingos mas próximos en quo tengan cabimiento por e l ritual.

Art. 81 . l ‘ l clero de la gerarquía eclesiástica que queda establecida por el art. j .° de este decreto , es ol único que tieno derecho á las rentas de esta contribución eclesiástica.

A rl. 82. En sa virtud quedarán abolidos to áo s lo s diezmos, medios diezmos y primicias que gravitaban liasta aquí sobre las clases mas sobrecargadas de la nación. '

Art. 83 . Quedan suprimidos asimismo los derechos de es­tola que desconceptuaban las gracias y auxilios de la religión de Jesucristo.

Art. 84- Los fieles sin embargo podrán continuar llevando sus ofrendas voluntarias al pie de los a liares , en el ofertorio d e la misa m ayor precisam ente, sin que en las iglesias so p e r­niila otra exacción ó cuesluacion. Ei importe de las ofrenclas se invertirá por terceras partes en el decoro del c u lto y de ios tem plos, en obras de caridad ó beneficencia cou los pobres de la parroquia , y en sufragios por sus difuntos.

Art. 85 . En virtud del artículo 79 lodos los fieles adqul^^ren derecho á ser asistidos y auxiliados en t^ das sus necesidades espirituales, en sus dispensas matrimoniales y demas que los cánones permiten , y aun en sus funerales y sufragios com u­n e s . sin pagar mas obvencion.

A rl. 86. Los funerales que deberán hacerse gratuitamente á todos los f íeles, son los de entierro y oficio de difuntos y una misa solemne de requiem con su vigilia. El gobierno c u i­dará de disminuir el lujo de los entierros y los abusos quo ea este punto se oponen á la verdadera piedad.

Art. 87. Los prelados lücalos cuidarán esmeradamente del cunipliniionlo de su deber sobre lodos los párrocos , asi com o es­tos sobro SU!» c o a d ji i lo re s , y unos y otros en que le doscDipcñen con prontitud y la unción propia de su santo m inisterio , no solo en la adnntíistí-acion de sacramentos, sino también en exhortar á sus íieifs sobre las obligaciones y virtudes cristianas v sociales.

Art. 88. La dotaclon de todos los Individuos del clero sub­sistente , será señalada en cada obispado por la diputación de la provincia con acuerdo del prelado 6 gobernador eclo- s iá s lico , entre los dos térmiuos designados por los arlículoasiguientes :

Art. 89. Arzobispo primado. . . . . Para gastos de sus Iribnnab.s , jueces

y si'crelarin.................................................

200.000. Soo.oüo.

60.000. 80.000.100,000, 120.000,

So.ooo. 60.000.60.000, 100.000.a ó.ooo. 45.000.Í2.000* 32 .000 .

8.000. 20.000«

8.000. 16.000.6.000. 10.000.

4.000. 6.000.'2.5oa. 4*5oo,

Para sus Iribunnles, jueces y secretaría.Obispos sul'i aganeos. . . . . . . . . .Píii-M sus tr ibunales, jueces y secreíaria.(!uralos y canongíns de olicio de la corle.Curatos y canongías de oílcio de la» de­

más capitales..............................................Los otros curatos de 5 . * c la s c ó de lér-

m ino..............................................................L o s cúralos de 2 .“ ó de ascenso. . . .Los de 1.* ó de entrada. . . . . . . .C oadjuloros........................................

Art. 90. Las í'ábricas de las «iglesias parroquiales rurales y catedrales, se dotarán alendidas las circunstancias, con lo que' estimen necesario las dipulaciones provinciales, de acuerdo con ios prelados: en caso de duda decidirá el gobierno.

A r l . 91 La contribucitm eclesiásllca subirá en cada pro- Tlncia á lo que smnen todas las dotaciones decididas por la» bases que se establecen en los artículos anteriores. Su Impor­te se repartirá á los pueblos por !a diputación provincial con- la misma proporcion (joe las demas contrlbucioD es: con la Hiisnia se distribuirá entre sus habitantes y se recaudará por sos ayunlanii<’ ütos , los que la entregarán bajo la responsa­bilidad de l<Mos sus Intllviduos, Incluso el secretario, á los curas pí'irrocos de cada feligres ía , ó por sus órdenes á los clllc^ros ó recaudadores noníbrados por ellos á satisfacción de los obispo».

Art. 9 ‘2. Los recaudadores tendrán su libro de tazim'as, d o n ­de asentarán todas las entradas y salidas de dinciro y frutos con la' especiílcaolon de su aprecio y las reglas mandadas observar ante- riormetilepara la adiuluislracioo y custodia de los frutos decimalos*

(^ o )Art. 95. Los contrlbuyenles podrán salisfacer la cuota de

sil conlnbiiciüH eclcsi.tstica en dinero ó eii granos ó c a ld o s , ó los frulos que sean do fácil consorvarion , bien sea por co n - rencioii con el j)áiroco ó su poderhabioiile, ó bien á precio de nnTCíido, atendida la época de su vciiciiuienlo , á lo cual nua- ca podrán nojiarso.

Art. 94 Los cabildos de cnnónigos p e rc ib íJ o res , cuidarán do designar y disUibuir su cuola á cada eclesiástico y fábri­ca en las cillas de los pueblos do su residencia si a lcan zaren , y si no alcjinzfiren en las cillas de los mas ce rca n o s , regu lan ­do siempre los frutos á los precios recib idos, y reservándose el cabildo para s j , para la fábrica de la catedral y para el obispo la porciou recaudada t n dinero ó en los frutos de mas fácil traspor­te de lodas las cillas de las parroquias en <|ue resultará el sobran­te que b‘s debe correspoiK cr por su asignación.

Al t. 9Ó. fo d in |.>s pueblos ([ucdan oblignd<»s ú satisfacer las (fiiiebras de la cobranza dtj esta sagrada contribución respecto de ia (miebra repartida á cada ayuJilaínie.nt<»,

A rl. 9G. Todos los demás ecli’siáslicos, sean deanes, d ig n i­dades 6 prebendados de cu.ilquit'ra esp ecie , bien pertenezcan á las cat^'drales suiisi>tenlea por el presenle «lecrelo ó ó las su- pri.indas, asi com o todos los beneíici.idos, preslanli^tas ó Inte- resaiJos de cuaL|uiera denominación en las reñías eclesiásticas por colacion canónit a , que no queden adscritos á la iglesia en cdl¡<lad de a rzob ispo s, obispos, jiarrocos , p resb íteros, co o p e­radores /) c o a d ju to re s , cobrarán sus reul.is anuales calculadas >'»r el últitno espediente para pago del subsidio de la masa de os bienes raíces ei leslásíicos , en imion con los parlícipes le ­

gos , á cuya jiuUa pasarán todos sin mas dilación y bjtjo las r e ­glas é instrucción dada por la comisión de visita del crédito p ú ­blico , aiinque sin hacer distinción de bienes por sns fundacio­nes , y sin otra escepciun que las trojes 6 paneras ó bodcígas 6 alni.icenes de ias c i l la s . y las casas de habitación que corres­ponda en cada poblacion al de curas párrocos , canónigos de oK« io y coadjul<tres que resulten por esla ley. Los h u e rto s , j a r ­dines ó cercas conjiguas á estas casas , so consideran com o par- ti-s de ellas. La conservación de sus ediíiclos es obligación de cada poseedor.- Art. Sin emliar^o de lo quo so previene en oí artículo

a n te r ;o r , que la nación siento no poder ri-alizar en lodas sus partes, á los eclesiásticos que justifiquen por el último espedien­te formado p«ra el pago del subsidio que perciliian m ayor s u ­ma que la de veinte mil reales, no se Us abonará sitio esta 8UUU y el diez por ciento de lo que escediese la que percibían, abonámloseles también por la misma cuenta el año post m o r- tem ó la parle proporcional que de él tuvieren g a n a d a , así co-

m n A lo? ricmn'i oc.Jf’ sìi^sllcos r|iKr i i t v i f r o n a f ì q m r ù l o latini (lorenliQ.Arl. <j8. La jiìnla de los parlicipos legos se anmejilarà cii-

lónccs en'cfldo obispado como está doinarcndo acli ia ltn en le , do un roprest'utanle por el cabildo de su Oiilodrfd , y de d o s , don­ile los luibiese habido; de o h o por las co leg ia la s , y do olro por los depias ¡nleresados eclesiàsUcos de a(|uella diócesis.

Art. ()9. Cada inlrresado eclesiaslico ó lego qne haya p ro ­bado en ia junta su derecho , aquel por el Ululo de su c o la ­ción , y este por los do svi ad(|uisicii>n á lilulo ontToso ó d e re- •coniprnsa, podrá capitalizar su renla en virtud del espedictita que ha de ¡uslruirse en la ju n ta , informarse por el comisiona“ do especial y aprobarse por el crédilo público con arreglo á las -leyes vigentes sobre capitalizaciones.

Art. 100. llesp(5Cto de los inslitntos de beneficencia ó ins­trucción p ú b lica , se procederá en la indem nización de eslos bienes con arreglo á los decretos v igentes, en el concep to de que no se les deberá admilir com o títulos legítimos sino las conccsioncs reales y las bulas pontificias que hayan sido reco­nocidas y confirmadas por nuestros reyes.

Art. 101. L 1 título de estas concesiones y ios títulos one­rosos y de .recom pensa, se graduarán para el abono del cap i­tal por veinte r<?nlas, considerando el producto medio de lo co­b rado en el último quiníjueuio com o renta fija. Los títulos de recompensa , para esle efecto solo tendrán valor legal respec­to de los poseedores que perlcnczan á la liuea dicrota de los agra­ciados.

Art. 102. El crédito púl)Iíco proveerá á los interesados de cédulas de créditos espedidas al intento.

Art. .io3 . El derecho que se concede por el artículo ante­rior á los partícipes legos y eclesiásticos, no escluy la enage- nacion de este papel de c ré d ilo ; pero no se reconocerá c o a interés por el crédito público sino respecto de aquel á cuyo fa­vor fue em il id o , y solo para efecto de com prar los bienes eclc- siáslicos.

Art. 104. Todos estos interesados y solos ellos tienen d e­recho á comprar y pagar con el valor de sus cédtdas, las fin­cas de estos b ie n e s , (]ue se venderán inmediatamente que la postura cubra veinte rentas, y se rematarán por el comisiona* do del créililo público y j)or el órden y trámites que se rem a­tan ahora las fincas del mismo crédito.

Art. i o 5 . Pagados ó satisfechos que sean los interesados e a los bienes raices eclesiásticos y derechos á ellos a n e jo s , se apli­ca su sobrante al n>ismo crédilo público. E n ire ta n lo , los que ,no quieran capitalizar, cobrarán sus reñías de lus producto»

do füohos bienios, en dinero ó cu esp ecie , ó en adjuflicaclones de sus liiirus ó dcreclios l eeotjocidos sobro e l l a s , valuadas pop voirile reiilns. Todas las ílncas ijuii ó Talla do fondos, senn n e ­cesarias para hacer p a g o , se irán adjudicando ó hipotecando por eslías oliligacioncs, que se acordarán en las juntas de partícipes en los liiones eclesiásticos, y despacharán por otor;íainienlo del conii>ionad<) e s p c c io l , dan<lo cuonla al cré<lito público.

Art. lof i . Todos los interesados que por el medio estable­cido en (d arlículo an terior , adquiriesen derecho ó las fincas eclesiásticas ó parle de e llas , y por la cantidad que les estu­viesen oi)li|íadas é hipotecadas, podrán disponer de este dere- ctio y su cap ital , y testar sobre él com o sobre cualquiera otra propiedad ó capital de censo del órden coniiin y legal.

Al t. 1 0 7 . A c o n se c u e n c ia <Ie lo d ispuesto en el a rt icu lo 44 » todos los b ien es ec los iá s licos q u e en él se re f ieren se v e n d e r á n libres do las ca rg as eclesiásticas co n qtie los g rav a ro n los f u n d a ­d o r e s , pero no de l a s c a r l a s c i v i l e s , c u y o im p o rte se d e d u c i ­r á de la va lu a ció n de estos b i e n e s , é irá afecta á ellos co m o •CJaNjuiera otro ce n s o civÜ.

Ai'l. 108. Sin em bargo, las juntas de participes en los bienes eclesióslicos podrán tran.sigir con ios interesados en aquellos «le- Techos y acordar y llevar á efecto sus transacciones y redencio* u e s , siempre que sean aprobadas por ei crédito público*

C A P Í T U L O V .

D e (os sem inarios conciliares^-

Art. 109. En cada provincia , (ó lo que es lo m ism o , pop' esle decreto en cada obispado) habrá un seminario conciliar , donde <ioberá educarse el número de jóvenes q u e , según las probabilidades (le la vida h u m a n a , pueda reemplazar y substi­tuir el número de curas y coadjutores que resultcu necesario» en la misma diócesis por las bases de esta ley.

Art. 1 10. L n las provincias donde resultaren dos ó mas se­m inarios, se reunirán lodos en el único que debe haber en c a ­da capital.

A rl. 1 1 1 . La admisión do los alumnos de los seminarios se' fundará en su cond<icta morai y la instrucción que se requiere para ser nialriculaiJos tn l.is universidades de lercer;i enseñanza: «u educación literaria se arreglará á las demas leyes de instruc­ción púb lica , sobre cuya observancia velará la dirección gene­ral do estudios: su educación moral y religiosa se dirigirá bajo la iuiucdiíila iuspccciou de ios oi>ispos, á Ibrmai- sacerdotes ciu-

daflíinos que honren la monarquía y la iglesia española. E( gó- Lierno cuidará de que una y otra educación se dirijan á esto» ííties; de que su número se proporcione por las bases anlerio- r e s ; y <le que lengíui loca! á propósilo , proveyendo donde fa l ­l a r e , coQ los conventos suprimif!os 6 con los e x is le n le s , aun ­que para tísle objeto sea necesario distribuir ios individuos de a l­guna comunidad en oíros convenios de la misma órden.

Art. 1 12 . Las disposicioíies anteriores no perjudicarán á loa alumnos actuales en muñera alguna.

Art. i i 5 . Lsias casas se dispondrán de manera que sirvan también para casas de detención y corrección de los eclesiásti­c o s , aunque con la debida sppnracion.

A rt. 1 i 4 ‘ Las rentas do l;is lincas y cansos que posean a c ­tu a lm e n te , y las de l is vacantes en las cuotas decretadas pop él articulo 29. y todas las asintiacione^! par t carg;a8 de misas y ani­versarios itnpueslas sobre los bienes libres y vinculados que po­seen hoy los pvo¡>iot.'irio< p jr l ic . i la re s , y cualesquiera que seaa los poseedores q.ie los obteii 'an en aclelante , se adjudican d e s ­do ahora á la iglesia d'd obispa«!!» donde rad iq u e n , con cargo de cumplirlas p:>p <*,1 c lero »le la diócesis p^ra la conservación y sustento de estos seminarios y casa« de correcci(»n.

Art. 1 1 5 . Estas carcas p o ln iu reliiiiirse por un capital cop- respon-diento á treinta an;i ili l.ides en iu<;’.rip('.if)nes sobre el gran Iil)ro de la deuda pública , que se e-ilre^arán al s e m im rio dol obisiíado donde radiqikiu l is (incas , d<í 'jufs'otor^j;irán la co rres­pondiente escritura da reJiMiciou. T >dos lus quedan obli|>;ados á convertir en inscripción'*!* del gran libro dentro (te! tórniiuo de diez años (d valor de »odis l is lincas rjue posoaa, a<í 'com o las que poseyorou en lo sucesivo por adjudicaeioaes do estos censos.

A pI. i j 6. L os prelados eclesiásticos fopinirán s ó b r e la s ba» Res de los artículos anteriores los eslUulOñ de estas casas re li­giosas , pero no principiarán á observarse hasta i|ue con inlor- m e de la diputación provincial re<¡)'u’'t ivi y de la d íre cu o n go- Seral de ésludioó, io3 aj>ruebe el gobierno.

C A P Í T L L O \ í .

D o las eapcU anias eclesiásticas y Uiicales.

Art. 1 1 7 . T odas la« capellanías eclesiásticas ó de patrimonio eclosiásHco, muertos los actuales poseedores ó cu.indo los ca­pellanes aclnales pasen á la clase de párrocos ó rojidjutores ó demas dcitiuos dcl clero subsistente, quedan suprimidas«

A r t . 1 18. E«fá disposición se e n t ien d e co n los in dividuos de ias C'ipillas de las ijjlesias c a t e d r a l e s , coÍe^Íat<)s ó p arro q u ia les , qu e d a n d o e n su v ig o r re s p e cto de ias o b l ig a c io n e s de estas c a ­pillas y c a p e l ia n p s , lo d ispuesto en e l a r t icu lo 4 4.

A r t . 1 1 9 . l o í l o s los b ie n e s de ca p il la s y ca p e l la n e s q u o »0 éspi“esan en los dos a rt ícu los a n t e r i o r e s , irá n eu tra jid o c q U s ju n ta s de p ar l íc ip e s d«* bienes.eclesiiásticos, co n la p ro gresió n q u e re su lta do lo <lispuesto en los m ísintis a r t ícu lo s .

A rt . 12 0. T o d a s las c a p e lU m a a d e s a n g r o y todo# los p a t r o ­natos do legos de p a tr o n a to pasivo q t ie están s u p ru m id o s p o r lo$ d e cre to s de las C ó r t e s , y han pasar á las rospecLivas fd u íi . l ias c u a n d o oslen v a c a n t e s , q u e d a n su jeto s á las d isposicionos s i g u i e n t e s :

A r t . J 2 I . S e d e c la r a p o r regla g e n e ra l q u o en c o n f o r i n i ' da d á d ich o s d e c r e t o s , los b i e n e s , re n ta s y de m ás o iD oluuien toi perlí íí ieeii ihtes á las c a p e llan ías do p atron ato p asivo de s a n g r e , a iu iq u e sean cohvtivas; y los p a tro n a to s d e l e g o s , (cu alq u ie r* q n e sea la n a lu r a le z a d e su fu n d a c ió n ) co n tal q u e l lam o á p a ­r ie n te s del fu n d a d o r , con la o b l ig a c ió n d e o r d e n a r s e , son y a le- g n liu e n le la icales y l ib r e s , y en este c o n c e p t o , m u e rto s los po- s e e d o r e ' i , d e b e n v o lv e r á las re s p e c t iv a s fam ilias .

A r t , i ‘i 2 . S e h a c e ostensiva esta d isp o sic ió n á las vacante» c iv i le s de p riv ació n y re n u n c ia .

A r l . i*¿3 . í .os d e m á s p atron a to s rea les de leg o s sign en la con lic ión d e las v in cu la c io n e s p o r las le y e s y d e c r e lo s v ig e n te s .

A r t . 12 4 . L-«s person as q u e con-stituyen ias fam ilias á q u ie ­n es p erte n ece n los b ien es y d íre c h o s de los p atron ato s y c a p e ­llanías la icales espresrtil;ís en los a rt ícu los 12 0 y J 2 i , son las d e a quellas líneas que h a y a n si 'lo llam^i l.is co u p re fe re n c ia i\ s a p re se n ta c ió n ó patron ato pasivo p o r los resper,lÍvos fu n d ad o res , y q u e al t iem p o de la sucesión ó va c a n te se hallen en un m is ­m o g r a d o , sean varones ó h e m b ra s , y a u n q u e p ro ce d an de lí­n e a s l lam adas qi*e p o r no h a b e r ten ido varón ó rio c o n c u r r ir e o esto la c i r c u n s ta n c ia do ed a d y d e m á s requisitos legales para o rd e n a r s e , h ayan sido postergadas en la p resen tación .

A r t . 125 . No so c o m p re t íd en e n tre estas person as las d é l a s l íneas á q u ie n e s p o r la fu n d a c ió n n o se les da m as d e re c h o que el p atro n a to netivo.

A rt . la f) . S i no h u b ies e p ir ie n t e s d é l o s f u n d a d o r e s , por las l íneas l lam adas al p ü tro n alo |)asivo, m u e rto s los actuales p o s e e d o r e s , pasarán á l.is ju n ta s d e p artíc ipes en los hi-.ne,« e c les iást ico s c o í» sus cangas de ju stic ia y c o o la o b lig a c ió n p res­cr i ta e n el a rt icu lo 4 4.

Art. 12 7 . Son y se declaran vacantes: p rim ero, las cape-5

llanías y palronalos que lo estun natural y cÍTiloiente desdo la resol<i( íon de la« Córtes de 29« de junio de )$ 2 i : se|í;undo: la» en/qui* ántes de aquella fecha los interesados no hubiesen o b ­tenido ia institución canónica ó la posesion quieta y pacifica- m o n t e , aunque tengan á su favor la presentación y adjudica­ción, y aun 1a co lac io n , si cualquiera de ellas es litigiosa y no pasada en autoridad de cosa juzg;ada.

Arl. 128. Los actuales poseedores si no estuviesen ordena­dos in sacris y estuviesen en el caso de los arlículos 121 y 124 podrán disponer libremente de lodos los bienes y m i t a s de d i i chas capellanías y patronatos, si fuesen solos ó de lu parto que íes pí'rtenezca , en concurrencia con otros que estando en el m i'n io gra d o , tengan igual dor<(ho. Pero si eslos poseedores no ordenados m sa cris , no se hallaser> en derecho igual ó pre­ferente á otras l íneas, no estarán obligados á renunciar sus ren­tas aun cuando se casen , en atención ù que la ley anula este t í ­tulo para ordenarse; pero á su fuilcciiuíento volverán á las l i ­neas preferentes.

Art. 129. S i dichos poseedores estuviesen ordenados in sacris y en el caso de los citados artículos^ 121 y 124 y tuviesen por otra parle hi competente congrua s in o d a l , podrán lanibien dis­poner de los bienes v rentas de sus capellanías ó patronatos del mismo modo y en los uiìmuos lérminos (|ue se espresan en el arlículo a n te r io r , pero si las capellanías ó patronatos constitu­yesen su congrua sustentación , solo podrán disponer en los l,ér: minos indicados de ia parto que les pertenezca y csceda de la congrua.• Arl. i 3o. Píira facilitar por todos los demas medios posibles Ja libre circulación de los bienes amortizados , se declaran .comprendidas en la disposición de los arlículos- 121 y 124 las memorias y patronatos píos de sangre , que por haberse insti­tuido en provecho de los p.irientes de sus fundadores, quedaron escepiuados de aplicarse al pago de la deuda nacional por el artículo 17 del decreto de 9 d e noviiMnbrede 1820.

Art. i 3 i. Los parientrí de uu nusnio grado de las líneas -llamadas con preferencia pai'a ser socorridas, heredarán los bienes de estas memorias ú obras pias , sin perjuicio de las pensiones, dotes y d<;mas dt-rechos vencidos ó declarados legal­m ente á favor de personas partieiilarés, cuyas cargas de, justi­cia deberán satisfacer religiosamente luego que entren en pose­sión.

Art. i 32 . Las que estén ocupadas com o congrua de los or­denados in sacris no se consideran vacantes hasU que faliezcau ^ renuncien los actuales posc^edores.

C A P Í T U L O V I L

• V. . P r o v id e n c ia s generales sobre la ejecu ción d e esla (e j. '

Art. i 53 . Todos los que se creyeren Agraviados en la e je ­cución d e esla ley podrán acudir al gobierno ó á los Iribunales com petenles.

A r l . 134. El go b ie rn o queda encargado de resolver lodas las dudas que o c u rra n en la ejecución de esia le y ; lo queda asimismo de r e c o g e r todos los dalos necesarios para arreglar el clero en u ltram ar; entrelanlo solo se conjprenden en ella la poblacion y ob isp a d os del terrilorio de la península é islas y posesiones adyacentes.

Art. i 3 5 . Esta ley principiará á ponerse en ejecución des­de lu e g o , respecto de las traslaciones de ob isp o s , agregaciones y supresiones de las c a te d ra le s , colegialas y parroquias que en é\ se p r e sc r ib e n , ponióudose de acuerdo los prelados y diputa­c ion es provinciales , así com o en todo lo deuias que en e la se p rev ien e, fuera do la supresioi» de! medio d iezm o , primicias y derechos de estola , que concluirán con el presente año civil, debiendo principiar la contribución que en ella se decrela en el próximo año económico , cuyos tercios servirán á la dolacion <lel c lero y sustento del culto del año eclesiáslico q 'ie p r in c i­piará en la primera dominica de adviento del presenle año de i 8 ü5 .

Art . i 56 . A la entrega de los bienes prediales, foros, c e n ­sos , cnfiléusis y dernas derechos mandados pasar á las junlas de parlícipes en los bienes eclesiásíicos, se lotuarán cu en tas , y recaudarán los rt^dilos (|ue los niUmos bienes y derechos han producido desde 1.® de enero <Ie i 8 y i . Sin em barco, en aquellas iglesias cuyos indlvl*luos no hayan percibido la renta media acordada por el decreto de las Córtes de 29 tic junio de 1822, y no hayan percibiclo mas contando con los réditos de dichas fincas, se habráfi por bien adjudicados ó se adjudicarán al e fe c ­to. Los que hayan percibido de niénos serán iudemni/ados por )a cantidad quo se les deba con arreglo á esta base en la junta de partícipes en los espresados b ienes, así com o se les cargará para su liquidación á los que los hayan percibido por la c an li- dad escedenle al término medio prefijado en aquel decreto. Por las mismas reglas se hará la liquidación á las fábricas de las iglesias. A los beneficiados simples de cualquiera denominación se les liquidará por la baso establecida á los arlículos 9G y 97.

Las C ó r te s , sin e m b a rg o , con sus luces superiores recíifi-

caran esle proyecto de ley ó acordarán Io mas conveniente. Madrid i i de enero de r S a S . — Juan P a c h e c o .^ D o m i n g o So- xnoza. ^ Toriblo N u n e z . s Antonio M arlioez Velascò. s r Jaime Gii Orduña. zsGraciliario Afonzo, ssS o fl l ia g o Sedevo» S 'G reg o * rio Agustiu S au z de Yillavieja.

V O T O P A R T I C U L A R .

A a n q a e me es harto doloroso, oo puedo «^ooforoiartne con el <]ictáuien de mis dignos coiupaderos sohre el proyecto antecedente .de arreglo definitivo del clero es{»aávl. M e be viato obligado á to> mar este partido que mi corazon repugaí^a pof jmíuíms razojje«, y •entre ellas

1? Porque la situación lastimosa á que le ve b o y reducido el respetable clero espaiíol, carecien ^ de medie«para subsistir, y c a i i forzado á perecer d mendigar, pide remedio urgeote; pero la tir* gencia es tan m arcada, que no permite desaprovechar los nio- m entos, y hace peligrosa ia diladoo. PJt proyecto que la coinisic» presenta no puede ser esta medicina: porque su discusión solü exige meses, y otros tantos ó muchos mas para los trámites b^sta la sanción , publicación, circulación y ejecución, la cual es coiu> plicadísima. No ea pues este proyecto ( aun suponidodolo eacelente) el remedio opoxtujio para la miseria ejecutiva que aqueja á nues­tro clero.

2? Porque el arreglo que ( i mi entender) u t g e , debe ser cas! solamente de basas, de disposiciones capitales, que reinediando en el dia lo mas preciso, y que no da espera, sirvan de cimien­to para que despues en reglamentos particulares se establezcan los pormenores q u e , aunque necesarios, no son de la primera urgen­cia. L a subsistencia del clero para el presente auo es lo que mas u r g e ; y y o veo que por el arreglo no se consigue.

3? Porque nada se habla esprtsamente de) influjo romano so­bre el clero español, es d ec ir , del influjo de un scü^rano estraa- gero que puede llevar las miras de eaiender su dominación 6 íb- teresarse por las de otros gabinetes. Verdad ea q u e se alude al punto en vatios artículos, pero omitir el espresarlo, obliga á que en lugar de una discusión h a ya muchas.

4? Porque la redacción me parece difusa, lo que multiplica y aumenta las dificultades y las dilaciones. Esta debia reducirse i las ménos palabras y artículos posibles.; eo estilo lacdnico y casi aforísticoj pero m u y claro y sencillo^ sin perjuicio de la brevedad.

5? Porque veo q u e en el proyecto subsiste la jurisdicción ccle- giástica con tribunales, jueces y toda la estrepitosa comitiva del foro. Esto e s , en m i ju ic io , dejar la raiz i e los males.

6? Porque se da á los cabildos 1« admimateioion y direccicm del cuantioso fondo de tantos millones que se colectaran para el culto i y á los venerables párrocos se les deja en calidad de meros fieles colectores Á las drdenes del cabildo. £)6to >06 i o a í s u i o , lá

(m as bien dird) mucho peor que las juntas diocpsinas actuales.7? Porque el nuevo tr ib u n al, que por el artículo ha de

entender en las causas semiecleslásticas hasta su fenecimiento., se hará eterno, prolongándolas. L a razón y la conveniencia pdblica piden que las puramente eclesiásticas se determinen por conci­liación pastoral ; y que las otras;yayan éa su estado á que las poncluyan sus jueces naturales. - '

8? Porque se da por sentado que las catedrales (con mas 6 ménos in i iv id u o s) asegurarán desde ahora una permanencia de- f ín it iv a : y esto me parece prematuro, y poco coníorme<á lo que en las circunstancias presentes exige la política.

9? Porque se quiere en et proyecto de arreg lo , -que las di», visiones eclesiásticas se modelen desde el dia pur las demarca»* . ciones civiles pero como estas dltimas son provisionales y nece» sitan grandes correcciones, es querer que apenas hecho un tras­torno, para calcar la topografía eclesiástica sobre la c iv il que por aiiora rige , sea forzoso hacer poco despues otro trastorno nuevo

-para volver á conformar las divisiones eclesiásticas al tipo civil. £átas grandes alteraciones, y mucho mas si se hacen con pocb intervalo, siempre arrastran males en pos de s í ; y como .'.que presentan la idea de una vacilación 6 inconstanuia nada dignm del augusto congreso espatlol.

L a fuerza de estas razones y de otras muchas que omito por ah o ra , aparecerán á mejor lu z con mi proyecto de arreglo bre­v ísim o. y casi solamente de basas; proyecto:que en el irtes de noviembre pas^ á la comision. doode se mantuvo cerca de veinte dias, y que acompaña ahora á este papel como una parte inte­grante de mi v o to : á lo que me creo obligado en m i caliilatt de ciudadano, de eclesiástico y dé representante dei herdico.pue­blo eipaiiol. -a.M

Todo ello lo someto á la alta sabiduría de las .Cdrtes, á cuya decisión deferiré siempre con el ' 'jnayor respeto y puntual ohd- diencia. ¡Madrid 12 de eíiero de i6 2 3 .= P e d ro Alvarez.y Gutietrcz.

P R O Y E C T O D E A R R E G L O

DEL CLERO ESPAÑOL. ' l í

T Í T U L O L

Relación de nuestro clero con Roma»

A rlículo I ? Siendo el pontífice romano el primero de los obis­pos á quien compete , el primado de honor y. autoridad e a . l a

iglesia catdiica , y á quien la Eepana est¿ y estará siempre uni­da en el dogpta , y en lo sustancial é indubitable de la moral y disciplina interna, puede destinar temporal ó perpetuamente en España un nuncio d vicario apostòlico á quien delegue las facultades que tuviese á b ie n , sin perjuicio de las regalías ó de- reclios de la naden«

A r t . 2? E l romano pontífice «e va ldrá para este encargo de uo .obispo español q u e tenj^a su confianza y asíuMSiiio la n a l io - o a l ; y si desput^s no la t u v i < r f , se m udará á voluntad de c u a l ­q u ie ra de las dos p artís sin tttcesidad de espom r motivos.

A rt. 3? Kf'unie'adose en la persona del {>ontífice romano la calidad de príncipe secular con la de primer obispo podrá cuan­do lo estime conveniente enviar á España un ministro político con el solo encargo de los negocios seculares; lo que so (aerificará en los mismos téiiuiaos que lo hacen los deuiaa potentados.

T Í T U L O II .

Autoridad eclesiástica eu £spafía.

Art. 4.°, Las circunstancias de los tiempos y el estado presente de la nación hacen forzoso que el poder sccular reasuma las facul­tades (jpe no pudieron ser cedidas al clero sino nutualmente.

Art. 5? Kl poder secular las reasume de hecho para que todos los españoles indistintamente sean juzgados'por unos jueces misitos y (K>r UQ mismo c(51igo legal en to las las acciones civiles y crimi­nales, á no ser en los negocios que pertenezcan puramente á la creencia dogmática, á la moral religiosa indisputable, d á la dis-, ciplina meramente interna de la iglesia católica, que por entero sou del rescrtu de los pastores eclesiásticos.^

A rt. 6 .° Los obispos pues, como humos padres y pastores se ceñirán á ejercer la mera autoridad paternal y pastoral, que eí la línica que lieredan de los a|>g^oles en su consagraLÍon„ y que taq, líullos dias trajo i ia igltsia en los primeros siglos del cristianismo^ al stenitíndose de todo ei estrépito.del foro, de juicios contenciosos y de to la especie de coaccion 5 pero usando en toda su plenitud de cuantas facultades están esenriahncnte anejas al obispado.

A r t . 7 . E n caso de abuso de la autoridad p asto ra l , e l q u e se crea agraviado podrá acudir á la autoridad c i v i l , pidiendo pro- tticcioQ.

D O T A C I O N B E L C L E R O E S P A Ñ O L .

T Í T U L O I I L

Honorarios municipales de párrocos y coadjutores.

A u n qu e todos los párrocos sean iguales en facultades y en el respeto dehilo á su sagrado caráotcr é importantes funciones, no dt;ben ser iguales eo dotacion, atendiendo al mayor 6 menor tra­bajo pastoral , á lo numeroso de la g r e y , á la carestía ó baratura dvl país, y á lo reunido ó diseminjdo de su feligresía.

Art. 89 Habrá pues por lo ordinario trts clases de dotacion. De 15 á I 821 reales vellón.D e á 15 9 y De 8 á I zd.

Como liay en la nación ciertas provim'ias enteras y ciertos dis­tritos 6 pueblos de otras en que es suma la poiiri-za, baj/simo el precio de cuanto se v^n le y en los que 4000 realt-s son para el pár- roi o y sus feligreses tanto como i 89 en otros países y sitios j

Art. 9? Habrá para estos casos otras tres clases de Uotacioa:Da 6 á 7® reales;De 5 á 6 9 ; y D e 4 á 5©.

A rí. l o . L a diputación provinoial hará esla clasifi‘acioQ de ho­norarios inunioipalts, ciut/ndoseá decir - tales parroijuias están coin- preadidas en tal clase j y tales otras en t.il o ir a ; en lo que debe­rá igualmente atenlerse á que el honorario siía ri spc tivamente de­coroso, y á que los pueblos españoles desembols n lo uiéiios posible. L a njaoion de cantidad entre el mínimum y el máximum de cada c lase , se verifiiiará según se previene despu-.s.

Art. I I . Cada ayuntamiento cuidará >le que al llegar su pár­roco , encuentre casa decente y ctíaio l\ ,c u a l suelen tenerla loa vo- cirtos medianamente acomodados d é l a parroquia; y la canti iaJ del atriendo proporcionada al uso del pais, se rebajará de la dota- dion cowespon liente al párroro. E n la misma forma y con el mis* mo des uenTo y no de otra manera podrá el ayuntauiiento propor- tfhinarle á su párroco algún huertecito ó tierras que cultivar para el honesto dew'iogo y abasto de la casa : menudencia que importa n«uclio para que siendo siempre fijo y fácil de con-»cer el lionora- r io , se maot- nga la igualdad proporciona! en esta respetable clase.

Art. 12. Los bcnefiiiados que á la presente hubiere, quedarán subordinados al párroco en la clase de coadjutores, tí en sus pue­blos tí en el punto de la feligresía ea que fuesea necesarios á jui-

cío riel respectivo obispo. y su dotacion será cuando ménos la mi> tad de la coosignacion que el párroco tuviese, pero nuaca pasará de 9000 reales. L a necesidad y el oiimero de coadjutores que de­ban pcrm aDecer ayudando á los párrocos se fijarán por un regla­mento. L a cuota de coadjutores la sefíalará el ayuntamiento res- pectivo.

H O N O R A R IO S P R O V I N C I A L E S D E L C L E R O .

T Í T U L O I V .

Honorarios de arzobispos, obispos y vicarios.

Art. 13. Atendiendo i las circunstancias y recomendables pren­das del actual arzobispo de Toledo, primado d é la s Españas, se dotará la mitra durante el actual pontificado con el honorario an- nual de 400® reales. Mas para sus sucesores será de 250S).• Art. 14. E l de los arzobispos será de 1500 á 2 o o 0 , segirn el

pueblo capital, circunstancias del pa is , y esteneion del arzobispa­do y metrópoli.

A rt. 15. E l de los obispos será de Oo9 , de i-o'aS), ó de le o d atendidas las mismas circunstáncras. Esva ^claiifiea^on de honora­rios, y señalamiento de cuota la hará el gobierno cota arreglo á las bases y a sentadas.

Art. 16. Se suspenderá todaprovision y c0B9ulta (te mitras hasta que se resuelvan las dudas y se «cuertie sobre los puntos en que discordamos ahora con la curia romana.'

Art. 17 . A l fallecimiento d falta de un obispo, el cabildo ca­tedral cumpliendo los cánones 7 léyes espaíloias vigentes, nombra­rá un vicario capitular que interinamente gobierne, dando pronto aviso de la vacante al gobierno y «I métropoUtano',y' 8Í'no 'lo h u ­b ie re , al sufragáneo mas antigtio. '

Art . 18. E l gobierno-eácemeód^irá fe i g ^ i a ‘v iada al na«tro- politario y '< n sa deféctbMal 9ufrágati«o que mare ¿ mafto esté, y que sea acreedor á su mayor confianza.

A rt. 19. E l gobierno ‘éscogeM «BÍínismo una persona ecle» siástica de señalada doctrina, virtud y patriotismo para vicario go­bernador en sede v a c a n t e . , - - g ^ e i ’tib-aqúel'ta dldeesis bajo la dirección del inetropolitímo'tí sufra^nfeó ^ q^iien estuviere enco- metfdadft'i y í ia llegátíá'd^^e^& gébbrnadbt cesará en sus funcio­nes el vicario capitular interino.

Art. 20. Si las circunstancias permitiesen que este gobernador se consagre de obispo a u xil ia r , pudiera (ademas de visitar el obis­pado) confirmar y ordenar cuando conviniese á juicio del metro?

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politano ó sufragáneo que tenga la encomienda} y al mismo tiem­po darla pruebas de su iJoneidad para obispo- propietario. con­signación de cada auxiliar seria de 40 á 6o@ reales, á juicio del gobierno.

Art. 2 1. En las grandes didcesis, mientras no se Iiace su de­marcación defínitlva, deberá haber vicarios gobernadores eq las ca­bezas de partido según conviniese ; lo que arreglará el obispo dé acuerdo con la diputación provincial, la que les consignará hono­rarios.

T Í T U L O V .

Honorarios de prebendados de metropolitanas , aufraganeas y colegiales.

A rt. 2 2. Los capitulares de metropolitanas, como también loa de las sufraganeas tendrán un honorario mas ó méaos crecido, se^ gnn la clase á que perteneciese el de sn prelado, habiendo de v i ­v ir en el mismo p u e b lo , y siendo para todos ellos las mismas las. circunstancias á proporcion.

Art. 23. Serán pues los honorarios en las metropolitanaaDignidades con canongía aiiexa. D e 2o@ reales. De i 60 .

D e i 60 .Dignidades sin canongía. L o mismo que los canónigos.Canánigos de i 89 . De 179. De i6 d .Racioneros. D e 150. De 14©- De 139.Medios racioneros. Un tercio ménos que los racioneros.

Catedrales sufraganeas.

Dignidades canónigos. D e i 80 . De i6@. De 150 reales.Dignidades sin canongía. L o que los canónigos«Canónigos. De 16S). D e 150. D e 140. , , .Racioneros y medios. IJn terc^ m^aos que los canónigos.

Colegiales insignes.

Dignidades. De 15©. D e 14^. D e 13©. .Canónigos. D e i20 . D e i i 0 . D e i o 0 .Racioneros y medios. U n tercio ménos que I0&, cuqónigos.

Otras colegiales de menor celebridad y ménos dotadas anterior­mente.

Lo que el gobierno determine sobre su dotacion , precedido in­formé de las diputaciones provinciales.

Art. 24. Como los datos para t:i señalamiento de clases de do­tación en las iglesias metropolitanas y sufraganeas son mas púbÜ' eos y fáciles de a d quirir , podrá el gobierno hacer el señalamien­to sin que las dipntaciones informen; pero no lo omitirá cuando baga el de las colegiales insignes.

Art. 35 . Si eo un misnio pueblo hubiese dos catedrales , los prebendados de ámbas se reunirán en u n a , prefiriendo el edificio que esté mas en el centro d’el pueblo , el mas stílido y capaz y de mejor arcjuitectura.

Art. 26. Si hubiese catedral en pueblo que no sea la residen­cia permanente del obispo , se reunirán todos los prebendados en la capital eclesiástica formando un solo cabildo catedral; pues no debe haber otro en ninguna ditíceiis por grande que sea. L a dota­cion de los que se reúnan, debe ser la que les correspondería en la ciudad ó pueblo que dejaron, á juicio de la diputación pro­vincial.

Art. 27. Todos los cabildos de colegiales quedarán suprim i­dos j y los actuales dignidades, candnigos y racioneros pasarán á las respectivas catedrales , d á las mas cercanas de la misma pro­vincia civil , reteniendo la misma calidad y denominación de sut prebendas con la añadidura en las dignidades y canongías de ofi­c i o , del nombre del pueblo de donde viaieron , y conservando la preferencia de dignida,d, condnigo ó racionero como hasta aqui han tenido j solo que su asiento será despues de los individuos de igual título de las catedrales, y los recien venidos guardarán en­tre sí el <5rden de antigüedad de sus prebendas; pero su honora­rio será según corresjwnda á la colegial d^ donde vinif rou.

Art. 28. Si hubiese alguna prebenda, dignidad tí canongfa que tenga aneja cura de a lm as, podrá optar el que )a posea, entre pasar á la catedral renunciando el curato, ó permanecer d« cura con la misma renta que á su prebenda corresponiicse , y renun­ciando su canODgía tí dignidad.

Art. 29. Los capellanes de las capillas reales de T o le d o , Sevi­lla y Granada, y alguna otra mas (si conviniese á ju i. io del go­bierno ) pasarán al cabildo catedral, el capellan iiiajor de digni­dad con 149 reales, y los capellanes con I 2 0 , igualándolos con los prebendados de colegiales insignes. £1 asiento será turnando con ellos según su untigüedad.

T Í T U L O V I .

Jubilación y retiro de los prebendados.

Art. 30. Torios los sobredichos dignidades, canónigos, racio­neros y capellanes reales, si tuviescp sesenta auos, ó cuando los tengan, po Irín roliraríie en calidad de jubilados á viv ir donde lea parezca con libertad absoluta reteniendo !a renta por entero.

Art. 3 f . Lo mismo podrá hacer el que en cualquiera edad pa- decitíse achaques graves habituales que pasen de un a n o , 6 aquel á quien le prui5be nial el temple del pueblo ú donde le tocaba trasladarse , con tal qne lo acredite en debida forma. Estos ta­les, una vez jubilados, no serán obligados á volver aunque se pon­gan buenos, á no ser que ellos vuelvan voluntariamente. Todos estos cobrarán su renta entera mientras no tengan destino que les produzca cantidad m ayor, ig u a l , ó poco menor que su honorario, á juicio del obispo.

Art. 32. A s im ism o ,e n cualquiera e d a d , y sia el motivo de achaques podrá retirarse el que guste, pero con la rebaja del ter­cio de su dotacion , lo que perderán por entero si toman destino en los términos del artículo antecedente. Los tales no podrán ser admitidos, si solicitan vo lv er , puesto que se retiraron sin otro mo* tivo que su voluntad.

Art. 33. Despues de meditado el punto con detención y ma- d u ie z , parece resultar que las citcunitancias preseotes no permi­ten el arreglo definitivo sobre iglesias catedrales, aumentando ó disminuyendo , ni seííalando el ndmero de los individuos que deban componerlas, ni las calidades políticas y literarias que es­tos hayan de te n er , ni las pruebas para su admisión , ni los ministerios que convenga encargt^rseles. Estos puntos delicadísi­mos no podrán tal vez ser decididos sino por las Cdrtes futu­ras con mayores conocimientos que los que se tienen ahora y que los sucesos irán dando. Hasta que se verifique el arreglo definitivo de este ramo p a r t i c u l a r , continuarán suspensas las pro­visiones y consultas de las prebendas vacantes y que vacaren.

T Í T U L O V I L

Dotacion general de fábricas.

A rt. 34. L a dotacion de fábrica de la iglesia primada será de 250® reales.

L a de las otras metropolitanas de J50 4 2oo0 reales.

L a üe las catedrales sufragáneas de 6o d i o o 9 .Estas dos consignaciones las hará el gobierno.L a de las parroquias, igual (cuando mas) al honorario del par-

r o c o : y cuando uiéaos debe ser de la autad. £1 ayuntamiento respectivo hará esta consignación.

A rt . 35. D el fondo consignado ¿ cada fábrica se harán los gastos de consumo, y se pagará á los empleados,y sirvientes.

Art. 36. Si sobreviniere algún gasto estraordinario que nopue* da costearse con la dotacion co m ú n , si aquel no pasase de m il duros , se dará cuenta al obispo para que de acuerdo con la dipu­tación provincial traten de que se verifique del modo mas fácil y ménos gravoso á los pueblos.

Art. 37 . Si el gasto escediere de la cantidad d ic h a , el obis­po de acuerdo con la diputación, y convencidos de la necesidad ó urgencia del gasto , darán cuenta al gobierno para que provea lo conveniente. ,

T I T U L O V I I I .

Modo de dotar a l clero y atender a l culto con las cantidades indicadas.

A rt. 38. Quedan enteramente suprimidos el medio diezmo y la primicia por str cargas que abruman esclusivamente á la c la­se agrícola , cuando todas las del estado deben llevar el peso pro- porcionalmente , pues todas ellas disfrutan el inapreciable bene- fiiio del culto católico, que no puede conseguirse sin dotar com* petentemente á los ministros necesarios : .queda igualmente supri* mido todo lo llamado pie de altar y derecho de estola , que da un aire de venalidad á las funciones mas sagradas , gratuitas por su pstncia.

Art. 39. Seitalada que sea por la diputación provincial la c la ­se de honorario á que debe pertenecer cada parroquia de su.pror vincia , se comunicará por uii impreso general á todos los ayunta­mientos para que procedan á dotar á su párroco ó párrocos sin poder escederse del ?naximum ni bajar del minimum de la clase señalada.

Art. 40. Despues procederá él mismo ayuntamiento á dotar dentro d élos hmites prescritos en el artículo 3 5 , des|)ues dotará al coadjutor ó coadjutores sin salir de los mismos límites de la clase á que pirtenfzca la parroquia, y concluidas las operaciones dichas en el preciso término que la diputación seilale , se dará cutnta á esta del i:esultado>

A lt . 4 1 . La diput.irion por su parte calculará la suma á que asciende el gasto provincial del c u lt o , esto es, el honoiatio del

arzobispo, obispo li obispos de su provincia, y <ífi los honorarios de los prebendados y fabricí-de la catedral; y repartirá ia suma de gastos provinciales del culto entre todos los pueblos de la diócesis respectiva, con proporoion á las facultades de cada uno como se reparten las contriburiones civiles.

A rt. 42. E l señalamiento de honorarios podrá corregirse anual­mente por los ayuntamientos, por la diputación provincial y por el gobierno, sin salirse nunca del máximum y mínimum de este arreglo que deben servir de dique contra la mezquindad, perjudicial al decoro de los ministros del santuario, ó contra la generosida<l mal entendida, ruinosa para los pueblos.

Art. 43. L a cantidad municipal que toque á cada parroquia se repartirá entre todos los vecinos de la feligresía, que contri­buirán según sus haberes como para los pagos civiles con inclu­sión de los moros jornaleros de cam po, artes y oficios, que pues también son asistidos gratuitamente en sus necesidades espirituales, deberán pagar una ó dos pesetas al año, á no ser que tengan otra grangería. Solo quedan escept’uados los pobres de solemoi iad.

Art. 44. Cada contribuyente podrá solventar ia cantidad que le toque ó en metálico 6 en productos diézmales de fácil conserva­ción y trasporte ; como trigo , cebada, centeno, lino bien espada­do, cáñamo agramado, ganado, lana y otros que se estimen de recibo según las provincia?. E l acopio municipal y provincial se denomi­nará fondo de honorarios para el culto católico español.

Art. 45. De todo el fondo quedará encargado el ayuntamiento con intervención y asistencia del párroco d párrocos; y la cantidad metálica se guardará en arca de tres llaves, una que tenga el pár? roco mas antiguo, otra el alcade primero (si hubiese mas de un o) y. otra un vecino honrado que nombre ia diputación provincial, bajo la responsabilidad de los tres.

Art. 46. En cualquier estado del cobro, si el c u ra , coadjuto­res d fábrica necesitase fondos, se le podrán dar los que le qnepan proporcionalmente: esto es, si estuviese cobrada ia tercera parte, no se le podrá dar á ningún interesailo mas que la tercera parte de su haber; de modo que permanezca íntegra la parte de los otros interesados.

Art. 47 . Cuando el pago se hiciere en frutos, se tomarán estos al precio que corran cuando se entreguen : y se darán al percep­tor de honorario según el que tengan cuando se le den; y el por­te será de cuenta del perceptor.

Art. 48. Se procurará en cuanto fuese posible que las cuotas destinadas para la capital sean en metálico ó en efectos que ad­mitan m^nos avería , y se porteen con mas facilidad. Cada percep­tor de la capital podrá enviar por la parte disponible que le per-

teoezca por medio ile libranzas, ó hacerla veoder en el mismo pa- lage de la colectación.

A rt. 49. L a divisioa de diócesis y de parroquias y la fijación del ndniero de párrocos y coadjutores no puede ser resuelta defi­nitivamente hasta que las Ctíites hayan rectificado la division de provincias c iv i le s , pues á ella debe conformarse la division ecle­siástica. ^

Art. 50. E l plan de seminarios conciliares y lo que hasta ahora quede por resolver sobre beneficios, patrimonios, préstamos, capellanías y patronatos, convéndrá determinarse á la mayor bre­vedad por reglamentos particulares. A u n qu e sean puntos impor­tantes , y algunos de ellos urgentes, no son de la calidad ni de la urgencia de los comprendidos en este proyecto de arreglo, los que sí no se fijan para el año inmediato, queda comprometida la suerte del clero español, especialmente la benemérita clase de los párrocos, y puede verse en peligro la tranquilidad y aun la se­guridad de la nación. Madrid 12 de enero de i8 2 3. = Pedro A l ­varez y Gutierrez.

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